• General

    METEORO

    Mis pensamientos son preciosos,
    más de lo que puedas imaginar.
    No busco compasión
    ni tampoco me compadezco
    porque eso es de mediocres.
    Pero hoy el aire me envuelve
    como un meteoro
    y un impulso me hace hablarte:
    No te quedes
    anclado en la tormenta
    viendo como juega el agua
    sobre los pétalos
    de una rosa rosada.
    No deambules
    por las alcantarillas de la vida
    esquivando charcos y adoquines sueltos.
    Ven
    y convertiremos los relámpagos
    en juegos de amor y pasión
    en noches oscuras y humedecidas
    por el vapor de nuestros cuerpos.
    Aunque se arrugue la piel
    y la cavidad de la hoguera aumente.
    Deshilachemos frases
    para inventar nuevas poesías
    con la inspiración puesta
    en tu piel y mi piel
    esa que permanece ansiosa
    por abrazar tus besos en lenguas de lluvia.
    Que los pájaros eleven su trino
    y los gatos azules reclamen silencio
    para descansar un día de domingo
    mientras las mariposas del amor
    remueven nuestras células
    sin prestar atención
    en qué día estamos.
    Imagen R. M. T..
                                                Malania.
  • Poemas

    NUBES EN MAHÓN

    Sube el aire,
    formando el rocío,
    sosteniendo las gotas
    suspendidas en el vacío.
    Las montañas ansiosas
    esperan la lluvia
    mientras tanto contemplan
    cúmulos y cirros,
    estratos y nimbos,
    en blancos, azules
    grises y amarillos,
    suplicando que surja
    el aumento de espesor
    para que al fin se produzca
    una precipitación.

                                                                                           Malania 
  • General

    HOMBRE DE AYER Y DE HOY

    Muchos eran sus recuerdos, pero los menos numerosos habían hecho más flotantes las nociones del tiempo. Evocaba con alegría, hasta hace poco tiempo, todos los momentos preciosos vividos durante su infancia, adolescencia y juventud.
    Los días de lluvia en la escuela primaria, los juegos de mesa, las tareas agregadas, las pinturas en el pizarrón. El estudio en grupo en la escuela secundaria, los encuentros en fines de semana en casa de alguno de sus compañeros (su padre no permitía que vinieran a reunirse a su casa porque trabajaba todo el día y cuando llegaba a su hogar quería descansar). Durante su juventud las salidas con su amada, a festivales de música folklórica y regional, cines y restaurantes.
    Pero hoy día ya no recuerda nada preciso que pueda prolongar el pasado y cambiar de valor al ser que tiene ante sus ojos cuando se mira al espejo.
    Errores y aciertos que escinden una misma vida entre el hombre que fue y su presente.
    ¿Será el Alzhéimer que tocó a su puerta y él lo dejó pasar?

    Imagen: R. E. Ch.

  • General

    ILUSIÓN ÓPTICA

    Escudriñaba cada matiz,
    anonadada
    ante el espectáculo inigualable.
    Entre las nubes una cara
    y un sol que opaco estaba.
    Entre las montañas una casa
    y los picos con nieve en avalancha.
    Un camino con barro, piedras,
    nieve y charcos, en señal
    de la lluvia de noches pasadas.
    En el arroyo un criadero
    de carpas doradas.
    Y a ambos lados el trigal
    que no se intimida
    ante el frío de las heladas,
    ofreciendo un espectáculo
    de colores incomparables. 

    Imagen: C. J. V.

  • General

    CONTEMPLATIVA

    Posa en vigilia
    con susceptible expresión
    nada indiferente
    aferrada a la ventana
    vaya uno a saber con qué pensamiento.
    En evidente día ventoso
    se disipa el sol
    y la lluvia dibuja sobre el cristal
    pálidas estrellas y salpicados corazones,  
    describiendo sentimientos
    con matices de fondo ondeado
    de una tela pálida
    sobre el techo de hojalata.

    Imagen: M. J. T.

  • General

    BUENA RUTINA

     
    A través del tiempo pude darme cuenta que las mejores postales que nos ofrece la naturaleza son efímeras. Además, no se da nunca una igual a otra. Son espectáculos, que quienes los apreciamos, nos sorprendemos de ellos y si no aprovechamos el momento justo, nos lo perdemos para siempre.
    Esto ya lo he dicho en otra ocasión. Pero la de hoy, en mi recorrido de las 7 de la mañana, fue particular porque estuvo presente un fenómeno natural poco visto en esta zona, la neblina. Más de una hora percibiendo aromas diferentes. Cubiertos de rocío el césped, las plantas, las flores y los frutos. El pasto recién cortado, otros altos me llegan hasta los tobillos. La lluvia arrastró tierra suelta que encontró al paso, por cauces de arroyitos inventados por el abundante caudal de agua caída. La tierra no pidió permiso y se depositó en senderos de cemento aptos para las caminatas en el bulevar de la avenida. Hay que esquivar el barro para no resbalar y es ahí donde mis pies aplastan el pasto humedeciendo mis zapatillas grises. La altura mediana de los árboles de ese tramo, ofrecen el perfume de las flores silvestres. Una vez que cambio el rumbo y enfilo mi regreso a casa, otro es el espectáculo. Las guayabas y su alfombra, quedaron atrás, así como las paltas, los mangos, y otras frutas de estación. Ahora tengo que esquivar las espinas de los rosales que sobresalen de las verjas. Muy orondas se mecen al compás del viento perfumando las veredas con sus ramilletes blancos, rosados y lilas. Los que más abundan son los blancos que tienen un aroma inigualable. No son iguales a las rosas que venden en las florerías que parecen de plástico. Estas son nacidas en tierra fértil y se bañan de rocío al alba y al ocaso, o en noches calmas, casi en todas las estaciones del año. Quizás por eso conservan el perfume original a rosas frescas.
    A todo esto, tengo que sumar el canto de los pájaros: mirlos, gorriones, loros, algún extraviado zorzal y el papagayo de mi vecina que me saluda al pasar. Si no lo saludo me silba y se pega una carcajada.  
    Vuelvo a casa renovada después del incomparable espectáculo natural. Una buena rutina.

