DESPUÉS DE LA LLUVIA
A algunos, el tiempo lluvioso les abate los ánimos. Pero hoy pueden reír y dejar de quejarse porque el cielo se ha despejado y el sol se cuela entre la vegetación, cubriendo con sus rayos el sendero de tierra roja.
El olor a café se extiende por toda la casa, incluso hasta el portón de entrada, donde se mezcla con el aroma de tierra mojada que ha dejado la reciente lluvia.
El campo es como una isla en el océano, un lugar cálido y seguro en medio del mar tempestuoso.
El café para algunos y el mate para otros les cambia el estado de ánimo, charlan y ríen contando anécdotas, la vida vuelve a parecerles divertida y planifican el trabajo del día felices y contentos.
Los mosquitos, por la humedad acumulada danzan alrededor de mis tobillos desnudos y de mis brazos desprovistos de mangas, pero nadie se percata de ello. Entonces mojo mis manos y los voy atrapando uno a uno. Con las manos húmedas es más fácil.
Hace buen tiempo, brilla el sol y brillan las miradas con ánimo de seguir trabajando.
¿Qué importa los mosquitos? ¡A trabajar se ha dicho!
Malania
Imagen: R. A. M.