• General

    DESPUÉS DE NAVIDAD

    Ha pasado esta fecha memoriosa y muy cara a los sentimientos de la humanidad.
    Muchos escritores vuelcan en sus letras sus pensamientos, sentimientos, emociones.

    Rescato algo que escribió una amiga virtual, la poetisa española Mila Gomez, sin desmerecer otros escritos que también han estado y están muy bien.

    NAVIDAD DESPUÉS DE LA PANDEMIA

    Me llamaron Navidad…

    Tengo edad de los días contados aunque mis arrugas son del tiempo de la tradición, si algún día termina esta, dejaré de existir. Vengo una vez cada año recibida de múltiples maneras, tantas como mi mirada pueda ser percibida. Para mucha gente soy motivo de alegría, pues les traigo abundancias y algarabías, todo es celebración. Para otras soy reflejo de la tristeza, la nostalgia, pérdidas o de carencias. Contemplo risas y llantos dentro de una felicidad y una pena. Afloran sentimientos y emociones…
    Me quieren, repudian o ignoran como a un caminante que trae consigo historias, leyendas, cuentos, fantasías, recuerdos, verdades y mentiras. Pero aunque cause tantas sensaciones, en mí prevalece el mismo propósito; vuelve conmigo el Cristo, para que se sienta latir en cada corazón, y que se puede vivir en la paz y en el amor a través de lo que Él representa.
    Una vez consumida mi palabra, recojo sus sílabas y las elevo hacía el firmamento: coloco por las nubes, en el viento, el frio, el calor, en la luna y alrededor del sol. Ya nadie me vuelve a vestir con colores ni luces hasta mi próxima función, así, hasta que el Cristo se haga Luz.

    © Mila Gomez

    Las palabras de Mila me han llevado a recorrer muchas de las Navidades desde mi infancia hasta la actualidad. Cada época ha sido muy diferente en cuanto a la forma de festejar ese hermoso día del nacimiento del Niño Dios. Ha sido diferente por la gente con la que compartíamos y las actividades, tanto religiosas, familiares y laborales, ya que no solamente festejábamos el 24 y 25 sino también desde el 8 de diciembre, día de la Virgen, Madre de Cristo, hasta el 8 de enero, día del Bautismo de Jesús.
    Pero de todo esto, personalmente rescato la importancia de la fecha. Ojalá vuelva a prevalecer en cada hogar, en cada institución y en cada uno de nosotros, el amor por la vida en paz y armonía.
    Gracias Mila por tan profundas palabras. 

    Malania

    Imagen propia

  • Leyendas

    LEYENDA DEL COYUYO

    Según cuenta la leyenda, en medio del campo vivían dos hermanos que trabajaban con el fruto dulce de la algarroba.
    Estas vainas maduran para el mes de febrero, cuando se las machaca en esta época y con la ayuda del viento se la limpia de elementos que no sirven.
    Luego con la harina se prepara un quesito dulce llamado “patay”, además se pueden preparar bebidas. De hecho, si la algarroba es blanca se puede obtener “añapa” una bebida fresca pero turbia. Ahora si la algarroba es negra, se puede preparar la “aloja”, una bebida fuerte de color amarilla y transparente.

    Un día estos dos hermanos de nombre Antenor y Francisco fueron a una “alojada”, quienes después de bailar un rato se pusieron a beber. Pero quien se excedió un poco fue Antenor, quien decidió irse del lugar. Sin embargo, comenzó una discusión muy fuerte provocada por Antenor dejándose llevar por su estado de embriaguez. Lamentablemente  llegó hasta el grado de asesinar a su hermano Francisco.
    Cuando finalmente recupera la razón y comprende la gravedad de su acto, pero reacciona huyendo al monte. Aunque se escapó para no responder por su pecado, poco a poco se fue hundiendo en la tierra hasta convertirse en Coyuyo.
    De hecho, sintió tanto el peso de su culpa que la pena nunca lo abandonó y lo hizo bajar la cabeza. Por eso, canta para disimular su tristeza y cuando la algarroba madura para el mes de febrero, se da una tregua y salta a la superficie de la tierra para llorar la muerte de su hermano.

    Imagen y texto, de la red.

  • Poemas

    EMOCIONADO POETA

    Extraviadas las letras
    de un viejo y triste poema,
    esparcidas por el viento
    entre las hierbas secas,
    por laberínticas huellas
    en un grisáceo sendero
    de un bosque espeso.
     
