EL DÍA A DÍA
Día a día,
entre círculos y circunferencias
combinando cuadrados y rombos
zonas sombreadas
de paralelogramos y trapecios.
Si no son paralelas, son oblicuas
o perpendiculares y mucho más.
Te busco y busco
conciliar el sueño
y la intersección perfecta
de nuestro encuentro.
Somos secantes y perpendiculares
somos áreas fusionando calor
y perímetros entrelazados.
Te extraño y deseo
volver a recorrer
tu perímetro cm a mm
con besitos de tornasol
y con mis manos
el área cálida de tu selva
paso a paso y lentamente
descifrando hoja por hoja
impregnadas
en aromas de pasión.Malania
Imagen de la red
NO ME IRÉ…
La oscuridad todavía no se había retirado. Él abrió los ojos, dio vueltas y más vueltas en la cama y el sueño no volvió. Se miró al espejo, tomó la tijera y emprolijó su barba. Bajo la ducha la recordó, suspiró profundo y sonrió al darse cuenta de que con su mano apenas llegaba a frotar su espalda con la esponja natural. Ella podría hacerlo mejor, pensó. ¿Acaso estaba allí desnudando su desnudez? El agua borró las huellas de las espumas; se envolvió medio cuerpo en la toalla blanca y preparó un café. Mientras tanto su cabeza merodeaba sobre un revuelto de letras abandonadas hacía un tiempo. Vistió ropa cómoda, se peinó con los dedos, las letras lo esperaban. Poco a poco las fue pasando y devorando lentamente página a página. Ella seguía allí, atenta, sin siquiera mover una pestaña pues no quería perturbar su acometido. Las letras se bajaban del vagón vacío, pero ella lo acompañaba al otro vagón y con su mirada acariciaba su nuca, sus sienes, sus lóbulos y todo su cuerpo. De a ratos él presentía su presencia y se detenía, la buscaba, así una y otra vez. Sin embargo no podía parar de leer, requería plena concentración para poder llegar a la meta. Ya cerca del final, giró su mirada, aspiró su perfume y la abrazó en su almohada.–No te vayas— susurró.–No me iré— le respondió.—La semana próxima pasaremos un grato momento—dijeron a coro.El tren de letras estaba casi vacío y él, feliz por haberlas guardado en su mente. Pero, ¿las recordará?La abrazó junto al libro que había terminado de leer. Ella se había filtrado por la ventana colgada de un hilo de la melodía de su música preferida. Y así durmieron hasta que el sol anunció la media mañana.MalaniaImagen: de la red.SOY Y NO SOY
No soy como la Puya mapucheque florece a los cuarenta y muere.No soy un Baobab verdeque sólo tiene hojas cuando llueve.Tampoco un meteoritofragmentado sobre la tierra.No quiero ser un relicariodonde solo pueda guardar recuerdos.Quiero evolucionar contigo o sin tien el tiempo y con esmero.Ser vertiente a pesar de la distanciaque tampoco es extensa.Un manantial de amordonde puedas apoyar tu hombro.Que podamos disfrutar alegrementedel hecho de estar vivos y conscientes.No quiero nostalgia ambulanteni tampoco indiferencia cortante.Tampoco quiero sonrisas vacilantes.Prefiero amanecer en soledady vivir bajo el sol radiantea pesar de los días fríosque seguramente seránpasajeros caminantes.Sé que el sol está y que se brindasin esperar actos pendencieros.Al fin y al cabo:Quisiera convertir en una antorchalos restos de nuestro naufragiosi es que hubo naufragio…Para darte en las mañanas cálidas o fríasmuchos mimos entre besos y abrazos.Malania.Imagen propiaESPERÁNDOTE
Qué más da,
si un celemín o dos
es la distancia
que hay entre tú y yo.
O diez
o cien metros cuadrados,
o una
o cien fanegas
o quinientas varas.
O quizás estás
a la vuelta de la esquina
entre tules tornasoles
o en espumas de alfaguara.
O con un corcel
cobijado entre tacuaras.
La medida no importa
ni la distancia que nos separa.
Lo importante es que estás,
y yo,
aguardo tu llegada.Malania
Imagen propia
COTIDIANEIDAD
Para viajar en transporte público desde el barrio donde vivo al centro de la ciudad, hay que hacer combinación en una estación de transferencia. Entre los dos colectivos se tarda aproximadamente 40 minutos. Sumando la espera, en total serían 50 minutos, no más. A veces prefiero y elijo este medio por el horario conveniente a mis necesidades.
Durante el viaje siempre hay alguien quejoso a más no poder, mientras otras personas ni se enteran de nada porque se tapan los oídos con música que suena a través de pequeños auriculares.
– Ayer llovió tanto que no pude salir de casa. Hubiera preferido que saliera el sol antes de que cayera tanta agua. La lluvia entorpece mi trabajo porque no puedo salir a vender por la calle- dijo una mujer llamada Teresa.
– Sí, pero ya hacía falta agua para las plantas- dijo la otra que estaba sentada al lado, Rina.
– Está bien, pero si no vendo no gano dinero necesario para comprar la comida.
– Y qué haríamos si no lloviese nunca- preguntó la otra.
– Tendría que llover solo por las noches- respondió.
– ¡Mirá vos! Como si pudiéramos planificar el tiempo y acomodar a nuestro gusto y antojo.
– No, pero sí- dijo Teresa.
– Mirá, creo que tenemos que ser agradecidos por lo que tenemos. Hay lugares que sufren la falta de agua y nunca escuché que se quejen.
