• General

    NADA ES PARA SIEMPRE

    La abulia nubló sus días y las horas corrían en eslabones tiznados. La adiposis la volvió estática e intolerante. Todo le molestaba, hasta el más mínimo trino proveniente del nido, ese que un par de gorriones construyó a pesar del mal tiempo. Pero nada es para siempre y las sorpresas suceden.
    Perdido en las inmediaciones del barrio, un axiólogo la vio sentada junto a la ventana de su casa y se acercó. Preguntó si conocía un local de venta de ropas. La charla se extendió por más de una hora. El axiólogo la convenció para que lo acompañe al lugar que buscaba. Allí se ocupó de vestirla con un hermoso vestido azul marino ceñido al cuerpo y espalda descubierta, un ancho cinturón que marcaba la profundidad de su cintura, zapatos con altos tacones y un collar dorado.
    Con imponente figura sorprendió a la vecindad.  La cadena tiznada desapareció y el talentoso axiólogo, con sutileza hedonista logró desposar a aquella dama, que desde ese día dejó de lado su abulia.

                                                                                                                                   Malania

    Imagen de la red

  • General

    DESPUÉS DE NAVIDAD

    Después de la Navidad comenzó a deshelar en los prados, formando pequeñas islas y cuando salió el sol, desaparecieron. Las hojas de los árboles reflejaban su brillo y de a poco iban cayendo gotas como lágrimas transparentes. Pero pronto la lluvia se llevó las lágrimas frías y besó a hojas y ramas, mezclándose con el viento que llegaba desde el otro lado del océano para saludar a los que ya habían festejado el nacimiento del Niño Jesús.  También la niebla se hizo presente para formar un paisaje diferente.
    -La niebla en la ciudad no está tan  densa como aquí- dijo el chofer del auto que se detenía delante de la entrada a un hotel. La pasajera lo miró y sin responder, bajó por la puerta trasera y se dirigió a la recepción.
    Un hombre se acercó al coche y pagó por el viaje.  Volvió hacia la puerta, agarró su pequeña maleta y se subió tomando el asiento del acompañante. Ella los observó partir. Vio la mano de él saludándola ¿Sería un Hasta Siempre? Después la imagen se volvió borrosa y la niebla se lo tragó.
    El hombre tomó un vuelo hacia la región cálida del continente transoceánico. Cuando llegó a su casa, lo esperaban sus hijos y sus mascotas. Recibiría con ellos el Año Nuevo, pero no sabía a ciencia cierta cuánto tiempo se quedaría, quizás hasta el inicio del otoño. Se sentía muy bien en ese lugar donde había pasado su niñez. Lo único que le faltaba eran sus padres que ya habían partido de este mundo.

    .

    Malania

    Imagen de la red

  • Poesía

    NO MORIRÁ

    Soy la ola que vuelve
    acariciando la playa
    en busca de tu espalda
    juntando los tiempos
    en la noche y la mañana
    con sombras intactas
    de marzo a febrero.
    Vestiré tu canto
    en la noche abierta
    para compartir la antorcha
    de ese gran incendio
    con aire de aromas
    de gaviotas y violetas
    con pétalos en vuelo.
    Nunca morirá tu tallo
    porque mi flor está
    esa que hiciste crecer
    permanece viva y late
    siempre esperándote.

    Malania

                                    
  • Minicuentos

    ATARDECER DE DICIEMBRE

    De a ratos un viento débil, pero agradable y fresco, desplazaba el velo gris y dibujaba siluetas de niebla en el camino.  En un instante, la hierba iba tomando el color de la noche. A lo lejos había quedado el banco y un grupo de palmeras junto a un corpulento cedro azulado. Fijó su atención en el camino para evitar los profundos charcos y los regueros de agua.
    Algunas ventanas iluminadas indicaban que todavía alguien estaba despierto, quizás para completar alguna tarea que seguramente no podía esperar a otro día.  La tristeza volvió a apoderarse de ella, debía de ser el tiempo con esa horrible niebla. Tampoco le gustaban las despedidas.

    A la derecha e izquierda los árboles se balanceaban como espíritus presentes. Algunos extendían las ramas hacia la niebla como lamentándose del mal tiempo. 
    Ella aceleró el paso porque no quería pensar en que llegaría tarde. En su casa la esperaban para la cena. Como intuyendo algo, se detuvo y dio media vuelta.
    Entonces vio la silueta de una persona que estaba en medio del camino oscuro, envuelto en la niebla, solo se reconocía el contorno de la figura.
    Él, preocupado por su demora, la había ido a esperar. La tomó por sorpresa y ni hablar del susto que se llevó cuando se le acercaba sin emitir palabra. La quiso sorprender y solo consiguió que ella entre en pánico. La alzó en sus brazos y recién dentro de la casa, abrió muy grande los ojos  sin entender lo que estaba pasando. Él estaba nuevamente allí abrazándola, susurrándole al oído cuánto la quería y que jamás la abandonaría.

    Malania

    Imágenes: propia y de G. F. T.

  • Prosa Poética

    ESE ALGO

    Él poseía algo que me hacía estremecer el corazón, desde aquel primer día, cuando a través de la ventana, lo vi sentado vestido con su traje gris.
    Había despertado algo que hacía mucho tiempo estuvo dormido en mi interior. Era un anhelo puro y ardiente.
    Emanaba de sus ojos como una fuerza imantada, escondida, misteriosa.
    ¿Qué era? Cómo definir aquella emoción que yo sentía de pronto, al estar sentada frente a él.
    Él está allá, pensando en qué escribir, a la una de la tarde, o quizás en medio de la noche. Y yo aquí, tratando de recordar lo que iba pensando mientras caminaba durante la mañana.
    Él no es mi sol, ni mi luna, ni mi estrella, porque es un ser pensante, maravilloso, que posee algo, ese algo que aún me hace estremecer cuando lo miro a través de esta ventana.
    Camino y lo veo, en el pestañear de los pétalos de rosa, cuando las mece el viento; en el aleteo de un gorrión con el cuerpo mojado por la lluvia. Y siento su perfume, al pasar frente a la arboleda cubierta de frutas de guayaba, maduras y jugosas, o de enredaderas de maracuyá (mburucuyá) prendidas al cerco de alambre tejido. Y lo escucho, en el gorjeo de una paloma o en el canto del zorzal.
    No es locura, ni soy zombi. Estoy cuerda, muy cuerda.

