• General

    FRASES CÉLEBRES

    A lo largo de la historia, son muchos los personajes conocidos que han pronunciado o escrito frases que se han hecho famosas.
    Frases sabias o frases motivadoras, que por su contenido han pasado de boca en boca, pues generalmente ofrecen conocimiento muy valioso en pocas palabras.
    Tienen su origen en momentos históricos importantes o bien en reflexiones dignas de los mejores pensadores, y todas tienen en común que nos dan la oportunidad de ser más sabios.

    -No hay que ir para atrás ni para darse impulso. (Lao Tsé) 

    Aconseja a seguir siempre nuestro camino a pesar de las adversidades.

    – No hay caminos para la paz; la paz es el camino. (Mahatma Gandhi)

    – Haz el amor y no la guerra. (John Lennon)

    -Para trabajar basta estar convencido de una cosa: que trabajar es menos aburrido que divertirse. (Charles Baudelaire)

    -Lo peor que hacen los malos es obligarnos a dudar de los buenos. (Jacinto Benavente)

    – Las guerras seguirán mientras el color de la piel
    siga siendo más importante que el de los ojos. (Bob Marley)
    El racismo y los prejuicios han sido la causa de muchas guerras.

    De la red

    Imagen: N. V. S.

  • Prosa Poética

    EL SILBIDO DE LA LOCOMOTORA

    Desde lejos, el cielo se cernía como una tela pesada y gris sobre la ciudad y en el parque bailaban los primeros copos de nieve sobre el césped.
    Poco a poco la locomotora con bastante retraso, se acercaba a la estación derritiendo el hielo de los durmientes. Ella estaba allí, a pesar del frío. Era su última oportunidad de poder viajar para verlo brillar en el escenario. Y así fue, no solo fue su último viaje en tren sino que la locomotora de despedía del vecindario para convertirse en un elemento más de la historia.

    Malania

    Imagen: C. J. V.

  • General

    CON MÚSICA TODO ES MEJOR

     
     

    El mundo no es una descabellada fantasía
    cabalga formando una aleccionadora historia
    de zonas y vínculos heterogéneos.
    En oriente
    copos de nieve vagabundos devanean
    con centelleantes estrellas
    al compás de la brisa nocturna.
    En occidente
    las flores dan rienda suelta
    a los colores de primavera.
    Mientras en otros lugares
    aludes apocalípticos
    montaña abajo ruedan;
    verdes y grises con diferentes tonalidades
    se confunden en cadenas
    de montañas montadas unas sobre otras;
    la orografía heterogénea
    se modifica ondulada, fracturada.
    En la travesía el agua rasga
    cicatrices profundas de playas y riberas
    mientras los  artistas imitan
    rasgando las cuerdas
    alegrando al mundo
    con sus guitarras de madera.

    Malania

    Imagen propia.

     


                                                                                                                  
  • Poemas

    REAL Y FABULAR

    La vida estaba allí
    a punto de brotar
    topándose con el sol.
    Aspiró el aire
    como si necesitara revivir.
    Se detuvo el tiempo
    y la distancia desapareció
    frente a un horizonte en llamas.
    Susurró tu nombre
    que nació de pronto
    en la todavía tibia memoria
    anunciando una primavera
    en pleno invierno
    descubriendo tonos rosas
    desde el blanco de tus manos y pies
    transformando el paisaje
    en dorado oleaje
    de la luna sobre el río.
    Bebió en el espejo mojado
    el eco del viento
    bajo el perfume
    de las nubes
    y de las estrellas escondidas.
    Ella se estremeció
    cuando vio brotar
    entre la hierba fresca
    las flores silvestres
    asomando sus primeros capullos.
    Apoyó su cabeza
    sobre una piedra
    pulida por el agua
    y se sintió feliz viéndote
    a través de sus pupilas
    aún hundidas bajo sus párpados
    consciente
    de que esta historia fuera una fábula.
     
    Malania
    Imagen propia
  • Cuentos

    DÍA DISTINTO.

