• Prosa Poética

    TE ESPERÉ

    Te esperé cuando ya dejé de verte,
    le hablé al viento en mi soledad porque volvieras. 

    A Dios en mis oraciones, pedí por ti,
    te soñé aún despierto guardando mis palabras.

    Te esperé parado en la esperanza,
    vi la noche y el día hacerse largo sintiendo tu ausencia.

    Te llamé pero mi voz no escuchaste, perdiéndose en desilusión. 

    Te esperé y aún sigo esperando aunque sé no volverás,
    mis lágrimas lentas van perdiéndose en la tristeza
    dibujando una sonrisa rara sin haberte dicho adiós. 

    Autor: Miguel Márquez

    Imagen: Propia (Malania)

  • Prosa Poética

    HUELLAS

    Hay huellas tan profundas que por siempre en el alma, quedan grabadas.
    Hay huellas tan cálidas que su calor en el corazón perdura, y con el transcurrir del tiempo, inalterable se mantiene la temperatura.  
    Hay huellas tan significativas que son amor y origen, Universo y destino.
    Hay huellas que marcan la diferencia entre lo auténtico y lo insignificante.
    Hay huellas que  marcan un antes y un después del instante en que el tiempo quedó paralizado.
    Hay huellas que son eterna plenitud, destellos de luz que iluminan la memoria olvidada.
    Hay huellas tatuadas en tinta escarlata, latidos del corazón, memoria en la piel,
    caricias para el alma.
    Huellas de invisible apariencia, éxtasis de amor que alimenta el corazón desde la mirada enamorada.
    Hay huellas indestructibles por el tiempo y la distancia, marcas indelebles que en el tiempo permanecen inmutables.
    Hay huellas que avivan sentimientos y despiertan nostalgias, tesoros sagrados, tangibles y latentes que el corazón guarda.
    Hay huellas con fragancias especiales que únicas en su esencia las hacen, huellas que en la noche despiertan del letargo, empapando sábanas de ausencias y añoranzas, de sueños ardientes, de eterna presencia, de nuevas realidades.

    Autora: Escritora española, Marina Collado Prieto

    Imagen: de la red y gentileza de Ricardo G.

  • General

    LIBERTAD

    La libertad es un concepto profundamente humano que ha sido objeto de reflexión y debate a lo largo de la historia. Es una cualidad que todos anhelamos, pero que a menudo resulta difícil de definir con precisión debido a su naturaleza multifacética.

    Para algunos, la libertad significa la capacidad de actuar y tomar decisiones sin restricciones externas. Es la posibilidad de elegir nuestro camino en la vida, de expresarnos libremente y de perseguir nuestras metas y sueños sin interferencias indebidas. Desde esta perspectiva, la libertad se asocia estrechamente con la autonomía y la independencia individual.

    Sin embargo, la libertad también implica responsabilidad. No se trata simplemente de hacer lo que queramos en un sentido egoísta, sino de reconocer que nuestras acciones tienen consecuencias y que debemos asumir la responsabilidad de ellas. La libertad verdadera implica un equilibrio entre el poder de elegir y la responsabilidad de nuestras elecciones.

    Además, la libertad no es solo un concepto individual, sino también social y político. Se refiere a la ausencia de opresión y coerción por parte de las instituciones y estructuras sociales. Implica la igualdad de oportunidades y el respeto por los derechos humanos fundamentales, como la libertad de expresión, la libertad de asociación y la libertad de religión.

    En última instancia, la libertad es un ideal al que aspiramos como individuos y como sociedad. Es un principio que valoramos y defendemos, aunque su realización plena siempre sea un objetivo en constante búsqueda. Reflexionar sobre la libertad nos invita a cuestionar nuestras propias percepciones y experiencias, así como a considerar cómo podemos promoverla y protegerla en el mundo que compartimos.

