• General

    EN VUELO

    Ella le enviaba cartas de amor.
    Él, indiferente,
    frecuentaba el harén,
    su escudo fue el silencio
    su cobija, un mar de dudas
    navegante en ausencia de palabras
    no  daba margen al amor.
    Ella se volvió misterio
    y asociada al desencanto
    se convirtió en orfebre
    de lagunas estériles
    lo vio volar a través del horizonte
    una y otra vez.
    Pero un día  cansado y agitado
    se posó sobre su árbol
    ese que había tallado
    con ahínco y con fervor.
    Se encontraron sus miradas
    se estrecharon en abrazos
    titilaron sus dedos entrelazados,
    sus labios, sus entrañas
    se enardecieron, y sin vacilar
    se olvidaron del mundo entero.
    Cuando él reaccionó
    ella ya no estaba.
    Fija su mirada
    en la lejanía
    la vio revolotear
    como en cimbra parpadeante.
    ¡Ven! resonó en el aire
    y de un salto se elevó
    allá fue
    juntos, siempre juntos
    felices para siempre. 
  • General

    Sueño y realidad

    SUEÑO Y REALIDAD
    Mientras dormía, una araña de cuerpo pequeño y largas patas, de color rosa brillante, correteaba por el piso mientras tejía su tela entre sillones, mesas, y cuanto mobiliario encontraba en su camino. Maru, mi diminuta mascota color canela, ojos saltones y orejas erguidas, la perseguía. No supe distinguir si la quería ahuyentar o la invitaba a jugar. Yo la corría para pisarla pero el invertebrado depredador  se divertía zigzagueando. Su agilidad le salvó su  vida.                                 
     El canto del zorzal me despertó. Mis  piernas tomaron prisa sin igual, no debía perder ni un minuto. La ducha tibia ayudó a despejar mi  modorra.  En la cocina las burbujas y el vapor del pico de la cafetera indicaban el punto justo del agua para el café.  El aire corría diferente, se aproximaba el gran momento. El medidor del tiempo señaló la media mañana. Los minutos se acomodaban desplazándose con pereza de viernes, contrapuestos a mi corazón que latía una vez más con entusiasmo. Y recordé aquella hoja, cuando lejos de ti, navegaba por el mar calmo en tempranero paseo por la playa, hoja que dejó su árbol y tomó el  camino naviero hacia el amor, entregándome las caricias que tú me enviabas.  ¿Llegará nuevamente ese  día para regalármelas, para hacerme sentir que vivo todavía? …mi mente también nadaba.
    El tiempo vuela a través del viento,  y el amor atraviesa  distancias. Allí estabas todos los días. Y ahora mientras quizá mi mascota juguetea con la pequeña araña enredándose en su tela,  me aferro a tu cuerpo entrelazando nuestros brazos,  vestidos simplemente con la tibieza de la piel. 

  • Poemas

    LLAMA DE ESPERANZA

    Avanzó desde el sótano oscuro
    entre objetos de bordes filosos
    y húmedas esquinas
    entre espacios vacíos
    y amontonamientos mustios
    entre maderas de roble
    y fajas de nogal y lino
    entre cobre y hierro
    y chapas de metal sin brillo
    entre duelas agujereadas
    mal clavadas y destempladas
    entre escuerzos sedientos
    y vestigios de anillos.
    Pero al fin logró
    atravesar el portal
    con libre albedrío
    y hasta pudo contemplar al sol
    reflejarse en el río..
    Lo secuestraron por error
    sin ser culpable del lío
    luego lo detuvieron
    por haber desaparecido.
    A pesar de todo eso
    no fue un presidiario triste
    de una vida sinsentido.
    Su esperanza estaba viva
    de ser alguien algún día.
    Nunca se durmió en laureles
    avanzó y avanzó
    con amor por la vida
    sorteando cualquier laberinto.
    Así pudo salvar las penas
    recuperando los valores perdidos.

    Fotografía: Gentileza de Chana María A.

