MEDIR EL TIEMPO
¿Cómo podemos pretender medir el tiempo de igual modo para
todos? Se lo ha planteado mi amiga Hanna.Es imposible medir el tiempo de igual modo para todos. No todos pueden correr con la misma velocidad, tampoco pueden aprender con la misma facilidad en un tiempo establecido. Suelo decir que soy de reacción tardía porque hay cosas que las entiendo y las asimilo quizás recién al otro día, o después de haber leído más de una vez un texto, o una frase.
Hay personas que no necesitan de muchas explicaciones para comprender lo que debe hacer en un trabajo. En cambio otras sí, requieren que se les explique más de una vez. Y no es porque sea tonta, sino porque necesita de más tiempo para procesar la información.
En un aula el profesor explica su clase. Luego entrega a cada uno de los alumnos una hoja con preguntas para que respondan sobre lo que él explicó. Al finalizar la hora, recoge las hojas para su corrección. El 50 por ciento de los alumnos respondieron a todas las preguntas, unos muy bien, otros no tanto. Pero los demás no alcanzaron a responder la totalidad del cuestionario. Quizás hayan necesitado de más tiempo para hacerlo.
Otro ejemplo es el de los niños, unos comienzan a hablar perfectamente a muy corta edad. En cambio otros lo hacen más tarde.
Y así como esos casos, podría nombrar muchos más. Cada cual tendrá experiencias válidas sobre este tema.Malania
Imagen: de la red
PROFUNDAS HUELLAS
Las huellas sobre la arena quedan,
en la quietud del amanecer,
marcando el paso del viento
que en la lejanía se pierde,
como un suspiro lejano e intenso.El mar, profundo y vasto,
rompe con su voz de espuma
susurrando olvidados secretos,
mientras las huellas, lineales y efímeras,
se desvanecen con el viento.Han quedado huellas profundas,
tanto como el amor que se esconde
bajo la piel del tiempo, en la arena,
donde el sol se alza con fuerza,
y el amanecer despierta.Malania
Imagen propia
CAMBIO DE ESTACIÓN
La naturaleza se viste de colores renacidos
mientras el viento susurra historias al oído.
En un hemisferio ya es otoño, en el otro, primavera
termina una estación y otra comienza.
Los días nos ofrecen colores diferentes
el sol en un rincón o en el horizonte se esconde.
El tiempo danza suave y sin prisa,
los árboles, unos se despojan y otros florecen.
Y hasta los pájaros lo sienten,
sus alas buscan nuevos destinos.
En cada canto, en cada vuelo,
se refleja el pulso del mundo divino.Malania
Imágenes propias
AMBIVALENCIA
Una tasca tenebrosa de aspecto, y elevada en espíritu, donde se juntaban a diario los mismos clientes masculinos, -como si fueran pájaros a volar- a jugar al dominó o algún otro juego de azar y beber vino u otra bebida que les levantara el ánimo.
Una mujer estrafalaria, con collares de perlas falsas, grandes argollas como aros, labios pintados de rojo sangre, cachetes colorados y sombra azulada en sus párpados, servía a los presentes, con suave e insinuante balanceo de caderas.
Sus vecinos comentan que era buena con los niños y que hablaba con las plantas y con los animales.
Dicen que las plantas sonreían como si fueran a responderle o se marchitaban según la ocasión y el estado de ánimo de su dueña.
Los animales agitaban su cola cuando la veían llegar después de su trabajo, de un viaje largo que a veces realizaba, o de un rato de compras en el barrio.
Nada distraída, pero sí demasiado bonita. Cuando vivía con sus padres, el jefe de familia temía que fuera presa fácil de hombres sin escrúpulos. Todos los hombres del barrio, la tenían en la mira. Pero Delia siempre cuidó cada detalle y nunca dejó entrar a ninguno en su casa. No confiaba en ellos, además casi todos tenían pareja, eran casados o tenían novia. Solamente uno, Felipe, era soltero pero no condecía con sus preferencias. Nada de él le llamaba la atención, solamente eran buenos amigos.
Un día Delia viajó a otro país, como tantas otras veces lo había hecho, para acompañar a una pareja cuya mujer debía atenderse con médicos especialistas en un hospital, y no regresó. La dueña de la casa donde alquilaba y vivía Delia, se hizo cargo de los dos perritos de la mujer, juntó sus cosas, las guardó por si acaso algún día volviera, y las guardó bajo llave en una de las habitaciones.
Después de un tiempo, recibió una carta de Delia donde expresaba sus disculpas por no haberse comunicado antes y permitía a la dueña de casa, a regalar o hacer lo que quisiera con sus muebles y enseres que había dejado.
La mujer a la que había acompañado para ser atendida en el hospital, después de un tiempo falleció. El hombre viudo, la conquistó, se casaron en ese otro país y allí establecieron su residencia.Malania
Imagen: propia
PLÁTANOS EN HILERA
Árboles plantados en hilera,
como soldados erguidos sin fusiles,
con ramas extendidas en silencio,
una fila que parece eterna.Camina el hombre sobre las hojas secas,
que crujen bajo sus pies,
haciendo eco en el viento,
que anuncia el paso del tiempo.Los plátanos, con su sombra quebrada,
le ofrecen su alfombra dorada,
y al llegar ante ellos,
los árboles le hacen venia,
como si reconocieran
el peso del alma que los observa.El hombre avanza, sin prisa,
y la tierra, humedecida por el rocío,
se despide suavemente del otoño
para dar paso a próximos retoños.Malania
Imagen propia.
TODO SE ACOMODA
El tiempo va poniendo todo en su camino.
