• Poemas

    MIELERO

    En el bosque donde crece el cactus,
    bajo el sol ardiente, un mielero danza,
    entre espinas y flores, su canto es un lazo,
    tejiendo en el aire dulzura y confianza.

    Las lianas se enredan en sueños ocultos,
    bailan al viento, como susurros suaves,
    y en el jardín, donde la vida se asienta,
    cada hoja brilla, luego se marchita y cae.

    En su vuelo ligero, el mielero se asoma,
    trae en su pico la comida a sus pichones,
    alimenta la vida con su canto y su aroma,
    regando bosque y jardín con sus emociones.

    Malania

    Imagen: Rosana G. B.

  • Poemas

    BAILANDO EN MI SOLEDAD

     Dejando cantar el silencio, él sigue bailando,
    mientras las horas no se pueden detener
    y el tiempo continúa su viaje.
    Todo parece un sueño pero es la realidad,
    la fantasía tan viva juega con la ilusión.

    Bailando en  mi soledad se dice muy suavemente:
    ese hombre que va marcando el compás lleno de felicidad.

    Su risa a los cuatro vientos se siente
    entre el encanto presente que lo llama a no detenerse.

    Bailando en mi soledad va repitiendo hasta salir el sol
    sin dejar de hacerlo y pareciera querer volar sin destino.

    Autor: Miguel Márquez

    Imagen:   Malania

  • Poesía

    LAS OLAS Y EL VIENTO

    (Imagen propia)

    Las olas vienen y van…
    No tienen…ni principio ni final, ni final. 
    ¡No se cansan de llegar  o de regresar!
    ¡Es su misión primordial!

    Como eternas compañeras, 
    conocen los secretos
    que encierra la inmensidad.
    ¡Son inmortales sin protestar!

    Cantan, suspiran, silban,
    se contraen, se expanden,
    en un patrón regular…
    es un misterio que jamás podremos descifrar.

    El viento, en complicidad,
    las lleva de la mano
    y nunca las va a soltar…
    juntos, recorren distancias
    como enamorados en alta mar…


    ¡Él, siempre romántico,
    demostrándoles amor de verdad!
    Las olas y el viento como creación magistral
    te ofrecen…¡Relajación total!

    Autora: Sira Vargas de Biheller
    Tucacas- Venezuela

    Imagen: Sira Vargas de Biheller

  • Poemas

    SIN RESPUESTAS

    ¿Por qué te ocultas
    detrás de la pantalla?
    ¿Por qué estás
    detrás del sol de la mañana?
    ¿Por qué arrasas mi camino
    y toda mi alma?
    ¿Por qué silencias
    como el viento en calma?
    ¿Por qué estás aquí
    pero estás allá?
    ¿Por qué te veo
    en las cosas más simples?
    ¿Serás sencillo
    o tal vez muy orgulloso?
    ¿Por qué siento celos
    cuando descubro el rocío?
    ¿Será que es cierto
    que estás en celo
    desde el 1 de enero?
    ¿Será que ha despertado
    en mí un sentimiento?
    ¿Será que no me entero
    y es que ya te quiero?
    ¿Llegaré a tu cima
    o caeré en mi sima?

    Malania

    Imagen: de la red

  • Efemérides,  Poesía

    CONSEJO MATERNAL

    Hoy, tercer domingo de Octubre, se celebra en Argentina, como todos los años, el Día de la Madre y Día de la Familia.
    Esta poesía, cuyo autor es Olegario Víctor Andrade, la recité en uno de los actos escolares de primaria.
    No la olvido y creo que no la olvidaré jamás.

    “Ven para acá, me dijo dulcemente
    mi madre cierto día,
    (aún me parece que escucho en el ambiente
    de su voz la celeste melodía).

    Ven y dime qué causas tan extrañas
    te arrancan esa lágrima, hijo mío,
    que cuelga de tus trémulas pestañas
    como gota cuajada de rocío.

    Tú tienes una pena y me la ocultas:
    ¿no sabes que la madre más sencilla
    sabe leer en el alma de sus hijos
    como tú en la cartilla?

    ¿Quieres que te adivine lo que sientes?
    Ven para acá, pilluelo,
    que con un par de besos en la frente
    disiparé las nubes de tu cielo.

    Yo prorrumpí a llorar. Nada, le dije,
    las causa de mis lágrimas ignoro;
    pero de vez en cuando se me oprime
    el corazón, y ¡lloro!…

    Ella inclinó la frente pensativa,
    se turbó su pupila,
    y enjugando sus ojos y los míos,
    me dijo más tranquila:

    Llama siempre a tu madre cuando sufras
    que vendrá muerta o viva:
    si está en el mundo a compartir tus penas,
    y si no, a consolarte desde arriba.

    Y lo hago así cuando la suerte ruda
    como hoy perturba de mi hogar la calma,
    invoco el nombre de mi madre amada,
    ¡y entonces siento que se ensancha mi alma!”

