HAIKUS NATURA IV
- Flores azules
ocultan a los búhos
de las caracules.
- Sus ojos tristes
me miran sorprendidos
muy asustados.
- Sapos y ranas
pronostican la lluvia
croan alegres.
Imagen: R. E. Ch.
SANTA RITA
Unos dicen que es Santa Rita,
otros que es buganvilea menor.
También la llaman veranera,
trinitaria, camelina
o flor de papel de amor.
Y vaya uno a saber
cuántos nombres más tiene
en países diferentes.
Lo cierto es,
que sus flores son hermosas.
Se presentan en racimos
para el deleite de retinas
de paseantes y turistas,
orgullo del que plantó
tan pintoresca especie.
Al ver esta hermosa planta
unos dicen que se descuelga
en forma de corazón
desde lo alto del balcón;
otros, que son como uvas en racimos
para elaborar ricos vinos;
y también están los que opinan
que se trepó por un árbol seco,
del que solo le quedó el esqueleto
después de una larga sequía y un envión,
y le sirve de soporte
a las ramas de esta preciosa flor.
Santa Rita o camelina…
lo cierto es que de ella disfrutan
mariposas, colibríes,
y gorriones, y en primavera
las visitantes golondrinas.Imagen: M. J. T.
DEL SUR Y TROPICAL
Trepas por los árboles.Eres nativa del sur,pero te encuentrasa gusto en clima tropical,allí floreces todo el año.Tus flores complejasbellas y aromáticascon sépalos y pétalos blancuzcos,sobremontados por una corolade filamentos azules violáceos,estambres verde amarillentos,estigmas purpúreos,me fascinan.Eres única.Como en una mano abiertaalternas tus hojas, palmadaspentalobuladas.Vas asiéndote a un soporteo a vegetación solidaria,por un zarcillo flagelado y enroscadoque nace en la base de tus hojas.Tus frutos son bayasen ovales naranja amarillentoinundadaspor negras y brillantes semillas.Aves y mamíferos te saboreany dispersan tus esquejespara permitir nuevas vidas.También tienes enemigospulgones, ácaros y cochinillasEres una especie rústicaresistes temperaturas bajo ceroLas heladas severasmatan tu parte aéreapero no te das por vencidate regeneras desde la baseproduciendo tiernos brotes.Así eres: PASIONARIAImagen: R. E. S.VERDE TORNASOL
En un colosal jardín,
un picaflor atento
y sobresaliente candor,
con plumaje multicolor
y capa verde tornasol.
Hay miedo en su mirada,
entre muchas flores
brillantes, anaranjadas.
Una mariposa escondida
entre las ramas cortadas.Perplejo y asustado,
se encuentra como enjaulado,
entre el perfume de flores
que le brindan sustento
y lo defienden del viento.Con su pata lastimada,
salió airoso en sudestada,
voló sediento al voleo
chupó néctar y rocío
posando cansado por el estío.Imagen: R. E. Ch.
VIENTOS
Es exasperante ver cómo fastidia el viento a las flores deshojando pétalos y a los árboles arrancando sus hojas rompiendo ramas. Quizás es así por ley natural de las especies vegetales.
Es verdad que el nacimiento de los árboles y plantas no tuvo lugar de una vez y para siempre, acontece diariamente y a veces cuando menos lo esperamos han crecido bastante sin que nos diéramos cuenta. Si todos se mantuvieran en pie, no alcanzaría lugar en la tierra. El viento ayuda al equilibrio ecológico.