    Las buscó el poeta
    atravesando el prado,
    escondiéndose del sol
    debajo de las alas
    de un modesto sombrero.

    Perseguido por abejas
    se cubrió con muchas hojas,
    y llegó hasta un arroyo
    atraído por mariposas.

    Así vio pasar los días,
    aferrado a aquellas letras
    las buscó por las mañanas
    y hasta el ocaso tardío,
    en la montaña y la estepa.

    De pronto desde una nube
    lágrimas transparentes
    se lanzaron en raudal;
    eran sus melancólicas letras
    que encadenadas caían,
    hasta formar poesía
    con gracia y mucha alegría.

    Y una ola de cálido amor
    hizo jirones su tristeza
    y con acordes en rima
    una suave melodía
    acarició el corazón
    del emocionado poeta.

    Malania

    Imagen M. J. T.

  • Relatos

    RECOMENZAR

    Cansado de la monotonía diaria, la tristeza corrosiva, la ácida nostalgia, de la esclavitud de las manecillas del antiguo reloj, que por más que lo quisiese callar, cada minuto sonaba con mayor intensidad, decidió colocar los recuerdos bajo la lluvia para que la erosión se apoderara  de todo aquello que existió pero que ya no quería más. Entonces decidió que era momento propicio para:

    RECOMENZAR.

    Y así fue que escribió, para sí mismo y para el mundo:
    “Estaba necesitando hacer una limpieza en su mí…
    Tirar algunos pensamientos indeseados.
    Lavar algunos tesoros que estaban medio oxidados.
    Entonces saqué, del fondo de las gavetas, recuerdos que no uso y no quiero más:
    Tiré algunos sueños, algunas ilusiones…
    Sonrisas que nunca di.
    Tiré la rabia y el rencor de las flores marchitas que estaban dentro de un libro que nunca leí.
    Miré qué necesitaba para mis sonrisas futuras y las alegrías pretendidas, y lo que me pareció encontrar lo coloqué en un cantito, bien ordenado (con la música nunca se sabe).
    Saqué todo del armario y lo fui tirando al suelo.
    Pasiones escondidas, deseos reprimidos. Heridas de un amigo, recuerdos de un día triste. Muchas traiciones de mujeres (supongo que es mi estigma: si no estás dispuesto a traicionar a nadie, hay que estar listo para recibir traiciones de todo tipo). Nunca lo entendí.
    Pero también encontré otras cosas y muy bellas, como: Un pajarito cantando en mi ventana, aquella luna color plata, el momento de una puesta del sol, o una mariposa posada en una flor.
    Me fui asombrando, encantando y distrayendo, mirando cada uno de aquellos recuerdos.
    Arrojé en el cesto, los restos del último amor, el que más me hirió, porque sentía que había hecho más que todas las otras veces para llegar a algo, y se desarmó violentamente (cuando yo soy cero en violencia).
    Tomé las palabras de rabia y de dolor que estaban en un estante, las tiré en el mismo instante.
    Hay otras cosas que aún me hieren… veré que hago con ellas. No es fácil definir todo de una sola vez.
    Fue en aquella gaveta en la que uno guarda lo que es más importante, el amor, la alegría, las sonrisas, un dedito de Fe, para los momentos en que se necesite.
    Recogí con cariño el amor encontrado, doblé ordenaditos los deseos, coloqué perfume en la esperanza, pasé un pañito en el estante de mis metas, y las dejé a la vista, para no olvidarlas.
    Coloqué en los estantes de abajo, algunos recuerdos de infancia.
    En la gaveta más alta, las de mi juventud y colgado bien frente a mí, coloqué las de mi capacidad de amar y principalmente las de RECOMENZAR…”

    Autor: R. E. Ch.

    Imagen: R. E. Ch.

