• Cuentos

    INCENDIO

    Era una tarde calurosa, con el sol brillando con intensidad sobre los campos en parte verdes, en otras, dorados. En una pequeña aldea, las familias se dedicaban a sus tareas diarias, disfrutando de la tranquilidad que ofrecía el entorno rural. Sin embargo, esa calma estaba a punto de ser interrumpida de una manera inesperada.
    Como lo hacía habitualmente, Pedro, un joven granjero, estaba trabajando en su huerto. Mientras plantaba verduras, vio una columna de humo elevándose a lo lejos. Al principio pensó que era una fogata de algún vecino, pero pronto se dio cuenta de que el humo se estaba volviendo más denso y se extendía rápidamente.
    Pedro dejó sus herramientas y corrió hacia la colina que le ofrecía una mejor vista. Lo que vio le heló la sangre: un incendio se había desatado en la ladera opuesta, y el fuego se estaba extendiendo rápidamente hacia su dirección. El viento norte soplaba fuerte, empujando las llamas hacia los campos que había trabajado tan duro para cuidar.
    Sin perder tiempo, Pedro comenzó a alertar a sus vecinos. Con su voz resonando en la tarde calurosa, corría de casa en casa, llamando a todos a la acción. – ¡Hay un incendio en el campo! ¡Tenemos que ayudar a apagar el fuego! ¡Llamemos a los Bomberos!  
    Los aldeanos se apresuraron a salir de sus casas, algunos en estado de pánico y otros con una determinación feroz. Las familias se reunieron, recogieron a sus animales y se dirigieron al punto más alto de la aldea, lejos del fuego. Mientras tanto, Pedro y un grupo de hombres comenzaron a organizarse para luchar contra el incendio.
    El fuego avanzaba rápidamente, y pronto las llamas comenzaron a devorar los campos de trigo y las zonas boscosas. Pedro sabía que necesitaban una estrategia para frenar el avance del fuego. Decidió dividir a los aldeanos en equipos para trabajar en varios frentes. Algunos usaban cubos de agua y mangueras para intentar controlar las llamas, otros cortaban ramas de árboles y con eso golpeaban los pastos más cortos para apagarlo.
    A medida que avanzaba la tarde, la lucha contra el incendio se volvía cada vez más difícil. Los hombres estaban agotados, y las mujeres se turnaban para llevar agua y aliento a los que estaban en el frente de batalla. A pesar de sus esfuerzos, el fuego seguía avanzando, consumiendo todo a su paso.
    Justo cuando parecía que todo estaba perdido, llegó una brigada de bomberos de la ciudad vecina. Habían escuchado las noticias del incendio, alguien dio aviso de lo que estaba sucediendo, y acudieron en ayuda. Equipados con camiones de agua y mangueras de alta presión, se unieron a la lucha y, finalmente, lograron controlar el fuego.
    La noche cayó, y el incendio se extinguió, dejando tras de sí una extensión considerable de campo quemado. Los aldeanos, aunque cansados y tristes por la pérdida, estaban agradecidos por la ayuda recibida. Se reunieron en la plaza de la aldea para celebrar su valentía y el esfuerzo colectivo que les permitió salvar vidas y propiedades.
    Pedro, exhausto pero satisfecho, miró los campos quemados y su huerto intacto, porque gracias al riego artificial que hacía poco había instalado, el agua no permitió que el fuego avance en ese sector y en otros cercanos. Agradeció a Dios por la comunidad que estaba unida y que juntos podrían superar cualquier desafío.
    Así, aunque el incendio dejó cicatrices en el campo, también fortaleció los lazos entre los aldeanos y demostró el poder de la solidaridad en tiempos de adversidad.
    En el aire flotaron preguntas y hasta hoy quedan recuerdos: ¿Cómo se produjo el incendio? ¿Una botella de vidrio que alguien tiró y quedó expuesta al sol? ¿Una colilla de cigarrillo?
    Sobre todo en días de calor intenso, se deben tomar precauciones para evitar este tipo de accidentes.

