COTIDIANEIDAD
Para viajar en transporte público desde el barrio donde vivo al centro de la ciudad, hay que hacer combinación en una estación de transferencia. Entre los dos colectivos se tarda aproximadamente 40 minutos. Sumando la espera, en total serían 50 minutos, no más. A veces prefiero y elijo este medio por el horario conveniente a mis necesidades.
Durante el viaje siempre hay alguien quejoso a más no poder, mientras otras personas ni se enteran de nada porque se tapan los oídos con música que suena a través de pequeños auriculares.
– Ayer llovió tanto que no pude salir de casa. Hubiera preferido que saliera el sol antes de que cayera tanta agua. La lluvia entorpece mi trabajo porque no puedo salir a vender por la calle- dijo una mujer llamada Teresa.
– Sí, pero ya hacía falta agua para las plantas- dijo la otra que estaba sentada al lado, Rina.
– Está bien, pero si no vendo no gano dinero necesario para comprar la comida.
– Y qué haríamos si no lloviese nunca- preguntó la otra.
– Tendría que llover solo por las noches- respondió.
– ¡Mirá vos! Como si pudiéramos planificar el tiempo y acomodar a nuestro gusto y antojo.
– No, pero sí- dijo Teresa.
– Mirá, creo que tenemos que ser agradecidos por lo que tenemos. Hay lugares que sufren la falta de agua y nunca escuché que se quejen.
– Seguramente hablaste con cada uno de ellos por eso sabes tanto- respondió con tono irónico.
– Contigo no se puede hablar porque si no te quejás de una cosa, te quejás de otra.
No sé cómo te aguanta tu marido.
– Si tuviese marido no estaría trabajando así, vendiendo en la calle.
– ¿Y por qué no? Yo tengo marido y también salgo a trabajar.
Una jovencita que iba sentada en el asiento detrás de las mujeres, se levantó y enojada les dijo:
– A ver si se callan un poco, yo tengo un examen y necesito aprovechar el tiempo para leer.
Las mujeres la miraron y sin hacer caso, siguieron discutiendo sobre qué estaba bien y qué no.
A todo esto se metió un hombre mayor, defendiendo a la muchacha.
– ¡Señoras! ¿A quién les importa los temas que ustedes están discutiendo? ¿Por qué mejor no se bajan y se sientan en una plaza para hablar de lo que quieran?
Teresa, que estaba muy ofuscada con todos y hasta consigo mismo, dijo:
– Mire señor, usted mejor no se meta. ¿O es que la señorita le interesa y por eso la defiende? Dijo refiriéndose a la estudiante.
El colectivo se detuvo y muchos pasajeros descendieron, entre ellos Teresa y la estudiante.
Rina y el hombre continuaron viaje sin emitir palabra.
Esta vez fue leve la discusión. Pero he escuchado y visto cómo hay gente irrespetuosa, a la que no le importa nada. Sobre todo a los que no respetan las filas para ascender al colectivo. Madres que mandan a sus hijos que empujen a la gente para subir antes que todos y les reserven asientos. En fin, los avivados de siempre y los mal educados o mal aprendidos, como mejor quieran interpretarlo, hay por todas partes.
¿Dónde han quedado nuestros valores?Malania
Imagen: de la red
HAY DÍAS Y DÍAS
A veces los días están pasados por agua, ya sea por una fuerte lluvia o por una simple llovizna. O están bajo el poder de un tornado o de una brisa suave que apenas mueve las hojas de los árboles.
Pero también la vida corre, como si fuera agua de arroyo o de río. Sus horas pueden pasar tan rápido, aparejadas con un sofocante estrés, o quizás pasen lentamente como la más perfecta calma.
Muchas veces los vientos son tan fuertes que nos obligan a correr hasta el cansancio. Pero también hay días en que estamos envueltos en una fragante y suave brisa ideal para el descanso, tan necesario en estos días.
Lo importante es saber priorizar y organizar nuestro tiempo, siempre que sea posible, de tal manera que no caigamos en un estado de nerviosismo, que, además de ser perjudicial para nuestra salud, es contagiosa, porque ponemos mal a los que componen nuestro entorno.Malania
Imagen: L. N. M.