    Malania

    Imágenes propias

  • Cuentos

    LAS DOS MASCOTAS

    Algunos días de otoño, sobre todo los nublados,  parecen tristes y vacíos, hasta las paredes susurran soledad y el silencio abruma.
    Un domingo por la tarde, mientras hojeaba un diario en el café del barrio, encontré un aviso sobre un refugio de animales que pedían colaboración para poder comprar alimento para las mascotas y también ofrecían en adopción. Tomé nota de la dirección y al otro día me acerqué al lugar. Entre los numerosos animales que buscaban un hogar, una gatita gris llamó mi atención. Estaba acurrucada en una esquina, con sus ojos grandes y tristes mirándome mientras me acercaba. Su pelaje estaba enmarañado y noté que estaba visiblemente más delgada que los demás gatos. Me acerqué con cautela, para acariciarla. Ella se acercó tímidamente como desconfiando de lo que yo podía hacer. Pero enseguida comenzó a ronronear y tomó confianza. Decidí que esa gatita, a la que luego la llamé Huma, sería la compañera ideal. Decidido hice los trámites correspondientes y me dieron una ficha donde constaba que su procedencia era la calle, y cuando la rescataron estaba desnutrida y tenía algunas heridas que fueron curándose de a poco. Sin dudarlo decidí llevarla conmigo con el compromiso de darle amor y el cuidado que necesitaba.  
    Huma comenzó a mejorar su pelaje y a jugar con cuanto objeto encontraba en el piso. Como si adivinara la hora que yo volvía del trabajo, me esperaba al otro lado de la puerta y me recibía con ronroneos y saltos de alegría. El vínculo con Huma se fue fortaleciendo con el tiempo. Su presencia llenó de alegría mi hogar y me brindaba compañía. Pero un día me hizo pensar que cuando yo salía a trabajar, ella se quedaba sola. Sería bueno que tuviera otra gata para que le haga compañía durante mi ausencia.
    Y fue casual o tal vez causal, una tarde mientras iba a comprar algo al kiosco del barrio, escuché un suave maullido que me llamó la atención. Siguiendo el sonido, descubrí a una gatita siamesa, caminando sobre el muro de una casa. Sus ojos azules destellaban con angustia y noté que estaba herida. Me acerqué y sin necesidad de llamarla ella se me acercó como pidiendo ayuda. La levanté en mis brazos  y sentí como temblaba, no sé si de miedo o de hambre. Se acurrucó contra mi pecho con un suspiro de alivio. Sentí la necesidad de ayudarla, no podía dejarla allí. La llevé de inmediato al médico veterinario donde descubrimos que tenía solamente heridas superficiales y recientes.
    La atendió con cuidado, ella no oponía resistencia. Le dio un tratamiento y me dijo que se recuperaría pronto con los cuidados adecuados.
    Decidí llevarla a casa. Huma la recibió con curiosidad y aparentemente no le agradaba tener competencia. La llamé Sía, por su raza.
    Con el paso de los días, Sía se fue recuperando y comenzó a jugar con los juguetes que yo le había comprado. Huma empezó a acercarse más a ella, pero siempre con recelo. De a poco la fue aceptando y así mi hogar se llenó de amor y compañía.
    Las paredes ya no reflejaron el eco de la soledad y el silencio.

    Malania

    Imágenes: M.J.T.
     

  • Poesía

    RECUERDOS DE UN AMOR PERDIDO

    En la penumbra de la noche inquieta,
    se agita el alma en busca del consuelo,
    mas halla sólo sombras en su duelo,
    y el eco de un amor que ya no acecha.

    ¿Qué versos podrían acallar la queja,
    o qué palabras calmarán el anhelo?
    El corazón, en su tormento, vuela
    a tiempos idos, sueños de un destierro.

    ¿Cómo describir la esencia del olvido,
    el hueco que dejó la ausencia amada?
    En vano busco el verbo en que lo inscribo.

    Quizás en la renuncia está la paz,
    en aceptar que el alma, desgarrada,
    puede encontrar consuelo en su soledad.

    Malania

    Imagen propia

  • General

    UNA PIZCA DE SARCASMO

    Mi felicidad aumenta a medida que te alejas.

    Señores, ya hemos agotado el resto de opciones. Ahora, podríamos sentarnos a negociar.

    Es curioso: tu nombre ya no aparece en mi diccionario personal.

    A partir de ahora, me dedicaré a recuperar el tiempo que he malgastado contigo.

    Me gustas cuando callas.

    Soy responsable de mis palabras, no de tu comprensión.

    Tu adiós fue mi gran alivio.

    Cualquier día llamarás a mi corazón y te saldrá que está comunicando.

    Si no te gusta cómo soy, intenta cambiar tus gustos.

    Tus ausencias serán los mejores recuerdos que me habrás dejado.

