Huma, la gata dulce en un canasto sueña, entre suaves ronroneos su pelaje despeina. Sus ojos de ámbar brillan al dormitar serena, acurrucada y feliz, en su mundo no hay mañana.
Sía, sobre el escritorio cerca de la PC, observa con ojos curiosos el vaivén digital. Sus sueños son bytes, su universo es la red, entre cables y teclas, halla su confort sin igual.