DESPUÉS DE NAVIDAD
Después de la Navidad comenzó a deshelar en los prados, formando pequeñas islas y cuando salió el sol, desaparecieron. Las hojas de los árboles reflejaban su brillo y de a poco iban cayendo gotas como lágrimas transparentes. Pero pronto la lluvia se llevó las lágrimas frías y besó a hojas y ramas, mezclándose con el viento que llegaba desde el otro lado del océano para saludar a los que ya habían festejado el nacimiento del Niño Jesús. También la niebla se hizo presente para formar un paisaje diferente.
-La niebla en la ciudad no está tan densa como aquí- dijo el chofer del auto que se detenía delante de la entrada a un hotel. La pasajera lo miró y sin responder, bajó por la puerta trasera y se dirigió a la recepción.
Un hombre se acercó al coche y pagó por el viaje. Volvió hacia la puerta, agarró su pequeña maleta y se subió tomando el asiento del acompañante. Ella los observó partir. Vio la mano de él saludándola ¿Sería un Hasta Siempre? Después la imagen se volvió borrosa y la niebla se lo tragó.
El hombre tomó un vuelo hacia la región cálida del continente transoceánico. Cuando llegó a su casa, lo esperaban sus hijos y sus mascotas. Recibiría con ellos el Año Nuevo, pero no sabía a ciencia cierta cuánto tiempo se quedaría, quizás hasta el inicio del otoño. Se sentía muy bien en ese lugar donde había pasado su niñez. Lo único que le faltaba eran sus padres que ya habían partido de este mundo.
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Malania
Imagen de la red