    “Día frío, especial para quedarme en casa y disfrutar de mucha tranquilidad y mi soledad”, pensó Rita esbozando una sonrisa. Era sábado. Se levantó de la cama más tarde de lo que acostumbraba y como era habitual, se desperezó bajo la ducha tibia y reconfortante. “Hoy no estás para compartirla” se dijo en el momento justo en que sus manos espumosas dejaban al descuido el jabón rosa que le traía recuerdos. El ritual posterior no fue diferente al de todos los días: secador  y cepillo para el cabello, crema y loción para el cuerpo, delineador y labial para no verse con una simple cara lavada, todo como si hubiera adivinado lo que la esperaba. Preparó unos mates, colocó la yerba, un poquito de azúcar, y apenas media cucharadita de manzanilla. Lo sacudió como para mezclar todo y echó un chorrito de agua fría sin mojar toda la yerba, luego el agua a punto, listo como para cebar la infusión. Esperó unos minutos y colocó la bombilla. Los primeros sorbos que suelen venir acompañados de polvo de la misma yerba mate, los escupió a la pileta. Recordó las cascaritas de naranja, por lo que desenroscó la tapa del frasco y tomó varias que ya estaban secas (Las cascaritas ella misma las preparaba cuidadosamente, tomando solo la parte anaranjada sin la corteza blanca amarga, dejándolas secar al aire libre y al sol).  Estaba feliz por el día que la esperaba. Ni siquiera iba a cocinar porque había comida en la heladera y solo faltaba calentarla antes del almuerzo.
       Bastó que se sentara ante la computadora (servidor) para que sonara el teléfono.
    -¡Hola! ¿Cómo estás? ¿Cómo será tu día hoy? ¿Estarás muy ocupada? –la voz  al otro lado del hilo no le dio tiempo de elegir respuesta.
    -¡Hola! Bien! Nada especial para hoy. ¿Por qué? –recordó que tenía que salir a las cuatro de la tarde a visitar a un alumno para explicarle un tema de matemática, y se lo dijo.
    -Entonces voy a visitarte –dijo con tono decisivo.
    -Está bien –respondió la dueña de casa con el pensamiento puesto en que su día no sería el mismo de como lo había planeado.
       Tomó unos mates, encargó empanadas para reforzar el almuerzo, revisó su correo electrónico, escribió un par de comentarios en algunas de las Comunidades a la que es asidua visitante, y sonó nuevamente el teléfono.
    -Ya estoy cerca, ¿puedes salir a mi encuentro?
    -Ahí voy –respondió Rita.
    Era casi mediodía  cuando se encontraron. -Entre sus domicilios había más de hora y media de viaje-. El almuerzo transcurrió con amena charla. Sobre todo la de la visita que no se callaba ni para masticar los alimentos. Contó historias y más historias. Rita que acostumbraba a estar en silencio hasta cuando escuchaba la radio o sintonizaba un canal de televisión, -el volumen no supera los 20 decibeles-, estaba segura que Marta sobrepasaba al doble de ese volumen, hablaba a los gritos. En bien de sus oídos quería decirle basta, pero su corazón y su alma la invitaban a tener paciencia ya que la grata visita (dentro de todo, grata) no sería para mucho tiempo. La hora se aproximaba, Rita avisó que pasaría al cuarto a cambiarse de ropa, porque el ambiente no estaba para andar desabrigada. Se calzó las botas, tomó un abrigo grueso y se sentó a esperar a que Marta terminara la casi última charla como visitante. Rita se aseguró de que todo esté cerrado, hasta las llaves de luz y calefacción.
       Caminaron juntas, Marta del brazo de Rita por temor a tropezar con una baldosa suelta, que en este barrio y muchos otros, abundaban. Llegó el tren a horario y ambas ascendieron. Rita bajó tres estaciones antes de la que iba su amiga para hacer combinación. Pero la historia no terminó ahí, y el día realmente se presentaba distinto.
    Ya en casa de su alumno, se dispuso a explicar los temas demandados. Había pasado una hora cuando comenzó a sentir que su  olfato no le fallaba y desde la cocina un reconocido olor se expandía por todo el dos ambientes. El aroma particular y penetrante como molesto, salvo cuando se está dispuesto a comer al amigo del colesterol, comenzó a nadar hasta impregnar los cabellos limpios y prolijamente peinados, el abrigo colgado de un perchero y los poros de su piel perfumada. Rita solo pensaba en llegar al final de la clase. El olor a quién sabe qué cosa frita con aceite de mil usos,  le había quitado hasta las ganas de ir pasar por la parroquia y asistir a la misa vespertina. Se sintió tan mal que lo único que quería era hacer lo que hizo: llegó a su casa, se desvistió, colocó su ropa en el lavarropas (lavadora) y respiró profundo bajo la ducha tibia.
  • Poemas

