• Poemas

    DEJA QUE CANTE EL PÁJARO

    Deja que cante el pájaro en tu ventana,
    que te despierte con alegría cada mañana. 

    Deja que el día comience lleno de belleza,
    con las ganas de siempre, disfruta un nuevo amanecer. 

    Deja que cante el pájaro, seguro te regalará su mejor concierto,
    tan solo disfruta.

    Sentirás el valor de estar vivo y a Dios agradecerás,
    su canto quedará en ti presente y  así feliz serás.

    Autor: Miguel Marquez
    Imagen: R. M. T.

  • General

    VISITA DE COLIBRÍ

    Estas coloridas y delicadas aves, además de ser muy bellas y llamar nuestra atención por ser la más pequeña del mundo y por su vuelo peculiar, encierra varios misterios. Los colibríes son protagonistas de muchas leyendas e historias con gran cuota de mística y encanto. Según distintas creencias a lo largo de la historia, la presencia de un colibrí tiene varios significados para la humanidad.

    Cultura maya: ‘la leyenda del colibrí de Jade’
    La leyenda dice que los dioses, tras crear todas las cosas que se encuentran en la Tierra, como piedras, árboles y animales, le asignan a cada una de ellas un trabajo o misión. Sin embargo, cuando terminaron de crear el universo, se dieron cuenta de que habían olvidado algo imprescindible: un ser que tuviera la tarea de llevar de un lado a otro sus deseos y pensamientos, un mensajero.
    Para los mayas, los colibríes son los mensajeros que llevan de un lugar a otro los deseos y pensamientos de los hombres y los dioses. También representan alegría, sanación y adaptabilidad.
    Los dioses se dieron cuenta, de que ya no tenían maíz ni barro, materiales con los que habían creado a todos los demás seres. Fue entonces cuando encontraron un pedazo de jade (un tipo de roca ornamental), y lo tallaron en forma de una pequeña flecha. Luego, soplaron sobre ella, y algo salió volando a toda velocidad. El pequeño trozo de jade cobró vida y se convirtió en un colibrí.
    Desde entonces, se dice que la cercanía de un colibrí es de buena suerte. Pero no solo eso, su presencia también indica que alguien te ha deseado el bien, y que el ave llevará tus pensamientos y deseos, tan ligeros como el, de un lugar a otro.

    El colibrí en la cultura inca
    Para esta civilización prehispánica, los colibríes no solo eran mensajeros de los dioses, sino que también llevaban los buenos deseos y pensamientos de otros hombres. Si alguien te deseaba bien, el colibrí tomaba ese deseo y lo llevaba hacia ti.

    Cultura guaraní y el colibrí
    La leyenda guaraní sostiene que es la guía de los santos difuntos. Según los guaraníes, el colibrí es el encargado de elevar al cielo a las almas que posan en una flor. Ellos sostienen que cuando un ser querido deja el plano terrestre, su alma se desprende de su cuerpo y se posa en una flor, donde se purifica, se perfuma y se conecta con la tierra.
    Allí espera a un colibrí, que es el encargado de conducir hacia el paraíso. Pero de vez en cuando la guía de los santos difuntos hace una parada para que las almas puedan ver una vez más a sus seres queridos.

    El colibrí en la Biblia
    En Génesis, el primer libro de la Biblia, relata que en el quinto día Dios crea los animales que pueblan las aguas y el aire, mientras que en el sexto día, antes del hombre, los animales habitan tierra firme. Entre ellos el colibrí, que es considerado el mensajero del cielo que nos llama a seguir adelante y dejar el pasado atrás.

    Cultura azteca: el “Mito de Huitzilopochtli y los colibríes”
    Para esta cultura, los colibríes eran valientes guerreros en la vida, debido a su tamaño pequeño pero enorme fuerza y energía para volar. Así es como se convirtió en el símbolo de Huitzilopochtli, dios de la guerra, advocación solar y patrono de los mexicas, llamado también ‘Colibrí Zurdo’.

