AGUA DE RÍO
Quién sabe cuánta vida hayen las aguas turbulentas,si aumentan día a díalas especies tan variadas,o devora la hondonadaen el río pendenciero.Nadie se atreve a decir,que de un censo es imposiblededucir, cuál cantidadse entremezclan invisibles,a los ojos del naciente,ocultándose imponentes,del ocaso en el rastreo,de pescadores fortuitosdel hacer a su albedrío.Reflexionando un momentosobre estas criaturas,triste quedó el firmamentoy el sol se hundió en silencio,dándole paso a la luna,que enamorada del río,se extendió sobre su cuna.Imagen: Gentileza Javier T.EL ÁRBOL
Fue echando raíces,al compás del tiempo,muy superficiales,tal vez sin darse cuenta.Un día el mecer del vientolo recostó sobre el ramajede su fuerte cuerpo,perdiendo sus cimientos.Angustiado y triste,quiso volver en pie,con sus ramas pesadas,no se pudo mover.Y en el filo de la luna nueva,se postró el alfil,se durmió en silencio
sin sus flores carmesí.Imagen: Gentileza R.E.Ch.ABRAZO GIRASOL
Caminaba girasol por los campos resecos, días enteros y en noches de luna llena, cuando escuchó a una rana y se le acercó.
Siguió su camino lentamente, sus fuerzas flaqueaban. Quería saciar su sed y recuperar su vitalidad.
Caminó detrás del pequeño cuerpo verde que daba saltos y más saltos sin mirar atrás.
Laguna y manantial, esperaban la llegada de sus sedientos visitantes.
Girasol inclinó su cabeza, cerró sus ojos y medio adormecido, sorbo a sorbo humedeció pétalo por pétalo toda su cara marchita.
Cuando reaccionó vio una cara lozana en la laguna, muy parecida a la suya. Quiso sacarla del agua pero la respuesta fue un abrazo. Cuando girasol se ponía en pie, la otra cara se alejaba, así una y otra vez, se acercaba, se fundían en abrazo, se alejaba, se separaba.
Y así en la vida, ella y él. Se acerca, lo abraza, se marcha y ella se aleja.
Es el efecto espejo.
¿Qué habrá sucedido con girasol?
Se quedó a vivir junto a la laguna para poder abrazar a su otra cara en noches de luna llena.
La rana construyó su casita, fueron vecinos y muy buenos amigos.SALVA VIDAS
El niño pequeñoremaba solitocon sus pies descalzosjunto a su perrito.La luna mirabaa través de su flequilloy a pesar del hambreestaba tranquilo.Sus manos callosastemblaban de fríosoltaron los remosquedando dormido.De pronto un milagroya no había ríoen la orilla estabangracias al perrito.A lo lejos divisaronuna hoguera y un castillohacia allí se dirigierona través de un laberinto.y por el camino hallarondátiles, plátanos e higos.Imagen de TheOtherKev en PixabayEL VENADITO
En praderas soñolientas que descansan bajo el soleado atardecer, resistiéndose al eco de las voces inconclusas, el sol lentamente va despidiéndose del manto florecido. El venadito espera el abrazo de la luna y juntos caminan bajo las sombras selváticas. Los frutos rojos son su perdición, brotes de palmeras, pitangas y cerellas colgantes va devorando a su paso, tiñendo su boca de carmín. Hunde sus pezuñas en la suave corriente del arroyo y sorbo a sorbo su lengua refresca, mientras se mira en el espejo cristalino y da un brinco.-No temas, no estás solo –la luna lo vuelve a abrazar-. Yo te acompañaré por siempre.El venadito sonríe observando sus patas limpias, retrocede y se acuesta en el colchón de hierbas bajo el frondoso lapacho de flores tardías. Abrazado a la luna reposa y sueña. Sueña que ella regresa, lo acaricia y lo besa. El calor de un rayo de sol que se filtra por las diminutas rendijas de la espesa selva, despierta al indefenso animal y él lo saluda con su boca risueña.-Es hora de retozar- lo invita una vocecilla tímida. Él la reconoce, el sueño se cumplió y es ella, ¡es ella! gritó cuando la vio. Ambos retozaron por el campo, y cuando volvió la luna, los pilló muy juntos reposando sobre la hierba fresca cubierta de rocío. La luna sonrió y se tapó con una nube para no entorpecer el grandioso acto de amor.ECO DE AMOR
CONTRA EN INSOMNIO
La noche me encontró muy cansada, pero aún así no podía conciliar el sueño. Quizás algún medicamento podría haberme ayudado, pero no, preferí recurrir a mis recuerdos, de aquellos conocimientos que alguna vez me los enseñara, no un médico, pero sí un email recibido oportunamente. En aquella oportunidad lo tomé como algo irrelevante, aunque cada vez que me poseía el insomnio, volvía a leerlo y releerlo. Así un día, otro y otro, despacio comencé a dar valor a tal aprendizaje y anoche, nuevamente necesité traerlo a mi memoria, y no solo a mi memoria sino a todo mi cuerpo. La imagen que acompaña el texto, no es mera casualidad, pues allí me remonté. Me acomodé en una de las rocas al borde de la cascada. Debo reconocer que sentí estar acompañada, aunque estuve sola. Juntos, tomados de la mano, en silencio profundo, donde solo nuestra respiración se confundía con el ruido del agua, hacía eco en la profundidad de la noche, iluminada por la luna. No había lugar para palabras, ni gestos, nada, nada más el aire, la calma y el canto en cascada. Y así logré dormir hasta las seis de la mañana, unida a su tibia piel, a su mano, fortaleza infinita jamás olvidada.
