• Poesía

    ELÍPTICO ECLIPSE

     
     
    Un eclipse arrepentido se levantó contra el cielo 
    cuando la granizada golpeó los vidrios del portezuelo, 
    con ventanas entreabiertas a la hora de la siesta 
    desnivelando los quicios, sembrando el pánico, 
    haciéndolos sentir que estaban vivos, 
    rompiendo el silencio con estrépito trueno 
    y con  el impulso de su obtuso aliento.
     
    Ni un designio de su voluntad que apareciera impreso 
    se veía en letras grandes con la gloria de otros tiempos 
    y sin encontrar sosiego 
    hasta los pájaros en las jaulas, estaban muertos de miedo. 
     
    Todo era complejo, aunque estaba completo 
    en los espejuelos de la mesa donde el hombre estaba tenso, 
    entre las flores de su propio huerto 
    que en jarrones perfumaban la casa y todo su cuerpo, 
    allí permaneció perplejo. 
     
    Arengas  repetidas tan presentes en su vida 
    a merced de sus sueños ahogados 
    en un amanecer  solitario  y lento,
    mientras su insomnio pastoreaba madrugadas 
    y en vientos de luna llena sentía el paso del tiempo, 
    dejando huellas descalzas con las palmas de sus manos 
    estampadas en paredes enmohecidas en noches sonámbulas. 
     
    Preso del tumulto exterior lleno de espanto, 
    por todas partes los vestigios olvidados que el viento se iba llevando, 
    con  lluvias de hojas secas que acababan en el último peldaño 
    de una escalera de fieltro bajo la cual se guardaban 
    los únicos platos de antaño.
     
    Todo era culpa de aquel eclipse, decía ella para consolarlo, 
    y él tirado como un mújol azul plateado 
    en una casa de náufragos con puro olor a quemado, 
    se abatía en el remanso de la decrepitud 
    con alpargatas de desahuciado. 
     
    Malania
     
    Imagenes de la red.
     
                                                                               
  • Poemas

    GOZO AL NATURAL

    Pasan los años
    y la vida se presenta
    como un proceso de demolición.
    De nada sirve
    ser demasiado formal
    y horriblemente previsible.
    Queda un desafío
    salir de lo trillado
    dejando de lado
    la agenda del tiempo.
    Hoy mi ciudad y el campo
    amanecieron de buen humor
    contagiando los corazones
    de los que madrugan
    y gozan con ver salir el sol.
    Acaece una fiesta
    la de la primavera
    en la que bailan
    las hojas verdes  
    al compás del viento
    mezcla de perfume
    y de bellos colores
    de las diferentes flores
    que nos regala
    la incomparable naturaleza.

    Malania

    Imagen propia

  • Prosa Poética

    NATURALEZA VIVA

    Quiero caminar entre las flores de un bello jardín, entre bosques de aromas que atrapen.

    Quiero sentir el viento en mi cara, descubrir los misterios del río, beber el agua fresca del manantial.

    Quiero andar por la naturaleza viva, la del árbol que anida a muchas aves, de llanos y montañas.

    Naturaleza viva por ahí e de viajar sin querer alejarme, comer de tus frutos, echando a dormir en tu verde prado sin querer despertar.

    Autor: Poeta uruguayo Miguel Márquez

    Imagen C. O. V.

  • Haikus

    HAIKUS XVI

    Flores silvestres
    al borde del camino
    nos iluminan.

    Por Gracia de Dios
    en tierra roja y fértil
    crecen las plantas.

    Malania

    Imagen propia

  • Poesía

    LA MÁQUINA DEL PENSAR

    De Silvia Beatriz Carvallo

    Recorre ideas sueltas atando
    las que dicen algo a mi vida.
    Mientras las voy anidando.
    Y como si supiera bordar
    me quedo mirando
    los dibujos y figuras
    que mi pensar disparado
    dibuja y respira.


    Construyo solitarios con palabras
    usando naipes marcados por la vida.
    Invento figuras con colores
    robados a la paleta
    que guardo memoriosa
    y llena de sueños compartidos
    en mi celosa maleta.
    Muchos de ellos olvidados
    sin rencor.


    Todo lo que puedo pensar
    en el tiempo de un semáforo.
    Todo lo que se puede imaginar
    mientras manejo entre árboles.
    Todo lo que puedo sentir
    mientras miro las nubes
    dibujando formas raras
    en el horizonte entre sierras.


    La máquina del pensar
    solo descansa un ratito.
    Mientras suspiro de goce
    en caminos de mi tierra
    entre el verde, verde azulito
    y el morado altanero
    de las lejanas alturas
    que bordean mi sendero.


    El orden no  altera el producto,
    pensar algo en un ratito,
    repensar y pensar en bruto
    sin poner ningún filtro.
    A veces me asusta y digo:
    mejor no pensar en nada.
    Pero pensar lindo
    da  gusto y sigo.


    Pensar de a ratos en algo
    que se  te cruza de golpe.
    Desarmar nudos de olvidos.
    Destrabar brotes perdidos
    enredados en las quejas,
    pegajosas y resentidas,
    de rencores
    como rejas.


    Pensar en otras venturas
    y desventuras,
    prendidas en rumores
    de recuerdos,
    como manojos suspendidos
    en hilitos de memorias,
    que enhebramos
    con puntadas cuidadosas,
    entre pliegues y paños suaves
    con las luces preferidas.


