• Prosa Poética

    EL SILBIDO DE LA LOCOMOTORA

    Desde lejos, el cielo se cernía como una tela pesada y gris sobre la ciudad y en el parque bailaban los primeros copos de nieve sobre el césped.
    Poco a poco la locomotora con bastante retraso, se acercaba a la estación derritiendo el hielo de los durmientes. Ella estaba allí, a pesar del frío. Era su última oportunidad de poder viajar para verlo brillar en el escenario. Y así fue, no solo fue su último viaje en tren sino que la locomotora de despedía del vecindario para convertirse en un elemento más de la historia.

    Malania

    Imagen: C. J. V.

  • General

    AGRADABLE VISITA

    Una flor, una gota de agua y un colibrí. Todo ocurre con la claridad del día.
    Más tarde, el atardecer y luego la noche, van apoderándose del ambiente, las casas se tornan indescriptibles en un barrio cualquiera. Si son ramas de un árbol o las alas al viento de un cóndor, no se distingue. Si hace calor o frío no lo inquieta, vuela hasta con el último rayo de luz del día. Quién sabe si a la noche duerme o cuida sus pichones, o tal vez piensa qué jardín visitar al otro día.
    Me alegro al verlo, su agradable visita me enternece, cuando lo veo entre las flores que he plantado yo misma.
    Ojalá cada persona plante muchos o aunque sea un arbusto o un árbol, que den flores y frutos o simplemente flores para alimentar a estas y otras aves.

    Malania

    Imágenes: R. H. G.

  • Poemas

    RECUERDOS

    Corroía
    el apelotonado tiempo
    con su voz
    mesurada y grave.
    Su discurso
    salpicado de expresiones sabias
    se plasmaba
    en vaporoso encanto.
    La magia
    de su mirada inteligente
    la hacía estremecer
    cuando en danza
    su imaginario
    magnífico caballo salvaje,
    su humedad palpitaba
    por los poros abiertos
    de su tibio cuerpo.
    El apelotonado tiempo
    se disolvió
    en un crudo invierno.
    Su cara de superioridad
    erigió un vacío
    difícil de sortear.
    Se alejó
    con ese modo nato
    de vestir refinado
    dejando una vela hinchada
    al compás del frío viento.
    No me quedo con el aire
    ese que no sirve
    para destruir murallas
    y simplemente
    racheado sopla en el muelle.
    Me quedo con un recuerdo,
    bello recuerdo,
    la lluvia de una tibia ducha
    resbalando por su piel
    y mis manos sumergiéndose
    por los rincones
    más ocultos de su cuerpo.

    Malania

    Imagen de la red.

                                  
  • Poesía

    SOLITARIA

    Desde la rigidez de su columna
    irradia su luminosidad,
    penetrando suavemente
    en la mañanera bruma
    de una ciudad en cuna,
    de un río calmo sin dunas,
    imitando los gestos de la luna.

    Malania

    Imagen propia
                                             
  • Prosa Poética

    PALABRAS AL VIENTO

    “Palabras que perdidas al antojo del viento nunca lograron encontrarse”. de “El paño blanco” escrito por Hanna.

    Me hizo recordar a varios mensajes que algún día perdido en el tiempo fueron enviados y nunca tuvieron respuestas. Quizás se fueron con  el viento a otra parte, o se dispersaron con alguna tormenta, desparramándose sus letras.
    Hoy las busco en el lejano horizonte y las veo entre las nubes atravesadas por los últimos rayos del sol. Son indescifrables, se han deteriorado con el ardor del verano, con el frío invierno y las inclemencias del tiempo.
    Siento que nunca más las podré hilar para que queden bordadas en bellas frases, aquellas que plasmabas en escritos memorables.

    Malania

    Imagen propia

  • General

    DULCE DE MAMÓN


    El dulce de mamón es un postre típico del noreste de Argentina, muy delicioso. El mamón es conocido en otros lugares como papaya, fruta bomba o lechosa. Se trata de una fruta grande de color amarillo o naranja, muy digestiva y nutritiva.
    El dulce se prepara preferentemente con fruta verde o pintona. Pero también puede prepararse con fruta madura, aunque el resultado no será en trozos sino quedará como mermelada para untar.
    Este dulce a muchos le empalaga y por eso le agregan jugo de limón o pomelo cuando está casi listo para contrarrestar el dulce. -Mi madre agregaba jugo de naranja o mandarina para darle mejor sabor-.
    Este delicioso postre es fácil de preparar pero al mismo tiempo lleva muchas horas de cocción, así que hay que tener paciencia para que quede muy bien, pero la demora vale la pena. 
    Ingredientes

    2 kg Mamón verde o pintón

    1 kg Azúcar

    1 cucharada grande de esencia de vainilla

    1 ramita de canela

    3 o 4 Clavos de olor

    3 o 4 Trocitos de cáscara de limón.

