CON MÚSICA TODO ES MEJOR
El mundo no es una descabellada fantasía
cabalga formando una aleccionadora historia
de zonas y vínculos heterogéneos.
En oriente
copos de nieve vagabundos devanean
con centelleantes estrellas
al compás de la brisa nocturna.
En occidente
las flores dan rienda suelta
a los colores de primavera.
Mientras en otros lugares
aludes apocalípticos
montaña abajo ruedan;
verdes y grises con diferentes tonalidades
se confunden en cadenas
de montañas montadas unas sobre otras;
la orografía heterogénea
se modifica ondulada, fracturada.
En la travesía el agua rasga
cicatrices profundas de playas y riberas
mientras los artistas imitan
rasgando las cuerdas
alegrando al mundo
con sus guitarras de madera.Malania
Imagen propia.
REAL Y FABULAR
La vida estaba allía punto de brotartopándose con el sol.Aspiró el airecomo si necesitara revivir.Se detuvo el tiempoy la distancia desapareciófrente a un horizonte en llamas.Susurró tu nombreque nació de prontoen la todavía tibia memoriaanunciando una primaveraen pleno inviernodescubriendo tonos rosasdesde el blanco de tus manos y piestransformando el paisajeen dorado oleajede la luna sobre el río.Bebió en el espejo mojadoel eco del vientobajo el perfumede las nubesy de las estrellas escondidas.Ella se estremeciócuando vio brotarentre la hierba frescalas flores silvestresasomando sus primeros capullos.Apoyó su cabezasobre una piedrapulida por el aguay se sintió feliz viéndotea través de sus pupilasaún hundidas bajo sus párpadosconscientede que esta historia fuera una fábula.MalaniaImagen propiaDÍA DISTINTO.
“Día frío, especial para quedarme en casa y disfrutar de mucha tranquilidad y mi soledad”, pensó Rita esbozando una sonrisa. Era sábado. Se levantó de la cama más tarde de lo que acostumbraba y como era habitual, se desperezó bajo la ducha tibia y reconfortante. “Hoy no estás para compartirla” se dijo en el momento justo en que sus manos espumosas dejaban al descuido el jabón rosa que le traía recuerdos. El ritual posterior no fue diferente al de todos los días: secador y cepillo para el cabello, crema y loción para el cuerpo, delineador y labial para no verse con una simple cara lavada, todo como si hubiera adivinado lo que la esperaba. Preparó unos mates, colocó la yerba, un poquito de azúcar, y apenas media cucharadita de manzanilla. Lo sacudió como para mezclar todo y echó un chorrito de agua fría sin mojar toda la yerba, luego el agua a punto, listo como para cebar la infusión. Esperó unos minutos y colocó la bombilla. Los primeros sorbos que suelen venir acompañados de polvo de la misma yerba mate, los escupió a la pileta. Recordó las cascaritas de naranja, por lo que desenroscó la tapa del frasco y tomó varias que ya estaban secas (Las cascaritas ella misma las preparaba cuidadosamente, tomando solo la parte anaranjada sin la corteza blanca amarga, dejándolas secar al aire libre y al sol). Estaba feliz por el día que la esperaba. Ni siquiera iba a cocinar porque había comida en la heladera y solo faltaba calentarla antes del almuerzo.Bastó que se sentara ante la computadora (servidor) para que sonara el teléfono.-¡Hola! ¿Cómo estás? ¿Cómo será tu día hoy? ¿Estarás muy ocupada? –la voz al otro lado del hilo no le dio tiempo de elegir respuesta.-¡Hola! Bien! Nada especial para hoy. ¿Por qué? –recordó que tenía que salir a las cuatro de la tarde a visitar a un alumno para explicarle un tema de matemática, y se lo dijo.-Entonces voy a visitarte –dijo con tono decisivo.-Está bien –respondió la dueña de casa con el pensamiento puesto en que su día no sería el mismo de como lo había planeado.Tomó unos mates, encargó empanadas para reforzar el almuerzo, revisó su correo electrónico, escribió un par de comentarios en algunas de las Comunidades a la que es asidua visitante, y sonó nuevamente el teléfono.-Ya estoy cerca, ¿puedes salir a mi encuentro?-Ahí voy –respondió Rita.Era casi mediodía cuando se encontraron. -Entre sus domicilios había más de hora y media de viaje-. El almuerzo transcurrió con amena charla. Sobre todo la de la visita que no se callaba ni para masticar los alimentos. Contó historias y más historias. Rita que acostumbraba a estar en silencio hasta cuando escuchaba la radio o sintonizaba un canal de televisión, -el volumen no supera los 20 decibeles-, estaba segura que Marta sobrepasaba al doble de ese volumen, hablaba a los gritos. En bien de sus oídos quería decirle basta, pero su corazón y su alma la invitaban a tener paciencia ya que la grata visita (dentro de todo, grata) no sería para mucho tiempo. La hora se aproximaba, Rita