    Colibrí: “espina de turquesa o espina preciosa”, fue una de las aves más sagradas de los antiguos mexicanos, ya que representaba al dios Huitzilopochtli, quien lo llevaba en su tocado, siempre prendido de una flor que representaba el corazón.
    Por esto, la representación del ave en vida se debe al llamado para las personas que deben ser fuertes ante la adversidad y confiar en las capacidades personales. Dicen que los guerreros aztecas usaban amuletos con la figura de un colibrí para atraer energía y fuerza.

    Imagen destacada: Rosana G. B.

    Otras imágenes: de la red

  • Poesía

    ERES

    (Canción)

    Eres la alegría que llena mi alma,
    eres el momento que se hace único.

    Eres la noche y el día, la sonrisa,
    el llanto cargando toda la emoción.

    (ESTRIBILLO)

    Eres lo que no pude ser, 
    Eres luz en lo oscuro
    Eres y serás siempre 

    Eres la fuerza y todas las ganas,
    das la energía andando sin miedo.

    Eres ayer, también hoy
    separando lo malo de las cosas buenas. 

    (ESTRIBILLO)

    Eres lo que no pude ser
    Eres luz en lo oscuro 
    Eres y serás siempre 

    Eres la realidad, la voluntad,
    ese viento que toca mi rostro
    dejando las ganas de ser feliz.

    Eres la voz, la palabra justa
    que deja respuesta ante la incertidumbre. 

    (ESTRIBILLO)

    Eres lo que no pude ser
    Eres luz en lo oscuro
    Eres y serás siempre 

    Eres la alegría
    Eres la noche y el día 
    Eres la fuerza
    Eres ayer, también hoy 
    Eres la realidad
    Eres la voz
    Eres más 
    Eres más, eres más
    Eres más, eres más 

    Autor de la letra: Miguel Márquez

    Imagen: de la red

  • Poesía

    TU AUSENCIA

    Me preocupa,
    me pone triste,
    tu prolongada ausencia.
    Extraño tus caritas…
    de alegría, de gruñón,
    sonrojadas, corazón…

    ¿Dónde estás estrella mía?
    ¿Dónde estás, que no te veo?
    Se ha nublado hoy el día,
    tal vez ¿será por eso?

    No quisiera verte triste.
    Tu alegría me contagia,
    me ilumina, me da vida
    en mi cielo, te cuidaría.

    Vientos que vienen y van
    me hablan de tu silencio
    de tu soledad ignota,
    de tu dulce majestad.

    Te quiero más cada día,
    te reclaman mis espacios,
    cuando faltan tus abrazos.
    Vuelve pronto, vida mía.

    Malania

    Imagen: de la red.

  • Prosa Poética

    AZABACHE

    Como casi a diario, hoy lo esperaba sentado sobre una silla.
    Cuando escuchó que el picaporte giró, sus ojos destellaron alegría,
    como dos estrellas brillantes entre su pelaje azabache.
    La compañía mutua les alegra, les quita soledad, les brinda regocijo.  
    Con sus tres patas audaces bajó de su pedestal para pedir caricias con ronroneos. Tendido sobre el piso, sus malabares con gracia asombran.
    Se manifiesta con arte fascinante, para hacerse entender de diferentes formas.

    Malania

    Imagen: M.J.T.

  • Descripción,  Poesía

    VAQUITA DE SAN ANTONIO

    Mariquita, Vaquita de San Antonio o Catarina, son una familia de insectos coleópteros. Muchas especies se alimentan de pulgones por lo que contribuyen a controlar estas plagas. La mayoría son depredadores carnívoros que se alimentan de insectos como áfidos y cochinillas. Otras especies se alimentan de plantas y hongos.
    Las especies que depredan plagas agrícolas se consideran insectos beneficiosos.

    Quien sabe cuántos nombres más tiene ese animalito que es útil para el jardín y plantaciones varias.

