EN EL MEDIO DE LA CHINA
Tendida y somnolientaen la orilla de mi camadespiertan mis pensamientoscon una melodía suavesin esperar que nadiesople una flauta o una quenani rasgue de un violín las cuerdasni tampoco una guitarra.Una bella excursión melancólicaapareció enseguidacomo si hubiese estadoen medio de la República Chinasin saber si era popularo era un infierno la misma.Escuché una músicasolitaria y silenciosamuda y encantadorayo cantaba y él me escuchaba.Muy atento percibióla excitación en mi vozsu rostro se volvió deliciosocuando un halo de extrañezase apoderó de mis huesosde mi carne y de mi piel.De una manera extraña surgiótodo lo antiguo y lo nuevoel placer y el dolor viajerola alegría encantadoray el temor con un temblor.En un ambiente tranquilode paz y de lucha guerreraalgo así como el estaren el cielo y a la vez en la tierratodo al mismo tiempo.Fue una mezcla de fríoy de calor intenso.MalaniaImagen de la red
ERMITAÑA
Luce su hermoso colorde doce pétalos la florhojas verdes la respaldanla cuidan del ardiente sol.Prefirió vestir de amarillomientras otras lucen de rojo,entre nardos y junquilloscaléndulas y culantrillos.No temas pequeña florno estás sola en el caminosi me saludas al pasosiempre estarás conmigo.MalaniaImagen propiaNUNCA SOLA
Las gotas de lluvia resbalan por las calles, las hojas de los árboles y también por los cristales. A Má Eulalia le resbala la soledad, llegó pero no está.
Él, ella, ellos y ellas, le dicen que está sola pero ella siente que no es así.
Sus plantas, que son muchas, la rodean y hacen acogedor el ambiente. Les habla y cuando no florecen les reprende. A veces comenta y se ríe por estas ocurrencias que tiene. Aunque mucha gente opina que a las plantas hay que hablarles porque crecen más lindas.
Sus mascotas, tres guardianas la cuidan y también demandan tiempo para ser atendidas.
Los pajaritos (que no están en jaulas) la despiertan temprano. Jamás pondría a ningún pájaro en jaula, porque dice que ellos nacieron para ser libres y volar. No les hace faltar semillas y migas de pan tostado y galletitas. Cambia cada día el agua bajo el canelo que está en la vereda, y no solo toman los pajaritos sino también los sedientos perros de la calle.Todos los días o casi todos, la visita una de las perras de la vecina, llamada Lupita, pero ella le dice Luna porque es enorme. Hasta que no le sirva un poco de comida no se retira. Duerme en su vereda y cuida la casa. Tiene locura por correr a las motos de desconocidos.
Por si esto fuera poco, las lagartijas recorren muros y paredes a lo alto, y en su travesía comen cuanto insecto encuentran.
Y por último, un sapito se instaló en el baño por unos días. A Má Eulalia le asustan los sapos, pero este era simpático, color celeste grisáceo. Comía cuanto mosquito veía. Pero un día no apareció más. Quizás salió por el ventiluz o por algún otro lado, pasando desapercibido por la dueña de casa y por la perra más chica que duerme adentro. Lo llamó, lo buscó, pero no dio señal de su existencia hasta el día de hoy.
Tampoco olvida a su familia y la cantidad de amigas y amigos con los que se comunica a diario. Es como si los tuviera a mi lado, afirma.
¿Puede sentirse sola una persona que está tan bien acompañada? Opino que no.Malania
Imagen propia
A ALZAR LAS VOCES
Lloran las nubes
en un otoño frío
y el sol oculto.Descansa el día.
En la noche y el ocaso
la luna brilla.Pero ella no se anima.
Tirada en su cama
la encontré llorando.
Afuera,
cesó la lluvia;
adentro,
la inundan sus lágrimas
mojando su almohada.
No es rosa, pero es gris.
No es blanco, pero es negro.
Así es el temperamento
del hombre que la acompaña.
Pero ¿realmente la acompaña?
La zarandea, la lastima.
Propina insultos,
golpea puertas,
y también a ella.
Eso no es vida
eso es violencia.
¿Por qué no lo deja?
Porque ella lo ama.
Porque hay factores
que a él la atan.
Nunca trabajó fuera de la casa
siempre la tuvo como esclava.
No tiene familia directa.
No se anima a dejarlo
porque la amenaza.
Necesitan ayuda, ella y él,
pero nadie se anima
a intervenir en esta historia cruel.
¿Qué hacer en estos casos?
