A LA ORILLA DE UN ARROYO
Se había sentido embriagada como si le hubiera hablado el pájaro aquel, sublime alondra, que esperaba volver a oír después de mudarse al campo, luego de que en la gran ciudad sólo escuchaba al zorzal cuando la despertaba.
Recuerda que antes de mudarse a la gran ciudad todos querían impedirle que se fuera. Le decían que estaba loca. “Aquí estás segura y te vas a un lugar donde todo el mundo trata de alejarse de ahí”. Pero su valentía fue superior a todo aquello que, por una parte, sabía que era así. Su lugar estaba allí en la gran ciudad.
Tenía que enfrentar la vida como fuera, de la mejor manera. En ese cambio se dio cuenta de la importancia que tienen una ruta, un puente, una altura de calle…pero también la de una mirada, una sonrisa, o simplemente el silencio.
Esa tarde, siguió las huellas del canto de la alondra por la cuesta de los espinos amarillos. Las hojas y las flores se movían sin cesar. Vio a lo lejos en graduación los glaciares azules que coloreaban el horizonte.
De pronto ya no había luz en el cielo. Tropezando con cuanto había en los senderos, se equivocó de camino. Llegó hasta la ladera de las cumbres y allí esperó a los primeros rayos del sol. Su sorpresa fue el paisaje y el despertar con el canto de la alondra, a la orilla de un arroyo en un bosque pantanoso.
Nadie sabe cómo pudo llegar hasta ahí, ni ella recordaba adónde tenía que ir.Imagen: R. E. Ch.
BELLA SONRISA
Una calle estrecha, profunda y oscura,
techada únicamente por el brillo de las estrellas.
En la negrura de la noche
una espada bailotea
como duende de luna nueva.De día el temor desaparece
y el sol cae de plano sobre los patios
y la luminosidad del astro rey es dominante.Algunos habitantes perplejos
bajo el calor y la luz,
tratan de entender
las curiosidades de la vida,
en pleno domingo a mediodía.Un día igual a éste, ella dormitaba
en horas de siesta y balbuceaba:-No quiero pensarno quiero recordarno quiero llorarni tampoco volar.Pero se quedó dormida y volócon su mente pintada de blancoy en su vuelo lo pintó de verdeun verde esperanzauna esperanza posiblede que un día podría volver a verlo.Y lo pintó de rosaen campos de flores silvestrestodas sin espinasy en suelos sin rocas.También lo pensó de rojohasta que el sol se desplomóy lo vio en las floresal borde del camino agrestey en los jardines cercanosen la espléndida campanillay así en ese rojo fogosoél le sonriódesde esa preciosa flor.Imagen: E. P. L.ARDIENTE IMAGINACIÓN
A veces, todavía se veían en torno a ella,
una flor misteriosa que ya no despierta nada,
despacio fue apagándose su elegancia
por los fragmentos de un mundo desconocido.
Pero no se pudo apagar
la ardiente imaginación de los amantes
y con frenética audacia, envueltos
en la brisa cargada del perfume
de magnolias blancas, graban
un gracioso sello de rara distinción
en la planicie de un campo,
en un venturoso acto de amor.Imagen: R. E. Ch.
BAJO LA MISMA LUNA
Briosa la luna,con rocíos tibiospintó de aceitunalos campos de espuma.Parpadeantebrilló la lucernay el reloj paróen punto a la una.Al amanecerbajo la misma lunailuminé mi rostrocon tus letras de tuna.No había espinasen esas palabrasde trenzas sonrientesy abrazo de cuna.
Nació una mueca
en guiño a la luna
y con una carcajada
sin intención alguna
se evaporó la hambruna.Imagen: E. P. L.CAMPANILLAS ROSAS
A campo abierto,donde la inspiración brota,revive en ellascampanillas rosas;las amas tú, las amo yo.Porque me has enseñadoa contemplar en silencio,y acariciar como las flores,hablar con la mirada sosegada,a disfrutar del ambiente.Me preguntabas mil vecescómo me encuentro,a lo que respondí siempreahora bien, siempre bien,
con una sonrisa latente.Mientras los insectos amarillosesperan que la lluvialave sus abyectos ocelos,las campanillas rosasgozarán bellas.Meciéndose en el vientolucirán orgullosos pétalos,albergarán mariposas,cuidarán celosamente sus nodos
aún bailando a campo abierto.Imagen: R.E.Ch.PASEO DE NUBES
Hoy las nubes pasean de la mano,
unas van por todo,
otras van por nada
y simplemente navegan
en el mar de los sueños,
sobre campos, ciudades y montañas.