    Autor: Gentileza de Potásico A.M.N.
    Imagen: Potásico

  • Poemas

    TESTIGO Y CULPABLE

    No ha sido en un avión
    tampoco en autobús
    fue en un poema
    un poema de amor.
    No fue en una plaza
    las que inspiran pasión
    tampoco en un crucero
    fue en una canción.
    Mi corazón se fue abriendo
    al vaivén de tus palabras
    una tras otras más sabias
    en alas de pájaro batiendo.
    Te extraño cuando no estás
    estás en mi pensamiento
    día a día me acompañas
    tu presencia va creciendo.
    Tu ausencia me “anostalgia”
    (agrega en tu diccionario)
    tu erotismo me provoca
    tu calor ¿será milenario?

    Malania

    Nota: “anostalgiar” ¿Por qué no usarla si me brotó del alma?

    Imagen: propia. Gentileza de Mónica.

  • General

    LA TENTACIÓN

    Todo comenzó de a poco
    con un simple roce
    del saco color coco
    y corbata de uniforme
    rozó mi blazer liviano
    que al llegar a casa
    lo llevé en mis manos.
    Tu brazo derecho
    y mi brazo izquierdo
    yo junto a la pared
    tú del lado opuesto.
    Caminamos por la sombra
    de los antiguos aleros
    y árboles de gran copa
    enfilados al cordón.
    Trescientos pasos
    en doscientos metros
    bastaron para sentir 
    mis latidos hacia ti.
    Hoy no pasean fantasmas
    esos que un día
    me arrancaron lágrimas
    por tu inesperada ausencia.
    La misma añoranza
    me hace brotar sonrisas
    cuando me acuerdo
    de aquellos momentos
    que hemos compartido.
    No hay rencor
    tampoco remordimiento
    hoy aún te quiero
    de nada me arrepiento.
    Malania
                 
    Obra de arte: Salvador Dalí
    Imagen de la red.
  • Minicuentos

    SOLITARIA Y PERFECTA

    A María Magdalena la llamaban Mary. Era modista y peluquera profesional en un pueblo pequeño donde había nacido. Vivía con sus padres, nunca tuvo pareja y casi no tenía amigos porque su madre era muy celosa y selectiva. Mary era muy insegura y todo lo consultaba con ella. Su padre no aportaba opinión porque si lo hacía, las mujeres igual “siempre salían con la suya”.
    Por esas cosas de la vida, Mary, ya adulta se quedó sola. Sus dos hermanos habían formado cada uno su familia y no vivían cerca.
    Se dedicó de lleno a su profesión pero con la aparición de nuevas peluqueras y modistas, de a poco fue perdiendo clientes a causa de que nunca se había perfeccionado. Como le gustaban las plantas cuando no tenía trabajo en su taller, se dedicaba a la jardinería. Le gustaban todas las plantas, con o sin flores. Les hablaba cuando las regaba y siempre recorría los senderos de su jardín para controlar plagas o insectos que pudieran estar por ahí como intrusos.
    Un día Mary enfermó y tuvieron que internarla en un sanatorio. Una amiga cuidaba de todas plantas, pero  como todo ser vivo, percibían la ausencia de su dueña. Algunas se marchitaron, de otras se secaban las hojas, y otras se negaban a abrir sus pimpollos y se caían sin esperar a que se desplieguen sus pétalos. Así fue una y otra vez, porque Mary mejoraba, regresaba a su casa pero volvía a decaer. La depresión la fue absorbiendo y lo único que la mantenía viva eran esas plantas, sobre todas aquellas que se conservaban lozanas. Una de ellas era esa rosa amarilla que había plantado ante su ventana. Ella no paraba de florecer y alimentaba, por momentos, el buen ánimo. Casi siempre le arrancaba una sonrisa cuando corría la cortina en las mañanas tardías.
    Mary ya no está entre nosotros. La persiana se levanta todos los días para ventilar la casa y permitir la entrada de los rayos del sol. Hoy la casa pertenece a otra familia, y la rosa sigue viviendo como esperando ver a Mary a través de la ventana para escuchar el canto de su cariñosa voz.

    Malania

    Imagen: gentileza de R. E. Ch.

  • General

    HASTA LUEGO

     
    No me extrañes 
    no me juzgues 
    será breve mi ausencia 
    pero es necesario 
    no atarse a las pertenencias.
    ¿Acaso alguien me pertenece?
    nada más erróneo que eso
    todo es incierto
    ni las cosas 
    ni siquiera mis manos
    o sí, por ahora.
    Te envío un gran abrazo
    por si acaso
    mi ausencia 
    dure más de lo previsto.
    También adjunto
    un pedazo de cielo azul
    ese que tanto te agrada
    con el que tanto sueñas
    aunque no me digas nada.
    Yo lo prefiero dorado. 
     
    Malania
    Imagen: J. A. T.