    SUS PIES BLANCOS

    No deseaba revelar su propia historia,
    una trama de cicatrices y quemaduras interiores
    sobrecargado de mensajes que ella le enviaba.
    Él sabía lo que eso significaba
    pero no sentía culpa ni arrepentimiento
    tampoco quería la calma.
    No escuchaba, no veía ni tampoco hablaba.
    Anochecía, con la sensación de la arena blanca
    bajo sus pies blancos y una muralla blanca
    bajo el sol blanco, en señal de pureza.  
    La luminosidad que lo envolvía
    afilaba la lejana figura femenina
    al verla partir por las vías del tren.
    Aspiró una bocanada de aire
    como para dar alivio a su corazón.
    Tal vez no se atrevía a revelar
    su deseo de partir con ella.
    Mientras el fuego centelleaba
    él palidecía con el viento.
    A veces es mejor no saber nada …
    a pesar de haber sabido que
    desde antes sabía que lo sabía.
    Las olas temerosas de su ir y venir
    retrocedieron hacia el mar tranquilo
    cuando el sol
    se apoderó de la inmensidad del húmedo  lecho
    regalándole calor
    y esperanza de volver a verla.

    Malania.

    Imagen: propia.

                                                                          
  • General

    SAN VALENTÍN

    Un poco de historia

    Hoy, día de San Valentín, el mundo lo celebra. El 14 de febrero es una fecha para festejar el amor.
     Pero cómo nació la idea del 14 de febrero.
    En la antigua Roma se adoraban a muchos dioses pero el del Cristianismo estaba prohibido, se los perseguía a quienes lo practicaban y hasta los mataban. A pesar de esto,  había sacerdotes que predicaban los Mandamientos y propiciaban  que la gente se casara bajo el ritual cristiano.
    Valentín fue uno de los que se dedicó a casar parejas aun cuando estaba prohibido.  El Emperador  aseguraba  que los soldados casados no eran tan buenos y eficientes como los solteros porque los casados tenían más compromisos, querían regresar a sus casas para estar con sus mujeres y familia, mientras que los solteros no tenían a nadie que los obligara a volver.
    Cuando el Emperador se enteró de que Valentín celebraba casamientos en secreto, lo mandó encarcelar.  El sacerdote intentó cristianizarlo y aunque en un principio Claudio II se sintió atraído por esta religión que los mismos romanos perseguían y por la que tantos morían, los soldados y el propio Gobernador de Roma lo obligaron a desistir y organizaron una campaña en contra de Valentín que terminó con el pedido del propio Emperador de que se lo procese  y asesine.
    El oficial Asterius, encargado de esa misión,  quiso ridiculizar y poner a prueba a Valentín. Le retó a que devolviese la vista a una hija suya, llamada Julia, que nació ciega. Valentín aceptó y ocurrió el milagro de devolverle la vista. 
    Este hecho convulsionó a Asterius y su familia, quienes se convirtieron al cristianismo. 
    Pero nada hizo cambiar la idea del Emperador y San Valentín fue decapitado el 14 de febrero del  270 d.C. (después de Cristo) Así, Valentín perdió la cabeza por amor… amor a Dios, a las parejas que se amaban y a su propia amada, la hija de Asterius.

    Malania 

    Fuente e imagen: de la red

     

  • Poemas

    UNA HISTORIA EN UN POCILLO DE CAFÉ

    Sentado en una esquina,
    sus palabras nacen
    como agua de vertiente,
    para hacer de ellas
    un precioso poema,
    donde laten
    el naciente y el poniente
    de un horizonte
    olvidado
    hoy no contemplado.
    El aroma del café
    le susurra una historia
    acariciada por el vapor  
    que emana de la taza ardiente

    Malania. 

    Imagen de la red.