  • General

    LLAMA APAGADA

    Ella no volvió a ver aquel hombre. También dejó de contemplar las luces encendidas que traslucían por las cortinas de su ventana, hasta el hilo de humo gris que caracoleaba, tras apagar de un soplo una vela, o al soltar la última calada de un cigarrillo. Algo flotó en el aire por unos instantes, se desvaneció. y se instaló en su corazón. Vaya a saber hasta cuando el oscuro silencio albergará esa blanca llama apagada que alguna vez brilló.
    Muchas veces tuvo que frenar el impulso de marcar su número y llamarlo. Escribía mensajes y los eliminaba antes de ser enviados. Las agujas de aquel reloj recorrían una y otra vez como en un círculo vicioso. El día y la noche se turnaban en la vigilia, sucediéndose. Pero la figura masculina no asomó más ni para dar los “Buenos días” o “Hasta mañana”.
    Ella trató de olvidarlo.

  • General

    ALEATORIAS

    Nubes en aleatorio vuelo
    forman parte de lo natural
    de un mundo dinámico
    donde juega su papel el vilipendio
    el que no debería tener lugar
    con el solo hecho de contemplar
    esta obra espectacular
    la que nos estimula
    y permite gozar vehemente
    de la revelación del amor
    amor a Dios y al hombre
    ese que se da entre ella y él
    o entre tú y yo
    amor a la vida.
    Gracias por estar.
                                                                                                                       
  • General

    PÁJARO AZUL

    Cada día el aire era más frío, pero el domingo se presentó con sol radiante. Caminamos mucho hasta llegar al parque cerrado del jardín botánico. Antes de llegar pasamos por una bollería. Sentados frente a un arenero comimos las tortitas de cabello de ángel y tomamos horchata de chufa. Entre los árboles revoloteaban distintas variedades de pájaros. Uno de plumaje azul y copete negro nos espiaba, quizás lo que quería era las migas que se nos caían al suelo. Los demás gorjeaban con diferentes voces, seguramente entre ellos se entendían. Por la noche había llovido y bajo los árboles todavía permanecía el olor a tierra mojada.
    Nos miramos a los ojos como si en otra vida nos hubiéramos amado. Hoy tan solo éramos amigos.

  • General

    NUNCA ES TARDE

    Era un hombre de unos cincuenta años.
    Entraba al edificio por una ventana sin orificios
    y sin mirar a nadie ni siquiera al portero,
    subía las escaleras hasta el piso primero.  
    Allí vivía con un gato y un perro, cinco peces y un conejo.
    Muchas veces se escuchaba un zapateo,
    pero nunca se supo si era el hombre
    o el perro, que saltaba con el conejo.
    Decían que tenía una pierna más corta que la otra
    y por eso, usaba zapatos de tacos
    medianamente altos y con bordes de acero.
    Caminaba por las calles
    como un canto desconocido y lento,
    sus proyectos inconclusos nunca tenían acuerdo,
    con una mujer del pasado
    que llevó el mismo nombre del perro.  
    Fueron socios en algún tiempo.
    Nunca fueron amantes,
    aunque las malas lenguas decían
    que una sola vez tuvieron sexo,
    fue cuando engendraron a una niña
    que nació en el invierno.
    La mujer llamada Calíope, era tan pero tan fea
    con ojos de rana y cabellos de cerdo.
    Borrachos en la media noche
    no se sintió lo feo y agrio del cuerpo.
    A veces de sus ojos negros
    brotaban lágrimas como anzuelos.
    Él no perdía las esperanzas
    de escuchar algún “te quiero”.
    Pero si hasta para conquistas ¡era lerdo!.
    Una vez por semana veía a la niña con celo.
    Era muy bella y coqueta, de la madre no sacó ni el pelo.
    Se parecía a su abuelo, ojos grandes color cielo
    y los labios como de nadie, porque eran de terciopelo.
    La madre viajó muy lejos
    en búsqueda de otros sueños
    y dejó a la niña en penumbras
    un día en año nuevo.
    El padre se mudó de casa con el gato,
    el conejo, los cinco peces y el perro.
    Llevó con él a su hija para darle un buen sustento.
    Muy obediente la niña, la vida no la tomó como juego
    y estudiando se graduó, como logro de sus sueños.
    El padre ya jubilado acompañaba sus proyectos.
    Logró ser muy exitosa, aunque tuvo retos a duelo.
    Viajó con su canoso padre, sin sonrisas ni al espejo,
    pero lo que tenía de serio no lo tenía de viejo.
    Un día menos pensado despertó otros sentimientos,
    se dio cuenta que al sonreír era dulce y muy tierno,
    para esa dama que apareció como si fuera un cuento.
    Se enamoraron los dos y al año nació un niño,
    y más que padre era el abuelo,
    pero él orgulloso no hizo caso a los chimentos
    y logró su eterno sueño.
    El hombre llamado Eusebio,
    formó una familia con su esposa Rufina,
    su hija Yanna y su hijo Aniceto.

