• Poemas

    ESCARCHA OTOÑAL

     
     
    La escarcha
    cubrió las heridas
    del pastizal reseco.
    La luna
    bañó con sus claros,
    del mar se hizo eco.
    La ducha
    tibia amanecida,
    se transformó en el tiempo.
    Quitó horas al día
    y en remolineo,
    cabizbajo y retraído,
    acabó perplejo,
    en el umbral rojizo
    de una nube sin fin,
    que en soledad
    bautizó desierto.
     

  • Poemas

    DE SILENCIOS

    Sigilosamente,
    tu silencio y el mío
    se invitaron a pasear,
    bajo la luna mojada
    y la nube manantial.
    Caminaron muy callados,
    tomados de la mano,
    por senderos lejanos,
    de todo testigo, ajenos.
    Contemplaron el mar,
    se miraron a los ojos,
    no resistieron más,
    soltaron riendas a su antojo.
    Desapareció el silencio,
    la luna lo atestiguó,
    abundaron las palabras,
    como en dulce canción.
    Él se la comió a besos
    y ella los devoró,
    en destellos de sus ojos
    el amor se decoró.
    Y volviéndose en silencio,
    la vida toda cambió,
    se amaron eternamente,
    y al rumor se pretirió.
  • Poemas

    INFINITO

    Cascabelea el sol,
    reflejándose en el río,
    mientras ella lo espera,
    llegar con el estío,
    desde un férreo horizonte,
    de días interminables,
    con la misma ilusión,
    de  pájaros que incansables,
    cantan bajo la única estrella,
    que no se apaga ante ella.
    El paseo diario la llena,
    la colma de esperanza,
    a pesar que él no promete,
    su llegada en primavera,
    con aroma de hojas nuevas.
    Y mientras el viento peina,
    llevándose  hojas en rueda,
    ella aún lo ama,
    ella aún lo espera.
    Imagen: Sergio D.V.
  • General

    ACUERDO

    Parecía existir un singular acuerdo entre la lluvia y el sol, acuerdo tácito al que nunca hicieron alusión, vaya uno a saber cuál era la decisiva finalidad. No era frecuente el encuentro. Por entre el acero de los nubarrones aparecía de vez en cuando un resplandor pálido de laxos brazos. A ras de tierra el mezquino correr del viento del que aprovechaban, pretenciosos por secarse,  los charcos rojizos. En las alturas los nubarrones crecían, se multiplicaban. 
    Al fin la luna irrumpió impetuosamente. 
    Él, que ansioso esperaba el cambio a buen tiempo, entornando sus ojos, apuntó una mirada lejana, bajo el sombreado de venturosos árboles que sacudían sus hojas, desparramando gotas que se prendían a su pelo, llenándose de una cercana dicha, regocijado por los frescos perfumes de un recuerdo reciente. Respiraba su presencia tan ligera como la suave brisa que indicaba un buen presagio.
    Los nubarrones desaparecieron, el sol tímidamente se internó tras ellos y la luna llena reinó en la galaxia regalando sueños. 

    Imagen: Sergio D. V.

  • General

    PASEO DE DOMINGO

     
    Ocho cuarenta de la mañana,  
     muro espeso de araucarias enanas, 
    o tal vez mutiladas por la poda otoñal, 
    aroma de verde grisáceo,  
    en navidad atemporal, 
    despiden su pulcro  perfume original.   
    La nieve en serpentina 
    desparramó su color 
    y en viaje a lo más que conocido 
    tarareo una canción.
    Un círculo, luz del sol,
    emana de las montañas,
    y penetra entre los árboles,
    que convergen en su cúspide,
      
    dejando abierta una boca,
    con la lengua recostada, 
     como abatida por el cansancio,
    o por el ardor de un día nada lúgubre. 
    Al final, una mesa de luz, 
    con la ausencia de  lámpara,
    tropiezo y me despierto.
     
    Qué sueño más tonto,
    me hizo pasar la parada,
    y tuve que descender,
    a más de cinco cuadras
    .
    Imagen: R.E.Ch.
  • Poemas

    AGUA DE RÍO

    Quién sabe cuánta vida hay
    en las aguas turbulentas,
    si aumentan día a día
    las especies tan variadas,
    o devora la hondonada
    en el río pendenciero.
    Nadie se atreve a decir,
    que de un censo es imposible
    deducir, cuál cantidad
    se entremezclan invisibles,
    a los ojos del naciente,
    ocultándose imponentes,
    del ocaso  en el rastreo,
    de pescadores fortuitos
    del hacer a su albedrío.
    Reflexionando un momento
    sobre estas criaturas,
    triste quedó el firmamento
    y el sol se hundió en silencio,
    dándole paso a la luna,
    que enamorada del río,
    se extendió sobre su cuna.
    Imagen: Gentileza Javier T.
  • Cuentos

