Cuentos

LA PAZ DE LA MARIPOSA

En un soleado día de invierno, en un jardín rebosante de vida, una mandarina madura cayó, con un suave golpe del árbol se desprendió. Su cáscara brillaba bajo los rayos del sol mientras su jugoso interior exhalaba un aroma tentador.
Una mariposa negra, con una franja muy azul y sus alas moteadas, flotaba cerca y percibió el aroma fresco y dulce de la mandarina. Con elegancia y gracia, se posó sobre la fruta y comenzó a saborear su jugo con una delicadeza que parecía música en movimiento.
Sin embargo, no estaba sola en su festín. Una mosca, intrigada por el olor y el brillo jugoso de la mandarina, se acercó zumbando con curiosidad. Al ver a la mariposa disfrutando del néctar, decidió unirse al banquete. Pronto, una abeja, zumbando enérgicamente, se unió al grupo, atraída por el dulce aroma y la promesa de néctar.
La mosca y la abeja, con su bullicio y zumbidos, comenzaron a disputarse el lugar junto a la mariposa. Intentaban espantarla con movimientos rápidos y sonoros, pero la mariposa azul, serena y determinada, no se inmutó. Seguía absorbiendo el jugo de la mandarina con calma, ajena al alboroto a su alrededor.
La mosca y la abeja, frustradas por la presencia persistente de la mariposa, decidieron cambiar de táctica. Comenzaron a danzar frenéticamente alrededor de la fruta, esperando intimidar a la mariposa para que se alejara. Sin embargo, la mariposa continuó saboreando el néctar con una tranquilidad que desarmaba sus intentos de expulsarla.
Así, en medio del jardín lleno de vida y movimiento, la mariposa azul se convirtió en el centro de una pequeña batalla por el dulce tesoro de la mandarina. Su determinación y elegancia frente a la adversidad mostraron que, a veces, la paz y la persistencia pueden superar el bullicio y la agitación.

Malania

Imagen R. G. B.

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