• Poemas

    SOY TU AMIGO

    Soy tu amigo porque así quiere la vida,
    soy tu amigo porque Dios nos dio la fe-

    Soy tu amigo en la risa, en el llanto,
    no importa si ganamos o perdemos lo mejor es la amistad.

    Soy tu amigo en la noche, en el día
    cultivando la alegría que nos hace tan unidos.

    Soy tu amigo porque el alma lo disfruta,
    late fuerte el corazón dejando su emoción.

    Soy tu amigo porque a tu lado soy feliz
    atrapando los momentos que jamás he de olvidar,
    por eso grito a cuatro vientos:
    SOY TU AMIGO.

    Autor: MIGUEL MÁRQUEZ

    Imagen: de la red.

  • General

    PESADILLA O REALIDAD

    Al atardecer, cuando la luz de las coloridas vidrieras se vuelve mate, desaparecen los colores, todo se vuelve gris y negruzco. Se callan las voces.
    Las mentes se relajan y deambulan por el mundo sin ton ni son.
    Algunas ciudades han quedado reducidas a escombros y cenizas.
    Entre los habitantes que han podido huir no existe la euforia solo inquietud de que el mañana sea algo diferente a lo esperado, algo mejor.
    Cuando todo parece estar calmo, acompañan al sol en su salida con la esperanza de poder bañarse en el río y secar las ropas aprovechando las bondades del astro rey. Se sumergen entre los camalotes mientras el sol también se cuela entre la abundante vegetación.
    De pronto el cielo se encapota sobre los campos, son nubes grises de vapor que dejan los aviones adversarios.  
    Pero Dios no los abandona y sin esperar, la lluvia aparece entre truenos y rayos, lo que hace abandonar la misión de los homicidas.  La espera por otro día de sol resulta pesada y sus pensamientos se desvían y evocan imágenes que prefieren olvidar. Aunque luego piensan que es mejor así antes que morir bajo las manos del enemigo.
    La humedad se instala durante días, no deja de llover. El tiempo es nuboso. Se escucha como cae una llovizna desagradable en la calle y percibe cómo las hojas mustias se acumulan en la acera delante del gran galpón.
    Pero alguien llamó a la puerta y apareció él.
    Ella miró a través de los cristales mojados por la lluvia y comprobó que el cielo estaba despejado. El sol brillaba resplandeciente en las hojas de las plantas, como si fueran restos de fuegos artificiales de colores o restos de un arco iris. 
    Él fue como un rayo de sol al despertarla y levantar su ánimo decaído.

    Malania

    Imagen: de la red.

  • Poemas

    CAMINEMOS JUNTOS

    Caminemos juntos por donde pasan los sueños, donde vive la esperanza regalando sonrisas. 

    Caminemos juntos donde la vida abre sus puertas y las ganas son muchas.

    Caminemos juntos donde nos llama el ayer vuelto recuerdo, vistiendo cada día del mejor color.

    Caminemos juntos donde las palabras son verdaderas salidas del corazón.

    Caminemos juntos donde nada detiene cuando vamos pensando, todo se puede para ser feliz.

    Poema del escritor y poeta uruguayo Miguel Márquez

    Imagen R. E. Ch.

  • Poemas

    SOMBRA SERENA

    Hay días en  que pienso:
    qué sosa sería mi vida 
    si no llegara cada tanto
    uno de esos poemas 
    que me aguan los ojos. 

    Hay otros días en que siento 
    que no quiero recordar,
    porque no quiero 
    o porque no puedo soportar 
    encontrarme conmigo misma ni un ratito.
    Como dice el viejo Borges,
    cuando sueña con el otro
    que lo sueña al mismo tiempo.

    Encontrarme a mí misma,
    jovencita soñando esas cosas 
    que no he hecho.
    Recordarme angustiada por salirme 
    a buscar esos sueños q no fueron.

