• General

    SALUTACIÓN

    No fue por olvido
    tampoco por error
    el no saludarte
    con todo mi amor.
    Quizás por recuerdos
    nostalgia tal vez,
    sé que no te agrada
    mencionar la vejez,
    festejar tu aniversario
    ni que te hagan regalos.
    Julio es el mes,
    un día diecinueve
    un bebé llegaba al mundo
    para ser un gran señor,
    ni emisario ni corsario,
    pero sí un gran doctor
    Hoy
    antes que fenezca el día
    quiero desearte lo mismo que hace cuatro años:
    Que los mejores recuerdos inunden tus días.
    Que tu rostro irradie siempre una sonrisa.
    Que tu vida se envuelva en constante alegría.
    Que reine la ilusión, el amor y la dicha.
    FELIZ CUMPLEAÑOS QUERIDO MÍO!
    SIEMPRE ESTÁS EN MI CORAZÓN.
                                                 

    Malania

    Imagen: R. M. T.

  • General

    17 DE MAYO

                                                                                                                            Un día como cualquiera, en vaivén de tristeza y rutina, sin rumbo fijo comencé a recorrer las páginas de internet; cualquiera era válida, hasta llegar a una en la que, por algo que no sé por qué,  me detuve. Muchas fotos, algunas nítidas y reales, otras mentirosas y robadas de actores, otras sexis y sugerentes, algunas ridículas y sin sentido, otras de animales o de flores. Cada cual representaba la identidad de alguien que estaba detrás de la pantalla. Tras el recorrido de mi mirada, y tal vez por intuición, el índice pulsó sobre una imagen de perfil  poco común. Un cuerpo emplumado, en el que no podía distinguir  si era hembra o macho y si lo que  reflejaba, era el momento preciso en que una cámara captó un acto previo a la reproducción o de qué otra cosa se trataba. Mi curiosidad fue en aumento, recorrí cada renglón del perfil que no decía demasiado pero lo suficiente como para creer que era una persona no del todo libre y que deseaba encontrar una salida hacia un hilo de  dulzura y libertad. Virtualmente nos saludamos y de a poco fueron sucediéndose palabras en telegramas tan breves que a veces me causaba enojo el por qué no eran más extensos. Desencuentros fatales  entremezclados con  mínimas coincidencias se presentaron en el camino desde aquel diecisiete de mayo. Podría catalogarse como la inexistente  película en blanco y negro titulada “Acepciones y eludidos”.                       
    Una noche ventosa, como en relámpago irisado, me invadió la duda. Pensaba en él (me gustaba pensar en él), si era un trivial internauta, un solitario aranero, o quizá miembro de alguna secta religiosa o de algún foro judicial. Quién sabe qué misterio se ocultaba en ese hombre que, vestido elegantemente, esperaba mi llegada detrás de una mesa de bar. Su mirada fija y tranquila desvió mi intento  por saber algo más de él, mientras  tropezaba con su sonrisa que derretía mi corazón y mis dedos con los suyos en el intento de mostrar una identificación, que hasta el momento había sido un simple seudónimo. Salimos del bar luego de más de una hora de charla, caminamos cierta distancia y nos despedimos con un beso en la mejilla y apenas un roce de manos, lo que bastó para darme cuenta que en aquél hombre había algo que me atraía. Se sucedieron esporádicos encuentros de café y charla, casi siempre en el mismo sitio mientras la química iba sorteando dificultades para luego florecer al máximo. Y así fue.
    Va pasando el tiempo cada vez con más alegrías que tristezas, más coincidencias que desencuentros, y el amor  tomando curso. Días pasados, mientras viajaba por cuestiones de trabajo, su imagen se apoderaba de los interlineados del libro que es mi compañero de ruta. Vislumbraba las líneas de una nueva página y su imagen estaba allí con nuestras manos entrelazadas, abrazos tiernos y profundos de esos en que la fusión de cuerpo y alma va al unísono, y el deseo de tenerlo nuevamente junto a mí,  intensificándose día a día, por lo que en ese momento, la lectura quedó algo postergada. La iluminación del transporte público era escasa y preferí reposar observando cómo las últimas luces horizontales del día  brillaban cansadas, casi con desmayo, en el ambiente gris. Con acalorada alegría en mi rostro que era evidente y algún que otro  pasajero la detectara, bajé y caminé hasta mi casa más ufana que nunca.
    Imagen propia.
  • General