    En el jardín, las vaquitas de San Antonio,
    con diferentes colores, marcan su territorio.
    Vuelan ligeras, como un susurro en el viento,
    brillan en el sol, dejando su encantamiento.

    Alegran los días con sus paso sinceros,
    pasean sobre hojas, un camino viajero.
    Entre risas y sombras, su espíritu juega,
    la vaquita de San Antonio, siempre despliega.

    En cada rincón, un destello de vida,
    en su vuelo ligero, la tristeza se olvida.
    Con colores vibrantes, su magia contagia,
    en el aire, en la tierra, ¡la alegría es su equipaje!

    Malania

    Imágenes: R. E. Ch. y de la red

    Imagen: Gentileza de Ricardo G.

  • Descripción,  Poesía

    CASAS DE COLORES

    Casas de colores como almas que alientan
    transmiten alegría, donde el amor se asienta,
    frente a la arena que acaricia los pies
    son refugio dorado donde nada es desdén.
    Sus muros esconden historias perdidas
    pintadas de sueños, lágrimas, risas y vida.

    El mar, un lienzo azul como el cielo infinito
    y entre ellos, alegres, las gaviotas danzan
    no dejan huellas, tampoco nada escrito.

    Las olas susurran secretos en la brisa
    mientras las parejas de la mano caminan.
    Juegan los niños, sus risas estallan
    con sueños que se mezclan sin alimañas.

    Malania

    Imagen: Gentileza Antonio M.

  • Poemas

    SU PRESENCIA

    Siempre me sorprende cuando lo veo
    y la sorpresa se convierte en alegría,
    entre palabras y de la nada se aparece…
    y del modo sublime que la luz pinta colores
    en lo tenue de un amanecer en calma,
    como el de ayer, como el de hoy…
    cuando mi existencia busca un sentido
    para seguir viviendo entre frases
    y versos que nacen del alma.
    Pasa el día…
    y la agonía de la tarde imprime
    en el celeste cielo, diminutos agujeros,
    entre nubes blancas aparece
    y una pizca de él
    da presencia a mis vacíos de  ausencia
    y enciende luceros que guían mi alma.
    Habrá miles que se le asemejan…
    pero cuando lo veo ahí,
    plasmado en un escrito, entre palabras
    que no me dicen nada y me dicen todo,
    toda la gente me resulta indiferente.
    Pero si él un día, por razones ajenas
    a mis deseos fervorosos, no apareciera,
    los amaneceres perderían sus colores,
    si ya no pudiera despertar pensando en él,
    las mañanas se volverían insulsas y monótonas
    y las tardes dejarían que las noches
    se convirtieran tenebrosas, sin estrellas.

    Malania

    Imagen: Propia

  • Cuentos,  Sueños

    EL DINERO NO ES TODO

    REPORTE DIARIO. Primera entrega.

    -“Como si fuera un reporte diario, escribo esto para no olvidar”. Lo dijo Rubén y lo hizo.

