MARGARITAS AMARILLAS
No me gustan las cosas sofisticadas y de las flores prefiero las simples y perfumadas.
Me gustan las silvestres y las que son sencillas como las margaritas.
Estas amarillas pueden considerarse comunes, pero hermosas. No se queman con el sol, no les hace nada la helada, y se multiplican para formar una alfombra amarilla sin igual, pero por supuesto no se las puede pisar. No necesitan mucho cuidado son unas de las flores que más atraen a las mariposas y a los colibríes. También son las preferidas de las abejas.Malania
Imágenes: Ninet y Rubén E. Ch.
¿ESTAREMOS CIEGOS?
El mundo ha perdido la cabeza
con sus juegos de casino,
jugar a la ruleta rusa
en constante locura.
Somos carne de cañón
somos números discretos
todos somos descartables.
Somos meros objetos.
Hay un lamento profundo
una tristeza infinita
pero los iluminados celebran
en tu torre de marfil.
Y así en esta premisa
en este menú ofrecido
solo somos despojos
en este mundo confuso.
¿Estamos tan ciegos?
que no podemos ver
los trucos astutos
¿Qué prometen siempre?
A menudo parece así
que somos ignorantes
estúpidos y buenos alumnos
juguetes y buenos farsantes…Autor: Poeta portugués Mario Margaride.
Imagen: de la red
INCENDIO
Era una tarde calurosa, con el sol brillando con intensidad sobre los campos en parte verdes, en otras, dorados. En una pequeña aldea, las familias se dedicaban a sus tareas diarias, disfrutando de la tranquilidad que ofrecía el entorno rural. Sin embargo, esa calma estaba a punto de ser interrumpida de una manera inesperada.
Como lo hacía habitualmente, Pedro, un joven granjero, estaba trabajando en su huerto. Mientras plantaba verduras, vio una columna de humo elevándose a lo lejos. Al principio pensó que era una fogata de algún vecino, pero pronto se dio cuenta de que el humo se estaba volviendo más denso y se extendía rápidamente.
Pedro dejó sus herramientas y corrió hacia la colina que le ofrecía una mejor vista. Lo que vio le heló la sangre: un incendio se había desatado en la ladera opuesta, y el fuego se estaba extendiendo rápidamente hacia su dirección. El viento norte soplaba fuerte, empujando las llamas hacia los campos que había trabajado tan duro para cuidar.
Sin perder tiempo, Pedro comenzó a alertar a sus vecinos. Con su voz resonando en la tarde calurosa, corría de casa en casa, llamando a todos a la acción. – ¡Hay un incendio en el campo! ¡Tenemos que ayudar a apagar el fuego! ¡Llamemos a los Bomberos!
Los aldeanos se apresuraron a salir de sus casas, algunos en estado de pánico y otros con una determinación feroz. Las familias se reunieron, recogieron a sus animales y se dirigieron al punto más alto de la aldea, lejos del fuego. Mientras tanto, Pedro y un grupo de hombres comenzaron a organizarse para luchar contra el incendio.
El fuego avanzaba rápidamente, y pronto las llamas comenzaron a devorar los campos de trigo y las zonas boscosas. Pedro sabía que necesitaban una estrategia para frenar el avance del fuego. Decidió dividir a los aldeanos en equipos para trabajar en varios frentes. Algunos usaban cubos de agua y mangueras para intentar controlar las llamas, otros cortaban ramas de árboles y con eso golpeaban los pastos más cortos para apagarlo.
A medida que avanzaba la tarde, la lucha contra el incendio se volvía cada vez más difícil. Los hombres estaban agotados, y las mujeres se turnaban para llevar agua y aliento a los que estaban en el frente de batalla. A pesar de sus esfuerzos, el fuego seguía avanzando, consumiendo todo a su paso.
Justo cuando parecía que todo estaba perdido, llegó una brigada de bomberos de la ciudad vecina. Habían escuchado las noticias del incendio, alguien dio aviso de lo que estaba sucediendo, y acudieron en ayuda. Equipados con camiones de agua y mangueras de alta presión, se unieron a la lucha y, finalmente, lograron controlar el fuego.
La noche cayó, y el incendio se extinguió, dejando tras de sí una extensión considerable de campo quemado. Los aldeanos, aunque cansados y tristes por la pérdida, estaban agradecidos por la ayuda recibida. Se reunieron en la plaza de la aldea para celebrar su valentía y el esfuerzo colectivo que les permitió salvar vidas y propiedades.
Pedro, exhausto pero satisfecho, miró los campos quemados y su huerto intacto, porque gracias al riego artificial que hacía poco había instalado, el agua no permitió que el fuego avance en ese sector y en otros cercanos. Agradeció a Dios por la comunidad que estaba unida y que juntos podrían superar cualquier desafío.
Así, aunque el incendio dejó cicatrices en el campo, también fortaleció los lazos entre los aldeanos y demostró el poder de la solidaridad en tiempos de adversidad.
En el aire flotaron preguntas y hasta hoy quedan recuerdos: ¿Cómo se produjo el incendio? ¿Una botella de vidrio que alguien tiró y quedó expuesta al sol? ¿Una colilla de cigarrillo?
Sobre todo en días de calor intenso, se deben tomar precauciones para evitar este tipo de accidentes.Malania
Imagen: Bomberos
LA ESENCIA
Cuando la soledad nos rodea, nos abraza.
Qué bueno es sentir el amor de alguien,
con la fuerza y la esencia de cariño y amistad.