    Que no fueron como sueños
    pero fueron verosímiles, 
    reales de mis hechos y mis dichos. 
    Solo fueron, 
    sueños soñados q cayeron
    en la sombra serena del olvido. 
    Lo vivido ha crecido tanto, tanto!
    que el soñado ha perdido su asidero.

    Autora: Silvia Beatriz Carvallo

    Imagen: M. J. T.

  • Relatos

    DESPUÉS DE LA LLUVIA

    A algunos, el tiempo lluvioso les abate los ánimos. Pero hoy pueden reír y dejar de quejarse porque el cielo se ha despejado y el sol se cuela entre la vegetación, cubriendo con sus rayos el sendero de tierra roja.
    El olor a café se extiende por toda la casa, incluso hasta el portón de entrada, donde se mezcla con el aroma de tierra mojada que ha dejado la reciente lluvia.
    El campo es como una isla en el océano, un lugar cálido y seguro en medio del mar tempestuoso.
    El café para algunos y el mate para otros les cambia el estado de ánimo, charlan y ríen contando anécdotas, la vida vuelve a parecerles divertida y planifican el trabajo del día felices y contentos.
    Los mosquitos, por la humedad acumulada danzan alrededor de mis tobillos desnudos y de mis brazos desprovistos de mangas, pero nadie se percata de ello. Entonces mojo mis manos y los voy atrapando uno a uno. Con las manos húmedas es más fácil.
    Hace buen tiempo, brilla el sol y brillan las miradas con ánimo de seguir trabajando.
    ¿Qué importa los mosquitos? ¡A trabajar se ha dicho!

    Malania

    Imagen: R. A. M.

  • Poesía

    PACIENCIA AMONTONADA

    De Silvia Beatriz Carvallo

    El poema brota y crece 
    como se abren las hojas,
    de una bromelia encendida
    en el borde del abismo. 


    Parece q se cae y queda
    levemente suspendida,
    la palabra aun no escrita 
    pensada apenas sentida.


    También puedo pensar
    en  las que crecen en racimos.
    Dulces nostalgias de aquello
    en recuerdo sostenido.


    Ya vendrán días más suaves 
    sin calcinantes soles, 
    sin dolores o presagios
    ya vendrán horas mejores.


    Es que estoy en esta vida 
    resbalando en la cornisa
    entre vientos del norte 
    sostenidos  por la brisa.


    Hoy me llama la ternura, 
    hoy me busca la dulzura.
    Me he perdido por un rato
    en el sonar del aparato.  


    Es el timbre, es el ruido
    la campana de salida. 
    Paciencia amontonada
    en una sola repisa.

    Autora: Silvia Beatriz Carvallo

    Imagen: Malania

  • Poemas

    CUANDO CANTA EL VIENTO

    Cuando canta el viento
    bailan las ramas al ritmo de las hojas.

    Cuánto canta el viento
    callan las aves,
    mientras disfruta el tiempo
    esa canción que nos sabe atrapar.

    Cuando canta el viento
    duerme el silencio reinando la paz,
    renace la luz
    marchando lejos la oscuridad.

    Cuando canta el viento
    reviven los sueños,
    envuelto en magia
    que jamás olvidaremos.

      Autor: MIGUEL MÁRQUEZ

    Imagen: R. E. Ch.

  • Poesía

    LA MÁQUINA DEL PENSAR

    De Silvia Beatriz Carvallo

    Recorre ideas sueltas atando
    las que dicen algo a mi vida.
    Mientras las voy anidando.
    Y como si supiera bordar
    me quedo mirando
    los dibujos y figuras
    que mi pensar disparado
    dibuja y respira.


    Construyo solitarios con palabras
    usando naipes marcados por la vida.
    Invento figuras con colores
    robados a la paleta
    que guardo memoriosa
    y llena de sueños compartidos
    en mi celosa maleta.
    Muchos de ellos olvidados
    sin rencor.


    Todo lo que puedo pensar
    en el tiempo de un semáforo.
    Todo lo que se puede imaginar
    mientras manejo entre árboles.
    Todo lo que puedo sentir
    mientras miro las nubes
    dibujando formas raras
    en el horizonte entre sierras.