  • Minicuentos

    EL ESCRITORIO AZUL

    Con aire pesado y entrecortado por el abrir y cerrar de la puerta, el viejo escritorio pintado de azul
    descansaba en una habitación casi sin uso. 
    No entendía mucho su función, pasaban los días y nadie lo ocupaba.
    Ella entraba y lo miraba, aunque el color azul no le gustaba y eso se notaba. A él tampoco le importaba que esté allí o en cualquier otro lugar, junto a muchas otras cajas y muebles que con suerte, por el clima apropiado no despedían vaho.
    En la noche oscura lo visitaban algunos mosquitos y pequeñas lagartijas hambrientas. Al verlo inactivo y triste, no lo molestaban.
    Su color intacto pero, por el polvo que filtraba por alguna hendija, se lo veía apagado a pesar de la claridad del día. 
    El ruido de uno que otro automóvil de su letargo infinito lo despertaba.
    Y así fue pasando el tiempo hasta que un día, cómo su dueño no quería venderlo, se lo regaló a una niña que necesitaba tenerlo. 
    Viajó el  escritorio con miedo, sin saber a dónde iba, pero al llegar vio a la niña y se alegró pensando que allí sí tendría compañía.
    Ahora vive feliz entre osos de peluche y muñecas de gran sonrisa; la niña le cambió la vida a ese escritorio que lleno de polvo pasaba sus días.
    Se siente dichoso entre juguetes, acunando niñas acompañado de libros, y hasta puede escuchar voces por el teléfono, al que le sirve de lecho.
    Ahora no tiene sentido el llanto ni tiene que morder el silencio. Se siente acompañado y se perfuma con los aromas de las flores de rosas, jazmines e incienso. 
    La tristeza ya no derriba sus bordes engomados y aquella sorda habitación quedó en el pasado. 

    Malania

    Imagen: M. R. T.

  • Poemas

    LUCHAR POR VIVIR

    Proyectó su vida
    desde una raíz
    que parecía dormida.
    Luchó y se rescató
    de la profundidad
    donde ni brisa había.
    Abrumada permanecía
    en un misterio nocturno.
    Creía que estaba perdida
    pero supo desentrañar
    la tan deseada vida.
    Y surgió de entre ladrillos
    cemento y arenilla
    cual milagro de sueño y dicha.
    Creció de entre la nostalgia
    el silencio y picardía
    sin pedir permiso a la aurora
    ni al calor de mediodía.
    Cuestionó a quien quiso un día
    proyectar su muerte pronta
    con malicia y desvalía.
    Braceó y salió a flote
    desde adentro con fuerza
    la vida fluyó
    develando el misterio
    del deseo verde y natural.
    La lluvia y el aire fresco
    borraron su tristeza
    y lo que creía lejano
    surgió en tallo erguido
    con verdes hojas
    y mucha alegría.
    Sentirá su intensidad
    en los sucesivos días
    y ojalá nunca le quiten la vida.

    Malania

    Imagen: M.J.T.

  • Relatos

    AYER Y HOY

    Precisaba caminar para purificar el aire de mis pulmones y los pensamientos de mi mente.
    Quería recuperar la sonrisa para maquillar con ella mi rostro palidecido por el tiempo.
    Recordé aquellas flores que me regaló y que con el pasar de los días se fueron marchitando. No las quería tirar pero tampoco quería guardarlas mustias y ya sin perfume. Entonces me regaló una planta y cuando se fue de este mundo ella también se murió.
    El aire del amanecer y los primeros rayos del sol son mágicos e inigualables para recuperar la energía y devolver la sonrisa hasta al más triste ser humano.
    Hoy gracias a Dios, al Universo y a toda la gente que me rodea, olvidé la tristeza de las flores secas y la planta muerta. Pero de él me quedan los más bellos recuerdos, con nostalgia pero con una sonrisa de los hermosos momentos que nos hemos regalado.
    Hoy lo puedo ver en aquella palmera parada en medio del sendero que recorro, y sentirlo en el perfume de las flores, en las hojas verdes de los árboles o en la tierra mojada después de una fresca lluvia.

    Malania

    Imagen: propia.