    Texto e imagen de la red.

    Biografía:

    Olegario V. Andrade nació el 6 de marzo de 1839.  Aunque existen discrepancias sobre el lugar donde se produjo el mismo, el acta de su nacimiento  y otros datos coinciden en que nació en Alegrete, Departamento de Río Grande del Sur, Brasil.

    Falleció en Buenos Aires el 30 de octubre de 1882, a causa de un ataque cerebral. 
    Su sepelio fue una muestra del reconocimiento general a su obra.  Habló el presidente de ese momento, Julio A. Roca, y recitaron sus composiciones poéticas personalidades del mundo de las letras. 
    Sus restos se encuentran en el Cementerio de la Recoleta, y un busto suyo se halla en el Jardín de los Poetas de El Rosedal de Buenos Aires. 

  • Poemas

    NATURALEZA HUMANA

    Huir del viento,
    para que no te dañe la piel.
    Huir del sol,
    para que no te queme ni te salgan manchas.
    Huir de la lluvia,
    para que no se te estropee la ropa.
    Huir del calor,
    encerrándote en una fresca habitación,
    para no sofocarte.
    Huir del frío,
    para no tiritar y pescarte una gripe.
    ¡Y de cuántas más cosas!
    De la guerra, de un tornado,
    de un animal salvaje,
    de un grupo humano agitado.
    Podríamos agregar muchos más.
    Huir. Huir. Huir.
    Pero…NUNCA HUYAS DEL AMOR.

    Malania

    Imagen: propia

  • Poemas

    CUÁNTAS, CUÁNTAS VECES

    ¿Podré amarte sin verte,
    sin mirarte?
    en regiones contrarias,
    unidas tan solo
    por el inmenso océano:
    Tú, en mediodía quemante.
    Yo, en fresco amanecer,
    bajo las frías sábanas,
    me conforma recordarte.
    Te busco con afán,
    sin darme cuenta,
    entre las infinitas palabras.
    Estás frente a mí,
    me haces sonreír.
    Estás conmigo,
    alegras mi existir,
    a través del infinito.
    Mi vida se detiene,
    un instante,
    para mirarte,
    para conocerte,
    para venerarte,
    para saludarte ruborizada.
    ¿Por qué no?…
    Tu fuego, es mi fuego.
    Tu fuego, en mi hoguera.
    ¿La estarás amando?
    Pienso:
    ¿Acaso te siento…
    en el misterioso aroma
    de las flores sin perfume?

    Malania

    Imagen: Propia

  • Poemas

    ME HE LEVANTADO

    He vivido muchas malas, pero aprecio lo bueno,
    perdí, pero aprendí a disfrutar las victorias.

    Sé que la humildad vive en mí y toda la entereza,
    lloré pero aprecié más la risa.

    Dormí bajo el cielo en un rincón cualquiera de una calle,
    el frío me atrapó y el hambre se apoderó,
    pero, aun así no me perdí.

    Me mojó la lluvia y alguien me dijo
    palabras ofensivas que me dolieron,
    pero sané heridas sin dejar de lado la empatía. 

    Vi tanta maldad y no me dejé llevar,
    seguí andando, afirmé mis pasos,
    nada me detuvo.

    Me he levantado y salí entre las tinieblas para ver el sol,
    sé que no soy lo mejor, pero continúo marchando,
    nada me detiene ni me detendrá,
    por eso agradezco a Dios por guiarme con fe.

    Autor: Miguel Márquez

    Imagen: C. S.

  • Poesía

    UNA ORQUÍDEA SOLITARIA

    Vive y sueña el eco en las montañas,
    el sol y la luna con su luz lo acompañan.
    Una solitaria orquídea se mece con el viento
    erguida despliega sus pétalos hacia el cielo.
    Alberga en su radiante belleza
    los secretos de las aves que la cotejan,
    cómplice con el rocío y la madrugadora brisa
    su esencia perdura mientras la acarician.
    En los días invernales, cuando cae la nieve
    la orquídea la derrite con una simple sonrisa.
    Las nubes se despliegan en celeste y blanco
    vigilantes pintan el cielo con su manto.

    Malania

    Imagen: de la red gentileza de Ricardo G.

  • Poemas

    SALUDANDO AL VIENTO

    Saludando el viento
    desde la ventana de mi cuarto me encuentro,
    escucho el sonido que hace al pasar.

    Se muestra enojado soplando fuerte,
    como queriendo llevarse todo por delante.

    Algunos tal vez dirán, no es enojo tan solo es prisa,
    pero, deja la sensación de algún rezongo.

    Saludando al viento, estoy a lo lejos
    aunque no sé si me lo contesta,
    igual lo intento sin importar qué esté sucediendo.

    Es el saludo a quien se va tan apurado y nada lo detiene,
    seguro atrás vendrá la lluvia.

    Autor: Miguel Márquez

    Imagen: de Malania