  • Poemas

    BELLOS RECUERDOS.

    RECUERDOS SON RECUERDOS
    Inconsciente se consiente
    al demandante corazón
    cuando se busca cualquier lugar
    para escribir al lejano amor
    corriendo algún peligro
    latente en cualquier lugar
    y a cualquier hora
    con frío o con calor.
    Elegía este lugar al sol
    un puente pequeño que separaba dos playas
    y la hora ideal del amanecer
    para conseguir señal cerca del mar.
    Quizás ya lo olvidaste.
    Dicen que “debajo de las brazas
    cenizas quedan”.
    Debajo de las cenizas
    una chispa puede causar un incendio.
    ¿Apagarías hoy ese incendio?
    No lo creo
    ya todo quedó en el olvido
    o quizás en el recuerdo.
  • Poemas

    EL DERECHO A LA VIDA

    Hoy quiero hablarte a solas.
    Quiero más que decirte cosas, mostrarme por dentro.
    Sé que tu silencio no necesita de lindas palabras,
    y que a nuestra edad no valen algunos argumentos,
    que sobran ciertas frases y hace falta el ejemplo.
    Por eso me conformo, con que me sientas sincera.
    Claro que yo debiera estar más cerca tuyo,
    y tú más cerca de mí también,
    de vez en cuando al menos
    y sobre todo ahora, en este tiempo.
    Sé que mi sangre  buscaba  un derrotero
    y se me iban los ojos al país de los sueños,
    y que mis manos escribían recuerdos.
    Ahora que en mi alma pusiste algo nuevo,
    algo que me enternece, y que descubriste a tiempo
    .
    Y que sabrás tesoro, que aunque no lo demuestro,
    me preocupan tus pasos y te sigo de lejos
    y aunque mas no sea, con mis pensamientos
    te adoro y te bendigo con mis rezos.
    Si supieras las noches que te pienso y te pienso,
    Te mentiría si te digo que no temo,
    si al no hallar las palabras muchas veces me muerdo
    y me trago las ganas de contarte mis miedos.
    Porque los que amamos somos así.
    Y no quiero decirte que son celos
    Porque no lo son del todo, solo son desvelos.
    Un día me dijiste,  no soy de palo, soy de carne y hueso
    Lo sé, y sé que somos luz y sombra al mismo tiempo
    cuando estamos alegres o cuando nos visita la tristeza.
    Llevamos en nosotros algo así como un fuego.
    ¡Una chispa inigualada, madre de tanto incendio!

    Por ti llevo dentro un manantial sagrado.
    Y es que Dios mismo ha puesto
    en el cántaro tibio,  el agua de la vida,
    un grandioso misterio.

    también me dijiste hace un tiempo,
    no te quedes mirando los defectos,
    no busques al pasado en los rostros ajenos.
    Tienes que preocuparte de ser tú misma ahora
     salí de vos, te invito a que hagas un esfuerzo.
    Larga esos colibríes que hay en tus ojos nuevos.
    Y recorre horizontes,  y si lo prefieres,
    lánzate hasta otros cielos.
    Conoce otros paisajes, si es tuyo el universo,
    llénale de preguntas al mar, al sol y al viento,
    habla con los caminos, te dirán lo que vieron.
    No te apures, que hay tiempo y es cierto,
    es mi experiencia que le gané a la vida,
    mira alrededor nuestro,
    nada se hace de golpe, la dicha es un secreto,
    hacer todas las cosas a su debido tiempo,
    ya vas a ver Pimpollo que hermoso es todo eso,
    tendrás ganas de darte y sé que podrás hacerlo,

