• Poemas

    ILUSORIA MAGIA

    Las olas se coronan de espuma,
    y las gaviotas se precipitan
    para ganar espacio.
    Ondulan bajo el viento
    los melancólicos ratos libres
    y al ritmo de los impulsos
    solloza el canto monótono del mar.
    Quizás ella buscaba lo inalcanzable
    y lo que ha sido,
    permanece a lo lejos sumergido
    en el silencio escondido
    entre hierbas y ramas secas.
    Con aventurada e ilusoria magia
    fluctúan adormilados
    los colores de un cielo azul
    aun no estrellado.
    Ella se arropa en la nostalgia de su ausencia.

    Imagen: J. A. T.

  • Poemas

    MARIPOSA DESCALZA

    Una mariposa descalza,
    envuelta en azul brillante,
    en sintonía con las flores
    al compás del viento,
    lleva la atmósfera de poesía
    en sus frágiles alas,
    desparramando alegría
    con turquesa y azabache,
    en un horizonte sin nubes
    camuflado de esmeralda.

    Imagen: R. E. Ch.

  • Poemas

    EL ARTE DE PINTAR

    El color negro solo le gustaba,
    para algunas prendas de vestir,
    pero no para cortinas, sábanas ni alfombras.
    Prefería mantener el encanto de las alondras
    sobre ramas finas de azabache pinceladas,
    sin luces, detrás de las sombras.
    Tras un fastidioso bostezo,
    parecía adormilada,
    contemplando el amarillo y el naranja,
    de sus impecables sábanas,
    y en el lejano horizonte enfocada.
    Maylén, al arte se dedicaba,
    prefería el silencio y la soledad
    y así, muy concentrada, pintaba.

    Imagen: Maylén V. V.

  • Poemas

    REMANDO

    Desde la puerta del granero
    hasta la muralla del castillo
    el hombre forzaba sus músculos
    remando en la triste galera.
    Los cuadernales ordenaban letras
    mojadas con ron y vino tinto
    formando palabras incoherentes
    colgadas del flujo de un aire ido.
    Con poleas y aparejos
    quiso adornar el castillo
    se perdió en el intento
    en innumerables mares vecinos
    Lo  terminó pavonando
    con aroma de tabonucos
    y rodajas de membrillo
    y a las resonantes velas
    con la espuma de su estela.
    Imagen de la red.
                                         
  • Poemas

    SOLO NUBES

    Quisiera quedarme allí,
    con mi cabeza gacha,
    para ver lo que nace,
    cuando enredo mis dedos,
    entre las hierbas anaranjadas,
    donde se yergue el tallo,
    primoroso lleno de vida,
    con su carne y piel arrugada,
    que no se detiene y salvaje,
    se vuelve un rayo fogoso,
    perfumando mis cabellos.
    Quisiera quedarme allí,
    hasta que los ciclones celosos
    me arranquen de tu lado,
    hasta que los rugidos húmedos
    del musculoso volcán,
    te cubran las raíces
    de las hierbas aromatizadas
    por el mar de tus pasiones.
    Quisiera quedarme allí,
    en la soledad de tu silencio,
    entre letras idolatradas,
    en poemas sin sentido
    que demandan amores azules
    donde todo es solo nubes.
    Quisiera quedarme allí,
    para vestir tu lecho
    con pétalos de rosas rosas,
    para cubrir tu pecho
    de húmedos besos,
    sabor a almendra y canela.
    Caen letras sobre mi espalda
    como copos de fuego,
    ensamblados al amanecer,
    letras que son solo nubes.
    Imagen: J. A. T.
                                           

