ESE ALGO
Él poseía algo que me hacía estremecer el corazón, desde aquel primer día, cuando a través de la ventana, lo vi sentado vestido con su traje gris.
Había despertado algo que hacía mucho tiempo estuvo dormido en mi interior. Era un anhelo puro y ardiente.
Emanaba de sus ojos como una fuerza imantada, escondida, misteriosa.
¿Qué era? Cómo definir aquella emoción que yo sentía de pronto, al estar sentada frente a él.
Él está allá, pensando en qué escribir, a la una de la tarde, o quizás en medio de la noche. Y yo aquí, tratando de recordar lo que iba pensando mientras caminaba durante la mañana.
Él no es mi sol, ni mi luna, ni mi estrella, porque es un ser pensante, maravilloso, que posee algo, ese algo que aún me hace estremecer cuando lo miro a través de esta ventana.
Camino y lo veo, en el pestañear de los pétalos de rosa, cuando las mece el viento; en el aleteo de un gorrión con el cuerpo mojado por la lluvia. Y siento su perfume, al pasar frente a la arboleda cubierta de frutas de guayaba, maduras y jugosas, o de enredaderas de maracuyá (mburucuyá) prendidas al cerco de alambre tejido. Y lo escucho, en el gorjeo de una paloma o en el canto del zorzal.
No es locura, ni soy zombi. Estoy cuerda, muy cuerda.Malania
Imagen de la red.
HUMA VIAJERA
Estuvo atenta al horario habitual de mi regreso a casa.
Me vio llegar y como adivinando que volvería a salir, se esfumó como una sombra entre los remolinos del viento y del agua. Las gotas de lluvia serpenteaban golpeando los cristales de la ventana. Cuando fui a buscar el bolso con algunas prendas que había dejado preparadas, ella estaba allí, dormida (o se hacía la dormida), acurrucada sobre el bolso que sabía llevaría conmigo.
¿Qué harías tú si estuvieras en mi lugar? ¿La llevarías contigo?
¿Qué hice yo? Después…en otra te lo cuento.Malania
Imagen M. J. T.
MOMENTOS DEL DÍA
Al amanecer, el cielo parecía hecho de mármol con vetas grises.
Cuando calentó el sol, las nubes suavizaron por momentos la luz resplandeciente del mediodía.
Pero al atardecer, nadan perezosas acompañando al sol en su retirada de una tarde primaveral.
La noche, se avecina con pronóstico de lluvia.Malania
Imagen: M. J. T.
COMO GRANDES PECES
El espectáculo de las nubes en la amplitud del cielo, la belleza de sus colores y sus formas, lo deprisa que pasan sus imágenes cambiantes, me habla de la Creación, y me cambia el ánimo en un despertar madrugador luego de una noche mal dormida.
Esta vez son como grandes peces en un mar que ha sumergido a su antojo, extensos campos y árboles de pie, y se ha unido con el cielo en comunión horizontal.
Quizás la lluvia venidera y las ráfagas de vientos pronosticados por los expertos, rompan esas nubes en mil pedazos y luego el sol se encargue de secar el ambiente y devolver el aire apropiado, para que los árboles puedan albergar nidos de pájaros, dar sombra al acalorado campesino y puedan ser acariciados por la brisa de un amanecer normal, como en días primaverales.Malania
Imagen: M. J. T.
AL OTRO LADO DEL OCÉANO
En los caminos y prados había amplios charcos formados por la nieve derretida.
El viento helado, abriéndose paso con obstinación por las calles, se colaba por debajo de los abrigos de los transeúntes que luchaban para que no volaran sus paraguas.
La corriente de aire se arremolinaba y gemía alrededor del edificio rojo, hamacando la gran glorieta que indicaba la entrada. Por detrás, los viejos árboles del parque se habían convertido en siluetas negras, desnudas, lúgubres.
Dicen que los árboles se desnudan en el invierno para cambiar su atuendo nuevo.
Reflejos de luz atravesaban los cristales de las enormes puertas y ventanas azotados por las gotas de lluvia.
Pero al otro lado del océano, en el nuevo mundo, los paraguas multicolores brindaban sombra a los visitantes que paseaban por la avenida del parque infantil, alfombrada de verde para que pudieran disfrutar de un paseo en un ambiente agradable, apaciguando el calor reinante de un verano muy caliente.Malania
Imagen: J. A. T.
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TODO TIENE SU RAZÓN
Todo tiene su razón, el canto de un pájaro temprano en mi ventana,
la luna y el sol, el viento que nos acaricia al pasar.Las mariposas, las criaturas del mar, las estrellas y la lluvia que riega la vegetación.
El agua del río buscando el mar, el tiempo que pasa sin detenerse,
los momentos hechos recuerdos.