    porque de a poco irás sabiendo  que el amor da derechos
    el derecho a la vida,  y a salir de tus adentros.
    Pero el amor, recuérdalo, no es ciego,
    tiene luz en los ojos y te sirve de espejo,
    te toma de la manos y lo sentís adentro,
    entrecierras los ojos y estás tocando el cielo
    .
    Perdóname, me inspiro y me voy lejos,
    ya vez quise mostrarte cómo estás aquí adentro.
    y ahora que ya di y dije lo que siento,
    quisiera regalarte dos cosas:
    un ¡Gracias! por sacarme de mi encierro

    Y miles, miles de ¡Te quiero!

     
     
     
    
     Este poema fue inspirado y contiene algunos versos iguales o parecidos a la obra de Rodolfo Giménez, “PIMPOLLO”. Más conocido por su nombre artístico Argentino Luna, fue un cantante y compositor argentino, representante de la música folclórica argentina. Lo apodaban "El Negro" y "El Gaucho de Madariaga" (1941-2011) (datos: Wikipedia)  
  • Cuentos

    EL PARAGUAS

    Las seis y media de la mañana de un día cualquiera, mientras caminaba frente a una escuela muy grande, pensé en cuánto me enseñaron, cuánto pude aprender y cuánto no. Pero sí, lo necesario como para darme suficientes armas y poder desenvolverme en la vida: me enseñaron a leer y a escribir. Esa es la base fundamental para abrir caminos y trazarlos de la mejor manera. Con los recursos de la lectoescritura, quien no avanza en sus propósitos de mejorar su calidad de vida, es porque le falta algo muy importante: la voluntad -pensé.
    Seguí caminando y miré al cielo para comprobar el color de las nubes. Llevaba un pequeño paraguas por si le daba al tiempo mandarnos más agua. Había llovido toda la semana en horas de la tarde, lo que evitó el riego con agua de red, y eso significa ahorro tanto del elemento esencial como el del tiempo. Pero las nubes se mostraban grises, muy claras. Entre ellas estaba la luna perezosa que no se quería retirar, y pícara pensaba en ver al sol. También, una estrella adornando el horizonte. ¡Una estrella al amanecer!  Y se me ocurrió pensar bajo qué estrella había nacido. Eso, no lo investigué nunca. Tampoco en la escuela me enseñaron sus nombres.
    Volví a pensar, ¿bajo qué estrella nací? ¿Habrá sido SIRIO, la que me vio nacer? Es la estrella más brillante de la constelación Canis Major o Perro Mayor. ¿Por qué se llamará SIRIO si la estrella es femenina y le habían dado un nombre masculino? O bajo la estrella Canopus, de Carina (La quilla). O de Rigil Kentaurus de la constelación Centauro. O habrá sido Arturo de la constelación Bootes o El Boyero. Y otra vez la misma pregunta ¿Arturo? Es nombre masculino ¿por qué se llama así? Y siguen en la lista Vega, de Lyra, Capella de Auriga o El Cochero y tantas otras, miles de estrellas no conocidas por sus nombres. Para estudiar los de todas, seguramente me llevaría mucho tiempo, quizás una vida. Mis neuronas ya no dan para eso.  
    Continué caminando por la vereda de una calle, que semejaba una galería larga de una escuela pública, la que albergaba a casi mil niños en dos turnos, mañana y tarde. Bajo algunos árboles frutales podría haber juntado bolsas de frutas: mangos, guayabas, pindó y cocos. Pero el objetivo no era ese sino caminar, solamente caminar. Algunas frutas caían picoteadas por los pájaros. Eso me alegraba, al menos no morirían de hambre. Próximamente, en otoño, comerán paltas o aguacates y mburucuyá o maracuyá, mamones o papayas, (según la zona, un nombre u otro), naranjas y mandarinas. Y quizás muchas otras frutas que esta prodigiosa tierra produce.
    Mi caminata casi llegaba a su fin, cuando finas gotas de agua me obligaron a abrir hasta ese momento mi pasivo acompañante, el paraguas.

    Imagen de adamtepl en Pixabay