    Malania

    Imagen: Bomberos

  • General,  Prosa Poética

    CAMINOS DE VIDA

    El tiempo corre y se desplaza en silencio por los caminos de la vida. Con momentos apacibles, alegres y soñados, y de repente aparecen otros fastidiosos, ingratos, molestos o como quieran llamarlos. O aunque no los llamemos solos aparecen.
    Quizás la lluvia sea el llanto de las nubes, y el viento el frescor del peregrino. Ambos irrumpen cuando los necesitamos o cuando no son necesarios. Eso escapa a nuestras manos y decisiones.
    A veces caminamos sin darnos cuenta del color de la tierra que hay bajo nuestros pies, o del color de las hojas de los árboles que nos dan la tan necesaria y deseada sombra en cálidos y sofocantes días de verano.
    El tiempo corre, no se detiene ni se vuelve atrás.
    Es necesario que la gente, todos nosotros, cuidemos el medio ambiente, la tierra, el agua, la vegetación, etc. Tomar conciencia desde pequeños que sin la naturaleza no es posible una buena vida.
    Hoy  veía cómo limpiaban las calles y cordones cuneta, los empleados públicos municipales. ¿Cuánto durará esa limpieza? Algunos no valoran el trabajo  de esa gente y es lamentable. No cuesta nada respetar las leyes, sobre todo para vivir en un ambiente limpio, con aspecto agradable a la vista de los que viven en el barrio, pueblo o ciudad y también para dar buena impresión a los visitantes.
    Poner la basura en el lugar que corresponde, no tirar en los espacios públicos que pertenecen a todos.  Porque si todos cuidamos de esto, no se multiplicarán los roedores y los insectos que pueden producir enfermedades.

    Malania

    Imagen: Rosana G. B.

  • Poemas

    CAMPO Y CIUDAD

    En el campo, la quietud susurra su canción,
    bajo un cielo vasto, sin fin ni condición.
    La tierra se extiende, verde y serena,
    donde el tiempo transcurre sin prisa, sin pena.

    Los campos dorados bailan al viento,
    mientras el sol pinta de oro cada momento.
    El aroma a tierra mojada al amanecer,
    perfuma la mañana, fresca como el agua a beber.

    En la ciudad, un mar de luces y ruido,
    donde el tiempo se escapa, fugaz y perdido.
    Edificios altos, aceras llenas de prisa,
    cada paso apresurado, en la vida precisa.

    Las calles respiran historias sin fin,
    en cada esquina, un sueño que empieza a vivir.
    El bullicio constante, la gente que va y viene,
    en busca de un destino que nunca detiene.

    Campo y ciudad, dos mundos en contraste,
    uno de paz y otro de prisa constante.
    En ambos se escribe la vida con pasión,
    cada uno único, en su propia canción.

    Pero a veces hay sorpresas:

    Un cerdo se pasea bajo la luz del sol y calle cementosa,
    en un barrio tranquilo, cerca de la ciudad bulliciosa.
    Y  otro, en el campo sereno, bajo el sol radiante,
    se deleita en la tierra, o en el pasto, libre y vibrante.

    Malania

    Imagen: Yoyi G.

  • Poemas

    ATARDECER ESPECTACULAR

    En el atardecer de cielo multicolor,
    la luz del sol se filtra tamizada entre las nubes,
    pintando el río como un espejo de cristal,
    reflejando sombras del bosque a lo lejos.

    El cielo teñido de tonos cálidos y serenos,
    mientras las nubes navegan al compás del viento,
    los árboles se estiran hacia el horizonte,
    proyectando sus siluetas en el agua quieta.

    Un aroma vegetal perfuma el aire
    mientras el atardecer susurra secretos al río,
    que guarda en su reflejo el eco del crepúsculo,
    pintando de misterio, en dorado el paisaje.

    Así se funden la luz y la penumbra,
    en el vaivén del día que se despide,
    el río espejo guarda los rayos del sol  
    bajo el lienzo del cielo multicolor.

    Malania

    Imagen: Costanera de la ciudad de Puerto Rico, Misiones Argentina,
    sobre Río Paraná, frontera con Puerto Triunfo, Paraguay.
    Gentileza de Rosana G. B.

  • Relatos

    ATARDECER BERMELLÓN

    Desde temprano un viento frío barría el patio de tierra y silbaba entre las plantas de bambúes. – Es el otoño que está frente a nosotros- dijo ella. El viento se llevaba las hojas secas pero luego las traía de regreso, cambiaba de dirección como queriendo jugar a destiempo.
    El sol no se quería ir. La noche se resistía a desplazar al rey e imponer su color azabache. Luego la luna llena y los hogares dentro de las casas se encargaron de iluminar al tiempo que nadie se disponía a dormir esperando el día festivo.
    El mismo aire lo anticipaba.
    Las calles de la ciudad se iluminaron anticipadamente con guirnaldas de diferentes colores.  Ella las había recorrido miles de veces, aun cuando todavía no estaban asfaltadas. Las conocía de memoria tanto así que podía ir a ciegas sin tropezar.
    Llevaba  el peso de los días anteriores sobre los hombros. Pero nada ni nadie podría opacar poder pasar feliz la fiesta en familia.
    Estuvo sentada un rato largo en uno de esos bancos que le traían muchos buenos recuerdos. Aspiró el aire a puro pulmón, se subió el cuello del abrigo, se rodeó su cuello con la bufanda y emprendió el regreso a casa.
    Todos estuvieron preocupados hasta que la vieron entrar por el gran portón de madera.