Nada más triste
que el manto de la soledad nos cubra
como una nube negra
eclipsando nuestra alegría de vivir.
Los recuerdos, los buenos recuerdos
son un soplo de aire fresco
en la esencia de nuestra existencia
envuelto en el manto oscuro
de nuestra soledad.
Pero nada más reconfortante
más auténtico, más cierto
que la esencia del amor,de cariño, de amistad,
para dar alegría y color
a nuestro corazón.
Autor: Poeta portugués Mario Margaride
Imagen: de la red
LAPACHOS
Los lapachos florecidos
nos saludan al pasar
los hay blancos y amarillos,
se mecen con el viento
cerca del río, lejos del mar.
También hay de otros colores
lila, algunos morados y otros rosa
los pétalos deshojados por el viento
alfombran y tiñen las baldosas.Cuando se cubren de flores
anuncian buen tiempo, sin heladas,
los pájaros alegran con sus trinos
y el sol calienta desde la alborada.Malania
Imágenes: Ninet
A VECES
A veces las palabras enmudecen, el verbo no acude, el silencio se impone y el latido se acelera cuando el alma habla sublimando el instante en que acontece lo más bello. A veces las preguntas no importan, los obstáculos no impiden el movimiento, mis cielos flotan y se dispersan en la inmensidad de tu universo. A veces se acrecienta la intensidad del deseo por detener el tiempo, paralizar la maquinaria que envuelve con su sonido el transcurrir del tiempo y permanecer en la misma constelación en que nuestras almas vibran eternamente.
A veces, ocurren cosas tan espectaculares solo con tu recuerdo que no necesito verte para sentir en mí el suave fluir de tu aliento. A veces, muchas veces, tantas veces como mi corazón te llama, tantas veces como mi alma te presiente, tantas veces como en sueños tus visitas se prolongan en las horas en que mis desvelos te pertenecen, en los momentos de calma cuando solo tu respiración se escucha desde mi silencio.
A veces, muchas veces, casi tantas veces como años tiene la noche de los tiempos me elevo hacia los crepúsculos sabiendo que entre los rojos fuego del firmamento me esperas y me abrazas confundiéndonos con lo etéreo.
A veces, muchas veces, no es necesario que estés presente físicamente, tu recuerdo puebla mis noches, tu alma conmigo danza, tu corazón palpita al unísono con este corazón que no requiere pronunciar palabras para expresar el amor que mi Ser hacia el tuyo siente.
Siempre, y no solo a veces, el cuerpo se delata y se agita al compás del melódico latido de los corazones que se abrazan, de las almas que se reconocen, se acarician y se estremecen al contacto de las vibraciones que ambas desprenden. A veces con desesperada nostalgia se extrañan, se buscan y se encuentran bajo el sutil manto de estrellas que el Universo les ofrece como morada eterna.
Autora: Escritora española Marina Collado Prieto
Imagen de la red
A TU MANERA
A veces el murmullo de la brisa
me confunde los sentimientos.
No comprendo el silencio de tu amor por mí.
Cómo ignorar cuando hablas
entre los pasos del viento.
Cómo comprender el silencio que hay en ti.
Cuando duermes entre mis brazos,
en cada anochecer acurrucada
por el amor que tú ignoras,
acariciando tu cuerpo sin palabras.
Te siento suspirar entre tus sueños
sin frutos, lastimándome
por tu diferencia de amarme a tu manera.Malania
Imagen: Javier A. T.
AVE MAÑANERA
La naturaleza con sus tiempos y sus momentos diferentes nos inspiran y nos producen alegría o tristeza, y a veces simplemente nos induce al silencio.
De pronto rompe la monotonía el canto de un pájaro, el ladrido de un perro, el maullido de un gato, el rugido de un motor que vuela a lo alto con sus alas de metal.
Al observar y contemplar surgieron estos haikus:Bajo el cielo azul
visita mañanera.
Un zorzal canta.La mariposa
sin desplegar sus alas
posa y descansa.Malania.
Imagen: M. Julián T.
Imagen: Rosana G. B.
COLORES EN EL LAGO
Desperté en la mañana.
Volvió la luz a mi mirada,
mientras nos acercamos al lago.
Tiempo que lleno mis bolsillos
con pequeñas lentejuelas o piedras de colores.
La luz rosa o amarilla, dando brillo a la esperanza,
que a veces me deja perpleja,
desbordada en la extensa pradera,
o en el lecho del frío lago,
cuando tus manos recogieron
las brillantes piedras mojadas,
que alimentan el árido camino de la nada.
Tus manos no señalan el sendero,
solo recogen caricias de tristezas,
conduciéndome al camino aún vacío
que no lleva a ninguna parte concretada.Malania
Imagen: Ricardo Gamero
AMADO RÍO
Solitario el mirador
¿Dónde está la concurrencia?
quizá pidiendo clemencia
al tiempo de la discordia,
en que juventud y memoria
se enlazan en derredor
de un rio merecedor
de respeto no pendenciero,
donde hay parejas que visitan
al atardecer y en penumbras
o bajo la luz de la luna
para estrecharse en un “te quiero”.El agua parece hablar
tal vez para develar
secretos de los amantes,
bajo el último rayo brillante
del astro cuya señal
se despliega en horizonte
justo antes de marchar
al otro lado del mundo
donde las aguas del mar
lo esperan para abrazarlo
sin pedir perpetuidad
solo quieren su calor
que él despliega sin descansar.MalaniaImagen: Lua T.