• Poemas

    VIDA

    Una meta y un destino,
    es lo que construimos
    cada día y en silencio,
    recorremos el camino,
    deseando que aminore
    nuestras luchas, nuestras penas,
    y lleguemos al final
    de esa terrible jornada
    con sonrisa de alegría,
    para no transmitir a nadie
    nuestro cansancio del día.
    Los tiempos han cambiado.
    Este mundo está perdiendo
    los estribos de la vida.
    Hay caminos de locura
    sin control y sin medida.

    Malania

    Imagen: Gerardo S. V.



    
    
     
    
    
  • Poesía

    LOS CACTUS DEL PUERTO

    En el puerto de Barcelona,
    donde el cielo celeste se funde
    con el azul profundo del mar,
    se alzan los barcos, majestuosos,
    como sueños anclados en el horizonte.

    La gente pasea,
    un río de pasos y sonrisas,
    mientras el sol acaricia sus rostros
    y el viento juega con sus cabellos.

    Los cactus, en su silencio espinoso,
    vigilan desde las rocas,
    guardando historias de tiempos pasados,
    susurrando secretos del desierto
    al abrazo salado del mar.

    El puerto es un lienzo vibrante,
    donde cada día pinta nuevas aventuras,
    y el cielo celeste, testigo eterno,
    se extiende infinito,
    como el deseo de todos aquellos
    que sueñan con horizontes sin fin.

    Malania

    Imagen propia

  • Cuentos

    INCENDIO

    Era una tarde calurosa, con el sol brillando con intensidad sobre los campos en parte verdes, en otras, dorados. En una pequeña aldea, las familias se dedicaban a sus tareas diarias, disfrutando de la tranquilidad que ofrecía el entorno rural. Sin embargo, esa calma estaba a punto de ser interrumpida de una manera inesperada.
    Como lo hacía habitualmente, Pedro, un joven granjero, estaba trabajando en su huerto. Mientras plantaba verduras, vio una columna de humo elevándose a lo lejos. Al principio pensó que era una fogata de algún vecino, pero pronto se dio cuenta de que el humo se estaba volviendo más denso y se extendía rápidamente.
    Pedro dejó sus herramientas y corrió hacia la colina que le ofrecía una mejor vista. Lo que vio le heló la sangre: un incendio se había desatado en la ladera opuesta, y el fuego se estaba extendiendo rápidamente hacia su dirección. El viento norte soplaba fuerte, empujando las llamas hacia los campos que había trabajado tan duro para cuidar.
    Sin perder tiempo, Pedro comenzó a alertar a sus vecinos. Con su voz resonando en la tarde calurosa, corría de casa en casa, llamando a todos a la acción. – ¡Hay un incendio en el campo! ¡Tenemos que ayudar a apagar el fuego! ¡Llamemos a los Bomberos!  
    Los aldeanos se apresuraron a salir de sus casas, algunos en estado de pánico y otros con una determinación feroz. Las familias se reunieron, recogieron a sus animales y se dirigieron al punto más alto de la aldea, lejos del fuego. Mientras tanto, Pedro y un grupo de hombres comenzaron a organizarse para luchar contra el incendio.
    El fuego avanzaba rápidamente, y pronto las llamas comenzaron a devorar los campos de trigo y las zonas boscosas. Pedro sabía que necesitaban una estrategia para frenar el avance del fuego. Decidió dividir a los aldeanos en equipos para trabajar en varios frentes. Algunos usaban cubos de agua y mangueras para intentar controlar las llamas, otros cortaban ramas de árboles y con eso golpeaban los pastos más cortos para apagarlo.
    A medida que avanzaba la tarde, la lucha contra el incendio se volvía cada vez más difícil. Los hombres estaban agotados, y las mujeres se turnaban para llevar agua y aliento a los que estaban en el frente de batalla. A pesar de sus esfuerzos, el fuego seguía avanzando, consumiendo todo a su paso.
    Justo cuando parecía que todo estaba perdido, llegó una brigada de bomberos de la ciudad vecina. Habían escuchado las noticias del incendio, alguien dio aviso de lo que estaba sucediendo, y acudieron en ayuda. Equipados con camiones de agua y mangueras de alta presión, se unieron a la lucha y, finalmente, lograron controlar el fuego.
    La noche cayó, y el incendio se extinguió, dejando tras de sí una extensión considerable de campo quemado. Los aldeanos, aunque cansados y tristes por la pérdida, estaban agradecidos por la ayuda recibida. Se reunieron en la plaza de la aldea para celebrar su valentía y el esfuerzo colectivo que les permitió salvar vidas y propiedades.
    Pedro, exhausto pero satisfecho, miró los campos quemados y su huerto intacto, porque gracias al riego artificial que hacía poco había instalado, el agua no permitió que el fuego avance en ese sector y en otros cercanos. Agradeció a Dios por la comunidad que estaba unida y que juntos podrían superar cualquier desafío.
    Así, aunque el incendio dejó cicatrices en el campo, también fortaleció los lazos entre los aldeanos y demostró el poder de la solidaridad en tiempos de adversidad.
    En el aire flotaron preguntas y hasta hoy quedan recuerdos: ¿Cómo se produjo el incendio? ¿Una botella de vidrio que alguien tiró y quedó expuesta al sol? ¿Una colilla de cigarrillo?
    Sobre todo en días de calor intenso, se deben tomar precauciones para evitar este tipo de accidentes.

