• Poesía

    PALMERAS DESPEINADAS

    En el lago de tus sueños,
    donde el viento juega libre,
    despeinando a las palmeras,
    en baile con frenesí.

    El frío de la mañana
    las despierta susurrante,
    pero el calor del mediodía
    les da caricias con fulgor constante.

    El viento las enreda
    en una danza sin fin,
    mientras el lago refleja
    un cielo celeste y sutil.

    Entre palmeras despeinadas,
    y el frío que se esconde,
    se funde el calor de tus besos
    sin testigos de cuándo ni dónde.

    Y así en este paisaje,
    donde el viento va y viene,
    el frío y el calor se encuentran,
    y el amor nunca se detiene.

    Malania

    Imagen propia

  • Poesía

    HUELLAS DEL SOL

    Sembró su calor el sol
    en silencio y con amor,
    desde el bosque hasta la playa
    raras huellas formó.
    Un sendero misterioso
    sus gotas doradas dejó,
    en un atardecer perfecto
    río y viento, iluminó.
    Sorprendió a los visitantes
    con un notable candor
    las huellas raras danzantes
    misterio de río y sol.

    Malania
    Imagen: Rosana G. B.

  • Poemas

    COLORES EN EL LAGO

    Desperté en la mañana.
    Volvió la luz a mi mirada,
    mientras nos acercamos al lago.
    Tiempo que lleno mis bolsillos
    con pequeñas lentejuelas o piedras de colores.
    La luz rosa o amarilla, dando brillo a la esperanza,
    que a veces me deja perpleja,
    desbordada en la extensa pradera,
    o en el lecho del frío lago,
    cuando tus manos recogieron
    las brillantes piedras mojadas,
    que alimentan el árido camino de la nada.
    Tus manos no señalan el sendero,
    solo recogen caricias de tristezas,
    conduciéndome al camino aún vacío
    que no lleva a ninguna parte concretada.   

    Malania

    Imagen: Ricardo Gamero

  • Poesía

    AMADO RÍO

    Solitario el mirador
    ¿Dónde está la concurrencia?
    quizá pidiendo clemencia
    al tiempo de la discordia,
    en que juventud y memoria
    se enlazan en derredor
    de un rio merecedor
    de respeto no pendenciero,
    donde hay parejas que visitan
    al atardecer y en penumbras
    o bajo la luz de la luna
    para estrecharse en un “te quiero”.

    El agua parece hablar
    tal vez para develar
    secretos de los amantes,
    bajo el último rayo brillante
    del astro cuya señal
    se despliega en horizonte
    justo antes de marchar
    al otro lado del mundo
    donde las aguas del mar
    lo esperan para abrazarlo
    sin pedir perpetuidad
    solo quieren su calor
    que él despliega sin descansar.

    Malania
    Imagen: Lua T.
                                      
  • Poesía

    MIENTRAS PENSABA EN TI

    Sé que me amas con ternura
    que me quieres con locura,
    que me nombras por las noches
    en tu alcoba y el umbral.

    Que acaricias mis cabellos
    mientras me apoyo en tu almohada
    para besarte en secreto
    en el mayor de los silencios.

    Para que nadie nos escuche
    para que nadie sea testigo
    de este amor que nos tenemos
    aunque no sea perfecto.

    Las palabras más dulces
    salen de nuestras miradas
    me sonríes, te sonrío,
    mientras afuera hace frío
    y adentro reina la calma.

    Amanece, me despierto, miro
    a través de la ventana,
    las hojas mustias saludan
    con sudor de madrugada.

    Con tristeza me doy cuenta
    que fue un sueño de alborada.

    Malania

    Imagen: de la red

  • Efemérides,  Leyendas

    LOS ÑOQUIS DEL 29

    ¿Por qué la tradición del ñoquis?

    En el siglo VIII, un joven llamado Pantaleón predicaba y curaba a enfermos en la región de Véneto, en el noreste de Italia, según leyenda.
    Un día 29 de julio, el futuro Santo fue invitado a comer en casa de una familia de pescadores y le sirvieron ñoquis. En agradecimiento por la comida, en un año malo para la pesca, Pantaleón les auguró que en los próximos meses mejoraría la actividad.
    Cuando uno de los anfitriones levantó el plato del peregrino, futuro Santo, se encontró con algunas monedas de oro.
    De ahí la tradición viajó hasta el Río de la Plata con los inmigrantes italianos que comenzó en el siglo XIX y hasta hoy perdura mes a mes en Argentina y Uruguay.
    El día 29 de cada mes las familias argentinas acostumbran a comer ñoquis. Y también existe la costumbre de colocar dinero debajo de cada plato durante la comida.
    El ritual simboliza el deseo de atraer suerte, trabajo y prosperidad a los comensales y de que durante el próximo mes haya abundancia y no falte el dinero.
    Se pueden preparar de papa, mandioca, calabaza, espinaca o acelga, remolacha o ricota, según gustos.