    BUENA RUTINA

     
    A través del tiempo pude darme cuenta que las mejores postales que nos ofrece la naturaleza son efímeras. Además, no se da nunca una igual a otra. Son espectáculos, que quienes los apreciamos, nos sorprendemos de ellos y si no aprovechamos el momento justo, nos lo perdemos para siempre.
    Esto ya lo he dicho en otra ocasión. Pero la de hoy, en mi recorrido de las 7 de la mañana, fue particular porque estuvo presente un fenómeno natural poco visto en esta zona, la neblina. Más de una hora percibiendo aromas diferentes. Cubiertos de rocío el césped, las plantas, las flores y los frutos. El pasto recién cortado, otros altos me llegan hasta los tobillos. La lluvia arrastró tierra suelta que encontró al paso, por cauces de arroyitos inventados por el abundante caudal de agua caída. La tierra no pidió permiso y se depositó en senderos de cemento aptos para las caminatas en el bulevar de la avenida. Hay que esquivar el barro para no resbalar y es ahí donde mis pies aplastan el pasto humedeciendo mis zapatillas grises. La altura mediana de los árboles de ese tramo, ofrecen el perfume de las flores silvestres. Una vez que cambio el rumbo y enfilo mi regreso a casa, otro es el espectáculo. Las guayabas y su alfombra, quedaron atrás, así como las paltas, los mangos, y otras frutas de estación. Ahora tengo que esquivar las espinas de los rosales que sobresalen de las verjas. Muy orondas se mecen al compás del viento perfumando las veredas con sus ramilletes blancos, rosados y lilas. Los que más abundan son los blancos que tienen un aroma inigualable. No son iguales a las rosas que venden en las florerías que parecen de plástico. Estas son nacidas en tierra fértil y se bañan de rocío al alba y al ocaso, o en noches calmas, casi en todas las estaciones del año. Quizás por eso conservan el perfume original a rosas frescas.
    A todo esto, tengo que sumar el canto de los pájaros: mirlos, gorriones, loros, algún extraviado zorzal y el papagayo de mi vecina que me saluda al pasar. Si no lo saludo me silba y se pega una carcajada.  
    Vuelvo a casa renovada después del incomparable espectáculo natural. Una buena rutina.

                                                                                                                                 

    Rosa Roja de N. V. S.
  • Poemas

    PENSAMIENTO MADRUGADOR

    Con saludos de madrugada,
    cuando al despertar
    tú me llamabas
    en mi ser tú penetrabas
    exaltando mis sentidos
    susurrándome al oído
    un acto de amor intenso
    estremecías mi cuerpo
    llenabas mi corazón
    de alegría y de pasión.

    Al amanecer
    mis sentidos te reclaman
    y preguntan
    ¿Quién ocupa mi lugar?
    ¿Será el cielo, la luna o el sol?
    ¿Será mujer? ¿Será varón?
    ¿Será otra cosa?
    o simplemente será…
    ¿tu soledad ignota?

    Imagen propia.

    Imagen naranja, de la red

     
     
     
     

     
  • Poemas

    AL AMANECER

    ¿Por qué versos tristes?
    si los prefiero alegres
    ¿Para qué llorar si existe?
    la ternura y el amor ardiente.
    Aunque no puedo negar…
    extraño tu saludo en madrugada
    y tus besos tempraneros
    meciéndose en mi almohada.
    Extraño tu dulce tu sonrisa
    y tus ojitos color miel
    que hacen brillar las estrellas
    en cálido amanecer.
    Imagen de la red.
  • Poemas

    SOL Y LUNA

     
     

    Peina la Luna llena
    su cabellera de plata,
    mirándose en gran espejo
    celeste mar de hojalata

    El Sol la encuentra muy bella
    en la mañana de fresas
    la saluda con un rayo
    a través de fresca estela

    Cástor le dice a su Luna
    ¡vámonos, que se hace tarde!
    y bajando muy despacio
    con nostalgia que lo invade

    Pólux, mirando al Sol
    no lo deja ni un instante
    porque siente un gran amor
    por su Gran Señor Brillante.

    Cástor no deja a la Luna
    Pólux no abandona al Sol
    Cástor y Pólux se aman
    ¿Adónde irá su afán de Amor?

    imagen propia.

