• Poesía

    ESPERÁNDOTE

    Qué más da,
    si un celemín o dos
    es la distancia
    que hay entre tú y yo.
    O diez
    o cien metros cuadrados,
    o una 
    o cien fanegas
    o quinientas varas.
    O quizás estás
    a la vuelta de la esquina
    entre tules tornasoles
    o en espumas de alfaguara.
    O con un corcel
    cobijado  entre tacuaras.
    La medida no importa
    ni la distancia que nos separa.
    Lo importante es que estás,
    y yo,
    aguardo tu llegada.

    Malania

    Imagen propia

     
     
     
  • General

    AUREOLAS AZULES

    No soy músico
    ni tampoco un erudito
    o quizá simplemente
    erudito a la violeta
    mientras dure la vida
    y no desaparezcan
    los valses ni la pandereta.
    La música llega a la gente
    y hace repicar las piernas
    la sangre les burbujea
    y también brillan sus ojos
    cuando en tropel galantea
    les brotan bellas sonrisas  
    en los labios y en los rostros
    se reflejan las quimeras.
    Hay música sensual
    y también espiritual
    música para el momento
    y otra que es  inmortal
    es aquella que perdura
    y continúa viviendo
    aun cuando nadie más
    ejecute un instrumento.
    Malania
    Imagen de la red.
  • General

    COTIDIANEIDAD

    Para viajar en transporte público desde el barrio donde vivo al centro de la ciudad, hay que hacer combinación en una estación de transferencia. Entre los dos colectivos se tarda aproximadamente 40 minutos. Sumando la espera, en total serían 50 minutos, no más. A veces prefiero y elijo este medio por el horario conveniente a mis necesidades.
    Durante el viaje siempre hay alguien quejoso a más no poder, mientras otras personas ni se enteran de nada porque se tapan los oídos con música que suena a través de pequeños auriculares.
    – Ayer llovió tanto que no pude salir de casa. Hubiera preferido que saliera el sol antes de que cayera tanta agua. La lluvia entorpece mi trabajo porque no puedo salir a vender por la calle- dijo una mujer llamada Teresa.
    – Sí, pero ya hacía falta agua para las plantas- dijo la otra que estaba sentada al lado, Rina.
    – Está bien, pero si no vendo no gano dinero necesario para comprar la comida.
    – Y qué haríamos si no lloviese nunca- preguntó la otra.
    – Tendría que llover solo por las noches- respondió.
    – ¡Mirá vos! Como si pudiéramos planificar el tiempo y acomodar a nuestro gusto y antojo.
    – No, pero sí- dijo Teresa.
    – Mirá, creo que tenemos que ser agradecidos por lo que tenemos. Hay lugares que sufren la falta de agua y nunca escuché que se quejen.
    – Seguramente hablaste con cada uno de ellos por eso sabes tanto- respondió con tono irónico.
    – Contigo no se puede hablar porque si no te quejás de una cosa, te quejás de otra.
     No sé cómo te aguanta tu marido.
    – Si tuviese marido no estaría trabajando así, vendiendo en la calle.
    – ¿Y por qué no? Yo tengo marido y también salgo a trabajar.
    Una jovencita que iba sentada en el asiento detrás de las mujeres, se levantó  y enojada les dijo:
    – A ver si se callan un poco, yo tengo un examen y necesito aprovechar el tiempo para leer.
    Las mujeres la miraron y sin hacer caso, siguieron discutiendo sobre qué estaba bien y qué no.
    A todo esto se metió un hombre mayor, defendiendo a la muchacha.
    – ¡Señoras! ¿A quién les importa los temas que ustedes están discutiendo?  ¿Por qué mejor no se bajan y se sientan en una plaza para hablar de lo que quieran?
    Teresa, que estaba muy ofuscada con todos y hasta consigo mismo, dijo:
    – Mire señor, usted mejor no se meta. ¿O es que la señorita le interesa y por eso la defiende? Dijo refiriéndose a la estudiante.
    El colectivo se detuvo y muchos pasajeros descendieron, entre ellos Teresa y la estudiante.
    Rina y el hombre continuaron viaje sin emitir palabra.
    Esta vez fue leve la discusión. Pero he escuchado y visto cómo  hay gente irrespetuosa, a la que no le importa nada. Sobre todo a los que no respetan las filas para ascender al colectivo. Madres que mandan a sus hijos que empujen a la gente para subir antes que todos y les reserven asientos. En fin, los avivados de siempre y los mal educados o mal aprendidos, como mejor quieran interpretarlo, hay por todas partes.  
    ¿Dónde han quedado nuestros valores?

    Malania

    Imagen: de la red

  • General,  Haikus

    SEMILLAS QUE NO MUEREN

    No eran poetas,
    escritores tampoco,
    ni proxenetas.
    Fueron:
    Agricultores.
    Algunos inmigrantes
    lo aseguraban:

    “En buena siembra
    las semillas no mueren
    nacen y crecen”.


    Y dieron sombra
    con árboles plantados
    muy bien cuidados.

    Malania

    Imagen: G.M.G

  • General

    TACURÚ

    Los tacurúes son construcciones de tierra hechas por hormigas. Allí viven y a veces la comparten con termitas. Pueden alcanzar más de un metro y medio de altura.
    Suelen elegir predios abandonados, pero el de la foto no es el caso porque la gente circula por allí todos los días y hasta se pueden sentar a compartir unos mates a la sombra de un árbol, mientras lo observa a ver si sale alguna hormiga, pero no. Si no se las molesta, no hacen nada. No se las ve durante el día porque permanecen dentro de su nido.
    El nombre científico de estas hormigas es Camponotus punctulatus. Es nativa de Argentina. También se pueden ver los tacurúes a los costados de las rutas.
    No comen cultivos, pero los tacurúes son tan duros que no se pueden deshacer fácilmente, por lo que igual ocasionan problemas a los productores ya que se necesitan máquinas para destruirlos antes de sembrar.
    Algunos pequeños productores los queman pero no sería ésta la solución.
    Armar un plan para prevenir su aparición en otros lugares sin utilizar productos químicos sería lo ideal.

    Malania
    Imagen destacada: R. E. S.

    Imagen al pie: de la web

  • Poemas

    SIN ÁNIMO

    Conmovido por el paso del tiempo,
    imaginó sin fundamento
    cada arruga aun inexistente,
    una línea convertida
    en pliegues  de humo de cortina,
    esa que tapa los ojos para no ver la realidad,
    sin ánimo de vencer dificultades y ser feliz.
    La rigidez de su pensamiento
    volvió torvo su rostro y su humor desapacible.
    Sus abstracciones lo habían transportado  muy lejos
    y su autoestima no le servía siquiera para limar hilos de seda.
    No quería que otra tormenta estallara
    al simple rachear del viento.
    No se animaba a subirse al crucero del placer.
    Malania
  • General

    ÁRBOL DE ANTAÑO

    ¿Qué se ve?
    Paredes de antaño
    que fueron refugio,
    paredes en ruinas
    que permanecen en pie,
    porque su base
    ha sido construida muy bien.
    Y erguido como un vigilante
    el árbol, medio seco, medio verde,
    que aparenta ser muy viejo,
    pero por dentro corre la savia bruta
    que lo nutre y lo mantiene con vida.
    Fue y es testigo del  buen tiempo
    y también de vendavales,
    de pájaros en amoríos
    disfrutando de sus nidos;
    vio nacer muchos pichones
    de palomas y gorriones.
    Hoy lo abraza un güembé
    compartiendo la energía.
    Sus gajos esperan la poda
    para renovar en sus hojas la vida.

    Malania

    Imagen: L. N. M.