    La máquina del pensar
    solo descansa un ratito.
    Mientras suspiro de goce
    en caminos de mi tierra
    entre el verde, verde azulito
    y el morado altanero
    de las lejanas alturas
    que bordean mi sendero.


    El orden no  altera el producto,
    pensar algo en un ratito,
    repensar y pensar en bruto
    sin poner ningún filtro.
    A veces me asusta y digo:
    mejor no pensar en nada.
    Pero pensar lindo
    da  gusto y sigo.


    Pensar de a ratos en algo
    que se  te cruza de golpe.
    Desarmar nudos de olvidos.
    Destrabar brotes perdidos
    enredados en las quejas,
    pegajosas y resentidas,
    de rencores
    como rejas.


    Pensar en otras venturas
    y desventuras,
    prendidas en rumores
    de recuerdos,
    como manojos suspendidos
    en hilitos de memorias,
    que enhebramos
    con puntadas cuidadosas,
    entre pliegues y paños suaves
    con las luces preferidas.


    Son pajaritos entre flores
    las ideas tan livianas.
    No se esfuman fácilmente
    tampoco perfuman con ganas.
    Solo dan color y luces
    como hilitos livianos
    enredados entre gajos
    de una vida ya lejana.


    Pensando en hilitos y luces,
    momentitos de tu vida.
    Recortes o hilachas de sueños
    entre pisadas perdidas.
    Pasos, poses, gestos, voces,
    dedicadas al viento suelto.
    Por ahí van solitarias.
    Por allá van suspendidas.


    Autora: Silvia Beatriz Carvallo

    Imagen: R. E. Ch.