– Seguramente hablaste con cada uno de ellos por eso sabes tanto- respondió con tono irónico.
– Contigo no se puede hablar porque si no te quejás de una cosa, te quejás de otra.
No sé cómo te aguanta tu marido.
– Si tuviese marido no estaría trabajando así, vendiendo en la calle.
– ¿Y por qué no? Yo tengo marido y también salgo a trabajar.
Una jovencita que iba sentada en el asiento detrás de las mujeres, se levantó y enojada les dijo:
– A ver si se callan un poco, yo tengo un examen y necesito aprovechar el tiempo para leer.
Las mujeres la miraron y sin hacer caso, siguieron discutiendo sobre qué estaba bien y qué no.
A todo esto se metió un hombre mayor, defendiendo a la muchacha.
– ¡Señoras! ¿A quién les importa los temas que ustedes están discutiendo? ¿Por qué mejor no se bajan y se sientan en una plaza para hablar de lo que quieran?
Teresa, que estaba muy ofuscada con todos y hasta consigo mismo, dijo:
– Mire señor, usted mejor no se meta. ¿O es que la señorita le interesa y por eso la defiende? Dijo refiriéndose a la estudiante.
El colectivo se detuvo y muchos pasajeros descendieron, entre ellos Teresa y la estudiante.
Rina y el hombre continuaron viaje sin emitir palabra.
Esta vez fue leve la discusión. Pero he escuchado y visto cómo hay gente irrespetuosa, a la que no le importa nada. Sobre todo a los que no respetan las filas para ascender al colectivo. Madres que mandan a sus hijos que empujen a la gente para subir antes que todos y les reserven asientos. En fin, los avivados de siempre y los mal educados o mal aprendidos, como mejor quieran interpretarlo, hay por todas partes.
¿Dónde han quedado nuestros valores?Malania
Imagen: de la red
TACURÚ
Los tacurúes son construcciones de tierra hechas por hormigas. Allí viven y a veces la comparten con termitas. Pueden alcanzar más de un metro y medio de altura.
Suelen elegir predios abandonados, pero el de la foto no es el caso porque la gente circula por allí todos los días y hasta se pueden sentar a compartir unos mates a la sombra de un árbol, mientras lo observa a ver si sale alguna hormiga, pero no. Si no se las molesta, no hacen nada. No se las ve durante el día porque permanecen dentro de su nido.
El nombre científico de estas hormigas es Camponotus punctulatus. Es nativa de Argentina. También se pueden ver los tacurúes a los costados de las rutas.
No comen cultivos, pero los tacurúes son tan duros que no se pueden deshacer fácilmente, por lo que igual ocasionan problemas a los productores ya que se necesitan máquinas para destruirlos antes de sembrar.
Algunos pequeños productores los queman pero no sería ésta la solución.
Armar un plan para prevenir su aparición en otros lugares sin utilizar productos químicos sería lo ideal.Malania
Imagen destacada: R. E. S.Imagen al pie: de la web
SIN UNA BRECHA
¿Me ayudas?
Sin que exista una brecha.A escribir en el agua
con una pluma estrecha.A pintar en el cielo
con el ala de un pájaro en vuelo.Tú en una nube azul
vestida con brocado y tul.Yo en una blanca
con burbujas matizadas.O bien en una sola
unidas por una estola.O con algodón y juncos
los dos en uno, los dos juntos.
Malania.Imagen: de la red.
JANGADA
No quería retroceder,aunque lo atacara una pertinaz jaquecay sus ideas estuvieran desparramadasen una envolvente ensenada vieja.Ya no era un zagal,había pasado hacía varias décadasdesde aquel amoral que nunca pudo olvidar.Sus lágrimas eran torrentecada vez que la recordabaen sus paseos por salinas desoladaslos verdes bosques o los jardines floridosen veraniegas alboradas.Hoy solo quedancataratas de aguas oscurasy con ellas una incipiente ideala de dejarse oxidar por la humedady convertir la fe en un rayo de luna.MalaniaImagen: M. J. T.
DE ABUELAS
La abuela Victoria
parece una reina
se viste y se peina
usando una hebilla.Es muy coqueta
igual que Violeta.
Con zapatos de charol
y vestidos de seda
pasean por la alameda
y nunca les falta
un labial en la cartera.
La abuela Florencia
no tiene paciencia
cocina muy poco
y come a lo loco.
La abuela Sofía
pasea a su perra Tina
y los otros días
se la olvidó en la esquina.
La abuela Roberta
se queja y se queja
no quiere estar sola
quiere ir a las fiestas.
La abuela Petrona
es la más glotona
se roba los dulces
de doña Ramona.
La abuela Ramona
le tiene paciencia
siente mucha pena
porque está enferma.
La abuela Renata
luce de escarlata
se come de todo
lo que viene en lata.
Pero la más sencilla
es la abuela Guillermina
hasta con sus alpargatas
siempre luce linda.Malania
Imagen: de “album.es”
ASÍ ESTÁ…
Cegado en su quietud
sin ánimo de proeza
dormita bajo el alpendre
el guardián prodigioso,
junto a su amo rabioso
porque sufre en la pobreza.
Y no es que le falte comida
ni tampoco las monedas.
Lo que le falta es cariño
a quién decir “te quiero”
y tener a quién amar
para poderla besar
en madrugadas de invierno.
Sin amor vive hace tiempo
y su mascota lo siente
cuando lo escucha llorar
en madrugadas de soledad
o cuando ve el sol poniente.Malania
Imagen: J. G. T.