• Poemas

    POEMA DE GABRIELA MISTRAL

    ¡De qué quiere Usted la imagen? Preguntó el imaginero:

    Tenemos santos de pino,

    Hay imágenes de yeso,

    Mire este Cristo yacente,

    Madera de puro cedro,

    Depende de quién la encarga,

    Una familia o un templo,

    O si el único objetivo

    Es ponerla en un museo.

    Déjeme, pues, que le explique,

    Lo que de verdad deseo.

    Yo necesito una imagen

    De Jesús El Galileo,

    Que refleje su fracaso

    Intentando un mundo nuevo,

    Que conmueva las conciencias

    Y cambie los pensamientos,

    Yo no la quiero encerrada

    En iglesias y conventos.

    Ni en casa de una familia

    Para presidir sus rezos,

    No es para llevarla en andas

    Cargada por costaleros,

    Yo quiero una imagen viva

    De un Jesús Hombre sufriendo,

    Que ilumine a quien la mire

    El corazón y el cerebro.

    Que den ganas de bajarlo

    De su cruz y del tormento,

    Y quien contemple esa imagen

    No quede mirando un muerto,

    Ni que con ojos de artista

    Solo contemple un objeto,

    Ante el que exclame admirado

    ¡Qué torturado mas bello!.

    Perdóneme si le digo,

    Responde el imaginero,

    Que aquí no hallará  seguro

    La imagen del Nazareno.

    Vaya a buscarla en las calles

    Entre las gentes sin techo,

    En hospicios y hospitales

    Donde haya gente muriendo

    En los centros de acogida

    En que abandonan a viejos,

    En el pueblo marginado,

    Entre los niños hambrientos,

    En mujeres maltratadas,

    En personas sin empleo.

    Pero la imagen de Cristo

    No la busque en los museos,

    No la busque en las estatuas,

    En los altares y templos.

    Ni siga en las procesiones

    Los pasos del Nazareno,

    No la busque de madera,

    De bronce de piedra o yeso,

    ¡mejor busque entre los pobres

    Su imagen de carne y hueso ¡

    Texto tomado de la red.

  • Poemas

    NUBES EN MAHÓN

    Sube el aire,
    formando el rocío,
    sosteniendo las gotas
    suspendidas en el vacío.
    Las montañas ansiosas
    esperan la lluvia
    mientras tanto contemplan
    cúmulos y cirros,
    estratos y nimbos,
    en blancos, azules
    grises y amarillos,
    suplicando que surja
    el aumento de espesor
    para que al fin se produzca
    una precipitación.

                                                                                           Malania 
  • Poemas

    CALÉNDULA

    Nada suntuosa,
    pero sí, admirable
    a solaz yergue su belleza
    cuando se disipa la neblina
    y el sol la ilumina.
    Lejos de las ninfas
    y de oscuras estrellas
    lejos del basural
    de jardines ocultos
    de  vitrales helados
    y espinosas enredaderas.
    Cómplices,  el viento
    y la resquebrajada tierra
    no impidieron
    después de una pesadilla
    que renazcan las gardenias
    y también una caléndula.
    Lejos del mar
    aspiró su propia fragancia
    y creció
    lejos del sopor
    de las aves nocturnas
    con una vida plena
    vestida de belleza
    excede los límites
    de la naturaleza.
    Imagen de la red.
  • General

    HOMBRE DE AYER Y DE HOY

    Muchos eran sus recuerdos, pero los menos numerosos habían hecho más flotantes las nociones del tiempo. Evocaba con alegría, hasta hace poco tiempo, todos los momentos preciosos vividos durante su infancia, adolescencia y juventud.
    Los días de lluvia en la escuela primaria, los juegos de mesa, las tareas agregadas, las pinturas en el pizarrón. El estudio en grupo en la escuela secundaria, los encuentros en fines de semana en casa de alguno de sus compañeros (su padre no permitía que vinieran a reunirse a su casa porque trabajaba todo el día y cuando llegaba a su hogar quería descansar). Durante su juventud las salidas con su amada, a festivales de música folklórica y regional, cines y restaurantes.
    Pero hoy día ya no recuerda nada preciso que pueda prolongar el pasado y cambiar de valor al ser que tiene ante sus ojos cuando se mira al espejo.
    Errores y aciertos que escinden una misma vida entre el hombre que fue y su presente.
    ¿Será el Alzhéimer que tocó a su puerta y él lo dejó pasar?

    Imagen: R. E. Ch.

  • General

    REFULGENTE

    Resplandece,
    ilumina,
    encandila.
    Es el rey de la naturaleza.
    Sin él no tendríamos
    ni luz, ni calor,
    no podríamos sentir
    el aroma de una flor.
    No pide permiso
    y traspasa fronteras
    se baña en el mar
    y en el río penetra.
    Refulge
    por entre las ramas,
    acariciando hojas
    se pasea.
    Y aunque las nubes
    estén opacas,
    ilumina el aire
    y las aceras.

