Mi corazón se enternece cuando me abrazas, me hace más llevadera la vida, me da la bienvenida a un nuevo día lleno de esperanza y alegría. Si el día se presenta triste un abrazo puede arrancarme lágrimas. Pero siempre reconforta el alma. Un abrazo no se lo da a cualquiera se lo damos a quien de verdad queremos. Es algo grandioso, es un gesto sobreentendido porque no hacen falta palabras para decir: “te quiero”, “gracias por estar”.