Expelen aromas,
los que durante el paseo
del éter absorbían,
y suaves melodías
cuando se rozan con aquellas
que permanecen como estatuas,
esas que penden
de hilos fosforescentes,
aturdidas por el mismo sol,
que les ayudará a soltar
sus acumuladas lágrimas,
sobre los campos resecos
y flores mustiadas.ALLÍ…
Un ascua resplandecienteindica el camino,sin adoquines ni espinas.Allí puedes encontraruna estrella que guía,árboles que refugian,vertiente de agua fría,brisa suave y perfumada,purificante silencio,canto de pájaros,que no abrumany brindan compañía,mar de hojas primaverales,manto azul en armonía,oasis reconfortante,campo de amor y ternura.La madre naturaleza
te energiza la vida.Imagen: M. J. T.TINTES
¿Dónde están los coloresdel arco iris latente?¿En los campos magnéticosque temporalizan los deseoscuando la energía se deslizaen témpanos anochecidos?El arco iris desapareceen tintes blanco y negro.Un hálito entretejidode paciencia y estoicismova en derrotero de vidabajo un ingenuo optimismode un mañana mejor
lleno de amor y cariño.ABRAZO GIRASOL
Caminaba girasol por los campos resecos, días enteros y en noches de luna llena, cuando escuchó a una rana y se le acercó.
Siguió su camino lentamente, sus fuerzas flaqueaban. Quería saciar su sed y recuperar su vitalidad.
Caminó detrás del pequeño cuerpo verde que daba saltos y más saltos sin mirar atrás.
Laguna y manantial, esperaban la llegada de sus sedientos visitantes.
Girasol inclinó su cabeza, cerró sus ojos y medio adormecido, sorbo a sorbo humedeció pétalo por pétalo toda su cara marchita.
Cuando reaccionó vio una cara lozana en la laguna, muy parecida a la suya. Quiso sacarla del agua pero la respuesta fue un abrazo. Cuando girasol se ponía en pie, la otra cara se alejaba, así una y otra vez, se acercaba, se fundían en abrazo, se alejaba, se separaba.
Y así en la vida, ella y él. Se acerca, lo abraza, se marcha y ella se aleja.
Es el efecto espejo.
¿Qué habrá sucedido con girasol?
Se quedó a vivir junto a la laguna para poder abrazar a su otra cara en noches de luna llena.
La rana construyó su casita, fueron vecinos y muy buenos amigos.EL VENADITO
En praderas soñolientas que descansan bajo el soleado atardecer, resistiéndose al eco de las voces inconclusas, el sol lentamente va despidiéndose del manto florecido. El venadito espera el abrazo de la luna y juntos caminan bajo las sombras selváticas. Los frutos rojos son su perdición, brotes de palmeras, pitangas y cerellas colgantes va devorando a su paso, tiñendo su boca de carmín. Hunde sus pezuñas en la suave corriente del arroyo y sorbo a sorbo su lengua refresca, mientras se mira en el espejo cristalino y da un brinco.-No temas, no estás solo –la luna lo vuelve a abrazar-. Yo te acompañaré por siempre.El venadito sonríe observando sus patas limpias, retrocede y se acuesta en el colchón de hierbas bajo el frondoso lapacho de flores tardías. Abrazado a la luna reposa y sueña. Sueña que ella regresa, lo acaricia y lo besa. El calor de un rayo de sol que se filtra por las diminutas rendijas de la espesa selva, despierta al indefenso animal y él lo saluda con su boca risueña.-Es hora de retozar- lo invita una vocecilla tímida. Él la reconoce, el sueño se cumplió y es ella, ¡es ella! gritó cuando la vio. Ambos retozaron por el campo, y cuando volvió la luna, los pilló muy juntos reposando sobre la hierba fresca cubierta de rocío. La luna sonrió y se tapó con una nube para no entorpecer el grandioso acto de amor.