    ABRAZO GIRASOL

    Caminaba girasol por los campos resecos, días enteros y en noches de luna llena, cuando escuchó a una rana y se le acercó.
    Siguió su camino lentamente, sus fuerzas flaqueaban. Quería saciar su sed y recuperar su vitalidad.
    Caminó detrás del pequeño cuerpo verde que daba saltos y más saltos sin mirar atrás.
    Laguna y manantial, esperaban la llegada de sus sedientos visitantes.
    Girasol inclinó  su cabeza, cerró sus ojos y medio adormecido, sorbo a sorbo humedeció pétalo por pétalo toda su cara marchita.
    Cuando reaccionó vio una cara lozana en la laguna, muy parecida a la suya. Quiso sacarla del agua pero la respuesta fue un abrazo. Cuando girasol se ponía en pie, la otra  cara se alejaba, así una y otra vez, se acercaba, se fundían en abrazo, se alejaba, se separaba.
    Y así en la vida, ella y él. Se acerca, lo abraza, se marcha y ella se aleja.
    Es el efecto espejo.
    ¿Qué habrá sucedido con girasol?
    Se quedó a vivir junto a la laguna para poder abrazar a su otra cara en noches de luna llena.
    La rana construyó su casita,  fueron vecinos y muy buenos amigos.

  • Poemas

    SALVA VIDAS

    El niño pequeño
    remaba solito
    con sus pies descalzos
    junto a su perrito.
    La luna miraba
    a través de su flequillo
    y a pesar del hambre
    estaba tranquilo.
    Sus manos callosas
    temblaban de frío
    soltaron los remos
    quedando dormido.
    De pronto un milagro
    ya no había río
    en la orilla estaban
    gracias al perrito.
    A lo lejos divisaron
    una hoguera y un castillo
    hacia allí se dirigieron
    a través de un laberinto.
    y por el camino hallaron
    dátiles, plátanos e higos.
    Imagen de TheOtherKev en Pixabay
  • General

    EL VENADITO

    En praderas soñolientas que descansan bajo el soleado atardecer, resistiéndose al eco de las voces inconclusas, el sol lentamente va despidiéndose del manto florecido.  El venadito espera el abrazo de la luna y juntos caminan bajo las sombras selváticas. Los frutos rojos son su perdición, brotes de palmeras, pitangas y cerellas colgantes va devorando a su paso, tiñendo su boca de carmín. Hunde sus pezuñas en la suave corriente del arroyo  y sorbo a sorbo su lengua refresca, mientras se mira en el espejo cristalino y da un brinco.
    -No temas, no estás solo –la luna lo vuelve a abrazar-. Yo te acompañaré por siempre.
     El venadito sonríe observando  sus patas limpias, retrocede y se acuesta en el colchón de hierbas bajo el frondoso lapacho de flores tardías. Abrazado a la luna reposa y sueña. Sueña que ella regresa, lo acaricia y lo besa. El calor de un rayo de sol que se filtra por las diminutas rendijas de la espesa selva, despierta al indefenso animal y él lo saluda con su boca risueña.
    -Es hora de retozar- lo invita una vocecilla tímida. Él la reconoce, el sueño se cumplió y es ella, ¡es ella! gritó cuando la vio. Ambos retozaron por el campo, y cuando volvió la luna, los pilló muy juntos reposando sobre la hierba fresca cubierta de rocío. La luna sonrió y se tapó con una nube para no entorpecer el grandioso acto de amor.  
  • General

    FRAGANCIA DE OTOÑO

    COMO SERPENTINAS
    Los  silicios se escudan  tímidamente en el brisar vulcanio
    y en alas carmesí cimbran en la madrugada.
    Despertar de evaporitas que ansían un poco de dulzura
    cubren manantiales y selvas despejadas.
    Fosforitas desnudas bregan por fragancia de rosas
    entre rocas y alamedas silenciosas.
    Capas sobre capas luchan por sobrevivir
    deformaciones tectónicas limitan su potencia.
    El otoño carga sobre sus espaldas el hierro
    de amaneceres solitarios y silenciosos.
    Las esmeraldas se opacan por la humedad
    encubierta  por el frío fantasmal.
    La frialdad del ambiente invita a la radiación
    accede gustosa acompañada por la convección.
    Los magmas pugnan por un suave  sendero
    hacia las cálidas caricias del rey sol.
    El metamorfismo triunfador , airoso, baña
    con serpentinas de granates y andalucitas.
    Y el movimiento continúa sin darnos cuenta
    convirtiéndonos en misteriosos seres.
    Imagen: Gentileza de R.E.Ch.