    “Hoy 24 de Mayo de 2021, o más bien anoche, ocurrió algo diferente.
    Mis sueños fueron, por primera vez en mucho tiempo, algo completamente distinto a lo de siempre.
    Esta vez, soñé sin saber cómo ni por qué, con que participaba de una banda que nos hacíamos de una gran cantidad de dinero. Pero, la verdad, era que no lo robábamos ni asaltábamos a nadie. Era muy extraño.
    Tampoco recuerdo quienes eran los demás. Eso sí: debimos ser 5 personas. Y lo recuerdo porque uno de todos los que estábamos repartiéndonos esa enorme cantidad de dinero dijo: “Bien, pero fui yo el que preparó las cosas y compró todo lo necesario para que vengamos a tomar todo este dinero, me merezco algo más, o la devolución de mis gastos…”. Yo fui el que respondí a aquello, diciendo: – “Es justo que le demos una quinta parte de todo lo que nos estamos embolsando, ya que, gracias a él, podemos hacerlo. A partir de este momento, haré 5 pilas de fajos con billetes de los cuales, uno de ellos, será para él…”
    No había, en realidad, en mí, ningún egoísmo, sino sólo agradecimiento. Era una cantidad tan grande, que ni siquiera éramos capaces de contar todo ese dinero. La sensación que yo tenía era que no iba a poder gastarlo por el resto de mi vida, estaba allí (era una mesa grande, como llena de fajos de 100 billetes de $100 dólares cada uno, es decir 10 mil dólares por fajo), y los estaba poniendo cuidadosamente en una caja grande de cartón, bien acomodados en la misma, para que quepan más. Tampoco sentía miedo, ni ansiedad. Era simplemente algo de lo más común, como una cosa natural, más natural que caminar.
    Una vez que llené mi caja, y que separé lo que había decidido entregar a quien nos llevó hasta el lugar, pensé que lo que tenía en esa caja era suficiente para mí, por lo que decidí envolver la caja con un pliego de papel madera, y salir de allí. Mientras tanto, veía a los demás que seguían tomando fajos de billetes y llenando bolsas. No me importó, yo ya tenía lo que consideraba suficiente para mí.
    Pensé -en ese momento- en retirarme de allí antes de que se terminen de repartir el dinero. Creo que el sentimiento justo para ese instante fue que aquellos (a quienes no conocía, ni siquiera los había visto en mis sueños) podrían ponerse violentos y tratar de pelear por quitarles a los demás el dinero que habían separado para sí. Yo me pregunté: “¿Qué sentido tiene pelear por un fajo -o muchos- más, cuando uno pudo separar todos los que quiso, sin que los demás lo molesten? Pero entendí que la avaricia humana es infinita, y que -no conociendo a los demás- estaría tomando un riesgo innecesario si me quedase.
    Así, tomando mi caja de cartón llena de fajos con dinero, envuelta en papel madera (todo muy elegantemente envuelto, y preparado), me escabullí de allí, prácticamente (al menos esa era la idea), sin que me vieran. Y al salir de allí fui hasta una habitación de hotel (al parecer, estábamos en un edificio que parecía un gran hotel, pero donde nuestras habitaciones parecían un departamento, o quizás una oficina) en la ciudad de Buenos Aires. Había una especie de placar, sobre una pared, con una gran cantidad de puertas. Abrí una de ellas y coloqué la caja con todo el dinero adentro.
    De pronto, recordé que debía hacer una diligencia en algún lugar de la ciudad, y se me estaba haciendo tarde. Con lo que dejé las cosas allí, y salí para hacer aquello que debía (no recuerdo ni qué era, ni para qué). Tampoco recuerdo en qué viajé para hacer esa diligencia, aunque parecía ser un tren, o el subte. Viajé cómodamente y con rapidez, hasta que me bajé en algún lugar y empecé a caminar, para llegar a dónde tenía que ir.