    Malania

    Imagen de la red.


  • ANÉCDOTAS

    CAMPANILLA SILVESTRE

    RECUERDOS DE LA INFANCIA

    Muchos son los hechos ocurridos en la infancia y que son recordados con amor, con nostalgia. Algunos con alegría y otros con tristeza. Hechos que a lo largo de nuestras vidas han marcado huellas, profundas o superficiales, pero huellas al fin.
    En una de esas charlas cotidianas, al intercambiar opiniones entre amigos/as, uno de ellos, Ricardo, me relató:
    En aquel tiempo (refiriéndose a cuando era niño), no todas las casas tenían pared medianera y muchas usaban como divisorias un tendido de alambre tejido formando una malla de cuadrados o rombos, que llamábamos  “cerco”.
    Y en la casa donde viví mi niñez, había tramos de pared medianera de ladrillos y parte, de ese tejido divisorio con los vecinos de los laterales.
    Con uno de esos vecinos, en la parte donde existía ese tejido de alambre, había un cierto espacio ocupado por una planta que, hermanada con el tejido, pasaba ida y vuelta de un lado al otro, tal como una enredadera, que no sé si tan así lo era. Y tenía bonitas flores, de pétalos color naranja y con forma perfectamente acampanado… y que siempre la conocí y así la llamábamos: “campanita”. Y tan dentro mí quedó el recuerdo de ella, porque (también lo hacíamos con las flores de algunas otras plantas) separábamos con un tironcito los pétalos en conjunto, de la copilla verde que los contenía y livábamos el néctar, compitiendo con las abejas que hacían lo propio, con la diferencia que las abejas no destruían la flor como nosotros lo hacíamos (ellas clavaban el aguijón a través de los pétalos)…
    Quizás las hay de varios colores en otros lugares y ojalá no se repita con ellas la ignorante depredación que inocentemente cometíamos sin que nuestros padres nos vieran.

    Malania
    Relato gentileza de R. G.

    Imagen propia.

  • General

    SONRISA

    SONRISAS ENTRE CIMIENTOS

    Corría el año 2016, era el Día de la Primavera.
    Ella, profundamente dolida por una actitud irónica y provocativa, de una mujer que frecuentaba las redes, cansada de leer los permanentes mensajes y comentarios, demostrando a través de ellos interés hacia el hombre que ella amaba, y no por despechada, escribió este poema:

    El proyecto ya está en marcha
    con cimientos llenos de fortaleza
    y vigas más fuertes todavía.
    Y en poco tiempo florecerá
    la sonrisa esperada,
    esa sonrisa que amas y provocas
    No permitiré que ninguna piraña
    de algún contaminado río,
    destruya las paredes
    de lo que hemos construido,
    ni reduzca a cenizas
    a lo que fue fuego
    Sabes que sin prisa
    pero sin pausa
    los besos pasados
    serán eternamente presente.

    Malania

    Imagen de la red

  • General

    EN CUALQUIER LUGAR

    Gira la rueda
    controlando el tiempo.
    Al fondo el reloj
    con sus manecillas
    marcando ese tiempo.
    Pero ella,
    sin pretender controlar nada
    eligió florecer esta vez
    en el lugar menos esperado
    quizás nada fértil.
    Encontró humedad
    y terreno apropiado
    entre piedras
    sin que nadie la molestara
    sin que nadie la cortara.
    Mientras tanto
    lejos de allí
    dos guardianes descansan sobre la arena
    atentos a cada movimiento extraño
    en defensa y protección de sus amos.

    Malania
    Imágenes propias y de la red.

  • General

    A DESTIEMPO

     
    Un hermético silencio
    en un océano de dudas
    la sepultaba.
    Podía remontar vuelo
    a una tranquila ensenada
    que la esperaba.
    A modificar la brújula de la historia
    alguien la llamaba 
    y el detonador se activó
    en unas ocho semanas.
    ¿Habrá sido hermafrodita
    la flor que me acunó
    en sus tiernos pétalos
    el día en que nací
    por nadie vista?
    ¿La que inspiró
    y se bebió la fragancia
    que huía por las laderas
    con el alba?
    Ya no tuvo dudas
    no hubo tal ensenada
    la brújula la marqué yo
    a esa flor que me acunó
    la que me dio discreta
    la fragancia del alba
    para que hoy me inspiren
    palabras tras palabras.
     
    Malania
     
    Imagen propia y de la red

     

  • Prosa Poética

    COMO TODO HIJO DE DIOS

    Como todo hijo de Dios aprendí amar y me amé.
    Miré a los ojos dejando escapar unas lágrimas de los míos.
    Sentí por dentro algo especial, tendí la mano regalando un “cuenta conmigo”.
    Regalé dulzura en el habla dejando pasar palabras hirientes.
    Hoy disfruto la vida, guardo momentos que se hacen únicos hechos recuerdos.
    Puedo reír y llorar porque aprendí a ser feliz viviendo la tristeza con fortaleza.
    Camino firme por el buen camino, sé que no me perderé, no miro atrás,
    dejando que el tiempo pase sin una queja.

    Autor: Miguel Márquez
    Imagen: de la red