Cambiar y fluir con ese cambio hace todo más sencillo, más simple y más mágico.
Siendo la única realidad que estamos aquí ahora, y mañana quién sabe… nos iremos con nuestra piel y con lo vivido. Nada material nos llevaremos.
Mejor si es con una sonrisa en los labios y con el corazón lleno de amor a rebosar, no el que nos den, sino el que somos capaces de dar.
De qué sirve pregonar a los cuatro vientos bondades de la vida, del buen camino, del amor por el otro, si después, en los actos se obra con ironía, con desprecios, con reproches.
Creo que el amor se lo debe practicar desde el corazón y el alma.
Si hay dos asientos vacíos, que mejor que ocuparlos con la persona que amamos.Malania
Imagen: de la redMASCOTA OBSERVADORA
El aire del ambiente me transmite una sensación de calma y curiosidad. La mascota de mis nietas, Kiara, como una especie de guardiana, observa en silencio las luces del otro lado del río. Tal vez se siente atraída por el brillo distante, pero también mantiene una distancia tranquila, como si estuviera reflexionando sobre lo que ve.
Con sus ojos fijos en una lancha, parece captar cada pequeño movimiento del agua, como si pudiera predecir lo que sucederá a continuación. Su concentración es total, y su aguda percepción la hace estar siempre un paso adelante. Al seguir la lancha con interés, parece como si quisiera entender su destino, como si fuera parte de un misterio que ella sola debe resolver.
La lancha comienza a alejarse lentamente, y la mascota, que nunca se equivoca, intuye que hay algo más en esa travesía. Tal vez siente que la lancha se dirige hacia un lugar desconocido, o quizás presiente un cambio en el viento, una alteración en el agua… Algo está por suceder, pero, ¿qué será? ¿La lancha llegará a su destino sin contratiempos, o algo la hará detenerse?
La perra sigue observando, y en ese instante, podría ocurrir algo que cambiará todo: tal vez un giro inesperado en el río, o una luz que parpadea y alerta a la mascota de que no todo es lo que parece. ¿Qué crees que ocurrirá?Malania
Imágenes: Rox E. S.
ATARDECER DORADO
El sol se oculta tras un velo amarillo,
en la vastedad de un cielo anaranjado.
Las sombras se estiran, se hacen lentas,
mientras la brisa acaricia el mundo callado.El gato negro duerme, tranquilo,
su cuerpo reposa como molde petrificado.
En la cama, su ser se extiende en paz,
donde el tiempo se detiene, suspendido, marcado.El dorado se derrama en cada rincón,
mientras el sueño del felino se adueña de la habitación,
y el día se apaga en un suave suspiro,
quedando el eco de la luz como un latido tardío.Malania
Imágenes: Rosana G.B. y M. Julián T.
EL SIN SENTIDO
Desde el suelo que pisaba
nada podía ocultar.
Tampoco había historias que crear.
No le fue fácil esconderse,
lo superficial de su conducta era evidente.
También había pisado otros suelos,
y todos le han parecido sin sentido.
Por más que quiera, de donde ahora está
le es casi imposible alejarse.
Ha echado raíces muy profundas,
y aunque ya no pueda dar nuevos frutos,
no se puede alejar de la tierra que lo aferra.
La forma violenta y decidida no es lo suyo,
y la comodidad de la vida lo mantiene
lo aferra cada día más.
Aunque no puede rechazar
recibir el calor humano de ocasión
sin que le pregunten…
qué, cuándo, cómo ni por qué.
Hay alguien que desde afuera
lo sostiene, lo soporta, puede apoyarlo.
No pregunta, solo olvida y perdona.
No juzga, no recrimina
e incondicionalmente, está ahí,
en algún lugar del planeta.
Le gustaría cambiar de aire,
cambiar de parecer, salir del confort.
Pero ese miedo al cambio, al equivocarse,
al empezar de nuevo, lo aterra.
Ya ni sabe qué es primordial,
si el sentir o el hacer.
No sabe si está ocupando el tiempo en algo superficial
o lo que lo entretiene es correcto.
En fin…su sentido hoy no tiene sentido
es por eso que dice:
estoy en medio del sin sentido de encontrar.
Y me pregunto:
¿Qué es lo que pretende encontrar?
¿Es que realmente busca algo con sentido?
Solo él lo sabrá.Malania
Imagen: J. G. T.
ÉL NUNCA LLEGÓ
Una vez una mujer, con unos años menos de los que hoy tiene, llegó a la terminal de ómnibus de una gran ciudad. Bajó de un micro de larga distancia, tomó su teléfono y marcó un número. Al otro lado, se escuchó el Hola del dueño del móvil al que había llamado. Pero de inmediato se cortó la comunicación. Y a pesar de su infructuosa insistencia, el sonido del contestador no hacía otra cosa que comunicar que la persona con la que intentaba hablar, había apagado su celular. La señora enmudeció, brotándole lágrimas de sus ojos. Permaneció parada un rato frente a una de las escaleras de la terminal, lo necesario como para dar tiempo a que él llegara, la persona a la que había llamado. Pero nunca apareció (ese día) y debió tomar cualquier otro medio para llegar a destino. Con un nudo en la garganta, la señora llegó a destino. Bajó su pesada maleta, la subió escaleras arriba y una vez dentro de su habitación desempacó lo necesario como darse una ducha y salió a caminar. Caminó las calles de la ciudad con sus ojos nublados y la mente en blanco, hasta conseguir un poco de calma y serenidad. Ese día la mujer hubiese sido Feliz si escuchaba que alguien que ella tanto amaba, le dijera aunque sea Te Quiero.
Malania
Imagen Propia