• Efemérides

    ACRÓSTICO

    El día de San Juan se celebra el 24 de Junio. Pero desde la noche del 23 se realizan festejos alusivos, en los que muchas personas realizan y participan de varias actividades como por ejemplo, encender fogatas, quemar muñecos de trapo o papel u otros materiales confeccionados al efecto, el tradicional cruce de brazas, etc.
    Mi aporte es este acróstico en conmemoración a todos los que llevan el nombre Juan.

    Junto al fuego, en la noche de San Juan

    Un hombre miraba fijamente las ardientes llamas

    Amigo de lo bueno, quería quemar lo malo

    Nada más que eso le bastaba para ser feliz.

    Malania

    Imagen: M.J.T.

  • General

    MARGINALIDAD

    Tengo encinta la opinión bajo el cielo y este sol 
    Una vida peregrina de estación en estación. 
    A veces sueño que la vida pasará a ser mejor 
    Cierro los ojos y digo que no puede ir a peor. 
    Pero la realidad hace un roto al corazón 
    Y no hay aguja que hile 
    Un colchón alrededor 
    Que abrigue de la indiferencia 
    Si brota al por mayor. 
    Un momento en la vida hay que dirimir 
    La conciencia no te atraca 
    Si no induce a la verdad. 
    Es la ruina de los hombres tener que mendigar 
    Por haber nacido con el bolso cerrado 
    Sin un trozo de pan que llevarse al lecho 
    Sin opción de poder luchar 
    Obligado a la marginalidad. 

    Autor: Gustavo García Pradillo

    Imagen: de la red x G. G. P.

  • Prosa Poética

    ATARDECER FOGOSO

    En el último suspiro del día, cuando el sol todavía alumbraba el horizonte en un atardecer fogoso, los árboles del bosque parecían sombras dormidas bajo una aureola dorada. Las nubes, como enormes montañas nevadas, navegaban lentamente por el cielo teñido de tonos rosados y naranjas.
    En medio de ese espectáculo celestial, dos amigos se encontraban en el claro del bosque. Ella, con brillo en sus ojos y el cabello iluminado por los últimos rayos del sol, miraba maravillada el juego de luces y sombras. Él, con una sonrisa cómplice, extendió la mano hacia ella, atrapando un momento que parecía suspendido en el tiempo.
    “¿Ves cómo todo cobra vida al caer el sol?”, susurró él, mientras el cielo se oscurecía lentamente y las estrellas comenzaban a despertar. Ella asintió, sin apartar la mirada del cielo encendido. En ese momento, supieron que aquella tarde les había regalado algo más que un atardecer fugaz: habían descubierto la magia de estar juntos en un mundo donde hasta las sombras de los árboles parecían bailar al compás del sol que se despedía.

    Malania

    Imagen: R. G. B.

  • Prosa Poética

    DEJO MIS VERSOS

    Dejo mis versos de amor, de nostalgia, porque no de tristeza. 

    Son aquellos que hablan del niño de ayer del hombre de hoy. 

    Es la dama soñadora que busca su príncipe como en los cuentos leídos de niña.

    Dejo mis versos llenos de adiós en mi camino, aunque mi voz callada se pierde en su silencio.

    Dejo mis versos cargados de sueños, llenos de fantasía guardando ilusiones que no se olvidan y marchan junto a mí.

    Autor: Miguel Márquez

    Imagen de la red

  • Poesía

    EL TUCÁN Y LA PAPAYA

    En la selva tropical, donde el sol se asoma,
    vuela el tucán con su plumaje de colores,
    mientras la papaya madura en la sombra,
    bajo la caricia cálida de los albores.

    El tucán, con su pico arcoíris, danza,
    entre las ramas verdes y frondosas,
    mientras la papaya, en su dulce bonanza,
    enciende los sentidos con su pulpa jugosa.

    Bajo el dosel del bosque, la vida palpita,
    mientras el tucán y la papaya se encuentran,
    en un eco de la naturaleza infinita,
    donde la belleza y el sabor se entrelazan.

