Poemas
¿UTOPÍA O REALIDAD?
Tímida, palideció,su corazónsúbitamente palpitó,azorada enmudeció.Él, vientoen su ráfaga la deshojó.Giró sobre sí misma,su nombre suspiró,una baldosa sueltaen señal de calmala consoló.Y lejos lo vio,entre las sombrasde vetustos árbolesdesapareció.Una lágrima y una sonrisa.En su almohada
se consoló.Imagen: propiaSUEÑO DE COLORES
Cerraré los ojos en voz baja,para introducirme en el sueño de tus sueños,en este instante mi corazón ya no trabaja,la voluntad suspende sus latidos.Y yo me siento tan lejos, tan pequeñaque a mi Dios invoco sin pedirle nada,solo agradezco por verme serena,por saberte lejos, por tenerte cerca.¿Por qué el mundo soñado es sinuoso?Si son sueños bellos de muchos colores,como tizas que disfrazan y embellecen,regando su brillo en paredes mustiasde alcoba estudiantil atiborrada,quitando sentencias, devolviendo alegría.¿Es mucho anhelar y soñarcompartir contigo el universo?Entre las pesadillas surge el optimismo.Y me duermo débil,me desvanezco en tus brazos,
bajo el mar del cielo
entre dos árboles altos como tú,
añosos y corpulentos,y sueño. Sueño que soy fuerte,sueño que me amas.Imagen: propia.MIRADA DESDE EL SÉPTIMO PISO
Carga sobre sus espaldas,
vivencias tristes y alegres.
Algunas son indelebles,
otras olvidadas en el eco.
Vive en un séptimo piso
de un edificio moderno.
Como una armadura cerrada
y por el tiempo cicatrizada,
repleto de experiencias
tantas buenas como malas,
un hombre lleva en la piel
por los años modelada,
los estragos que la vida
talló en su rostro huraño.
La apacibilidad se encargó
de suavizar su mirada,
esta vez detenida en la brisa
que penetra por su ventana,
pintada de plata o dorado
y con finas violetas decorada.
Se sienta por las mañanas
con su pipa encendida,
dibujando en sus pupilas
el deseo de armonía y paz
por él, por todos, tan deseada.Imagen: G.F.T.
BRINDIS ESPECIAL
Hoy quiero dibujar a la vida,mi vida,te dibujaré a ti.Quiero pintar al amor,mi amor,pintaré tu perfil.Usaré los cálidosescarlata, magentarosa y salmón,todos coloresque reflejan amor.Y pintaré lucesdel árbol de la vida,llena de alegríaporque estás tú.NavidadAño nuevoesta vez, diferentes.Brindaré por ti,por nosotros.
Gracias por estar.Imagen: G. F. T.COPOS DE AMOR
Ella seleccionaba los copos de algodón más suaves,para acariciar su piel en días de invierno.Él tejía misterios amurallados en el horizonte,apedreados en vicisitudes de blanco y negro.Mientras tanto la flor bregaba en el desierto,
por un poco de amor y de cuidado verdadero.Imagen de la red.NAVIDAD A SU MANERA
Ecuánimes en su aleteo,
hacia el portal del arco iris,
se desplazan en su vuelo.
Habrá fiesta esta noche
con condumios suculentos
es necesario el sustento
para continuar el vuelo.
Cada uno y entre todos
en retórico gorjeo
comparten el convite.
“La vida continúa”, canta uno.
“El amor existe entre nosotros”
entona el otro
dirigiéndose a su compañera
mirándola a los ojos color canela.
“Hay que evitar la ignominia”
grita ronco un tercero.
Y así en perfecta armonía
aletean en su vuelo
bailando hasta alcanzar el alba
con alegría y sin lamentos.
Han festejado esta vez
la Navidad a su manera
dos gorriones, un zorzal,
una garza y un benteveo.Imagen: R. E. Ch.VENTANA BLINDADA
En soledad,
vestido de amarillo, blanco o rojo,
con traje formal y camisa,
corbata salmón, rosa o verde agua.
Qué más da …
si ha sido despojado de amor
y lo ha invadido la nostalgia
con olor a pétalos marchitos
por el silencio que nunca acaba
en fríos pasillos de invierno
y heridas que no sanan
con el calor del verano
y la brisa que no penetra
por una ventana blindada.
El pasado y el futuro
entrelazaron sus manos
descartando el presente
digno de ser despertado.Imagen de la red.
SORTEANDO MURALLAS
Ella quiso decirte amor,
que quiso decir Amor;
pero no, no se atrevió;
es que hubo muchos
murallones escondidos;
y hoy recordando dice:“En el laberinto de la vidahalló una senda en colina.Un entramado nevadosedujo sus sentidos callados.Con diferente miradavio el brillo de sus hebras.Su sonrisa iluminadaal camino lo hizo rosa.El entusiasmo no tardóy se sintió muy dichosa.Siguió su curso el andary pudo el cariño encontrar.Días ralos de la agendaiban desapareciendo.Y la ausencia se notócon vientos que iban surgiendo.Cuando el agua desbordóel camino se hizo opaco.Y por obras del destinobarreras aparecieron.El amor que iba en caminose detuvo en una brisa,porque si se daba prisapodría estampar su caracontra una de esas murallasdel destino, desplegadas.Y como nada es eternosobrevino la alegríasus corazones latierona la par y en armonía.Sin exacción ni moldurasen dispar algarabíaentrelazaron su dedosse estrecharon en abrazos.Ella dibujó senderossobre su espalda muy tibiacon sus labios entreabiertos.Él le regaló sonrisasy con encuetados dedoshumedecidos círculos.Ella, encelada por dentro.Él silencioso y calmo.Y sin medición del tiempoexhaustos en infinito
disfrutaron sin destiento.”Imagen de la red.DETRÁS DE UN CERRO
No recuerdo cuál fue el primer día
que comencé a observar la luna y las estrellas.
Creo que nace ese poder de contemplación
cuando el amor se manifiesta y corre por nuestras venas,
entonces surge la necesidad de ir
más allá de nuestro alrededor,
de buscar nuevos horizontes
y así encontrarnos con la fuente de inspiración,
muy poderosa por cierto, la luz de la luna,
que si bien no es suya propia,
sabe reflejar muy bien al astro rey de la naturaleza,
obra de la creación del universo.
Es por eso que sufro cuando veo y siento que:
Se ha anestesiado el poeta
se han vuelto mudos sus versos
sus palabras se han ahogado
en aguas del manso río
detrás de algún cerro.
Y es por eso que le digo:
Sé como el pájaro, vuela.
Que la tormenta no detenga tu soñar.
No pierdas el tiempo en rencores
o en nostalgias por cosas no realizadas.
Sé un triunfador ante todos
vístete de sonrisas
construye tus días con alegría
y pinta al viento
con tus versos en melodías.
Recuerda que eres poeta en esencia
y ríndele homenaje en emotiva memoria
a aquel día cuando has escrito
tu primer poema de amor.
No dejes que nada ni nadie
te quite el poder de reflejar tus deseos
en el canto alegre de un zorzal.Imagen: R. E. Ch.