• Poesía

    SUSPIROS

    Con el viento viajan los suspiros
    y la música, entre ecos,
    se esconde entre las montañas.
    En el desierto la arena hace silencio
    y duerme bajo la noche calma.
    Pero a veces comparte los suspiros con el viento
    y vuelan abrazados por todo el universo.
    Quizás buscan el reflejo de incumplidos sueños,
    pidiendo a la lluvia que lave cicatrices,
    y que haga brotar semillas en cualquier superficie.
    Porque la naturaleza es luz y vida
    en desiertos, en montañas o en planicies.

    Malania

    Imagen: propia

  • Poesía

    UNA ORQUÍDEA SOLITARIA

    Vive y sueña el eco en las montañas,
    el sol y la luna con su luz lo acompañan.
    Una solitaria orquídea se mece con el viento
    erguida despliega sus pétalos hacia el cielo.
    Alberga en su radiante belleza
    los secretos de las aves que la cotejan,
    cómplice con el rocío y la madrugadora brisa
    su esencia perdura mientras la acarician.
    En los días invernales, cuando cae la nieve
    la orquídea la derrite con una simple sonrisa.
    Las nubes se despliegan en celeste y blanco
    vigilantes pintan el cielo con su manto.

    Malania

    Imagen: de la red gentileza de Ricardo G.

  • Poemas

    BORDANDO ESPERANZAS

    Susurra el silencio entre las sombras,
    los destellos de luz se destacan
    bajo el manto de la bruma nocturna.
    Suspiros del viento como sueños anhelados
    en la penumbra bajo un cielo estrellado,
    van  tejiendo y bordando esperanzas sin miedo.
    Los sueños vuelan alto en ecos compartidos
    entre muros, detrás de montañas y mares
    latiendo en hilos de un destino no resuelto.
    Son sueños, son deseos infinitos
    que nacen en las noches con estrellas
    o en las tempestuosas y sin ellas.

    Malania

    Imagen: Javier A. T.

  • General

    EL SENDERO DEL SOL

    El sol se abre camino al atardecer entre árboles,
    mientras el viento ayuda a pintar
    el horizonte de colores diferentes.
    Es como si bajara del cielo al mismo suelo
    queriendo caer al pasto para dormirse
    bajo la luna llena que no tardará en salir.
    Las nubes, coronando montañas y las ramas,
    aplauden su paso y se admiran de tanta belleza
    que el sol en su recorrido traza.

    Malania

    Imagen: Roxana E. S.

  • Poemas

    MONTAÑAS

    Montañas nevadas
    montañas muy altas
    picos puntiagudos
    nieve derretida.
    Árboles petrificados
    se bañan en el lago
    imágenes invertidas
    siluetas congeladas.
    Multicolores figuras
    sumergidas y doradas
    nubes protectoras
    velan y atestiguan.

    Malania

    Imagen: Gentileza de Ricardo G.

  • Prosa Poética

    ATARDECER FOGOSO

    En el último suspiro del día, cuando el sol todavía alumbraba el horizonte en un atardecer fogoso, los árboles del bosque parecían sombras dormidas bajo una aureola dorada. Las nubes, como enormes montañas nevadas, navegaban lentamente por el cielo teñido de tonos rosados y naranjas.
    En medio de ese espectáculo celestial, dos amigos se encontraban en el claro del bosque. Ella, con brillo en sus ojos y el cabello iluminado por los últimos rayos del sol, miraba maravillada el juego de luces y sombras. Él, con una sonrisa cómplice, extendió la mano hacia ella, atrapando un momento que parecía suspendido en el tiempo.
    “¿Ves cómo todo cobra vida al caer el sol?”, susurró él, mientras el cielo se oscurecía lentamente y las estrellas comenzaban a despertar. Ella asintió, sin apartar la mirada del cielo encendido. En ese momento, supieron que aquella tarde les había regalado algo más que un atardecer fugaz: habían descubierto la magia de estar juntos en un mundo donde hasta las sombras de los árboles parecían bailar al compás del sol que se despedía.

    Malania

    Imagen: R. G. B.