avisó que pasaría al cuarto a cambiarse de ropa, porque el ambiente no estaba para andar desabrigada. Se calzó las botas, tomó un abrigo grueso y se sentó a esperar a que Marta terminara la casi última charla como visitante. Rita se aseguró de que todo esté cerrado, hasta las llaves de luz y calefacción.Caminaron juntas, Marta del brazo de Rita por temor a tropezar con una baldosa suelta, que en este barrio y muchos otros, abundaban. Llegó el tren a horario y ambas ascendieron. Rita bajó tres estaciones antes de la que iba su amiga para hacer combinación. Pero la historia no terminó ahí, y el día realmente se presentaba distinto.Ya en casa de su alumno, se dispuso a explicar los temas demandados. Había pasado una hora cuando comenzó a sentir que su olfato no le fallaba y desde la cocina un reconocido olor se expandía por todo el dos ambientes. El aroma particular y penetrante como molesto, salvo cuando se está dispuesto a comer al amigo del colesterol, comenzó a nadar hasta impregnar los cabellos limpios y prolijamente peinados, el abrigo colgado de un perchero y los poros de su piel perfumada. Rita solo pensaba en llegar al final de la clase. El olor a quién sabe qué cosa frita con aceite de mil usos, le había quitado hasta las ganas de ir pasar por la parroquia y asistir a la misa vespertina. Se sintió tan mal que lo único que quería era hacer lo que hizo: llegó a su casa, se desvistió, colocó su ropa en el lavarropas (lavadora) y respiró profundo bajo la ducha tibia.SUS PIES BLANCOS
No deseaba revelar su propia historia,una trama de cicatrices y quemaduras interioressobrecargado de mensajes que ella le enviaba.Él sabía lo que eso significabapero no sentía culpa ni arrepentimientotampoco quería la calma.No escuchaba, no veía ni tampoco hablaba.Anochecía, con la sensación de la arena blancabajo sus pies blancos y una muralla blancabajo el sol blanco, en señal de pureza.La luminosidad que lo envolvíaafilaba la lejana figura femeninaal verla partir por las vías del tren.Aspiró una bocanada de airecomo para dar alivio a su corazón.Tal vez no se atrevía a revelarsu deseo de partir con ella.Mientras el fuego centelleabaél palidecía con el viento.A veces es mejor no saber nada …a pesar de haber sabido quedesde antes sabía que lo sabía.Las olas temerosas de su ir y venirretrocedieron hacia el mar tranquilocuando el solse apoderó de la inmensidad del húmedo lechoregalándole calory esperanza de volver a verla.Malania.
Imagen: propia.
SAN VALENTÍN
Un poco de historia
Hoy, día de San Valentín, el mundo lo celebra. El 14 de febrero es una fecha para festejar el amor.Pero cómo nació la idea del 14 de febrero.En la antigua Roma se adoraban a muchos dioses pero el del Cristianismo estaba prohibido, se los perseguía a quienes lo practicaban y hasta los mataban. A pesar de esto, había sacerdotes que predicaban los Mandamientos y propiciaban que la gente se casara bajo el ritual cristiano.Valentín fue uno de los que se dedicó a casar parejas aun cuando estaba prohibido. El Emperador aseguraba que los soldados casados no eran tan buenos y eficientes como los solteros porque los casados tenían más compromisos, querían regresar a sus casas para estar con sus mujeres y familia, mientras que los solteros no tenían a nadie que los obligara a volver.Cuando el Emperador se enteró de que Valentín celebraba casamientos en secreto, lo mandó encarcelar. El sacerdote intentó cristianizarlo y aunque en un principio Claudio II se sintió atraído por esta religión que los mismos romanos perseguían y por la que tantos morían, los soldados y el propio Gobernador de Roma lo obligaron a desistir y organizaron una campaña en contra de Valentín que terminó con el pedido del propio Emperador de que se lo procese y asesine.El oficial Asterius, encargado de esa misión, quiso ridiculizar y poner a prueba a Valentín. Le retó a que devolviese la vista a una hija suya, llamada Julia, que nació ciega. Valentín aceptó y ocurrió el milagro de devolverle la vista.
Este hecho convulsionó a Asterius y su familia, quienes se convirtieron al cristianismo.Pero nada hizo cambiar la idea del Emperador y San Valentín fue decapitado el 14 de febrero del 270 d.C. (después de Cristo) Así, Valentín perdió la cabeza por amor… amor a Dios, a las parejas que se amaban y a su propia amada, la hija de Asterius.Malania
Fuente e imagen: de la red
UNA HISTORIA EN UN POCILLO DE CAFÉ
Sentado en una esquina,
sus palabras nacen
como agua de vertiente,
para hacer de ellas
un precioso poema,
donde laten
el naciente y el poniente
de un horizonte
olvidado
hoy no contemplado.