  • General

    UN BESO EN SILENCIO

     
    La noche anterior se había llorado todo como en concierto, con gruesas gotas, relámpagos, truenos y los gritos desesperados del loro de Carolina, secuestrado en una jaula bailarina al compás del vendaval.                     
     A Estela le gusta salir a caminar antes de que salga el sol.
    Ese día viernes las calles, algunas sin asfalto, adoquines ni cemento, estaban mojadas y serpenteadas por charcos en la tierra roja. Un perro pequeño que dormía bajo un canelo la siguió acompañándola hasta una casa sin verjas, aparentemente abandonada y allí se quedó al resguardo de un alero. Los ladridos de otros perros tras rejas y muros daban aviso del paso de la mujer por aceras y calles. A ninguno se le ocurrió ser cómplice del silencio que ella hubiera querido conseguir durante su paseo de paso apresurado.             
    Estela caminó hasta el final del camino donde termina el barrio en el que vive desde no hace mucho tiempo, por las calles desiertas, inundadas por el aroma de hojas húmedas de cientos de árboles que ofrecen su sombra cuando el sol arde a mediodía y siesta. Las flores silvestres matizan el aire fresco y puro de otro amanecer sin humos ni gases tóxicos. Una flor amarilla solitaria se balancea como saludando a su paso, la contempla, la fotografía y continúa el camino hacia su casa. Una hora basta para la caminata del día.
    Por suerte el loro de Carolina está bien, fuera de su jaula, que quedó cubierta por una gran hoja de palmera, desprendida del árbol a causa del viento.  Feliz, le da un beso de pico en señal de amor y agradecimiento. 

                                                                                                                                                    

    Imagen: N. C. G.

  • General,  Poemas

    DESLUMBRANTE LUNA

    Hay una forma viva,
    en que la luna sale redonda
    y nunca es igual (o tal vez sí),
    pero cada día es
    como la primera vez.
    ¿Alguien sabe cuál fue
    el día en que la luna
    mostró su cara circular la primera vez?
    O ¿Cuándo fue el primer día
    que vio así a la luna?
    Yo recuerdo haberla visto
    tan iluminada y grandiosa
    como el primer encuentro contigo,
    en un atardecer distinto.
    La luna indiferente,
    al menos así parecía,
    nos bañaba con su deslumbrante luz.
    Los granitos dorados
    daban cuenta del sol
    que cansado se había esfumado
    dejando bajo nuestros pies su calor. 
    Algún cangrejo blanco asustado
    se escondía en nuestra sombra.
    Una que otra gaviota
    en vuelo tardío
    nos saludaba con sus alas.
    Las ágiles e irrespetuosas horas
    anunciaban la medianoche,
    mientras tú y yo destejíamos
    hilos secretos de los recuerdos
    de momentos vividos.
    Hoy somos solamente amigos.
    Amigos al amanecer de madrugada
    y amigos bajo la luna pícara,
    silenciosa y calma.
    Hoy tu vida es ajena a la mía.
    Eres como el sol poniente sobre el mar,
    mientras yo disfruto de la caminata playera
    a la luz de la luna reflejada en sus aguas.

    Imagen: Mia T.

  • Poemas

    LA IMPORTANCIA DE TU EXISTIR

     
    Mi sonrisa
    se disponía a viajar
    hacia aquella densa nube,
    para internarse
    en el llanto de su espesura.
    Fue en ese mágico  instante
    sorpresivamente tus palabras
    atravesaron la puerta
    de mi madrugado sueño.
    La alegría tomó la posta
    y en armónico abrazo virtual
    cambió el aire
    de un tardío amanecer.
    Palpité tu saludo mañanero
    con fragancia silvestre y neblina fresca.
    El reflejo del último escalofrío de la noche
    se durmió bajo el agua marina
    cediendo paso a una nube rosa
    de la que emana alegría
    por saber que existes.
     
    Imagen: G. F. T. 
                                                      

  • General

    HILOS DE PLATA

    Te amé;
    y todavía quedan
    flores azules matizadas
    que saludan al alba,
    perlas onduladas
    bajo el sol de la mañana,
    perlas madrugadas
    con hilos plateados,
    y de tinta del corazón
    que pintan en armonía
    todo mi interior.
    Imagen: R. E. Ch.