    Malania

    Imagen: Bomberos

  • Poesía

    LAPACHOS

    Los lapachos florecidos
    nos saludan al pasar
    los hay blancos y amarillos,
    se mecen con el viento
    cerca del río, lejos del mar.

    También hay de otros colores
    lila, algunos morados y otros rosa
    los pétalos deshojados por el viento
    alfombran y tiñen las baldosas.

    Cuando se cubren de flores
    anuncian buen tiempo, sin heladas,
    los pájaros alegran con sus trinos
    y el sol calienta desde la alborada.

    Malania

    Imágenes: Ninet

  • Cuentos

    EL TERO TICO

    En un vasto campo de verdes praderas y colinas suaves, vivía un tero llamado Tico. Era conocido por su elegante plumaje gris oscuro, negro y blanco y su característico grito agudo que resonaba a gran distancia. Cada mañana, al alba, Tico se levantaba temprano para recorrer su territorio y asegurarse de que todo estuviera en orden.
    Un día, mientras exploraba cerca de un arroyo, Tico vio algo inusual: una bandada de aves desconocidas había llegado al campo. Eran aves grandes con plumaje brillante y un comportamiento algo extraño. Tico, siendo el guardián del campo, decidió investigar. Voló hacia ellas con su característico vuelo enérgico y les preguntó qué hacían allí.
    Las aves le respondieron que estaban buscando un lugar seguro para anidar. Tico, siempre dispuesto, les ofreció su ayuda para encontrar el lugar perfecto. Juntos exploraron el campo, y Tico les mostró los mejores lugares para construir sus nidos, asegurándose de que estuvieran alejadas de los depredadores y con suficiente comida cerca.
    Con el tiempo, las aves nuevas se establecieron allí y, bajo la guía de Tico, el campo se llenó de vida y color. Él se convirtió en un amigo querido para las nuevas aves, y su grito ya no solo resonaba en ese lugar, sino que también se mezclaba con los nuevos cantos que llenaban el aire.
    Así, el tero demostró que ser un buen guardián no solo significa proteger tu hogar, sino también ayudar a otros y hacer nuevos amigos. Y así, el campo se convirtió en un sitio amplio, aún más alegre y armonioso gracias al espíritu generoso de Tico.

    Malania

    Imagen: Roxana E. S.

  • Prosa Poética

    BAJO LA MISMA LUNA

    Cruzando valles se va,
    camina lento en su soledad llena de silencio.

    Carga una pena, deja una lágrima
    y el viento parece hablarle como diciéndole quien sabe qué.

    Va con la luna iluminando el camino, lleva sus sueños,
    vive feliz aunque la vida le haya quitado recuerdos.

    Canta alivios, escribe versos que hablan por sí solos,
    abraza las ganas dejando ir alguna ilusión.

    Bajo la luz de la luna, consigo el tiempo,
    pasan los días marcando años de tanta nostalgia.

    Todo es ayer con el hoy lado a lado mirando a lo lejos,
    buscando lo que no ha de volver mientras sigue marchando.

    Autor: Miguel Márquez

    Imagen de la red.

