• Prosa Poética

    EN BUSCA DE TU PRIMAVERA

    Seguiré el vuelo de las aves, emigrando donde tu primavera florece.
    Iré tras los latidos que agitan mi pecho, a anidar en las ramas de tu corazón.
    Preguntaré a los trigales que visten  la llanura por las huellas de tus pasos que me lleven hasta ti.
    A un costado del camino, un ballet de hojas que hace tiempo su otoño quedó atrás, danzan arremolinadas a mi alrededor para contarme qué cerca estás y mis suspiros como brújula señalan el punto cardinal de tu sonrisa.
    Si el atardecer me encuentra donde el sol bebe de tus aguas, recostaré mis ansias sobre la montaña y llenaré de aire mi espera…recogeré jazmines del cielo, sembraré de caricias tus manos y antes de perderme en tus brazos, mi amor en versos endulzará de besos tus labios.

    Autor: Poeta argentino Patricio Massa

    Imagen: R. E. Ch.

    Imagen: de la red, gentileza P. M.

  • Poesía

    SOÑAR DE SOÑADORES

    Yerguen las ideas
    bajo el fresco rocío
    desveladas por la música
    que inunda la oscuridad
    en noches de estío.
    Ocultando las palabras
    que callan con desvarío
    por temor a sucumbir
    en aguas cristalinas
    del espejado río.
     La dura soledad
    en penumbrosa vigilia
    aguarda el renacer
    de un poema de amor
    repleto de cariño.
                                                         Malania.
    Fotografía: Lua  T.                                                                                                         
  • General

    ESCUETO AMOR

    Se desgarró el tiempo
    y en la distancia,
    desapareció
    el lenguaje epistolar
    que la neblina
    en madrugada bañó.
    Con la eterna lluvia
    un aire morboso
    pretende lograr la fuga
    del dorado sol
    y del escueto amor
    que sienten por ti,
    mis hojas, tu tallo
    y los pétalos de una flor.

    Malania

    Imagen: R. G.

     
     

     

  • Prosa Poética

    LETRAS QUE DICEN MUCHO

    EN UN MAR DE VERSOS

    De Patricio Massa

    Las letras y yo.
    Nos conocemos hace mucho.
    Jugamos desde siempre.
    Compinches de mil travesuras.
    Cabalgamos los renglones sin mayúsculas ni minúsculas saltando puntos y comas, sembrando en palabras mi sentir.
    Navegando en un mar de versos bajo un manto estrellado de sueños, a su trazo dejan estelas de mi pulso…y en lo más profundo de mi silencio, se sumergen a buscar la paz del corazón del niño que allí habita.

    Por Malania Nashki

    ¡Cuántas cosas se pueden hacer con las letras!, minúsculas o mayúsculas, en diferentes tipos caligráficos.
    Cuando empezamos a aprenderlas, solo nos enseñan a copiar y a identificar el nombre y el sonido de cada una.
    Pero una vez que las identificamos las usamos a nuestro antojo.
    Así surgen desde diminutas esquelas hasta voluminosos textos.
    Desde cartas de amor hasta mandamientos judiciales que pueden alegrarnos o entristecernos e incluso, matarnos de un infarto.
    La palabra escrita (o pronunciada) tiene mucho poder, y debería usarse con responsabilidad y respeto.
    Recuerdo aquella esquela, tipo cartita de amor, arrojada desde la calle envuelta en una piedra pequeña, atada con un hilo. Llegó hasta el patio del colegio de monjas donde las pupilas estudiábamos, sentadas sobre troncos de árboles que luego de estar secos se convertirían en astillas para mantener el agua caliente del gran calefón. Esa piedra traía una declaración de amor.
    Algo más que se quedó para siempre en mi mente: Las cartas de adolescente escritas desde el corazón. Las respuestas recibidas con esas letras perfectas, como dibujadas, por un aspirante de ingreso a las fuerzas de seguridad. O esa breve nota que decía: “Escríbeme, he borrado todos los contactos del teléfono y las direcciones de correo, y no tengo cómo comunicarme” procedente de un letrado muy querido.
    Y así podría continuar citando letras entrelazadas, párrafos, y textos enteros.
    Quizás dentro de esas elevaciones, montañas, cerros nevados, se amontonan las palabras, o quizás se deslizan con el agua cuando el sol calienta y se produce el deshielo.

    Malania

  • Prosa Poética

    VOY BUSCANDO

    Dueto

    Autor: Escritor y Poeta uruguayo Miguel Márquez.

    Voy buscando esa paz ausente que quieren perderla, ese amor lejano y no ser tan frío.

    Voy buscando lo que un día existió, esas ilusiones cuál quieren borrarlas. 

    Voy buscando esa magia que tanto anhelamos, todos esos sueños llenos de felicidad.

    Voy buscando esa libertad que no prive nada, pudiendo reír sin dejar de hacerlo, guardando recuerdos de cada momento vivido.

    De Malania Nashki:

    NO VOY BUSCANDO

    Ya no busco la paz ausente, porque está presente en mí, de la mano de Dios que no me deja perderla. No hay amor lejano, amo todo lo que tengo, todo lo que me rodea. No sé si soy fría porque desde mi interior siempre brota la calidez de una sonrisa.