El aroma del café
le susurra una historia
acariciada por el vapor
que emana de la taza ardienteMalania.
Imagen de la red.
COMO COYUYO ENAMORADO
¿Por qué cantamos los tucumanos? POR AMOR, por supuesto…
Es una historia que viene de lejos, de la infinita profundidad de tiempo. Y porque alguien nos enseñó que hay que tener esperanza: es el COYUYO. Aquí una historia, bien tucumana:
Arrancó la primavera, y ya tenemos coyuyos enamorando coyuyas con su canto, en los árboles del parque más elegante de la ciudad capital del Tucumán.Quisiera contarle al mundo esta primicia exclusiva: Hoy, 3 de noviembre de 2016, alrededor de las 19 horas y en las inmediaciones del Parque 9 de Julio de la ciudad de Tucumán, más precisamente en la copa de sus frondosos y bellos árboles, el primer coyuyo de la temporada ha vuelto a cantar tras un largo silencio invernal.
Su chirrido estridente despabiló a los transeúntes ocasionales que se miraron unos a otros diciendo: «ya se viene el verano, ya se viene el verano».
Un porteño desprevenido que pasaba por el lugar, desconocedor de este insecto de cuerpo ovalado, verde oscuro, cabeza gruesa y ojos prominentes, típico del noroeste argentino, levantó las cejas mirando para todos lados, buscando algún aparato artificial de grandes dimensiones que se ven en las grandes capitales, preguntándose si acaso ese ruido ensordecedor no provenía de uno de esos cosos.
El coyuyo, que en quechua significa «silbador», hace música con unas membranas llamadas timbales y sacos con aire que funcionan como cajas de resonancia, en la base del abdomen. El que canta es el coyuyo macho, ya que las hembras de esta especie carecen de este órgano productor de sonido. El coyuyo macho es un ser exquisitamente romántico, ya que canta por amor; canta para enamorar a la coyuya con la que luego tendrá sus hijitos.
En Santiago del Estero, por ejemplo, este animalito gusta cantar en las horas de calor de la siesta, en los algarrobales. Hay quien le atribuye virtudes mágicas diciendo que al cantar ayuda a florecer al algarrobo. Lo cierto es que en Tucumán, con la llegada de los primeros calores, el coyuyo afina su voz al atardecer y canta por amor. Su música dura lo que el verano y sólo se interrumpe por mal tiempo. Con la llegada de los primeros días frescos del otoño, su voz se apagará para siempre. Entonces los transeúntes dirán: «Ya se ha ido el verano, se va con el coyuyo y el carnaval».
Mientras tanto, la noticia más importante es esta: ya hay coyuyos enamorando coyuyas con su canto, en los árboles del parque más elegante de la ciudad. Quien quiera oír que oiga. Es al atardecer. Y es gratuito.Texto gentileza de R. E. Ch.
Imagen de la red.
Otro tipo de coyuyo, el de EEUU REDES Y MÁS
Te conocí un día,
estabas en línea
en una red de fantasía.
Me pediste seriedad
a lo que accedí enseguida.
Hablamos un poco
y mucho al otro día;
me relataste lo que había
en la larga historia de tu vida.
Y así fueron sucediéndose
mensajes, fotos y poesías,
pero nunca imaginé
que personalmente te vería.
Compartimos la cena
en una pizzería
de la gran urbe que hasta hoy,
es mi ciudad preferida.
Mientras yo me deleitaba
contemplando tus ojos verdes
y semblante alegre,
hablaste hasta por los codos
y me entretuve mucho
con tus anécdotas divertidas.
Me contaste de mujeres,
unas odiadas y otras amadas,
de tu madre, de tus tías
y alguna prima, la que más querías.
También de tu colección de corbatas,
cienes de camisas y algunos trajes
todavía guardados y embolsados,
arrugados en su mayoría.
Transcurridas varias horas
me dejaste en el hotel
con un beso en la mejilla.
Hoy me has contado
lo que yo ya presentía:
los aires del océano
te envolvieron y te ofrecieron
algo maravilloso: el amor
de una figura femenina,
la que quizás podrá ser,
en breve o algún día,
la mujer de tu vida.
Soy feliz con la noticia
te mereces lo mejor
por todo lo transcurrido
en tu camino de vida.Malania
A ALZAR LAS VOCES
Lloran las nubes
en un otoño frío
y el sol oculto.Descansa el día.
En la noche y el ocaso
la luna brilla.Pero ella no se anima.
Tirada en su cama
la encontré llorando.
Afuera,
cesó la lluvia;
adentro,
la inundan sus lágrimas
mojando su almohada.
No es rosa, pero es gris.