    Así, en este rincón de la tierra exuberante,
    el tucán y la papaya celebran su unión,
    tejiendo en cada instante, con su encanto radiante,
    la melodía eterna de la creación.

    Malania

    Imagen: Ninet

  • General

    EL OASIS DE EULALIA

    En un tranquilo barrio semirural, escondido entre calles bordeadas de árboles y casas acogedoras, cercano al arroyo San José, se encuentra un jardín singular, un remanso de vida donde la soledad no tiene cabida. Este jardín pertenece a Doña Eulalia, una mujer de corazón cálido y amor por la naturaleza.
    Ella no está sola en su hogar, pues el jardín es su fiel compañero. Desde el amanecer hasta el anochecer, está rodeada de seres vivos que hacen de su espacio un lugar lleno de vida y alegría.
    Por los rincones del jardín, dos ranas cantan melodías que parecen fusionarse con el murmullo del agua de arroyo. Son las guardianas del estanque, no pierden tiempo en atrapar a cuanto insecto se les acerca, observando con ojos curiosos cada movimiento que ocurre a su alrededor.
    A lo largo y sobre todo, a lo alto de las paredes, las lagartijas se deslizan ágilmente, jugando al escondite entre las piedras y las plantas. De todos los tamaños, se camuflan en diferentes colores, y aportan un toque de vitalidad al paisaje.
    Los pájaros son los visitantes más frecuentes. Vuelan libremente, confiando en la generosidad de la señora Eulalia, que les ofrece alimento y agua. Entre trinos y aleteos, hacen del jardín su hogar temporal, llenándolo de vida y color.
    Pero no solo los pájaros disfrutan de la hospitalidad de la mujer. Las mariposas revolotean entre las flores, dibujando un arco iris con sus alas delicadas. Los picaflores zumban cerca de las flores más dulces, deleitándose con su néctar.
    Y como si fuera poco, varias perras curiosas deambulan por el lugar, siempre alerta ante cualquier intruso que se atreva a irrumpir en su territorio. Son las guardianas de la señora Eulalia, fieles compañeras que comparten su amor por la vida al aire libre.
    Aunque en el jardín no haya lugar para los gatos propios, los vecinos felinos se aventuran por los tejados, curiosos exploradores que vigilan desde las alturas. Su presencia es bienvenida, especialmente cuando algún roedor intenta colarse en el jardín o en la misma casa. Con astucia y agilidad, los gatos vecinos protegen el oasis de la mujer, de cualquier amenaza que se presente.
    Así, en ese jardín, la soledad es solo un recuerdo lejano. Rodeada de vida en todas sus formas, encuentra en la compañía de la naturaleza y sus amigos peludos una fuente inagotable de alegría y amor. Y mientras el sol se oculta en el horizonte, el jardín sigue vibrando con la magia de la vida en comunidad, hasta el momento en que cae la noche y con su oscuridad y su silencio mágico, envuelve al lugar invitando a todos a descansar.

    Malania

    Imagen: propia

  • Prosa Poética

    LA VIEJA CASA DEL FAROL

    Cuántas veces pasé, cuántas veces la vi mostrando firmeza al paso del tiempo, hoy sigue ahí.

    Crecí, con su imagen llena de elegancia regalando encanto a través de los años, dejando momentos hechos recuerdos.

    La vieja casa del farol con sus rosas adornándola, quedó tan prendida en nosotros que nadie quiso derribarla.

    La tengo presente, la dibujo en versos, le canto en palabras que salen del corazón sabiendo bien nunca será olvidada.

    Autor: Miguel Márquez

    Imagen: M. A. M. R.