    Imagen: M. J. T.

  • Minicuentos

    VIOLETAS DE VIOLETA

    Era la tercera hija del matrimonio y primera mujer. Se llamaba Violeta, muy  bonita, no tanto como una flor, pero no era fea. La afeaba su forma de ser.
    Un día se enojó con su madre y le arrojó una silla de madera dura, esa que su mismo padre había fabricado. Por suerte la mujer mayor pudo esquivarse y no le hizo daño, pero con la silla rompió dos vidrios de la ventana de la cocina que daba a la calle.
    En el pueblo no se conseguían y mientras tanto, para impedir que penetre el frío viento de invierno, su padre tapó los grandes agujeros provisoriamente con pedazos de madera.
    Esos ataques de nervios solía tener de tanto en tanto cuando su madre la reprendía por algún comportamiento fuera de lugar, o cuando pedía algo que no se le podía conceder.
    Había estudiado en una Escuela Profesional de Mujeres. Sabía confeccionar muy bien prendas a medida y con eso aportaba económicamente a su familia. Quizás ese era uno de los motivos de sus ataques.
    Violeta se casó, tuvo varios hijos. Pero su enfermedad de estrés incontrolable nunca pudo superar, y lo que hacía antes con su madre, también lo siguió haciendo con su marido e hijos. Fue siempre violenta y compulsiva.
    Su hermana menor nunca comprendió el motivo de esa forma de ser.
    A Violeta le gustaban las flores silvestres del color de su nombre.

    Imagen propia.

  • General

    DORONDÓN

     Lo vi con rostro vacilante, incierto como una memoria infiel. Su tez pálida, había dejado atrás el color de antes,  un rosa festivo. Su pelo plateado daba impresión de noble dux. Pero una ligera obesidad lo fatigaba hasta dejarlo dormido luego de ingerir cualquier alimento.
    En contraste a eso, como los árboles que en otoño varían sus colores, pareció cambiar su esencia cuando la vio llegar temblorosa y agobiada por el dorondón. El brillo en sus ojos lo transformó y esbozó una sonrisa que le hizo quitar su amargura. Un fuerte abrazo fue el inicio de su abrigo.
    La vejez a veces se manifiesta como algo moral, y no es permanente el mismo estado de ánimo. Los cambios atávicos desaparecen de un momento a otro según la situación vivida.
    Hoy la niebla espesa y fría los reunió para continuar juntos en la vida.

    Imagen: N.V.S.

  • General

    HELIOTROPO

    Callaba para escuchar el silencio de la sala,
    mientras  tejía maravillosos versos sin artificios.
    Su rostro asalmonado soltaba
    gestos de pasión, dulzura o sorpresa,
    mientras con su mirada recorría
    los cuadros de la galería.
    De pronto se detuvo ante uno
    con predominio del color que más preciaba.
    Sintió un olor fino y suave que de allí brotaba,
    ramilletes de heliotropo aroma a violetas.
    Vaciló si era cierto o estaba soñando.
    Al lado había uno con flores de habas
    pero no percibía ningún perfume.
    Caminó hasta el final de la galería
    y el aroma lo perseguía.
    Volvió al lugar del cuadro de heliotropos
    y envuelto en imaginación de melancólicos paisajes,
    hizo nacer su obra poética.
    Al otro día regresó para comprar el cuadro
    pero este ya no estaba.

    Imagen de la red.

  • General

    LA ROSA AMARILLA

    En el aire flota
    un sentimiento
    transitando
    los bordes aromáticos
    de una flor amarilla
    con pétalos matizados
    por el sol y la tierra.
    Con su belleza
    decorativa
    aterciopelada
    más que traviesa
    muestra el arte
    de la naturaleza.
    No existe espejismo
    es verdadera vida.
    El sol la engalana
    la perfuma
    la ilumina
    y le da color.

    Imagen: N. V. S.

  • General

    RUGE EL VIENTO Y BRAMA EL MAR

    En composición íntima y personal
    con sorprendentes colores sombríos
    aflora detrás de una sonrisa fingida
    la frescura estival
    después de una agobiante jornada.
    Es hermoso contemplar
    la calma del mar en el cielo despejado.
    Pero cuando el sol brilla y quema
    sobre un mar embravecido por las olas
    y el viento frío se despliega
    congelando hasta los tuétanos,
    todos aquellos que todavía
    tienen fuerzas de desear y querer estar,
    continúan tendidos en la playa
    mientras los demás disparan
    y se protegen bajo los aleros y las paredes
    de los edificios y las casas.



    Imágenes propias