Los vientos no son todos iguales, diversas son sus características determinadas por su intensidad y sentido. Los alisios son vientos planetarios y son permanentes que se desplazan desde la zona subtropical hasta la zona ecuatorial y los vientos del oeste que van desde la zona ecuatorial hacia las zonas templadas y polares. También hay vientos que son regionales y locales, como lo son el Pampero, El Zonda, Norte y la Sudestada, característicos de Argentina.DISTRAÍDA
DISTRAÍDAAyer, atrapada por la velocidad del tiempo, que a veces apremia y no pide disculpas, así como en un abrir y cerrar de ojos, casi se le fue la vida. Cuando reaccionó, su cabeza le pasó factura. Pensó en todo lo que hubiera dejado, pero lo que más le asustó fue que nadie se hubiese percatado de su desaparición y tal vez recién en días, se enterarían cuando alguna fuerza de seguridad se dignaría a tomar el teléfono y comunicar a alguien del mismo apellido, lo que había ocurrido.– Las personas comunes no somos noticia, dijo.Después de lo ocurrido sólo pensó en expresar su deseo:– “Cuando me muera,no quiero flores en mi tumba.Destina ese dinero a calmarel llanto de un niño hambriento.No derrames lágrimas,prefiero un vals mal bailadode esos que aún sin aprendersé que igual puedes hacerlo.Y deja que la lluvialave mis pecados,por haberte amado tanto”.FLORES Y CANTOS
Crespones por doquier,sinesias y laurel,visten la avenida.Malvones y rosasperfuman el paso,antes del ocaso.Lirios y amapolas,glicinas colgantes,seducen amantes.Damas florecidas,en noche estrelladaocultan miradas.Violetas y orquídeas,blancas y amarillas,felices despiertan.El sol atestigua,el libre albedríoy los dulces trinos.Zorzales, gorriones,cantan en balconessencillas canciones.Juncos, madreselvas,al viento se elevany aroman veredas.Imagen: E. P. L.Sinesia: flor rosa china.Malvón: variedad de geranio.
DE UVA Y VINO
Para nada estériles,
imbuidas violáceas,
como pintadas con jugo
de uva y vino,
se reflejan en el éter
después de una lluvia
incesante y frenética.
Una corriente de aire amenaza
la aparente inmovilidad del sol
en noche nada estrellada
y una luna oculta y miedosa
deja ver las gotas de agua
cristalizadas en las flores
embriagadas por el vino
y rígidas por el frío.Imagen: R. E. Ch.
LLANTO DE AVE
Desolada imagende un triunfador derrotadoen proceso apocalípticotransido por su aciago destino.Devuelto a la soledadobserva las flores violetasdel jacarandácaídas por el mecer del vientodespués que el tornadodestruyera su nidodando fin a su amada.Imagen: E. P. L.
A LA ORILLA DE UN ARROYO
Se había sentido embriagada como si le hubiera hablado el pájaro aquel, sublime alondra, que esperaba volver a oír después de mudarse al campo, luego de que en la gran ciudad sólo escuchaba al zorzal cuando la despertaba.
Recuerda que antes de mudarse a la gran ciudad todos querían impedirle que se fuera. Le decían que estaba loca. “Aquí estás segura y te vas a un lugar donde todo el mundo trata de alejarse de ahí”. Pero su valentía fue superior a todo aquello que, por una parte, sabía que era así. Su lugar estaba allí en la gran ciudad.
Tenía que enfrentar la vida como fuera, de la mejor manera. En ese cambio se dio cuenta de la importancia que tienen una ruta, un puente, una altura de calle…pero también la de una mirada, una sonrisa, o simplemente el silencio.
Esa tarde, siguió las huellas del canto de la alondra por la cuesta de los espinos amarillos. Las hojas y las flores se movían sin cesar. Vio a lo lejos en graduación los glaciares azules que coloreaban el horizonte.
De pronto ya no había luz en el cielo. Tropezando con cuanto había en los senderos, se equivocó de camino. Llegó hasta la ladera de las cumbres y allí esperó a los primeros rayos del sol. Su sorpresa fue el paisaje y el despertar con el canto de la alondra, a la orilla de un arroyo en un bosque pantanoso.
Nadie sabe cómo pudo llegar hasta ahí, ni ella recordaba adónde tenía que ir.Imagen: R. E. Ch.