  • Prosa Poética

    A VECES

    A veces las palabras enmudecen, el verbo no acude, el silencio se impone y el latido se acelera cuando el alma habla sublimando el instante en que acontece lo más bello.  A veces las preguntas no importan, los obstáculos no impiden el movimiento, mis cielos flotan y se dispersan en la inmensidad de tu universo. A veces se acrecienta la intensidad del deseo por detener el tiempo, paralizar la maquinaria que envuelve con su sonido el transcurrir del tiempo y permanecer en la misma constelación en que nuestras almas vibran eternamente.

    A veces, ocurren cosas tan espectaculares solo con tu recuerdo que no necesito verte para sentir en mí el suave fluir de tu aliento. A veces, muchas veces, tantas veces como mi corazón te llama, tantas veces como mi alma te presiente, tantas veces como en sueños tus visitas se prolongan en las horas en que mis desvelos te pertenecen, en los momentos de calma cuando solo tu respiración se escucha desde mi silencio.

    A veces, muchas veces, casi tantas veces como años tiene la noche de los tiempos me elevo hacia los crepúsculos sabiendo que entre los rojos fuego del firmamento me esperas y me abrazas confundiéndonos con lo etéreo.

    A veces, muchas veces, no es necesario que estés presente físicamente, tu recuerdo puebla mis noches, tu alma conmigo danza, tu corazón palpita al unísono con este corazón que no requiere pronunciar palabras para expresar el amor que mi Ser hacia el tuyo siente.

    Siempre, y no solo a veces, el cuerpo se delata y se agita al compás del melódico latido de los corazones que se abrazan, de las almas que se reconocen, se acarician y se estremecen al contacto de las vibraciones que ambas desprenden. A veces con desesperada nostalgia se extrañan, se buscan y se encuentran bajo el sutil manto de estrellas que el Universo les ofrece como morada eterna.  

    Autora: Escritora española Marina Collado Prieto

    Imagen de la red

  • Poemas

    SÉ QUE NO PUEDO OLVIDARTE

    Quisiera echarte a un lado,
    dejar pasar el tiempo y seguir andando.
    Estás en mis pensamientos,
    mi voz te llama mientras la mirada te busca.
    Sé que no puedo olvidarte,
    nunca podré, porque quedó muy dentro
    un gran dolor que dejó tanta tristeza.
    Camino en la soledad con un vacío
    guardando nostalgia,
    siento irse las palabras llenas de silencio.
    Sé que no puedo olvidarte,
    jamás sabrás tanto te extraño,
    a través de los años no pierdo la esperanza
    aunque sé que no habrá regreso.

    Autor: Miguel Márquez

    Imagen: Propia (Malania)

  • Relatos

    EL PUEBLO DONDE NACÍ

    Es un lugar donde todos nos conocemos, sabemos quién vive ahí en esa esquina del centro, también allí en la casita solitaria más alejada.
    Saludamos cada vehículo al pasar que nos toca bocina, al que nos grita llamándonos.
    Charlamos en nuestra plaza con el que se ponga, de fútbol o de política.
    En el pueblo donde nací encuentro tanta amistad viviendo en mis recuerdos.
    Se, todo cambia con el paso del tiempo pero, su gente no pierde su esencia andando sin llevar prisa por los caminos que da la vida.

    Autor: Miguel Márquez
    Imagen: propia. (Malania)

  • Poesía

    A MI PUEBLO NATAL

    Oh, mi pueblo, tierra de mis raíces,
    donde el tiempo parece detenido,
    en tus calles guardo tantos recuerdos felices,
    en mi alma, preservados.

    En tus plazas, bajo el sol radiante,
    se congregan los sueños y anhelos,
    y en cada esquina, un rincón amante
    que acoge los suspiros más sinceros.

    Tus campos verdes, tus sierras altas,
    testigos de mi infancia y juventud,
    guardan secretos de historias exaltas,
    en cada brisa, una eterna virtud.

    A ti, mi pueblo, te dedico versos,
    como tributo a tu eterna belleza,
    en cada letra, mis más fieles esfuerzos
    por capturar tu esencia con destreza.

    Que aunque me aleje, siempre en mi corazón,
    tu imagen perdurará, firme y serena,
    pues eres tú, mi eterna inspiración,
    mi refugio, mi hogar, mi querida tierra.

    Malania

    Imagen: Propia