MELANCOLÍA
Omy y su mamá Elyn se iban por el mes de febrero a una cabaña alquilada en la playa mientras Alex se quedaba trabajando y se reunía con ellos los fines de semana.
Como la mayoría de los maridos de aquel país, presumían de no tomar jamás vacaciones porque eran indispensables en sus trabajos.
Según Elyn, esposa de Alex, era una expresión más del machismo criollo. ¡Cómo iban a renunciar a la libertad de solteros de verano que podían gozar! Además habría sido mal visto que Alex, que era médico, se ausentara del Hospital durante un mes. Pero su motivo principal, era que la playa le traía malos recuerdos, de cuando vivió muchos meses atendiendo a los refugiados en el campo de batalla y se había propuesto no volver a pisar más la arena.Lo que Elyn no sabía era que Alex aprovechaba la soledad de esos días para dar rienda suelta a su melancolía, esa que permanecía en el abismo de sus entrañas, en cada rincón de su cuerpo, esa que se había instalado para -quizás- no abandonarlo jamás. Se le instaló ingenuamente como un huésped descortés. Aprovechaba para fumar cigarros de esos que se fabricaban con hojas y tabaco picado como lo hacía su abuelo, y los llamaba puros.
Entre las cenizas que caían veía sus anhelos envueltos en historias rotas y un sentimiento de derrota de la vida misma.
Sentía una presencia callada y en su soledad notas de ausencias.
Su cuerpo se estremecía al mínimo ruido de aviones y de trenes, que si bien no vivía cerca de las estaciones, según el sentido del viento se escuchaba. Su propia sombra a veces lo asustaba, pero era su compañía junto al sol de los buenos días. A veces le daba impresión de que el tiempo no avanzaba, que estaba detenido en el espacio, sobre todo en las noches de desesperanza, esperando la aurora y el nacimiento de un nuevo día.
Todo volvía a la normalidad cuando Elyn y Omy volvían a la casa.Malania
Imagen: propia
PROFUNDAS HUELLAS
Las huellas sobre la arena quedan,
en la quietud del amanecer,
marcando el paso del viento
que en la lejanía se pierde,
como un suspiro lejano e intenso.El mar, profundo y vasto,
rompe con su voz de espuma
susurrando olvidados secretos,
mientras las huellas, lineales y efímeras,
se desvanecen con el viento.Han quedado huellas profundas,
tanto como el amor que se esconde
bajo la piel del tiempo, en la arena,
donde el sol se alza con fuerza,
y el amanecer despierta.Malania
Imagen propia
ARENA ARDIENTE
¿Estás allí?
Hoy haré de rocas, granizos,
para endurecer mi mente,
que no inflame tu frente
y no invada tu ventana.
Para verte en las mañanas,
descansado en tu silencio,
con sabor dulce y aliento
de un aire lleno de vida,
pensando en alguna parida
con tus manos plasmarás.
A través de atlánticas aguas,
y granas de arena ardiente,
tú, despejarás la mente,
yo apaciguaré las llamas.Malania
Imagen: propia