  • General,  Relatos

    AMOR Y COMIDA

    LA IMPORTANCIA DE APRENDER A COCINAR


    Cuando terminé mi carrera de Profesora para la Enseñanza Primaria, (Maestra de Grado), comencé a trabajar al año siguiente. Era soltera y vivía con mis padres. Pero a los cuatro años, tuve que escoger y decidirme por alguna escuela lejos de mi casa si quería continuar trabajando. Los cargos se distribuían de acuerdo al Padrón de Valoración y una colega me desplazó. Un primo, hijo del hermano de mi madre, con voluntad incondicional, me acompañó a cada una de las escuelas que me habían ofrecido, fueron tres pero todas estaban en el campo. Como no tenía vehículo lo único que me quedaba era vivir toda la semana en un lugar cercano a la escuela, y a mi casa podría ir solo los fines de semana.
    Elegí una escuela en una zona rural llamada Fachinal, porque una tía, esposa del hermano mayor de mi madre, vivía enfrente con una hija soltera. Mi tío ya había fallecido. Ellas no querían dar pensión a nadie porque se pasaban todo el día trabajando con plantaciones y animales (vacas y cabras) y no les daba tiempo para otra cosa. Además ambas eran muy buenas pero muy tercas. Preferían estar solas, levantarse cuando salía el sol y se iban a dormir ni bien entraba la noche. Una vida diferente a la de la ciudad.
    Yo no sabía cocinar y mi compañera con la que compartiríamos la casa del docente, -de madera, sin luz eléctrica ni agua potable-, tampoco sabía y no le gustaba hacerlo, menos aún para las dos. Por lo tanto se me complicó el tema  de la comida. Mi colega se ofreció a limpiar la casa, lavar la ropa y toda otra actividad doméstica pero menos cocinar.
    Al principio contratamos a una señorita, hija de la enfermera del lugar, para la tarea, pero la comida no se parecía en nada a la que preparaba mi madre. Un día nos ofreció papas (patatas) crudas, otro día la carne quemada, muy salada, muy picante, etc. Nada era sabroso. Había que buscar una solución urgente.
    El primer fin de semana en casa, conté a mi madre lo sucedido y decidí pedirle que me enseñe.
    – Pero la cocina no es fácil, hay que dedicar tiempo y tener paciencia, dijo.
    Entonces tomé un cuaderno y un bolígrafo, la senté a mi madre a mi lado y comencé a escribir paso a paso las recetas, primero los ingredientes y luego la forma de preparar las diferentes comidas para los cinco días de la semana. Pero hubo un inconveniente: mi madre no usaba balanza, todo lo hacía a ojo, y la única indicación que me dio fue usar la palma de la mano y medir con puñados por ejemplo el arroz, los fideos para la sopa, etc.  Tuve que apelar a mi imaginación y habilidad y de a poco me fui internando con gusto y mucha dedicación al nuevo mundo culinario.
    Las recetas fueron aumentando a medida que iba a la casa de mis padres los fines de semana. Mi hermana mayor me ayudaba a veces con algunas de comidas que había aprendido a hacer en la Escuela Profesional de Mujeres, cuando estudiaba. Conservaba en muy buen estado un cuaderno con recetas que no prestaba a nadie. Pero fue una gran ayuda para salir de lo repetitivo que en un momento podría llegar a cansar. Comer siempre lo mismo, cansa y hace perder el apetito.
    Así aprendí a preparar desde una sencilla sopa hasta los más exquisitos canelones de verdura y otros rellenos. Por suerte todo eso duró poco más de un año cuando se presentó a la escuela el Director que había sido designado por Concurso de Antecedentes y Oposición y desplazó a mi colega, la que tuvo que ir a atender su grado, y también trajo a su esposa que me desplazó a mí. Así es la docencia, mientras no fui titular, siempre existía esa posibilidad de ser desplazado del cargo. No sé cómo se habrán arreglado con la cocina porque mi compañera pidió su traslado, (ella sí podía porque era titular) en cambio yo tuve que esperar otras suplencias.
    Volví a casa de mis padres y aprendí a cocinar más aún, ya con el pretexto de que si me pasara otra vez el ir al campo, necesitaba reforzar mis conocimientos culinarios.
    Al año siguiente fui designada a trabajar con un Director, que por suerte manejaba el tema cocina como si fuera un chef profesional. Con él aprendí a elaborar entre otros platos, la polenta guisada, algo que hasta hoy día lo hago y a mi hijo menor le encanta. Tomé tanto amor a la tarea de preparar comidas que las casas que tienen delivery pierden plata conmigo, aunque para suerte de ellas muchas personas lo prefieren.
    Pero igual, de tanto querer preparar comida casera, nunca se termina aprendiendo del todo. Como anécdota: Una vez casada, mi suegro se quedó a almorzar. Quise lucirme con ñoquis caseros de mandioca -también llamada yuca-. Tanta cantidad preparé que comimos lo mismo como tres días seguidos. No tenía idea de las cantidades. Eso sí, la salsa alcanzó solo para ese día, por suerte, porque no me gusta la salsa recalentada ya que puede caer mal. Si bien, en casa no se tira nada de comida porque lo reciclo, lo importante es que nadie se queja.
    Hoy día prefiero preparar postres, tortas y panes dulces. Alguna vez lo he hecho para ayudar a una cuñada que lo vendía. Aprendí mucho con ella.
    El trabajo en la cocina, sirve de complemento ya sea para comer sano y rico, o para aportar a la economía hogareña. A mí hasta me ha servido como terapia anti estrés.  

    Muchas madres no enseñan a cocinar a sus hijas o hijos, por falta de paciencia, por miedo a que se lastimen con algún utensilio de cocina, que se quemen, o simplemente porque no quieren que pierdan tiempo en eso y se dediquen al estudio (esto último decía mi madre). Pero creo que es importante enseñarles aunque sea lo básico para que sepan desenvolverse en caso de necesitarlo. Es por eso que sugiero a las madres a que no le quiten a sus hijos la posibilidad de aprender a cocinar, sobre todo si ellos demuestran tener interés por hacerlo.
    ESO SÍ, LA COMIDA HECHA CON AMOR, ES SABROSA Y SIEMPRE SALE MEJOR.

    Malania Nashki.