    Mientras caminaba comienza otra parte de mi sueño. Como siempre, es casi imposible para mí hacer más de una cosa a la vez. Es decir: puedo hacer una cosa a la vez, pero en esos momentos, empiezan a generarse innumerables pensamientos en mi mente, que me hacen hasta olvidar adónde voy. Y esto ocurrió. De pronto, empecé a pensar en cómo retiraría el dinero de dónde lo había guardado. Y peor ¡por qué lo había dejado abandonado en un lugar que no tenía seguridad de nada, para venirme a hacer una diligencia que ni siquiera recordaba, y que jamás tendría la mínima importancia frente a aquella enorme cantidad de dinero que había colocado en la caja!!
    En aquel momento fue cuando entraron los malos pensamientos. No importaba qué fue lo que pensé hacer que era importante: “no lo era”. Lo importante era volver a buscar el dinero, pero ¿aún estaría donde lo dejé? Y si vuelvo ¿no me encontraré con aquellos con quienes estuve sacando todo aquel dinero de la gigantesca mesa que, habiendo terminado con su labor, me estén buscando para quitarme la parte que yo tomé? O peor: ¿podré sacar esa caja grande con dinero -que además pesa bastante- del edificio donde la dejé sin que nadie se interese por ver lo que llevo? ¿Y si me para un policía? ¿Qué le podría explicar a un policía? Yo sabía que no había asaltado a nadie, pero también sabía que era algo que no me había ganado trabajando. Alguien me llevó a ese lugar, donde se encontraba todo ese dinero, y nos dedicamos a colocarlo en una bolsa o una caja, para llevárnoslo, y nada más. ¿Fue eso un robo? Yo ni lo había pensado, pero cualquier policía pensaría eso y alguien más hasta podría matarme para quitarme el dinero.
    Tenía que hacer las cosas diferentes, de una manera más natural. Hoy, la gente joven, cargan todos ellos una mochila, ya sea para ir a trabajar, al colegio, o por cualquier cosa. Llevar una mochila y poner dentro el dinero podría ser la solución. Pero tengo mi mochila en mi casa, y debería ir a buscarla. Claro que esto me llevó a otra preocupación: ¿Cómo hago para llegar a mi casa desde allí? No tenía en claro ni dónde estaba. Más aún: ¿Entrarán todos esos fajos con dinero en mi mochila? No estaba seguro. Pero lo peor: ¿Cuánto tiempo me llevaría el ir a buscar la mochila y volver? ¿Estaría aquella caja con dinero en el mismo lugar cuando finalmente vuelva? Si aquel edificio era un hotel, y yo había salido de la habitación, había la posibilidad de que la gente del hotel hubiese alquilado la habitación a otra persona, quien quizás hubiese encontrado ya mi caja con dinero, y no me quedase nada. Es decir, una gran posibilidad de que hubiese perdido todo. Y peor aún, encontrarme con aquellas otras personas que estuvieron retirando dinero y sabrían que yo tenía una parte, y trataran de quitarme algo que realmente en este momento ni tenía, sino que lo había olvidado en aquel placar de una habitación de hotel que ni siquiera recordaba cuál era la ubicación del hotel o edificio. Tampoco recordaba siquiera el número de habitación.
    Creo que la angustia que me estaba causando este sueño a esta altura del asunto hizo que es ese momento me despertase. ¡Y me sentí feliz de darme cuenta que era sólo un sueño!
    También me sentí feliz de que no me hubiese importado mucho toda esa enorme cantidad de dinero que había guardado en la caja, que parecía que era como para vivir más de 3 vidas. Nunca lo miré al dinero como si fuese una cosa importante. Mientras recogía los fajos de billetes, le daba menos importancia que si fuesen frutas colocándolas en una bolsa del mercado.

    Al final, incluso me llegó un sentimiento de alegría por no tener ese dinero. Por no tener que pensar qué haría con eso, y que tenerlo, posiblemente me alejaría de todas las personas que tengo cerca, ya fuese porque las conozco personalmente, o no. La avaricia y el egoísmo son -además de pecados capitales o, al menos, la “avaricia” creo que lo es- sentimientos que “pudren” no sólo el alma de las personas, sino también de aquellos relacionados con uno. Y no quiero eso. No quiero volver a la pudrición de vivir sólo por el dinero”.

    Continuará el próximo domingo 06-10-24

    Malania

    Imagen: de la red

  • Acróstico

    LO QUE ERES PARA MÍ

    Musa de mis versos
    Aurora de mis amaneceres
    Razón de mi existencia
    Ideal de mujer
    Alegría para mis tristezas.

    Máxima expresión de la sensualidad
    Altar de mis pasiones
    Reina indiscutible de mi corazón
    Tesoro invaluable
    Imagen de Diosa
    Novia del amor
    Ángel audaz de atrevido encanto.

    Este acróstico le ha sido dedicado a María Martina, una vieja amiga,
    por un admirador virtual que dijo llamarse Mabaut.

    Imagen: de la red