Apelar a la conciencia,
para que se guarden
las manos en los bolsillos
de los pantalones y los sacos,
que se muerdan la lengua
antes de emitir palabras
que insultan y destratan,
y podría seguir enumerando
muchas acciones más.
Pero, ¿Esto sirve para frenar la violencia de género?
Recordemos: no solo la sufren las mujeres,
no hay diferencia de sexo ni de edad.
La violencia se instaló en la sociedad
y si no ponemos de nuestra parte
aunque sea algo de nosotros,
nunca se la podrá erradicar.
Hay que alzar voces aquí y allá.Malania
25 de Noviembre: Día Internacional de la Eliminación de la violencia contra las Mujeres.
EL DÍA A DÍA
Día a día,
entre círculos y circunferencias
combinando cuadrados y rombos
zonas sombreadas
de paralelogramos y trapecios.
Si no son paralelas, son oblicuas
o perpendiculares y mucho más.
Te busco y busco
conciliar el sueño
y la intersección perfecta
de nuestro encuentro.
Somos secantes y perpendiculares
somos áreas fusionando calor
y perímetros entrelazados.
Te extraño y deseo
volver a recorrer
tu perímetro cm a mm
con besitos de tornasol
y con mis manos
el área cálida de tu selva
paso a paso y lentamente
descifrando hoja por hoja
impregnadas
en aromas de pasión.Malania
Imagen de la red
NO ME IRÉ…
La oscuridad todavía no se había retirado. Él abrió los ojos, dio vueltas y más vueltas en la cama y el sueño no volvió. Se miró al espejo, tomó la tijera y emprolijó su barba. Bajo la ducha la recordó, suspiró profundo y sonrió al darse cuenta de que con su mano apenas llegaba a frotar su espalda con la esponja natural. Ella podría hacerlo mejor, pensó. ¿Acaso estaba allí desnudando su desnudez? El agua borró las huellas de las espumas; se envolvió medio cuerpo en la toalla blanca y preparó un café. Mientras tanto su cabeza merodeaba sobre un revuelto de letras abandonadas hacía un tiempo. Vistió ropa cómoda, se peinó con los dedos, las letras lo esperaban. Poco a poco las fue pasando y devorando lentamente página a página. Ella seguía allí, atenta, sin siquiera mover una pestaña pues no quería perturbar su acometido. Las letras se bajaban del vagón vacío, pero ella lo acompañaba al otro vagón y con su mirada acariciaba su nuca, sus sienes, sus lóbulos y todo su cuerpo. De a ratos él presentía su presencia y se detenía, la buscaba, así una y otra vez. Sin embargo no podía parar de leer, requería plena concentración para poder llegar a la meta. Ya cerca del final, giró su mirada, aspiró su perfume y la abrazó en su almohada.–No te vayas— susurró.–No me iré— le respondió.—La semana próxima pasaremos un grato momento—dijeron a coro.El tren de letras estaba casi vacío y él, feliz por haberlas guardado en su mente. Pero, ¿las recordará?La abrazó junto al libro que había terminado de leer. Ella se había filtrado por la ventana colgada de un hilo de la melodía de su música preferida. Y así durmieron hasta que el sol anunció la media mañana.MalaniaImagen: de la red.SOY Y NO SOY
No soy como la Puya mapucheque florece a los cuarenta y muere.No soy un Baobab verdeque sólo tiene hojas cuando llueve.Tampoco un meteoritofragmentado sobre la tierra.No quiero ser un relicariodonde solo pueda guardar recuerdos.Quiero evolucionar contigo o sin tien el tiempo y con esmero.Ser vertiente a pesar de la distanciaque tampoco es extensa.Un manantial de amordonde puedas apoyar tu hombro.Que podamos disfrutar alegrementedel hecho de estar vivos y conscientes.No quiero nostalgia ambulanteni tampoco indiferencia cortante.Tampoco quiero sonrisas vacilantes.Prefiero amanecer en soledady vivir bajo el sol radiantea pesar de los días fríosque seguramente seránpasajeros caminantes.Sé que el sol está y que se brindasin esperar actos pendencieros.Al fin y al cabo:Quisiera convertir en una antorchalos restos de nuestro naufragiosi es que hubo naufragio…Para darte en las mañanas cálidas o fríasmuchos mimos entre besos y abrazos.Malania.Imagen propiaESPERÁNDOTE
Qué más da,
si un celemín o dos
es la distancia
que hay entre tú y yo.
O diez
o cien metros cuadrados,
o una
o cien fanegas
o quinientas varas.
O quizás estás
a la vuelta de la esquina
entre tules tornasoles
o en espumas de alfaguara.