    No busco lo que un día existió, porque lo que fue ya no está y lo pasado no volverá. Siempre hay ilusiones a la vista y dentro de mi corazón.

    No la busco porque nunca la he perdido, esa magia que todos anhelamos tenerla, los sueños llenos de felicidad.

    No voy buscando libertad, porque la tengo. Puedo reír sin prejuicios, y guardo recuerdos de todos los momentos que he vivido.

    Imágenes: de la red

  • General

    EVANESCENCIA

     
     
    Cuando el amor parece esfumarse por la rendija de una ventana o se escapa por entre nuestros  propios
    dedos, se presentan momentos diferentes, unos donde afloran las ganas de gritar al viento la torpeza de la imagen íntima, y después en otro momento, cuando  reacciona, la quietud  abraza, como si fuera a quedar totalmente  inerte. Sería algo así como depositar nuestras palabras sobre las cumbres plateadas o dejarlas libres al vuelo en un atardecer multicolor.
    A veces la poesía viaja a otros lares y se roba la imaginación. No hay lugar para inspiración alguna.
    Entonces el recorrido por este sitio virtual se hace interesante, mientras se intercalan los interminables
    estornudos,  ante la sola idea de que el amor es cruel y que puede jugar mal con nuestro destino,
    congelando nuestros sentimientos en esas cimas plateadas o resguardarnos en la tibieza de los colores
    del atardecer. La decisión es propia de cada ser humano.

    Comparto un artículo que puede resultar interesante, del cual pondré solo unas líneas, y es el siguiente:

    WABI SABI

    El wabi sabi 侘寂 es una apreciación estética de la evanescencia de la vida. Las imágenes wabi sabi nos
    obligan a contemplar nuestra propia mortalidad y evocan una soledad existencial y una delicada tristeza. También provocan un alivio agridulce, ya que sabemos que toda existencia comparte el mismo destino. ¿O no?

    Imagen de la red 

    Imagen de P. M. Imagen de M. J. T.

  • General

    FAMÉLICA

    Como un percebe
    inicua crece,
    en los espejos poéticos
    donde da lugar al estropicio
    jactándose de su obra.
    Deshonesta y lívida,
    como ave avorazada de amores ajenos,
    se desplaza en un sartal laberíntico
    como pájaro  a pleno vuelo.
    Malania
    Imagen: R. E. Ch.
                                                           
  • Prosa Poética

    TRAS UNA NUBE GÉNICA

    ¿Cuál es la misión de las nubes?  ¿Cumplen una misión, un propósito?
    ¿A qué orden responden?   
    ¿Van al compás del viento o se mueven sin rumbo?  
    Siguiendo a una de ellas,  se adentró en una pequeña y oscura estancia. Cuando la puerta se abrió se escuchó el chasquido de una bomba que aumentó su grosor al contacto, sin interruptores y sin escalas acompañado por indicadores del corazón. En su interior como con cables y un tubo de líquido,  aumentó aún más su grosor y con líneas electrizantes que irradiaban calor, se adherían a esa piel mojada a modo de tentáculos desde la base púbica.
    Un zumbido de los circuitos calientes llenó  el aire del  interior  mágico.
    Con el paso de los minutos ella comenzó a experimentar una sensación que  le recordó a la  tercera primera vez, juntos ella y él. La presencia del calor incrementó el círculo de la muesca que su cuerpo exponía bajo las sábanas a velocidad estelar. Una fuerza centrífuga desconocida los  llenaba de sensaciones.
    Todo ocurrió por la presencia de una nube naranja pasional,  pura como el mismo amor.

    Malania

    Imagen: J. A. T.