                                                                                                                                 

    Rosa Roja de N. V. S.
  • Poemas

    ESTÁS

     
    Aquí o acá,
    en este preciso lugar
    Hoy o ahora,
    en este momento.
    Estás
    ¿Qué importa
    el dónde o el cuándo?
    Sí estás.
    Entonces
    no existe angustia,
    miedo ni urgencia.
    La lluvia
    rueda por una rendija.
    Un torbellino
    canta su canción preferida.
    El sol abrasa
    cortando el vendaval
    y el aura calma,
    envuelve
    los corazones afligidos.
    Lejos de la civilización,
    nuestras manos
    hablan por sí solas.
    Estás.
     
     
    Imagen de la red. 

  • General

    DEBER Y RECUERDO

    Me desperté de una siesta prolongada, propia de los domingos cuando quedo en casa, y vi que todavía había tiempo. Dispuse mis pertenencias, solo lo necesario, en una pequeña cartera, tomé mi paraguas  y salí a la calle. No era lejos, unas seis cuadras, siempre que sean recorridas correctamente. Sin prestar mucha atención y sorteando charcos y aceras inundadas, tomé una calle equivocada. Caminé unos minutos y tarde me di cuenta que me había alejado el doble. Es un barrio de muchas diagonales y cortadas, por lo que en vez de llegar en diez minutos lo hice en veinte. En el lugar había una fila de unas quince personas. Yo rogaba que el trámite fuera ágil para poder ingresar y no quedar como infractora. A un minuto del cierre de la puerta principal de la oficina policial, por suerte un uniformado dio paso a todos los que estábamos en espera, que a esa hora, eran las dieciocho,  ya había aumentado a más del doble. El trámite duró otros diez minutos. El hecho de vivir a más de mil kilómetros de distancia del domicilio que figura en el documento de identidad, exime de la obligación de emitir sufragio pero sí, hay que informar a las autoridades correspondientes.
    Logrado el cometido, guardé prolijamente el papel dentro de mi cartera, salí del lugar y caminé bajo la lluvia, chapoteando a cada paso. No tenía apuro por volver, así que tomé el sentido contrario del que me había traído. Quería disfrutar del deber cumplido, y recordando que había dicho que no saldría de mi casa hoy, recorrí la misma vereda que aquel día me llevó a encontrarte por primera vez. Continué mi marcha hasta la esquina donde hemos disfrutado de tantos tragos, tú de café  y yo de agua fresca, transparente como tu mirada. Me detuve un segundo para ver si por casualidad te encontraba. Una que otra persona desconocida giró su cabeza observando mi presencia, y proseguí mi travesía. Me crucé a la vereda de enfrente y disfruté del aroma de los árboles del parque, mojados, contentos y erguidos como nunca. Hacía mucho que no llovía en la zona. Sus hojas disfrutaban del baño casi primaveral, y despedían sonrisas en su brillo.
    Así, con las botamangas de los jeans mojados hasta la media pierna, las zapatillas blancas como canoa en naufragio y el paraguas hecho sopa,  volví a casa con mi pecho ensanchado por haber cumplido con mi deber, con el aroma de  tus besos mejilleros en aquella esquina y con el calor de tu mano estrechando las mías. Bello recuerdo.
    Imagen de la red.

  • Poemas

    ACTITUD DE POETA

    Ya no arroja el poeta sus palabras con fuerza
    en versos plasmados en hojas blancas
    y a contratiempo, como olas revueltas.
    Camina, ondeando los pasos bajo la lluvia
    con la vista fija y de a ratos perdida
    en las baldosas sueltas,
    indiferente a las lentejuelas de oro y naranja
    con que el mismo sol salpica
    las ventanas de las casas.
    Un aire agrio y ventoso lo transporta
    al otro lado de la ciudad sombría.
    Reflejos de fuego en los espejados ventanales
    se mezclan con lo plateado de sus cabellos.
    Un resplandor estruendoso lo estremece  
    y una voz casi imperceptible
    le hace cambiar el rumbo.
    ¿Alguien lo sigue, lo vigila o lo cuida?
    ¡Quién sabe! Quizás ni el poeta lo sabe.

    Imagen de la red.

  • General

    AÚN DESPIERTO

    Trémulo y prosaico,
    excitado
    por la fragancia de la naturaleza,
    inmerso en el bosque
    de sus más desdichados sueños,
    solitario y cegado
    por las censuras injustas,
    pretende armonizar su espíritu
    descansando su cuerpo
    bajo la cortina de un durmiente,
    recibiendo caricias
    y latigazos de lluvia
    en su último velo de sueño,
    mientras xenón lo envuelve
    invitándolo a seguir
    encendiendo el fuego.
    Imagen: S. D. V.