• Poemas

    EL PODER DEL SOL

    Buscaba disimular
    su temor por perderlo
    no quería pensar
    que ya lo había perdido.
    Sus ojos caramelo
    miraron al cielo
    observó, lo contempló
    las estrellas cetrinas palidecieron
    y se removieron incómodas.
    Una oscura nube ensombrecía
    el amanecer de aquel día.
    Alguien sobrevive en estas tierras
    pensó en voz alta al ver
    los primeros rayos luminosos
    desafiando a la nieve
    que cubría el inmenso rio
    El sol sin albergar duda
    logró brillar
    hasta el más profundo abismo
    de la  barrera gris
    entre ella y él
    y quizá logre
    entibiar  sus corazones.
    Imagen propia.
  • Poemas

    ATARDECER EN SANTA HELENA

    Se esconde el sol,
    no hay nada nuevo,
    o sí, es que lo hay,
    cambian los colores del firmamento,
    se matiza el cielo,
    según el estado del sol
    si está triste o contento,
    con el mecer de las nubes
    o con caricias del viento.
    O quizás es mi retina,
    que hace la diferencia
    entre un atardecer y otro,
    o tal vez son pinceladas
    que dan los rayos del astro rey,
    mezclándose entre las nubes
    la atmósfera y el viento.
    Y yo tontamente
    corro, corro y me detengo,
    me paro casi en puntas de pie
    sobre la montaña de tierra roja,
    frente a este espectáculo natural
    y lo observo, lo contemplo.  
    Tomo varias fotografías
    para captar el momento,
    para compartir contigo
    antes que se escape el tiempo.
    Sí, contigo. Es para ti
    que me estás leyendo.
                                                 
  • Minicuentos

    VIOLETAS DE VIOLETA

    Era la tercera hija del matrimonio y primera mujer. Se llamaba Violeta, muy  bonita, no tanto como una flor, pero no era fea. La afeaba su forma de ser.
    Un día se enojó con su madre y le arrojó una silla de madera dura, esa que su mismo padre había fabricado. Por suerte la mujer mayor pudo esquivarse y no le hizo daño, pero con la silla rompió dos vidrios de la ventana de la cocina que daba a la calle.
    En el pueblo no se conseguían y mientras tanto, para impedir que penetre el frío viento de invierno, su padre tapó los grandes agujeros provisoriamente con pedazos de madera.
    Esos ataques de nervios solía tener de tanto en tanto cuando su madre la reprendía por algún comportamiento fuera de lugar, o cuando pedía algo que no se le podía conceder.
    Había estudiado en una Escuela Profesional de Mujeres. Sabía confeccionar muy bien prendas a medida y con eso aportaba económicamente a su familia. Quizás ese era uno de los motivos de sus ataques.
    Violeta se casó, tuvo varios hijos. Pero su enfermedad de estrés incontrolable nunca pudo superar, y lo que hacía antes con su madre, también lo siguió haciendo con su marido e hijos. Fue siempre violenta y compulsiva.
    Su hermana menor nunca comprendió el motivo de esa forma de ser.
    A Violeta le gustaban las flores silvestres del color de su nombre.

    Imagen propia.

  • General

    ILUSIÓN ÓPTICA

    Escudriñaba cada matiz,
    anonadada
    ante el espectáculo inigualable.
    Entre las nubes una cara
    y un sol que opaco estaba.
    Entre las montañas una casa
    y los picos con nieve en avalancha.
    Un camino con barro, piedras,
    nieve y charcos, en señal
    de la lluvia de noches pasadas.
    En el arroyo un criadero
    de carpas doradas.
    Y a ambos lados el trigal
    que no se intimida
    ante el frío de las heladas,
    ofreciendo un espectáculo
    de colores incomparables. 

    Imagen: C. J. V.

  • Poemas

    EXCELSO

    Los dos se apiñaron en el recodo,
    el frío arrancaba suspiros,
    mientras  ambos
    oteaban minuciosamente sus orillas
    para encender el fuego más íntimo.
    Así aguardaron el sol del mediodía.
    La claridad de una diferente jornada
    se techaba de blanco y oro
    con destellos plateados que refulgían
    del inigualable fulgor de sus cabellos claros
    sobre una dulce almohada
    y ensortijados hilos dorados
    bajo el manto estampado de las sábanas.
    El cielo se había encendido
    con reflejos de un sol mezquino.
    Imagen: C. J. V.
  • General

    HELIOTROPO

    Callaba para escuchar el silencio de la sala,
    mientras  tejía maravillosos versos sin artificios.
    Su rostro asalmonado soltaba
    gestos de pasión, dulzura o sorpresa,
    mientras con su mirada recorría
    los cuadros de la galería.
    De pronto se detuvo ante uno
    con predominio del color que más preciaba.
    Sintió un olor fino y suave que de allí brotaba,
    ramilletes de heliotropo aroma a violetas.
    Vaciló si era cierto o estaba soñando.
    Al lado había uno con flores de habas
    pero no percibía ningún perfume.
    Caminó hasta el final de la galería
    y el aroma lo perseguía.
    Volvió al lugar del cuadro de heliotropos
    y envuelto en imaginación de melancólicos paisajes,
    hizo nacer su obra poética.
    Al otro día regresó para comprar el cuadro
    pero este ya no estaba.

    Imagen de la red.

  • General

    CONTEMPLATIVA

    Posa en vigilia
    con susceptible expresión
    nada indiferente
    aferrada a la ventana
    vaya uno a saber con qué pensamiento.
    En evidente día ventoso
    se disipa el sol
    y la lluvia dibuja sobre el cristal
    pálidas estrellas y salpicados corazones,  
    describiendo sentimientos
    con matices de fondo ondeado
    de una tela pálida
    sobre el techo de hojalata.

    Imagen: M. J. T.

  • General

    LA ROSA AMARILLA

    En el aire flota
    un sentimiento
    transitando
    los bordes aromáticos
    de una flor amarilla
    con pétalos matizados
    por el sol y la tierra.
    Con su belleza
    decorativa
    aterciopelada
    más que traviesa
    muestra el arte
    de la naturaleza.
    No existe espejismo
    es verdadera vida.
    El sol la engalana
    la perfuma
    la ilumina
    y le da color.

    Imagen: N. V. S.

  • General

    ATARDECER DE FUEGO

    Allí donde la vida levanta muros
    la inteligencia abre una salida.
    Posa la naturaleza para el poeta
    como la dama para el pintor.
    Como en un soplo de fuego
    el sol se va despidiendo de un día más.
    Después la claridad se vuelve un suspiro
    vacía de pensamientos.
    El espacio busca la noche
    para el descanso de laboriosas manos.
    En el aire flotan nubes
    que de azules se vuelven grises
    para convertirse en negras invisibles
    mezclándose con la briza fría
    de un silencio cristalino y picaresco.

    Imagen: Propia

  • General

    RUGE EL VIENTO Y BRAMA EL MAR

    En composición íntima y personal
    con sorprendentes colores sombríos
    aflora detrás de una sonrisa fingida
    la frescura estival
    después de una agobiante jornada.
    Es hermoso contemplar
    la calma del mar en el cielo despejado.
    Pero cuando el sol brilla y quema
    sobre un mar embravecido por las olas
    y el viento frío se despliega
    congelando hasta los tuétanos,
    todos aquellos que todavía
    tienen fuerzas de desear y querer estar,
    continúan tendidos en la playa
    mientras los demás disparan
    y se protegen bajo los aleros y las paredes
    de los edificios y las casas.



    Imágenes propias