  • General

    17 DE MAYO

                                                                                                                            Un día como cualquiera, en vaivén de tristeza y rutina, sin rumbo fijo comencé a recorrer las páginas de internet; cualquiera era válida, hasta llegar a una en la que, por algo que no sé por qué,  me detuve. Muchas fotos, algunas nítidas y reales, otras mentirosas y robadas de actores, otras sexis y sugerentes, algunas ridículas y sin sentido, otras de animales o de flores. Cada cual representaba la identidad de alguien que estaba detrás de la pantalla. Tras el recorrido de mi mirada, y tal vez por intuición, el índice pulsó sobre una imagen de perfil  poco común. Un cuerpo emplumado, en el que no podía distinguir  si era hembra o macho y si lo que  reflejaba, era el momento preciso en que una cámara captó un acto previo a la reproducción o de qué otra cosa se trataba. Mi curiosidad fue en aumento, recorrí cada renglón del perfil que no decía demasiado pero lo suficiente como para creer que era una persona no del todo libre y que deseaba encontrar una salida hacia un hilo de  dulzura y libertad. Virtualmente nos saludamos y de a poco fueron sucediéndose palabras en telegramas tan breves que a veces me causaba enojo el por qué no eran más extensos. Desencuentros fatales  entremezclados con  mínimas coincidencias se presentaron en el camino desde aquel diecisiete de mayo. Podría catalogarse como la inexistente  película en blanco y negro titulada “Acepciones y eludidos”.                       
    Una noche ventosa, como en relámpago irisado, me invadió la duda. Pensaba en él (me gustaba pensar en él), si era un trivial internauta, un solitario aranero, o quizá miembro de alguna secta religiosa o de algún foro judicial. Quién sabe qué misterio se ocultaba en ese hombre que, vestido elegantemente, esperaba mi llegada detrás de una mesa de bar. Su mirada fija y tranquila desvió mi intento  por saber algo más de él, mientras  tropezaba con su sonrisa que derretía mi corazón y mis dedos con los suyos en el intento de mostrar una identificación, que hasta el momento había sido un simple seudónimo. Salimos del bar luego de más de una hora de charla, caminamos cierta distancia y nos despedimos con un beso en la mejilla y apenas un roce de manos, lo que bastó para darme cuenta que en aquél hombre había algo que me atraía. Se sucedieron esporádicos encuentros de café y charla, casi siempre en el mismo sitio mientras la química iba sorteando dificultades para luego florecer al máximo. Y así fue.
    Va pasando el tiempo cada vez con más alegrías que tristezas, más coincidencias que desencuentros, y el amor  tomando curso. Días pasados, mientras viajaba por cuestiones de trabajo, su imagen se apoderaba de los interlineados del libro que es mi compañero de ruta. Vislumbraba las líneas de una nueva página y su imagen estaba allí con nuestras manos entrelazadas, abrazos tiernos y profundos de esos en que la fusión de cuerpo y alma va al unísono, y el deseo de tenerlo nuevamente junto a mí,  intensificándose día a día, por lo que en ese momento, la lectura quedó algo postergada. La iluminación del transporte público era escasa y preferí reposar observando cómo las últimas luces horizontales del día  brillaban cansadas, casi con desmayo, en el ambiente gris. Con acalorada alegría en mi rostro que era evidente y algún que otro  pasajero la detectara, bajé y caminé hasta mi casa más ufana que nunca.
    Imagen propia.
  • General

    NUBES DE HUMO

    Sintió cómo el orgullo humano,
    se proclamaba
    entre las nubes de la envidia,
    provocando sentimientos encontrados,
    como si fueran imanes de un mismo polo.
    Desaparecieron con el viento
    las notas musicales
    y la tristeza se expandió
    sobre las olas
    de un océano de aguas turbulentas.
    Ya no percibió el perfume de flores
    solamente vio un grimorio
    molesto y lastimero.
    No importa la apariencia
    sino la profundidad del hecho,
    para suscitar sentimientos encontrados
    como vectores opuestos.

    Imagen propia

  • General

    MUTISMO

    El silencio se adueñó de la temprana noche y en pacto con la luna llena de mantener el secreto, sin vacilar, comenzó a contar sus historias.  
    La luna abría cada vez más grandes sus ojos, sorprendida con lo que escuchaba. Sintió una sensación nueva y un pensamiento doloroso y sombrío, cuando el silencio confesó que, por culpa de la vanidad de algunos y la mentira de otros, se vio obligado a recluirse detrás de los muros, de ventanas cerradas y a veces, en lo alto de la montaña. Hoy prefiere estar callado, a pesar de que le gustaría cantar junto al viento, rugir con las olas del mar y chapotear con la lluvia. Pero a veces, todavía, acompaña al viento, al mar y a la lluvia, aunque nadie lo puede escuchar, porque su mutismo está latente.
    Mientras tanto la luna, pintó el horizonte de rosa para alegrar al sol, que también emerge detrás de las aguas sin hacer ruidos.
    En silencio se piensa, se medita, se recuerda y en paseos cotidianos se reconoce a la tristeza y a la alegría, solo viendo lo que hay alrededor, pero siempre en silencio.

    Imagen: J.G.T.