    Malania

    Imagen: R. E. S.

  • Relatos

    DÍA DE LLUVIA


    El día estaba gris. Cielo cubierto de nubes que daban un tono oscuro.
    La lluvia ya se hacía presente. Marta, sentada cerca de una ventana de su sala que dejaba ver a la calle, se mantenía muy entretenida.
    Jugaba con su imaginación mientras veía el agua caer sobre la ciudad.
    No perdía de vista nada; un señor bastante gordo intentaba cruzar una cuneta desbordante de agua. Le resultaba gracioso ver lo que hacía para poder llegar al otro lado.
    Dos jóvenes descargaban un camión frente a un comercio sin importarles que lloviese.
    Dejando volar la imaginación se entretuvo con todo lo que veía.
    Mirando al cielo las nubes hablaban entre sí entretenidas, se sentían cómodas dejando que el agua mojase a todos los que en la calle andaban.
    Los canales le parecían grandes ríos, algunos con respectivas crecidas por estar desbordados.
    Así su imaginación crecía, no demoró en ponerse a contar la cantidad de vehículos que cruzaban frente a su casa.
    El tiempo pasaba sin distraerla, ese día de lluvia la seguía entreteniendo más.
    El paisaje se veía diferente con algunas luces encendidas, quería dejar todo eso escrito en papeles pero no sabía cómo hacerlo.
    Lo suyo no era la escritura, trató de guardar todo en su memoria, para contarlo después como una bella historia maquillada con la magia de su imaginación.
    Dicha historia la llamaría DÍA DE LLUVIA, seguro atraparía a quien la escucharla.

    Autor: Poeta uruguayo Miguel Márquez

    Imagen de la red 

  • General

    EN EL UNIVERSO

    En campos dorados bajo el sol amarillo,
    donde el trigo ondula en su danza serena,
    el viento susurra entre espigas en fila,
    pintando de oro la tierra serena.

    Las casas blancas, en la campiña, esmaltadas,
    reflejan la luz de la luna plateada,
    mientras el cielo celeste, lleno de estrellas,
    baña de magia las noches más bellas.

    En las plantaciones, el trabajo es constante,
    donde la tierra fértil da frutos radiantes,
    y el esfuerzo del hombre es su gran sustento.

    Pero en la ciudad, el ritmo es frenético,
    donde el bullicio y el brillo son auténticos,
    y entre luces y sombras late el pensamiento.

    Malania

    Imagen: M. J. T.

  • Efemérides

    DOMINGO DE RAMOS

    ¿Cuál es el origen y significado del Domingo de Ramos?

    El Domingo de Ramos se conmemora el comienzo de la última semana con vida de Jesucristo y su entrada triunfal a la ciudad de Jerusalén. Inicio de la semana de Pascua.

    Imágenes e info de la red.

  • Relatos

    VIAJES

    Por tierra, por mar o por aire.

    ¡Ese viaje! Y ver la ciudad de noche fue lo más emocionante que había vivido.
    Muchas personas prefieren viajar por tierra, otros por agua y otros por aire. Son infinitas  las razones por las cuales se elige uno u otro. En mi caso, prefiero tierra o aire.
    Mi primer viaje por aire fue emocionante, ver desde lo alto las ciudades en tamaño muy pequeño, iluminadas por lamparitas o farolas de diferentes colores.
    Se me ocurrió pensar el motivo por el cual las ciudades quedan a oscuras en tiempos de guerra, y sencillamente es porque se las identifica y son el blanco perfecto para los atacantes.
    Aquel viaje fue perfecto, en paz y con una esperanza: la posibilidad de que mi querido esposo fuera atendido por médicos especialistas en la gran ciudad. La expectativa era muy grande y gracias a Dios, todo había dado buenos resultados. A pesar de que el viaje fue por razones de salud, él y yo lo disfrutamos con el estado del tiempo favorable y sin contratiempo alguno.

    Malania

    Imagen: J. A. T. y propia

  • General

    SOL Y LUNA

    Bajo la calidez del sol
    corría el mes de enero.
    Ella
    jugaba en la playa con su sombra
    mientras recordaba
    las sombras de la ciudad.
    Un beso de él podría
    hacer florecer su corazón
    desierto
    desde aquel día
    en el que tuvo que dormir
    con los ojos abiertos
    para no perder de vista
    aquellos largos pasos
    encaminándose
    hacia esa calle fresca
    cubierta de adoquines.
    Pero aquella imagen
    fue absorbida por el sol
    y llenó de oscuridad su luna.
    Malania
                                           
    Imagen de la red