Fotografía: Gentileza de R. E. Ch.
EL ENVIÓN DE UNA BURBUJA
Mi paso por la luna me permitió verte mejorpero sentí vértigo y regresé a la tierra.Le robé algunos rayos al sol para regalárteloscon ellos podrías iluminar tus días grises.Te aferraste a la nada del amorno divisaste la lunano percibiste los rayos de sol.La rutina ganó tus díasy desplegó un corral de nubestodas de silencio y melancolía.La fiesta se colmó de lágrimaslas sonrisas no fueron invitadas,durmieron en los bolsillos.Desapareció la músicalas palabras se congelaronlas mesas de café ofrecieron agua saladay los árboles no maduraron sus frutosEscurridiza y asustadasentí el envión de una burbuja azucaradame sumergí en la pompa más confiabley viajé de norte a sur, de oeste a estesimplemente
en búsqueda de mi propio yo.PUENTES Y MUROS
Has sido tú el que ha levantado muros
y ha quemado puentes de comunicación
tal vez por tu soberbia o tu inseguridad
o quizás algún otro factor
que me faltó conocer de tu carácter.
No has podido recordar ni reconocer
que nadie es perfecto, ni tú, ni yo.
Te encargaste de sofocar
todo sentimiento de amor
pero aún así sé que puedes
amar y ser amado
querer y ser querido.
Quizás estás en alguna sombra
de una noche de luna llena.
Pero cuando se retira la luna
con ella también se van tus sombras.Imagen: Julián T.
DESPERTAR
En la inmensidad de la noche,
cubierto de soledad, el lecho,
soñé que mis brazos aprisionaba
tu pecho contra mi pecho.
Besé tu piel un instante
y al latir tu corazón
llenó mi alma de gozo
y de una inmensa pasión.
Pero el sueño me adormeció,
se derrumbó en la mañana,
el sol atravesó mi ventana
y su luz me despertó.
Por ese día, odié al sol.(La fotografía no está volteada, fue tomada así como se ve: la luna al amanecer en cielo azul claro y las nubes a la derecha van a su alcance)TEMPRANO AMANECER
Quizá vive un ángel en un frondoso árbolo en la cúpula de algún bello campanariojunto al canto de un grillo en amanecer temprano.Tal vez las armónicas cuerdas vocalesquizá sean nubes de nuevas tempestadeso vientos traviesos jugando al donaireflores y avecillas que copulan radiantesen vías de dudas y perlas descollantes.Son extremos que deambulan y perturbanque hacen estremecer mi interior agitadopidiendo a voz viva en madrugada frescaque la brisa cambie y me devuelva fresasque a pesar del frío fueron primaveralesdonde tú y yo nos volvimos pasionales.Y una declaración de amor se hizo ecocon el gorjear de gorriones y zorzalesporque te amo así sin prisas desbordantesen un hoy que lo dice todo y no dice nadaque llora por dentro porque me haces faltacuando todo es todo en luna de platao cuando la nada trasmuta tus faltas.Y quizás la orquídea se vuelva en cantatay en danza perfecta la luna reflejemi todo, en mi amado de bella miraday cantos de amor derritan la escarchade ese corazón de poeta y amante.