O con un corcel
cobijado entre tacuaras.
La medida no importa
ni la distancia que nos separa.
Lo importante es que estás,
y yo,
aguardo tu llegada.Malania
Imagen propia
COTIDIANEIDAD
Para viajar en transporte público desde el barrio donde vivo al centro de la ciudad, hay que hacer combinación en una estación de transferencia. Entre los dos colectivos se tarda aproximadamente 40 minutos. Sumando la espera, en total serían 50 minutos, no más. A veces prefiero y elijo este medio por el horario conveniente a mis necesidades.
Durante el viaje siempre hay alguien quejoso a más no poder, mientras otras personas ni se enteran de nada porque se tapan los oídos con música que suena a través de pequeños auriculares.
– Ayer llovió tanto que no pude salir de casa. Hubiera preferido que saliera el sol antes de que cayera tanta agua. La lluvia entorpece mi trabajo porque no puedo salir a vender por la calle- dijo una mujer llamada Teresa.
– Sí, pero ya hacía falta agua para las plantas- dijo la otra que estaba sentada al lado, Rina.
– Está bien, pero si no vendo no gano dinero necesario para comprar la comida.
– Y qué haríamos si no lloviese nunca- preguntó la otra.
– Tendría que llover solo por las noches- respondió.
– ¡Mirá vos! Como si pudiéramos planificar el tiempo y acomodar a nuestro gusto y antojo.
– No, pero sí- dijo Teresa.
– Mirá, creo que tenemos que ser agradecidos por lo que tenemos. Hay lugares que sufren la falta de agua y nunca escuché que se quejen.
– Seguramente hablaste con cada uno de ellos por eso sabes tanto- respondió con tono irónico.
– Contigo no se puede hablar porque si no te quejás de una cosa, te quejás de otra.
No sé cómo te aguanta tu marido.
– Si tuviese marido no estaría trabajando así, vendiendo en la calle.
– ¿Y por qué no? Yo tengo marido y también salgo a trabajar.
Una jovencita que iba sentada en el asiento detrás de las mujeres, se levantó y enojada les dijo:
– A ver si se callan un poco, yo tengo un examen y necesito aprovechar el tiempo para leer.
Las mujeres la miraron y sin hacer caso, siguieron discutiendo sobre qué estaba bien y qué no.
A todo esto se metió un hombre mayor, defendiendo a la muchacha.
– ¡Señoras! ¿A quién les importa los temas que ustedes están discutiendo? ¿Por qué mejor no se bajan y se sientan en una plaza para hablar de lo que quieran?
Teresa, que estaba muy ofuscada con todos y hasta consigo mismo, dijo:
– Mire señor, usted mejor no se meta. ¿O es que la señorita le interesa y por eso la defiende? Dijo refiriéndose a la estudiante.
El colectivo se detuvo y muchos pasajeros descendieron, entre ellos Teresa y la estudiante.
Rina y el hombre continuaron viaje sin emitir palabra.
Esta vez fue leve la discusión. Pero he escuchado y visto cómo hay gente irrespetuosa, a la que no le importa nada. Sobre todo a los que no respetan las filas para ascender al colectivo. Madres que mandan a sus hijos que empujen a la gente para subir antes que todos y les reserven asientos. En fin, los avivados de siempre y los mal educados o mal aprendidos, como mejor quieran interpretarlo, hay por todas partes.
¿Dónde han quedado nuestros valores?Malania
Imagen: de la red
TACURÚ
Los tacurúes son construcciones de tierra hechas por hormigas. Allí viven y a veces la comparten con termitas. Pueden alcanzar más de un metro y medio de altura.
Suelen elegir predios abandonados, pero el de la foto no es el caso porque la gente circula por allí todos los días y hasta se pueden sentar a compartir unos mates a la sombra de un árbol, mientras lo observa a ver si sale alguna hormiga, pero no. Si no se las molesta, no hacen nada. No se las ve durante el día porque permanecen dentro de su nido.
El nombre científico de estas hormigas es Camponotus punctulatus. Es nativa de Argentina. También se pueden ver los tacurúes a los costados de las rutas.
No comen cultivos, pero los tacurúes son tan duros que no se pueden deshacer fácilmente, por lo que igual ocasionan problemas a los productores ya que se necesitan máquinas para destruirlos antes de sembrar.
Algunos pequeños productores los queman pero no sería ésta la solución.
Armar un plan para prevenir su aparición en otros lugares sin utilizar productos químicos sería lo ideal.Malania
Imagen destacada: R. E. S.Imagen al pie: de la web