  • Relatos

    COMO COYUYO ENAMORADO

    ¿Por qué cantamos los tucumanos? POR AMOR, por supuesto…
    Es una historia que viene de lejos, de la infinita profundidad de tiempo. Y porque alguien nos enseñó que hay que tener esperanza: es el COYUYO. Aquí una historia, bien tucumana:
    Arrancó la primavera, y ya tenemos coyuyos enamorando coyuyas con su canto, en los árboles del parque más elegante de la ciudad capital del Tucumán.

    Quisiera contarle al mundo esta primicia exclusiva: Hoy, 3 de noviembre de 2016, alrededor de las 19 horas y en las inmediaciones del Parque 9 de Julio de la ciudad de Tucumán, más precisamente en la copa de sus frondosos y bellos árboles, el primer coyuyo de la temporada ha vuelto a cantar tras un largo silencio invernal.
    Su chirrido estridente despabiló a los transeúntes ocasionales que se miraron unos a otros diciendo: «ya se viene el verano, ya se viene el verano».
    Un porteño desprevenido que pasaba por el lugar, desconocedor de este insecto de cuerpo ovalado, verde oscuro, cabeza gruesa y ojos prominentes, típico del noroeste argentino, levantó las cejas mirando para todos lados, buscando algún aparato artificial de grandes dimensiones que se ven en las grandes capitales, preguntándose si acaso ese ruido ensordecedor no provenía de uno de esos cosos.
    El coyuyo, que en quechua significa «silbador», hace música con unas membranas llamadas timbales y sacos con aire que funcionan como cajas de resonancia, en la base del abdomen. El que canta es el coyuyo macho, ya que las hembras de esta especie carecen de este órgano productor de sonido. El coyuyo macho es un ser exquisitamente romántico, ya que canta por amor; canta para enamorar a la coyuya con la que luego tendrá sus hijitos.
    En Santiago del Estero, por ejemplo, este animalito gusta cantar en las horas de calor de la siesta, en los algarrobales. Hay quien le atribuye virtudes mágicas diciendo que al cantar ayuda a florecer al algarrobo. Lo cierto es que en Tucumán, con la llegada de los primeros calores, el coyuyo afina su voz al atardecer y canta por amor. Su música dura lo que el verano y sólo se interrumpe por mal tiempo. Con la llegada de los primeros días frescos del otoño, su voz se apagará para siempre. Entonces los transeúntes dirán: «Ya se ha ido el verano, se va con el coyuyo y el carnaval».
    Mientras tanto, la noticia más importante es esta: ya hay coyuyos enamorando coyuyas con su canto, en los árboles del parque más elegante de la ciudad. Quien quiera oír que oiga. Es al atardecer. Y es gratuito.

    Texto gentileza de R. E. Ch.

    Imagen de la red.

    Otro tipo de coyuyo, el de EEUU
  • General

    REDES Y MÁS

    Te conocí un día,   
    estabas en línea
    en una red de fantasía. 
    Me pediste seriedad
    a lo que accedí enseguida.
    Hablamos un poco
    y mucho al otro día;
    me relataste lo que había
    en la larga historia de tu vida.
    Y así fueron sucediéndose
    mensajes, fotos y poesías,
    pero  nunca imaginé
    que personalmente te vería.
    Compartimos la cena
    en una pizzería
    de la gran urbe que hasta hoy,
    es mi ciudad preferida.
    Mientras yo me deleitaba
    contemplando tus ojos verdes
    y semblante alegre,
    hablaste  hasta por los codos
    y me entretuve mucho
    con tus anécdotas divertidas.
    Me contaste de mujeres,
    unas odiadas y otras amadas,
    de tu madre, de tus tías
    y alguna prima, la que más querías.
    También de tu colección de corbatas,
    cienes de camisas y algunos trajes
    todavía guardados y embolsados,
    arrugados en su mayoría.
    Transcurridas varias horas
    me dejaste en el hotel
    con un beso en la mejilla.
    Hoy me has contado
    lo que yo ya presentía:
    los aires del océano
    te envolvieron y te ofrecieron
    algo maravilloso: el amor
    de una figura femenina,
    la que quizás podrá ser,
    en breve o algún día,
    la mujer de tu vida.
    Soy feliz con la noticia
    te mereces lo mejor
    por todo lo transcurrido
    en tu camino de vida.

    Malania