    Optativo: jugo de dos o tres naranjas o mandarinas

    Elaboración

     1.- Lavar la fruta y pelarla, luego cortarlas en tiras que tengan más o menos 5 cm de largo, y para el espesor, cortar por los surcos de la misma fruta o si no los tiene, de 2 cm de ancho, para que todas se cocinen igual. También se lo puede cortar en cubos, todo depende de gusto.

    2.- Colocar en un recipiente, cubrir con el azúcar y dejarlo hasta el día siguiente. No hace falta agregar agua porque la fruta suelta su propio líquido. Si el líquido se evapora, se puede ir agregando agua hervida o jugo de naranja natural.

    3.-Añadir una cucharada de esencia de vainilla, unas cascaritas de limón, 1 ramita de canela y 3 o 4 clavos de olor. (No es necesario poner todo esto si no lo tienes) Llevar a fuego lento por aproximadamente 2 horas o hasta que se forme el almíbar, no mover mucho porque se pueden romper las lonjas (NO revolver, salvo que quieras convertirlo en mermelada). Al cabo de las 2 horas agregar un poco más de azúcar si el almíbar no ha tomado suficiente color y dejar que hierva una hora más.

    4.- Envasar cuando está caliente en frascos de vidrio, taparlos y darles vuelta boca abajo para que se forme el vacío. Una vez que esté frío, llevarlos a la heladera y al cabo de un rato, cuando se han enfriado, dar vuelta los frascos.

    De dos kilos de mamón pueden salir hasta tres frascos grandes de dulce o seis chicos.

    Malania

    Imágenes de la red

  • Poesía

    SOÑAR DE SOÑADORES

    Yerguen las ideas
    bajo el fresco rocío
    desveladas por la música
    que inunda la oscuridad
    en noches de estío.
    Ocultando las palabras
    que callan con desvarío
    por temor a sucumbir
    en aguas cristalinas
    del espejado río.
     La dura soledad
    en penumbrosa vigilia
    aguarda el renacer
    de un poema de amor
    repleto de cariño.
                                                         Malania.
    Fotografía: Lua  T.                                                                                                         
  • Relatos

    EL SECRETO

    Con sus 67 años de edad, se sintió persuadido y oprimido. El biotopo lo molestaba, no quería seguir así. Observar los líquenes todos los días lo deprimía, se sentía un simbionte. Esa noche eligió tomar un cóctel de frutas tropicales y se acomodó en el mullido sillón para mirar televisión.  Extraño y con sorna singular, diseñó el proyecto de su vida futura. No iba a correr el riesgo de sufrir un colapso a causa de ese trabajo y del techo que lo albergaba. Esa noche se iría para siempre sin contar a nadie cuál sería su destino. No quería seguir viviendo en esa casa cuya propietaria era su novia, la dueña de todo lo que lo rodeaba.
    Se despertó de madrugada con el televisor encendido. Fue a su habitación y ella no estaba. Tomó su maleta lista para partir y decidido se dirigió a la puerta de frente. Su novia yacía en el piso con pocos signos vitales. Tiró su maleta hacia el interior, corrió a buscar el coche y la trasladó al Hospital. Llegó a tiempo -dijo el cirujano-, su vida no corre peligro, pero tendrá un largo período de recuperación.   
    Su deseo nuevamente fue postergado sin saber hasta cuándo. Ese día la vida le deparó una sorpresa, buena o mala, sorpresa al fin.
           
    Malania
                                                                                                              
    Imagen de la red
  • Prosa Poética

    YA NO TEMO

    Ya no temo a la oscura noche, me abrigo con el frío, el viento seca mis lágrimas, la suave caricia del viento dibuja sonrisas sobre mi rostro.

    Ya no temo a todo lo malo, las tormentas de la vida son pasajeras y traen enseñanzas.

    Ya no temo en decir mi verdad, si en ella van las ganas de ser, sin pensar en caer.

    Ya no temo al ayer, cuando el hoy me hace fuerte y valiente en mi camino de paz.

    Ya no temo si aprendí a ganar, o a perder enfrentando la adversidad, puedo decir por nada dejo mi camino, no me bajaré lo difícil jamás.

    Autor del poema: Miguel Márquez

    Imagen: Escribiendo con testigo de M. J. T.