                                                                                                                       
  • General,  Relatos

    AMOR Y COMIDA

    LA IMPORTANCIA DE APRENDER A COCINAR


    Cuando terminé mi carrera de Profesora para la Enseñanza Primaria, (Maestra de Grado), comencé a trabajar al año siguiente. Era soltera y vivía con mis padres. Pero a los cuatro años, tuve que escoger y decidirme por alguna escuela lejos de mi casa si quería continuar trabajando. Los cargos se distribuían de acuerdo al Padrón de Valoración y una colega me desplazó. Un primo, hijo del hermano de mi madre, con voluntad incondicional, me acompañó a cada una de las escuelas que me habían ofrecido, fueron tres pero todas estaban en el campo. Como no tenía vehículo lo único que me quedaba era vivir toda la semana en un lugar cercano a la escuela, y a mi casa podría ir solo los fines de semana.
    Elegí una escuela en una zona rural llamada Fachinal, porque una tía, esposa del hermano mayor de mi madre, vivía enfrente con una hija soltera. Mi tío ya había fallecido. Ellas no querían dar pensión a nadie porque se pasaban todo el día trabajando con plantaciones y animales (vacas y cabras) y no les daba tiempo para otra cosa. Además ambas eran muy buenas pero muy tercas. Preferían estar solas, levantarse cuando salía el sol y se iban a dormir ni bien entraba la noche. Una vida diferente a la de la ciudad.
    Yo no sabía cocinar y mi compañera con la que compartiríamos la casa del docente, -de madera, sin luz eléctrica ni agua potable-, tampoco sabía y no le gustaba hacerlo, menos aún para las dos. Por lo tanto se me complicó el tema  de la comida. Mi colega se ofreció a limpiar la casa, lavar la ropa y toda otra actividad doméstica pero menos cocinar.
    Al principio contratamos a una señorita, hija de la enfermera del lugar, para la tarea, pero la comida no se parecía en nada a la que preparaba mi madre. Un día nos ofreció papas (patatas) crudas, otro día la carne quemada, muy salada, muy picante, etc. Nada era sabroso. Había que buscar una solución urgente.
    El primer fin de semana en casa, conté a mi madre lo sucedido y decidí pedirle que me enseñe.
    – Pero la cocina no es fácil, hay que dedicar tiempo y tener paciencia, dijo.
    Entonces tomé un cuaderno y un bolígrafo, la senté a mi madre a mi lado y comencé a escribir paso a paso las recetas, primero los ingredientes y luego la forma de preparar las diferentes comidas para los cinco días de la semana. Pero hubo un inconveniente: mi madre no usaba balanza, todo lo hacía a ojo, y la única indicación que me dio fue usar la palma de la mano y medir con puñados por ejemplo el arroz, los fideos para la sopa, etc.  Tuve que apelar a mi imaginación y habilidad y de a poco me fui internando con gusto y mucha dedicación al nuevo mundo culinario.
    Las recetas fueron aumentando a medida que iba a la casa de mis padres los fines de semana. Mi hermana mayor me ayudaba a veces con algunas de comidas que había aprendido a hacer en la Escuela Profesional de Mujeres, cuando estudiaba. Conservaba en muy buen estado un cuaderno con recetas que no prestaba a nadie. Pero fue una gran ayuda para salir de lo repetitivo que en un momento podría llegar a cansar. Comer siempre lo mismo, cansa y hace perder el apetito.
    Así aprendí a preparar desde una sencilla sopa hasta los más exquisitos canelones de verdura y otros rellenos. Por suerte todo eso duró poco más de un año cuando se presentó a la escuela el Director que había sido designado por Concurso de Antecedentes y Oposición y desplazó a mi colega, la que tuvo que ir a atender su grado, y también trajo a su esposa que me desplazó a mí. Así es la docencia, mientras no fui titular, siempre existía esa posibilidad de ser desplazado del cargo. No sé cómo se habrán arreglado con la cocina porque mi compañera pidió su traslado, (ella sí podía porque era titular) en cambio yo tuve que esperar otras suplencias.
    Volví a casa de mis padres y aprendí a cocinar más aún, ya con el pretexto de que si me pasara otra vez el ir al campo, necesitaba reforzar mis conocimientos culinarios.
    Al año siguiente fui designada a trabajar con un Director, que por suerte manejaba el tema cocina como si fuera un chef profesional. Con él aprendí a elaborar entre otros platos, la polenta guisada, algo que hasta hoy día lo hago y a mi hijo menor le encanta. Tomé tanto amor a la tarea de preparar comidas que las casas que tienen delivery pierden plata conmigo, aunque para suerte de ellas muchas personas lo prefieren.
    Pero igual, de tanto querer preparar comida casera, nunca se termina aprendiendo del todo. Como anécdota: Una vez casada, mi suegro se quedó a almorzar. Quise lucirme con ñoquis caseros de mandioca -también llamada yuca-. Tanta cantidad preparé que comimos lo mismo como tres días seguidos. No tenía idea de las cantidades. Eso sí, la salsa alcanzó solo para ese día, por suerte, porque no me gusta la salsa recalentada ya que puede caer mal. Si bien, en casa no se tira nada de comida porque lo reciclo, lo importante es que nadie se queja.
    Hoy día prefiero preparar postres, tortas y panes dulces. Alguna vez lo he hecho para ayudar a una cuñada que lo vendía. Aprendí mucho con ella.
    El trabajo en la cocina, sirve de complemento ya sea para comer sano y rico, o para aportar a la economía hogareña. A mí hasta me ha servido como terapia anti estrés.  

    Muchas madres no enseñan a cocinar a sus hijas o hijos, por falta de paciencia, por miedo a que se lastimen con algún utensilio de cocina, que se quemen, o simplemente porque no quieren que pierdan tiempo en eso y se dediquen al estudio (esto último decía mi madre). Pero creo que es importante enseñarles aunque sea lo básico para que sepan desenvolverse en caso de necesitarlo. Es por eso que sugiero a las madres a que no le quiten a sus hijos la posibilidad de aprender a cocinar, sobre todo si ellos demuestran tener interés por hacerlo.
    ESO SÍ, LA COMIDA HECHA CON AMOR, ES SABROSA Y SIEMPRE SALE MEJOR.

    Malania Nashki.

  • General

    EL HIJO DE COCA

    No solo tú estás solo en este momento.
    Brindemos por todos aquellos que en su soledad,
    siguen teniendo fe en la vida y en el amor.
    Malania
    Imagen propia