Poesía

SIESTA

El sol reina en su máxima altura,
las calles reposan en silencio
bajo el ardor que semeja a incendio.
Las sombras huyen de su esencia pura.

El eco muere en su mudo murmuro,
y el viento apenas roza el suelo rojo,
en esta pausa, la siesta es casi un gozo,
en calles desiertas, quietas en su apuro.

Los pájaros guardan su trino sereno,
en sombras que reposan bajo los árboles;
el sol se esconde tras alguna nube blanca,
que solidaria extiende su sutil manto.

En esta hora, el tiempo es más lento,
las calles vacías guardan su encanto,
en la siesta, el mundo se hace contento
y no hay lugar para lamentos.

Pero en las mañanas
cuando el sol aparece
y la brisa es suave y serena
acaricia rostros y mece árboles
en una danza amena.

Malania

Imagen J. G. T.

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