CREPÚSCULO
Diferente cada díaentre grises y naranjasen total algarabíacon vientos que merodeanentre árboles y guíasvientos que secuestranhojas sueltas, otoñalesy pétalos de floresrojas, blancas, amarillas.Y al caer la luz del díaun recuerdo: la ausencia.Mis fuerzas se desgastany ante tu silencio decaeel albor de la vida.MalaniaImagen propiaCOTIDIANEIDAD
Para viajar en transporte público desde el barrio donde vivo al centro de la ciudad, hay que hacer combinación en una estación de transferencia. Entre los dos colectivos se tarda aproximadamente 40 minutos. Sumando la espera, en total serían 50 minutos, no más. A veces prefiero y elijo este medio por el horario conveniente a mis necesidades.
Durante el viaje siempre hay alguien quejoso a más no poder, mientras otras personas ni se enteran de nada porque se tapan los oídos con música que suena a través de pequeños auriculares.
– Ayer llovió tanto que no pude salir de casa. Hubiera preferido que saliera el sol antes de que cayera tanta agua. La lluvia entorpece mi trabajo porque no puedo salir a vender por la calle- dijo una mujer llamada Teresa.
– Sí, pero ya hacía falta agua para las plantas- dijo la otra que estaba sentada al lado, Rina.
– Está bien, pero si no vendo no gano dinero necesario para comprar la comida.
– Y qué haríamos si no lloviese nunca- preguntó la otra.
– Tendría que llover solo por las noches- respondió.
– ¡Mirá vos! Como si pudiéramos planificar el tiempo y acomodar a nuestro gusto y antojo.
– No, pero sí- dijo Teresa.
– Mirá, creo que tenemos que ser agradecidos por lo que tenemos. Hay lugares que sufren la falta de agua y nunca escuché que se quejen.
– Seguramente hablaste con cada uno de ellos por eso sabes tanto- respondió con tono irónico.
– Contigo no se puede hablar porque si no te quejás de una cosa, te quejás de otra.
No sé cómo te aguanta tu marido.
– Si tuviese marido no estaría trabajando así, vendiendo en la calle.
– ¿Y por qué no? Yo tengo marido y también salgo a trabajar.
Una jovencita que iba sentada en el asiento detrás de las mujeres, se levantó y enojada les dijo:
– A ver si se callan un poco, yo tengo un examen y necesito aprovechar el tiempo para leer.
Las mujeres la miraron y sin hacer caso, siguieron discutiendo sobre qué estaba bien y qué no.
A todo esto se metió un hombre mayor, defendiendo a la muchacha.
– ¡Señoras! ¿A quién les importa los temas que ustedes están discutiendo? ¿Por qué mejor no se bajan y se sientan en una plaza para hablar de lo que quieran?
Teresa, que estaba muy ofuscada con todos y hasta consigo mismo, dijo:
– Mire señor, usted mejor no se meta. ¿O es que la señorita le interesa y por eso la defiende? Dijo refiriéndose a la estudiante.
El colectivo se detuvo y muchos pasajeros descendieron, entre ellos Teresa y la estudiante.
Rina y el hombre continuaron viaje sin emitir palabra.
Esta vez fue leve la discusión. Pero he escuchado y visto cómo hay gente irrespetuosa, a la que no le importa nada. Sobre todo a los que no respetan las filas para ascender al colectivo. Madres que mandan a sus hijos que empujen a la gente para subir antes que todos y les reserven asientos. En fin, los avivados de siempre y los mal educados o mal aprendidos, como mejor quieran interpretarlo, hay por todas partes.
¿Dónde han quedado nuestros valores?Malania
Imagen: de la red
CURIOSO TUCÁN
Las golondrinas,
sobre nuestras cabezas.
Paseo en vuelo.
Entre las hojas,
un tucán amarillo
observando está.Malania
Imagen: R. E. S.
TACURÚ
Los tacurúes son construcciones de tierra hechas por hormigas. Allí viven y a veces la comparten con termitas. Pueden alcanzar más de un metro y medio de altura.
Suelen elegir predios abandonados, pero el de la foto no es el caso porque la gente circula por allí todos los días y hasta se pueden sentar a compartir unos mates a la sombra de un árbol, mientras lo observa a ver si sale alguna hormiga, pero no. Si no se las molesta, no hacen nada. No se las ve durante el día porque permanecen dentro de su nido.
El nombre científico de estas hormigas es Camponotus punctulatus. Es nativa de Argentina. También se pueden ver los tacurúes a los costados de las rutas.
No comen cultivos, pero los tacurúes son tan duros que no se pueden deshacer fácilmente, por lo que igual ocasionan problemas a los productores ya que se necesitan máquinas para destruirlos antes de sembrar.
Algunos pequeños productores los queman pero no sería ésta la solución.
Armar un plan para prevenir su aparición en otros lugares sin utilizar productos químicos sería lo ideal.Malania
Imagen destacada: R. E. S.Imagen al pie: de la web
SIN ÁNIMO
Conmovido por el paso del tiempo,imaginó sin fundamentocada arruga aun inexistente,una línea convertidaen pliegues de humo de cortina,esa que tapa los ojos para no ver la realidad,sin ánimo de vencer dificultades y ser feliz.La rigidez de su pensamientovolvió torvo su rostro y su humor desapacible.Sus abstracciones lo habían transportado muy lejosy su autoestima no le servía siquiera para limar hilos de seda.No quería que otra tormenta estallaraal simple rachear del viento.No se animaba a subirse al crucero del placer.MalaniaDE JARDINES
En los jardines
caracoles dañinos
destruyen plantas.Contra la envidia
los cactus amarillos
han florecido.Es primavera.
En violáceo atardecer
perfuman saucos.Malania
Imagen: N. G.
ANTES DEL ALBA
Antes del alba
extraviada en el tiempo
mariposa azul.Trasnochada ella
una rosa pálida
duerme conmigo.Ya no me alegran
canciones románticas
saben a ausencias.Malania
Imagen: R. E. Ch.
¡GRACIAS!
Gracias por el aire que respiro
y por la sonrisa de los niños.
Gracias por los amaneceres celestes
y las multicolores flores silvestres.
Gracias por la algarabía de los pájaros
cuando se acercan a tomar agua del cántaro.
Gracias por el pan de cada día
y por la armónica vida en familia.
Gracias por el fresco amanecer
y el esplendor del atardecer.
MalaniaImagen propia
FLORES EN LA PLAYA
Verano inquieto
El río se funde al mar
Vientos del Este.
Flores de playa,
fucsias y amarillas
resplandecientes.Malania
Imagen: G. S. M.
MELLA
Aguardaba que saliera la luna,
pero el viento la había tapado con las nubes.El objeto de su vida se marchitaba en una tuna,
y no adornaba el aire el sonido de su bucle.El fuego de su cuerpo ya no adornaba piel alguna,
pero su pasión florecía detrás de una cortina de tules.La oscuridad relucía por una ventana de vidrios fume,
rasgada por puñales de oro viejo sin fortuna.El escaso resplandor de estrellas lúgubres,
ahondaban la mella de su ánimo en pugna.La monserga había llegado a la cumbre.
Malania
Imagen: G. F. T.