  • Cuentos

    EL DUENDE Y LOS CLAVOS DE OLOR

    En un pequeño pueblo rodeado de verdes praderas y altas montañas, vivía un duende travieso llamado Tilo. Tilo era conocido en todo el pueblo por sus travesuras y aventuras, pero sobre todo por su amor por el clavo de olor.
    El clavo de olor, una especia muy especial para los habitantes del pueblo. No solo le daba un sabor delicioso a sus comidas, sino que también tenía propiedades curativas para el dolor de muelas y las de ahuyentar insectos, como las polillas. Además se decía que tenía poderes mágicos que traían buena suerte y alejaban a los malos espíritus.
    Un día, mientras los habitantes del pueblo estaban ocupados con sus quehaceres diarios, Tilo aprovechó la oportunidad para meterse en la cocina de algunas casas y encontrar la tan preciada especia. Con sus pequeñas manos ágiles, abrió latas y bolsitas y comenzó a devorar todo el clavo de olor que encontró dentro.
    El aroma característico de los botones de girofles llenó la cocina mientras Tilo disfrutaba de su festín. Pero lo que el duende travieso no sabía era que al comerse todo el clavo de olor, también estaba liberando su magia.
    Cuando los habitantes del pueblo regresaron a sus hogares y descubrieron lo que había sucedido, se llenaron de preocupación. Sin esa especia, ¿cómo podrían cocinar sus comidas? ¿Y qué pasaría con la protección mágica que les ofrecía? ¿Con qué ahuyentarían a los insectos y malos espíritus? ¿Con qué se curarían el dolor de muelas?
    Pero mientras discutían qué hacer, algo increíble comenzó a suceder. Las plantas en los campos comenzaron a crecer más rápido y más fuertes que nunca. Las cosechas eran abundantes y las enfermedades de las plantas parecían desaparecer milagrosamente.
    Resultó que al devorar todo el clavo de olor, Tilo había liberado su magia en el aire, fertilizando la tierra y bendiciendo al pueblo con abundancia y prosperidad.
    Desde ese día en adelante, los habitantes del pueblo no volvieron a ver a Tilo como solo un duende travieso, sino como un héroe que les había traído bendiciones inesperadas. Y aunque el clavo de olor nunca volvió a aparecer en las bolsitas o latas de los armarios, pero sí en miles de plantas por los campos. Por eso su magia permaneció en el pueblo para siempre.

    Malania

    Imágenes de la red

  • Haikus

    SOL NACIENTE

    El sol asoma
    otro día despierta
    reluce el cielo.


    Las aves cantan
    se desvanecen sombras
    las nubes danzan.


    Desde lo lejos
    se perfilan montañas
    la vida avanza.

    Malania

    Imagen propia

  • Poesía

    PIEDRAS DE COLORES

    Entre las sierras y la playa,
    donde el sol besa el cielo claro,
    el turismo aventura se despliega,
    en un paisaje vibrante y raro.

    Juntamos piedras de colores,
    como joyas de la naturaleza,
    cada una cuenta historias,
    de tiempos de gloria y grandeza.

    En esta tierra de contrastes,
    donde las montañas tocan el mar,
    la aventura es nuestro destino,
    en cada paso, un nuevo lugar.

    Exploramos valles y cimas altas,
    descubrimos secretos ancestrales,
    bajo un cielo despejado y amplio,
    donde los sueños son reales.

    En este viaje sin igual,
    entre la calma y la emoción,
    encontramos la verdadera riqueza,
    y en la naturaleza, nuestra canción.

    Malania

    Imagen propia

  • General

    MI TIERRA NATAL

    En las profundidades del valle, donde el sol besa la tierra y las montañas parecen tocar el cielo, se encuentra mi tierra natal, -comentó el joven a un grupo de amigos- un lugar impregnado de magia y misterio, entre arbustos y palmeras. Desde mi más tierna infancia, he sido testigo del encanto que emana de cada rincón de este lugar.
    Las mañanas comienzan con el canto de los pájaros que dan la bienvenida al nuevo día, mientras el aroma a tierra mojada se mezcla con el dulce perfume de las flores silvestres. El río serpentea entre los campos verdes, como una vena vital que alimenta la tierra y el alma de quienes la habitan.
    En los días cálidos de verano, el sol brilla con intensidad, pintando de dorado los limonares y los campos de trigo y maíz que se mecen suavemente con la brisa. Las tardes se vuelven cómplices de secretos compartidos entre amigos, bajo la sombra de los viejos árboles que guardan historias de generaciones pasadas.
    Pero es en el otoño cuando la tierra se viste de colores vibrantes, como si fuera un lienzo que el mismísimo pintor celestial ha decidido adornar. Los tonos rojizos, dorados y ocres pintan un paisaje digno de admiración, mientras el aroma a tierra húmeda y hojas secas llena el aire.
    El invierno llega con su manto blanco, cubriendo todo a su paso con una capa de nieve que transforma la tierra en un paisaje de ensueño. Las noches se vuelven más largas y frías, pero el calor de los hogares y el espíritu solidario de la comunidad mantienen viva la llama de la esperanza y la alegría.
    Y así, en este lugar donde el tiempo parece detenerse para permitirnos saborear cada momento, se encuentra mi tierra natal. Un refugio para el alma, donde los recuerdos se entrelazan con los sueños y el amor, por esta tierra perdura más allá de las palabras.

    Malania

    Imagen propia y de la red.