NOMEOLVIDES SILVESTRES
El mes de octubre
diferente occidente
trajo la lluvia.
Bajo la luna
van sin prisa ninguna;
su aroma esparcen.
Flores silvestres
al borde del camino:
Las Nomeolvides.
MalaniaImagen: propia
LA ESPERA
Eres poeta
artesano en letras
y surcos de mi cuerpo.
Te quiero así
tal cual eres
con tus miedos, o no
tus dudas y misterios
con esa mirada tierna
y sonrisa fresca.
Sé que tu río me espera
a navegar mi interior
con dulzura y firmeza
matizado con besos
que saben tan ricos
a miel y fruta fresca.
Hoy me detiene la lluvia
los fulgores en la estela.
Ya llegará el gran día
pido perdón por mi ausenciase ha hecho larga la espera.MalaniaImagen de la red.LAS DOS CARAS
Puede estar el jardín repletode gente murmurandoo invadido por el silenciode voces calladas.Lloran las rosaslágrimas de lluvia fresca.Sufren los corazonespor la falta de palabrasesas palabras queal no ser pronunciadas hierenporque sin tila vida se vuelve áspera y pálida.MalaniaImagen: M. J. T.LA CAJA DE COLORES
Escuela de campo.
El primer día de clase, no hay mochilas, cuadernos ni lápices.
Con manos casi vacías, con una bolsita de plástico y en su interior un trozo de pan y un trapito de pañuelo.
Los padres tareferos, apenas ganaban para comprar lo esencial y así mantener su hogar.
Con sus alpargatas mojadas los días de lluvia a clase asistían igual.
Desayunaban en la escuela y antes de la salida recibían su ración de comida.
Si un plato sobraba lo pedían y llevaban para su hermanito menor o para su abuela.
Les gustaba dibujar y con colores pintar, con lápices que juntaban
año tras año en una caja de cartón muy particular.
Nada se tiraba, todo servía.
La maestra les compraba los fibrones de colores y los lápices de palo porque eran los que más duraban.
Al terminar las clases la caja quedaba guardada en el armario marrón desteñido por los años.
Durante las vacaciones los vecinos cortaban el pasto para que luzca bonita
la escuela que mucho querían.
Mataban a las hormigas para conservar el jardín que muchas flores tenía, sobre todo rosas y un jazmín.
Al comenzar las clases se abría el armario, se sacaba la caja y lista en mano los mismos niños controlaban si estaban todos los colores:
diez amarillos, diez verde claro, diez azules, diez anaranjados…y más.
Y así de diez en diez todo estaba contado.
Nunca olvidaré la tan querida caja de los colores de palo.Malania
Imagen propia
INTERROGANTES
¿Cómo explica la ciencia
el dulce olor de la tormenta?
¿Será el petricor que percibimos
después de una sequía
lo que nos llena los sentidos
de perfume infinito?
¿A veces la geosmina
llega antes de la lluvia?
¿Será que la humedad aumenta
y se humedece el suelo sin que llueva?
¿El olor es una combinación de aceites
que provienen de las plantas
ante períodos secos
y de bacterias que viven en el suelo?Y por último:
¿Por qué a los niños les gusta chapotear
en un charco de agua de lluvia?
¿Y aunque haga frío disfrutamos
de jugar en la blanca nieve taciturna?
¿Por qué no suenan como antes
las campanas en todas las iglesias?
¿O es que ya a nadie le interesa
el petricor, la geosmina, el chapoteo,
el color de la nieve y el repiqueteo?
¿Será que nuestros sentidos han sido
vapuleados por la pandemia?Malania
Imagen: P. M.
UN ÁRBOL BAJO LAS NUBES
¿Qué le pedirá el árbol a las nubes?
Quizás un poco de agua fresca
o una repentina y copiosa lluvia.
¿Qué le dirán las nubes al coposo árbol?
– Con tus flores nos teñiste de bellos colores
en un amanecer celeste
entre violetas y turquesas.
Entre nubes y árbol
se pasea flotando la brisa cálida
de un invierno diferente
con algunos rayos fulgentes
que nacen con la aurora
y se esconden con el eco
de un concierto de pájaros
antes que el ocaso
se apodere del árbol y de las nubes.Malania
Imagen propia.