Los ríos y el mar buscando el océano, el día y la noche para trabajar y descansar.Todo tiene su razón así lo creo Dios con todo lo que existe,
nada es y está en vano, nuestra voz, con la cual podemos hablar.
Nuestros oídos para escuchar, nuestros ojos para ver, el olfato para recibir los aromas
y nuestras manos como dulces creadoras.Aprendimos a amar, a ser feliz aunque no falten reveces que quieran cambiarnos,
son pruebas que nos tocan vivir.
Aprendimos a vivir a veces con sacrificio, a enfermarnos y sanarnos,
a vivir días sinuosos y llanos.Todo tiene su razón y siempre lo tendrá, con el tiempo aprendemos lo que nos deja
cada paso que damos, no nos rendimos jamás.
Y si caemos, aprendemos a volver a levantarnos para continuar.Miguel Márquez
Malania Nashki
Imágenes propias y de R. E. Ch.
LA MUJER EXHAUSTA
Decidida en las mañanassale a caminar
en fresca alboradaesa mujer calladapara no despertara ninguna nubecon gotas de agua.Encuentra los primeros clarosde luz amanecidaa medio caminodel total de la escalada.En la primera esquinaun ceibo en florse mece con el vientopintando la alborada.En la segundauna casa tapiadasin latidos, sin misteriossimplemente abandonada.En la terceraun grupo adolescenteojerosos, resacadosesperando el colectivopara la vuelta a casay el zorzal con sus trinosanunciando la mañana.La mujer sigue el caminoya con su frente sudada.Bajo la sombra de un hayaplantada junto a una talacon su madera blancasombrea los lentos pasosde la cansada dama.Ella desojala lejanía mágicasin divisar la lluviao una azul gota de agua.Como siempre élausente la acompañaen cada pasodeshojando letrasde cautivantes palabras.Detrás de una ventanala dueña se ahogaen letras no claraso quizás la niñeracuida una mascotao tal vez un iluso magocompra una caracolay una concha azulal mar que la albergaba.O quizás nadie.La mujer exhaustapor larga caminatavuelve feliz a su casa
a través de la arboleda
y el camino rojizo.Abre el grifoy en el agua de la duchaescuchadel poeta una balada.MalaniaImagen: M. J. T.ATARDECER DOMINGUERO
Durante toda la mañana el crepúsculo se cernía gris sobre el barrio, pero a la tarde y a la distancia, el color naranja pintaba el cielo y colmaba de buen humor a todos, con luces resplandecientes que se reflejaban en el lago.
Durante la mañana el agua bajaba borboteando por las calles terradas y otras de piedras, que por la misma erosión, emergían lavadas por la lluvia.
Ella, desde el primer piso contemplaba junto a la ventana las siluetas de palmeras y otros árboles que se fundirían con el anochecer. Mientras él preparaba la comida, los perros del barrio esperaban el convite.Malania
Imágenes: N. C. G.
TU NOMBRE
La oscuridad en pleno día
interrumpió
su arrebato emocional.
Aterrada solitaria observó.
Las nubes viajaban irónicas
como deflectores inocuos
en medio de la tormenta.
Las fragantes flores
fueron cayendo poco a poco
besando el suelo rojo
empapado por la intensa lluvia.
Miró al cielo y rogó,
su destino estaba en juego,
rocas ígneas y rugosas
se agolpaban en cadena.
Una ráfaga helada
atravesó
el umbral de sus pupilas.
¿Era ella o era otra?
Deletreaba el nombre
escrito en el espejo del gran ventanal.
De pronto en un giro
las nubes se volvieron violetas,
de los tallos erguidos
resurgieron los húmedos pétalos,
desaparecieron las rocas,
y cesó la lluvia.
Las letras en el ventanal
versaban tu nombre.
Ella lo pronunció y pensó:
¿Lo digo?…Malania
Imagen de la red
RECUERDOS
Corroía
el apelotonado tiempo
con su voz
mesurada y grave.
Su discurso
salpicado de expresiones sabias
se plasmaba
en vaporoso encanto.
La magia
de su mirada inteligente
la hacía estremecer
cuando en danza
su imaginario
magnífico caballo salvaje,
su humedad palpitaba
por los poros abiertos
de su tibio cuerpo.
El apelotonado tiempo
se disolvió
en un crudo invierno.
Su cara de superioridad
erigió un vacío
difícil de sortear.
Se alejó
con ese modo nato
de vestir refinado
dejando una vela hinchada
al compás del frío viento.
No me quedo con el aire
ese que no sirve
para destruir murallas
y simplemente
racheado sopla en el muelle.
Me quedo con un recuerdo,
bello recuerdo,
la lluvia de una tibia ducha
resbalando por su piel
y mis manos sumergiéndose
por los rincones
más ocultos de su cuerpo.Malania
Imagen de la red.