  • Poemas

    AQUEL PRIMER ENCUENTRO

    Como estatua viviente, muy ansiosa, impecable 
    estalló en un beso, tu mirada penetrante.
    se mezcló entre la gente, en hora pico y sol radiante
    de un movido Caballito a esa hora de la tarde. 
    Tu mano rozó la mía, como apresurando el vamos, 
    que pronunciaron mis labios, en intento de alejarnos
    del murmullo de la gente, que el café había inundado. 
    Me ayudaste con mi abrigo, a ponérmelo despacio 
    emprendimos un comienzo, las escaleras abajo 
    caminando lentamente, hacia el coche que abordamos
    hasta el refugio de amor, nos sumergió con encanto. 
    Tus abrazos y tus besos, me regalaron  un cambio, 
    con incógnitas y sorpresas, con sonrisas y entusiasmo.
    ¿Sería la única vez? me preguntaba pensando 
    ¿Tal vez el comienzo de algo?…
    dudaba ante ese encuentro de calor inigualable
    Tu sonrisa con la mía se entremezclaron al aire
    una pasión ardiente recorrió mi piel a mares,
    confundiéndome en la tuya con temor a enamorarme
    de esa bella estatua viviente que muy puntual y sutil
    fue a encontrarme, un 7 de junio que jamás podré olvidarme.

    Malania

    Imagen de la red

  • Cuentos

    VESTIDA DE NEGRO

    En un bosque frondoso y verde, donde el sol se filtraba entre las hojas y las aves cantaban melodías alegres, vivía una pequeña lagartija llamada Lila. Lila era curiosa y valiente, y siempre estaba en busca de nuevas aventuras.
    Un día, mientras exploraba el bosque, Lila se encontró con una caja abandonada. Intrigada, se acercó y la abrió con cuidado. Dentro encontró telas de colores y brillantes botones. Fascinada por estos hallazgos, decidió probarse algunos pedazos de tela. Después de mucho esfuerzo y con ayuda de algunos insectos amigos que pasaban por allí, logró coserse un pequeño vestido negro con ribetes dorados.
    Una vez vestida con su nuevo atuendo, Lila se miró en un charco cercano y se sintió radiante. Pero pronto se dio cuenta de que algo había cambiado. Los animales del bosque la miraban con asombro y algunos incluso la evitaban. Lila no entendía por qué su nuevo vestido causaba tanto revuelo.
    Decidida a descubrirlo, se acercó a una sabia lechuza que vivía en el bosque y le preguntó por qué todos la miraban de esa manera. La lechuza, con voz calmada, le explicó que en el bosque, el negro era el color de la tristeza y el luto, y que muchos animales lo asociaban con malos presagios.
    Lila se sintió desolada al escuchar esto. No quería que su vestido causara miedo o tristeza a sus amigos del bosque. Con el corazón apesadumbrado, decidió deshacerse de su vestido negro y buscar otro color más alegre.
    Después de buscar entre las telas que encontró en la caja, Lila se cosió un nuevo vestido, esta vez de un vibrante color verde esmeralda, con pequeños detalles en amarillo brillante. Cuando salió a pasear con su nuevo atuendo, los animales del bosque la recibieron con sonrisas y alegría. Lila se dio cuenta de que el color de su vestido no solo reflejaba su propia felicidad, sino que también afectaba el ánimo de quienes la rodeaban.
    Desde ese día, Lila comprendió la importancia de la empatía y la consideración hacia los demás. Y aunque le encantaba vestirse con colores brillantes, nunca olvidaría la lección que aprendió con su pequeño vestido negro. Y así, con su espíritu aventurero y su corazón bondadoso, Lila continuó explorando el bosque y compartiendo su alegría con todos sus amigos.

    Malania

    Imagen: de la red

  • Haikus

    ÁRBOLES EN EL DESIERTO

    En el desierto
    no hay pájaros ni flores.
    Agobia el calor.

    Sobre las ramas
    no hay gorriones ni garzas.
    Frío el rocío.

    Bajo el fuerte sol
    luciérnagas quejosas
    les falta agua.

    Lejos los trinos
    los zorzales no saben
    que alegran vidas.

    Malania
    Imagen de la red