  • Cuentos

    NARANJA AMARGA

    Ana se despertó sobresaltada. Su pequeña de cinco años volaba de fiebre.
    A la una de la madrugada en el pueblo no se escuchaba más que el volar de los mosquitos hambrientos. Menos se podía esperar que haya una farmacia de turno, ya que el farmacéutico vivía en una casa al fondo del terreno, y el timbre, menos el portero eléctrico, no existían, por lo que sería una pérdida de tiempo pensar en conseguir  un medicamento.
    Recordó algunos remedios caseros que su abuela preparaba y sin pensar más se calzó las alpargatas, se vistió un abrigo y salió corriendo hacia la casa de una vecina que distaba unos 200 metros. Por suerte, Sofía era de esas vecinas solidarias que no se negaban a nada. Linterna en mano para alumbrar la huerta, arrancó unas plantas de perejil, las lavó con agua de pozo (no era aljibe, era agua de vertiente), envolvió en papel de diario viejo y entregó a Ana, quien sin siquiera agradecer (dicen que es de mala suerte agradecer por los remedios) dio media vuelta y volvió corriendo a su casa. En ella la esperaba Guido, con el fueguito encendido en la cocina a leña y el agua hirviente en una pava ennegrecida por el fuego y el pasar del tiempo,  para preparar la infusión de raíces de perejil. No tardó mucho en estar listo el té, que fue paseado entre dos tazas como para que se enfríe un poco antes de dar de beber a la niña. Paulita era la menor, y si bien los padres no acostumbraban a las demostraciones de cariño, ambos la amaban con toda el alma. Paulita tomó de a sorbos el té caliente y al rato comenzó a transpirar hasta quedar empapada, por lo que su madre procedió a desvestirla de a poco como para evitar el cambio brusco de temperatura, lo que podría resultar fatal. Cambió su ropa y la cubrió con una frazada. La niña durmió sin nuevo sobresalto.
    El día amaneció lluvioso y frío. Paulita mostraba un cuadro gripal sin fiebre intensa,  pero la febrícula continuaba. Ana recordó que el médico en oportunidad anterior con un cuadro semejante con otro de sus hijos, le había dicho que la gripe se cura sobre todo con reposo y té caliente. Además había que evitar el cambio brusco de temperatura.
    Ese día iba a preparar pan casero, el dinero escaseaba y había que ajustar gastos. Era un lujo comprar en  la panadería. A media mañana, escuchó a Paulita que despertó con tos. Pensó en lo que podía darle de tomar. Recordó el té de naranja amarga a la que llamaban “apepú”, la planta que tenían en la quinta rebosaba de frutas, no servía para tomar el jugo,  pero sí la pulpa blanca o segunda corteza, era utilizada para preparar dulce en almíbar. Arrancó tres, o cuatro o quizás más hojas del árbol, las lavó y colocó en un jarro de aluminio, agregó unas cuantas cucharadas de azúcar blanco, varios carbones hecho brazas en el horno, donde luego iba a cocer el pan, lo revolvió hasta salir humito aromático, agregó las hojas de naranjo, revolvió y sobre ellas agua hirviente. Dejó hervir unos minutos más, dos o tres, y retiró del fuego. Esperó a que enfríe un poquito, no mucho, tomó una bombilla y se lo llevó a la cama de Paulita, quien esperaba despierta a su mamá. Llegó la noche y hasta ese momento bastaron no más de tres tazas de esta infusión para que la niña recupere la respiración normal.
    Pasaron  algunos días, y todo el malestar y el susto habían quedado atrás, gracias a la buena vecina y a la receta del  té de la abuela. 
    Imagen de la red.
  • Cuentos

    ¿ALGUIEN SABRÁ?

    Saloy y Sayloé,  una varios años mayor que la otra, acordaron un punto de encuentro para salvar algunas dificultades que ambas tenían en común. La idea era lenificar la relación de amigas, aunque todo el entorno sabía que era simplemente una pseudoamistad. 
    Saloy había echado raíces en la comunidad de origen, mientras Sayloé era una forastera que representaba perfectamente el papel de mozalbete, y con su charla algo irónica, todo se transmutaba en linda seducción. La situación no sería fácil ya que ambas concurrieron a la cita con su mascota preferida. Saloy apareció acompañada de un isatis y la otra de un ave leptorrina. Detrás de cada una y respetando una distancia prudencial estaban apostados un lembario y un espay, guardianes oportunos en el caso de que la situación  se tornara difícil. La reunión duró algo  más de un cuarto de hora y nadie supo cuál fue el tema que habían tratado.
    Lo que sí, todos los presentes vieron, fue que la mayor  lanzó al rostro contrario un rusco sosquín con su pesada mano, mientras la otra escupía saetas y helmintos. Ambas se esfumaron perdidas en el tumulto.
    ¿Cuál habrá sido el tema tratado? ….

    Imagen de la red.

                                                                                                                      
  • General

    AZARES

    Su inmovilidad en la que había permanecido todo el tiempo desde que llegó, se acababa de romper. Allí, recostado primero contra el fondo de las nubes, estaba moviéndose como si en vez de andar se deslizara sigilosamente. Los jirones de nubes negras fueron desapareciendo lentamente. Parecía contar con una fatiga general. No llevaba alabardas ni arcabuces, prefirió convertir el lugar en un paraíso a pesar de la ausencia de su hurí. Decidido salió a navegar de bolina exhibiendo su elegancia y eficacia en su acometido. En medio del mar calmo y por determinación de los azares de la vida, pudo acabar de leer “Los Cuatro Vedas” 

    Imagen de la red

  • Poemas

    INTERROGANTES

    Hay interrogantes sin retorno,
    algunos se tumban en el mar
    y duermen en el fondo,
    otros rebalsan aturdidos
    en los restos de una historia.
    Otros acompañan la soledad
    y se transforman en suspiros.
    Mientras sin formal despedida,
    caen lentamente al vacío,
    en el misterio de la vida misma.

    Imagen: E. P. L.

  • General

    ASÍ…

    “Si hay algo parecido a un milagro es el amor. Como si en un abrazo pudiera recuperarse por un momento algo que está perdido para siempre”.
    “El amor es una esquina de dos personas que se cruzan en el único momento posible de su historia”. Dr. Gabriel  Rolón.

    ASÍ…
    Amar y dejarse amar es:
    permitir que la sangre fluya
    dar paso al bienestar del cuerpo
    la alegría del alma y el espíritu.
    El amor se refleja en la sonrisa
    en el brillo de la mirada
    es el que ilumina los senderos
    y energiza el recorrido en alada.

    Imagen de la red.