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BUENA RUTINA

 
A través del tiempo pude darme cuenta que las mejores postales que nos ofrece la naturaleza son efímeras. Además, no se da nunca una igual a otra. Son espectáculos, que quienes los apreciamos, nos sorprendemos de ellos y si no aprovechamos el momento justo, nos lo perdemos para siempre.
Esto ya lo he dicho en otra ocasión. Pero la de hoy, en mi recorrido de las 7 de la mañana, fue particular porque estuvo presente un fenómeno natural poco visto en esta zona, la neblina. Más de una hora percibiendo aromas diferentes. Cubiertos de rocío el césped, las plantas, las flores y los frutos. El pasto recién cortado, otros altos me llegan hasta los tobillos. La lluvia arrastró tierra suelta que encontró al paso, por cauces de arroyitos inventados por el abundante caudal de agua caída. La tierra no pidió permiso y se depositó en senderos de cemento aptos para las caminatas en el bulevar de la avenida. Hay que esquivar el barro para no resbalar y es ahí donde mis pies aplastan el pasto humedeciendo mis zapatillas grises. La altura mediana de los árboles de ese tramo, ofrecen el perfume de las flores silvestres. Una vez que cambio el rumbo y enfilo mi regreso a casa, otro es el espectáculo. Las guayabas y su alfombra, quedaron atrás, así como las paltas, los mangos, y otras frutas de estación. Ahora tengo que esquivar las espinas de los rosales que sobresalen de las verjas. Muy orondas se mecen al compás del viento perfumando las veredas con sus ramilletes blancos, rosados y lilas. Los que más abundan son los blancos que tienen un aroma inigualable. No son iguales a las rosas que venden en las florerías que parecen de plástico. Estas son nacidas en tierra fértil y se bañan de rocío al alba y al ocaso, o en noches calmas, casi en todas las estaciones del año. Quizás por eso conservan el perfume original a rosas frescas.
A todo esto, tengo que sumar el canto de los pájaros: mirlos, gorriones, loros, algún extraviado zorzal y el papagayo de mi vecina que me saluda al pasar. Si no lo saludo me silba y se pega una carcajada.  
Vuelvo a casa renovada después del incomparable espectáculo natural. Una buena rutina.

                                                                                                                             

Rosa Roja de N. V. S.
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2 Comentarios

  • Marina

    Conforme te iba leyendo me iba recreando een ese maravilloso paisaje que has pintado. Un bello lienzo en el que me he embriagado con todos los aromas que desprende la Naturaleza.
    Un hermoso paseo al que me he unido a ti con la imaginación.
    Abrazo enorme con todo mi cariño querida Elsa.

    • Malania Nashki

      Muchas gracias Marina, por estar siempre.
      Ese recorrido no solamente hace bien al cuerpo sino también al alma y al espíritu. Y es más, muchas veces voy recordando a la gente que conozco, te incluyo, y rebobinando sobre las circunstancias que nos llevan a conocer gente.
      Los sonidos a esa hora de la mañana no son los mismos que los de más tarde en que muchos vehículos se mueven con ligereza para no llegar al trabajo a deshora o vaya uno a saber qué tendrá que hacer cada uno.
      Lo que más me gusta en esta época son los aromas de jazmines y los de guayaba. Con la tormenta han caído muchas frutas y nadie las junta porque están en lugares sin dueño.
      En fin…me queda agradecer tu compañia imaginaria. Hace bien.
      Buenas noches querida amiga. Abrazo.

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