No es blanco, pero es negro.
Así es el temperamento
del hombre que la acompaña.
Pero ¿realmente la acompaña?
La zarandea, la lastima.
Propina insultos,
golpea puertas,
y también a ella.
Eso no es vida
eso es violencia.
¿Por qué no lo deja?
Porque ella lo ama.
Porque hay factores
que a él la atan.
Nunca trabajó fuera de la casa
siempre la tuvo como esclava.
No tiene familia directa.
No se anima a dejarlo
porque la amenaza.
Necesitan ayuda, ella y él,
pero nadie se anima
a intervenir en esta historia cruel.
¿Qué hacer en estos casos?
Apelar a la conciencia,
para que se guarden
las manos en los bolsillos
de los pantalones y los sacos,
que se muerdan la lengua
antes de emitir palabras
que insultan y destratan,
y podría seguir enumerando
muchas acciones más.
Pero, ¿Esto sirve para frenar la violencia de género?
Recordemos: no solo la sufren las mujeres,
no hay diferencia de sexo ni de edad.
La violencia se instaló en la sociedad
y si no ponemos de nuestra parte
aunque sea algo de nosotros,
nunca se la podrá erradicar.
Hay que alzar voces aquí y allá.Malania
25 de Noviembre: Día Internacional de la Eliminación de la violencia contra las Mujeres.
LA PERRA CHOLITA
Lejos del invierno gris los días previos al de Navidad, y también al Nuevo Año, el hemisferio se cubría de un calor, no solo diurno sino también nocturno, sofocante e interminable.
Los fuegos artificiales aturdían a cualquier hora del día pero más cuando caía la noche.
El día de fiesta se cubría de luces por el aire, como si festejar con pirotecnia era la única manera de recibir a esas fechas con el agregado de abundante comida y bebida sobre todo en hogares más pudientes económicamente.
Uno de esos días, no recuerdo exactamente cuándo, mientras el viento conjugaba a su manera algún verbo, los estruendos terminaron y las luces se apagaron, el silencio fue interrumpido por ladridos de perros, algunos extraviados en el espacio y el tiempo.
Al amanecer,-mi padre siempre se levantaba muy temprano-, encendió la cocina a leña y se dispuso a preparar el mate como lo hacía todos los días. Pero esa mañana fue diferente. A sus buenos y sanos oídos llegaba el gemido de un animal que desde la ventana de la cocina no podía distinguir bien qué tipo de animal era, aunque supuso que era un perro. Y no se equivocó porque al acercarse y levantar las ramas del árbol lleno de flores color naranja, de esas que son las preferidas por mariposas y colibríes, vio a la perra pequeña que estaba acurrucada contra el tronco de la planta. Lo miró muy asustada y quiso disparar pero una de sus patas estaba lastimada y no pudo hacerlo. Mi padre le acercó agua y comida, y la dejó, pensando que se iría luego a buscar su hogar. Pero al rato vio como la perrita color canela caminaba renga hacia la casa. Su mirada con un inigualable brillo y su movediza cola eran signos de agradecimiento por la atención recibida.
Nadie nunca la buscó. Desde ese día fue la fiel mascota y su compañera de caminatas. Mi padre recorría una legua desde la casa del pueblo hasta el campo donde trabajaba prácticamente de sol a sol. Ambos compartían el almuerzo y alguna que otra galleta que comían a deshora.
Un día Miguel, -mi padre- tuvo que viajar a la ciudad para realizar un trabajo en casa de su hermana Julia. Mi hermano mayor lo llevó a la terminal de ómnibus en su Fiat 600 color azul marino. Ninguno de los dos se dio cuenta que Cholita, la perra, se subió y se escondió detrás del asiento entre las cosas que llevaba mi padre para regalar a su hermana. Cuando comenzaron a bajar los productos de campo –zapallo, mandioca, batatas, choclos- la perra se las ingenió y bajó sin que se dieran cuenta. Cuando paró el colectivo, Cholita se mezcló entre los pasajeros sigilosamente, ascendió al transporte y se acostó debajo de un asiento y nadie la delató. Al llegar a la ciudad, Cholita detrás de papá Miguel llegó a la casa de mi tía Julia. Pero como la mujer no soportaba tener animales en su casa, le dio un día de plazo para que la devolviera a su hogar del pueblo. Mi hermano mayor tuvo que hacer ese viaje de cincuenta kilómetros de ida y lo mismo de vuelta, para buscar a la perra.
Mi padre estuvo ausente de su casa durante dos semanas y la perra no quería comer solo tomaba agua y leche, a pesar de la insistencia de parte de mi madre.
Cuando papá Miguel regresó, la perra bailaba de contenta. Recuperó su peso y siguió viviendo feliz junto a su amo.Basada en una historia real.
Autora: Malania
Imagen de la red