    Malania

    Imágenes de la red

  • Poemas

    INIGUALABLE LUGAR

    Bajo la sombra de un árbol amigo
    un cortinado blanco y sillones vacíos,
    al fondo el río Uruguay, serpentea con su brío
    rodeados de vegetación siempre presente y testigo.

    Entre verdes que abrazan y otros colores que estallan
    la quietud susurra historias del ayer y quizás, del mañana,
    en que se mezclan aromas de tierra y añoranza,
    donde el tiempo se detiene y el corazón descansa.

    Con la belleza serena que en este lugar se esconde,
    la vegetación abraza al cortinado blanco,
    a los pájaros que alegran con su canto,
    y a quienes ocupan los vacíos sillones.

    Malania

    Imágenes: Roxana E. S.

  • Poesía

    CUATRO PAREDES

    Bajo el cielo gris
    De un frío invierno
    La gente duerme.

    El sol derrite
    La escarcha y nieve
    Al amanecer.

    Cuatro paredes
    El eco suena
    Canta el jilguero.

    Despierta a todos
    ¡Hoy es domingo!
    Grita el hornero.

    No hay calendario
    Para el jilguero
    Cuando hambre tiene.

    Está en su jaula
    Cuatro paredes
    Le impiden vuelo.

    Alguien se acerca
    Semillas trae
    Contento queda.

    Poco sediento
    Ha tomado agua
    Queda saciado.

    Malania

    Imagen: M. Julián T.

  • Poemas

    ATARDECER ESPECTACULAR

    En el atardecer de cielo multicolor,
    la luz del sol se filtra tamizada entre las nubes,
    pintando el río como un espejo de cristal,
    reflejando sombras del bosque a lo lejos.

    El cielo teñido de tonos cálidos y serenos,
    mientras las nubes navegan al compás del viento,
    los árboles se estiran hacia el horizonte,
    proyectando sus siluetas en el agua quieta.

    Un aroma vegetal perfuma el aire
    mientras el atardecer susurra secretos al río,
    que guarda en su reflejo el eco del crepúsculo,
    pintando de misterio, en dorado el paisaje.

    Así se funden la luz y la penumbra,
    en el vaivén del día que se despide,
    el río espejo guarda los rayos del sol  
    bajo el lienzo del cielo multicolor.

    Malania

    Imagen: Costanera de la ciudad de Puerto Rico, Misiones Argentina,
    sobre Río Paraná, frontera con Puerto Triunfo, Paraguay.
    Gentileza de Rosana G. B.

  • Relatos

    ATARDECER BERMELLÓN

    Desde temprano un viento frío barría el patio de tierra y silbaba entre las plantas de bambúes. – Es el otoño que está frente a nosotros- dijo ella. El viento se llevaba las hojas secas pero luego las traía de regreso, cambiaba de dirección como queriendo jugar a destiempo.
    El sol no se quería ir. La noche se resistía a desplazar al rey e imponer su color azabache. Luego la luna llena y los hogares dentro de las casas se encargaron de iluminar al tiempo que nadie se disponía a dormir esperando el día festivo.
    El mismo aire lo anticipaba.
    Las calles de la ciudad se iluminaron anticipadamente con guirnaldas de diferentes colores.  Ella las había recorrido miles de veces, aun cuando todavía no estaban asfaltadas. Las conocía de memoria tanto así que podía ir a ciegas sin tropezar.
    Llevaba  el peso de los días anteriores sobre los hombros. Pero nada ni nadie podría opacar poder pasar feliz la fiesta en familia.
    Estuvo sentada un rato largo en uno de esos bancos que le traían muchos buenos recuerdos. Aspiró el aire a puro pulmón, se subió el cuello del abrigo, se rodeó su cuello con la bufanda y emprendió el regreso a casa.
    Todos estuvieron preocupados hasta que la vieron entrar por el gran portón de madera.

    Malania

    Imagen: R. E. S.