CARICIAS
Entre otras especies, abigarradas,estaban allí en el portalen macetas, enraizadas,declamándose juramentos indecentes.Con argucia de gacelasmecidas por el vientose acariciaban en secreto,se siseaban entre sícuando caía la noche y decaía la brisa.Más tranquilas, las estrellas estabansobre el piso mojado,por la lluvia demorada,por la noche sin luna.Breve crepúsculo arremetió,en hilo de luz las sorprendióbesándose con el viento.Esa noche no han dormido,pero sí, han soñado.MalaniaImagen: M. C. R.COMO UN ÁTOMO
Inverosímil o no, creyó verlo en la noche, cotejado por el movimiento silencioso de las estrellas que iluminaban el campo de aterrizaje.
Percibió una energía diferente y no estaba segura de que lo que pisaba, eran cimientos de la realidad o estaba volando en el firmamento.
No se resignó, pero sí permaneció estoica ante lo imperceptible en su mundo.
Entonces sacó una hoja en blanco de su agenda y escribió algo que estuvo hilando hacía rato: “Eres como un átomo que no se puede ver ni tocar”.
Zigzagueó entre la multitud, mientras doblaba el papel sin perderlo de vista. Lo alcanzó y sin que se diera cuenta puso el papel en el bolsillo del saco gris plomizo del esbelto y silencioso caballero.
Ella dio media vuelta y se perdió entre el gentío, que avanzaba como tropa salidas de un corralón.
MalaniaImagen propia
¿INFLUENCIA CÓSMICA O MILAGRO?
Sus magnas posibilidades de hombre,
fueron envueltas por un vertiginoso hado
y se confundieron con el plumaje
de un océano verde y azul,
como la cola de un pavo real.
Como plumas desvanecidas por el viento
y estrellas relegadas
hasta caer en mullida alfombra,
quedó tumbado en la arena
bajo los rayos calcinantes de verano.
Su ritmo cardíaco no era armónico.
Un hecho axiomático: su arritmia.
Parecía de a ratos un ser inanimado.
La gente comenzó a aplaudir
para llamar la atención de los guardavidas.
Los paramédicos acudieron de inmediato.
De entre la multitud,
una voz particular
lo hizo reaccionar.
Se incorporó como por arte de magia
y al verla, su semblante se transformó.
La alegría del saber que ella estaba allí,
que no se había ahogado,
le devolvió el ritmo normal del corazón
tanto como para tomarla entre sus brazos
y elevarla hacia el cielo
dando gracias infinitas
por haberla encontrado viva.Malania
Imagen propia
CALÉNDULA
Nada suntuosa,pero sí, admirablea solaz yergue su bellezacuando se disipa la neblinay el sol la ilumina.Lejos de las ninfasy de oscuras estrellaslejos del basuralde jardines ocultosde vitrales heladosy espinosas enredaderas.Cómplices, el vientoy la resquebrajada tierrano impidierondespués de una pesadillaque renazcan las gardenias
y también una caléndula.Lejos del maraspiró su propia fraganciay creciólejos del sopor
de las aves nocturnascon una vida plenavestida de bellezaexcede los límites
de la naturaleza.Imagen de la red.EL PODER DEL SOL
Buscaba disimularsu temor por perderlono quería pensarque ya lo había perdido.Sus ojos caramelomiraron al cieloobservó, lo contemplólas estrellas cetrinas palidecierony se removieron incómodas.Una oscura nube ensombrecíael amanecer de aquel día.Alguien sobrevive en estas tierraspensó en voz alta al verlos primeros rayos luminososdesafiando a la nieveque cubría el inmenso rioEl sol sin albergar dudalogró brillarhasta el más profundo abismode la barrera grisentre ella y ély quizá logreentibiar sus corazones.Imagen propia.ENIGMA
Obcecado por el estudio del funcionamiento de las células de seres vivientes en todo el universo, comenzó a leer todo lo que encontraba sobre ellas.
Se enteró de que el entorno y todo el ambiente inciden en la formación del ser humano.
Que el ADN no controla la biología y que el núcleo no es el cerebro de la célula.
Que los seres humanos y también las células se adaptan al lugar donde viven.
Por eso cuando enferman, se debe buscar el motivo o causa en el entorno antes de que en cualquier otro lugar.
Se movió perezosamente en la reposera, cerró los ojos; y con el pensamiento puesto en aquella reacia célula, que quiso estudiar mediante un viejo microscopio en la escuela secundaria, se quedó dormido.
Despertó cuando el cielo fue oscureciéndose teñido de azul y despoblado de estrellas. Sonrió por tanta belleza ante sus ojos, se desperezó, y dispuso todo lo necesario para preparar su cena, con el pensamiento puesto en ese color que tanto lo apasionaba, el AZUL.ATARDECER EN MI PUEBLO
Se vistió en colores
el firmamento.
Las estrellas escondidas
esperan su momento.
Un fulgor cotejaba
el mármol de la acera.
La niebla apenas
comenzaba a mezclarse
con la humedad
del corredor costanero.
Los pinceles se confundieron
matizando el orgulloso
crepúsculo vespertino.Imagen propia.
.
Imagen propia.CONTEMPLATIVA
Posa en vigilia
con susceptible expresión
nada indiferente
aferrada a la ventana
vaya uno a saber con qué pensamiento.
En evidente día ventoso
se disipa el sol
y la lluvia dibuja sobre el cristal
pálidas estrellas y salpicados corazones,
describiendo sentimientos
con matices de fondo ondeado
de una tela pálida
sobre el techo de hojalata.Imagen: M. J. T.
AL AMANECER
¿Por qué versos tristes?si los prefiero alegres¿Para qué llorar si existe?la ternura y el amor ardiente.Aunque no puedo negar…extraño tu saludo en madrugaday tus besos tempranerosmeciéndose en mi almohada.Extraño tu dulce tu sonrisay tus ojitos color mielque hacen brillar las estrellas
en cálido amanecer.Imagen de la red.EL MANTO DEL RÍO
Casi desvanecido, Heraldo, fue volviendo la cara despacio como si el aire estuviera viscoso.
Se quedó tieso y pensó
– No hay vida para sustituir la pérdida, ni siquiera un elemento inventado-
Ni una lámpara ni una vela para iluminar la noche cubierta por un gigantesco manto negro.
Ella ya había cumplido, y exilada de sus deberes diurnos se exhibía como un secreto, ese del que todos lo saben pero del que nadie habla.
En la negrura del manto, sin el rutilar de las estrellas, en ausencia de la luna, dormitaba el río escondiendo el sonido cantarino esta vez sin melodía, melodía que acompañó al claro del día, ese que ahora permanece en su exilio banal.
Heraldo paladeaba una idea, que el río temía a la noche.
Se esforzó para evitar el pensamiento y siguió, allí tumbado, con la mirada hacia las estrellas, que decididas comenzaron a vestir el firmamento para quitar el miedo al callado río.
Imagen propia