    Son pajaritos entre flores
    las ideas tan livianas.
    No se esfuman fácilmente
    tampoco perfuman con ganas.
    Solo dan color y luces
    como hilitos livianos
    enredados entre gajos
    de una vida ya lejana.


    Pensando en hilitos y luces,
    momentitos de tu vida.
    Recortes o hilachas de sueños
    entre pisadas perdidas.
    Pasos, poses, gestos, voces,
    dedicadas al viento suelto.
    Por ahí van solitarias.
    Por allá van suspendidas.


    Autora: Silvia Beatriz Carvallo

    Imagen: R. E. Ch.



  • General

    ASÍ NO PUEDES

    No puedes pasarte la vida en un encierro, como en una jaula.
    No puedes permanecer tanto tiempo bajo el agua ya sea de lluvia, de ducha o de la nada misma.
    Ponte algo bonito, y sé tal como eres. Sal a caminar, pasea bajo el sol, la lluvia, enfrenta al viento o al sofocante día hasta quedar sin aliento. Verás que el sudor de tu frente y de tu cuerpo te hará sonreír y recuperarás tantas fuerzas que querrás repetir la hazaña.
    Los dorados rayos del sol destiñen y tiñen los visillos blancos de las gruesas cortinas de las ventanas y los visillos rojos desteñidos por el tiempo. No te deprimas, córrelos hacia los costados y deja que el sol penetre hasta los rincones.
    El césped está lleno de flores, las malas hierbas han alfombrado los jardines con sus colores matizando la alfombra verde. No temas salir de la casa.
    Camina lento y ve cómo pasa la gente presurosa. Pero no dejes que te atropellen, haz que te respeten. Malania

    Imagen propia

  • General

    LA RAMA SECA

     
     
    Hablan entre sí las hojas
    de un regalo de Maesa,
    en atisbo de su infinito
    se contagian el brillo
    en verde amarillento
    nada las acongoja
    ni el silbido del viento
    que barre las nubes
    quedando casi sin aliento. 

    Doce meses y más días
    de aquel amanecer de abril
    que se llevó nuestra armonía
    con el tren que ese mismo día
    dejó sus huellas
    en nubes negras de vapor.

    La misma rama seca
    en monótono movimiento
    se estremece con el canto
    de gorriones soñolientos.
    No quiere el exilio
    lucha en deseo de vida
    le queda savia todavía
    y las flores silvestres lo perciben
    en cada amanecer igual o diferente.

    Yo también deseo vida,
    dijo Maesa entre bostezos
    y al primer rayo del sol naciente.
    La congoja de la rama seca
    no la conmueve para nada,
    en ese lunes de dormidos duendes
    peregrinos de aceras
    llenos de aburrimiento.  
                                                     
    Malania
     
    Imagen M. J. T.
     

     

  • Poesía

    FITÓFILO

    Con una barrena en mano
    Fitofil se divertía,
    hacia el poniente
    su mirada volvía,
    mientras con picardía
    el sol alumbraba  
    su rostro terso, reluciente.
    Era feliz porque trabajaba
    reía y se divertía
    al ver que él hollaba
    el arriate húmedo del huerto,
    donde sembraría al atardecer
    las semillas de girasoles,
    enterraría bulbos de dalias
    y haría injertos
    junto a sus huellas de pies descalzos
    chapoteando entre bemoles
    que sonaban a su oído
    desde el transistor
    que llevaba en su bolsillo.
    Era feliz entre plantas y flores
    viendo los vástagos bendecidos
    por la lluvia y por su dios
    que lo mantenían sano y vivo.
    Era feliz y reía
    cuando a su casa volvía
    con su perro Sarmentoso.
    Lo llamó así desde aquel día
    que lo halló caído y moribundo
    en un sendero boscoso.
                                     
    Malania
    Imagen de la red. 
  • General

    RETROSPECTIVO

    Imagen: Artista colombiana Beatriz González

    Nacía un nuevo lunes y con el día
    una triste luz sobre el horizonte.
    Se sentía vaciado o quizás, rebasado.
    Toda su vida de tribuno
    se había ido colmando y vaciando sola
    quedándose a sus espaldas el mundo jurídico.
    Pero avanzaba
    formando parte de esta tierra
    azotada por el invierno
    como un espino atrofiado
    de hojas y flores marchitas.
    Llovían guijarros sobre sus días
    perseguido por la mala racha
    esa que él mismo fue creando
    a su paso por la tierra
    dañada por crudas nevadas.
    Y nunca escampaba
    porque él espantaba las buenas ondas con su joroba
    esa que lo inclinaba cada vez más
    para hundirlo en su propia nostalgia
    esa que él mismo creaba
    sin otro motivo
    más que su misma pesadumbre
    y su infinita falta de fe en sí mismo
    y falta de fe en nadie
    ni en alguien que una vez
    le tendiera su mano para abrazarlo
    y que él mismo se dedicó
    a rechazarla y anularla.
    Malania
                                                                       
  • General

    AGUA Y BURBUJAS

     

    Hoy, no, mejor ayer,
    me regalaste un paseo.
    Mientras navegabas
    en una suave nube,
    en pompones 
    de lana de cordero.
    Yo te recorría entero,
    posada entre flores
    rosas,  violetas,
    amarillas y turquesas.
    Tibio, perfumado
    en el monte de tus vellos
    mis dedos jugaban.
    La lluvia de tu cuerpo
    destiló en mis adentros
    con la savia de la vida
    humedeció mi cuerpo.
    Después hubo silencio.
    Gozar era el deseo.

     

    Malania

     

    Imagen de la red…….