• General

    PAISAJE HÚMEDO

    Hola, te escribo desde Nunca Jamás, donde me relegaste al desaparecer de todos los inviernos. Esta otredad desconoce mi auténtico sentir, es un disfraz de cuerpo ahogado con renacuajos en el corazón, las corrientes han erosionado el origen de mis pasos extraviados y todo semeja una palidez eterna, incapaz de expresar la yuxtaposición de ideas que comparten momento y paladar cuando las aguas son residuales y la sed ahoga el graznar de cristales que me expresa. Mis manos crean historias inconclusas donde a veces solo los puntos suspensivos escapan al sinsentido entrelineado, extrema necesidad de ser en sombras proyectadas. Me veo en otros ojos, pero están todos muertos (parque de atracciones abandonado, quedamos tú y yo en lo alto de la montaña rusa; primeros de abril del año que no fue), aun cuando de tinieblas sean los párpados que adornan estas paredes con humedades que recrean tu despedida. Si tus dedos los rozasen pareciendo pinceladas, resbalarían caprichosos, desentendiéndose del nervio óptico que aferra mi voluntad. A veces duermo en el barro para acercarme al abismo.

    Autor: Joiel
    de su Blog: NEBULOVERSO

    A lo que Eva comentó:

    “Los puntos suspensivos y los entrelineados son las palabras no dichas y lo verdaderamente importante está ahí, si nos atrevemos a mirar al fondo del abismo.”

    Mi aporte:

    Aprendí a no dar importancia a los puntos suspensivos, todo porque si el que escribe prefiere no decir lo que piensa, lo que hay detrás, menos voy a ponerme a pensar qué quiso decir con eso. Lo importante se dice, no se hace entender con puntos suspensivos.
    Simplemente es mi manera de pensar a esta altura de mi vida. Quizás los 70 pesan mucho en las decisiones.


     Y Joiel acotó:

    “Para mí, los puntos suspensivos son una invitación a soñar, como una caja envuelta en papel de regalo donde tú decides qué contiene, si abrirla o no.”

    Excelente acotación.
    Queda demostrado que no todo está dicho y que cada lector interpreta a su manera lo escrito. Gracias a Joiel, he pensado en lo que acotó y puedo cambiar mi forma de ver a esos tres puntos suspensivos.

    Malania

    Imagen propia.

  • Poemas

    MAR Y OCÉANO

    Se han convocado a pintar un momento,
    el zafiro, la esmeralda y el topacio.
    Azul, verde y grisáceo,
    con pinceles, hisopos y muchas ganas
    actuaron en armonía,
    sin pausa, muy despacio.
    Plasmaron la brisa suave y estimulante
    en mar, montaña y cielo,
    ayudados por el viento
    dando bienestar en un solo respiro,
    ni que fuera todo un templo.

    Malania

    Imagen: A. M. N.

  • General

    TEJER EN NATURAL

    Aventura sus patas como escalando montañas
    aumenta el entretejido con destino incierto.
    El hilo tenue va dando forma a la inmensa figura geométrica.
    El clima subtropical acompaña su acometido.
    Abanica el cantar de pájaros que alegran al vecindario,
    mientras los reflejos del amanecer intensifican
    el aroma de jazmines, que tiñen de blanco el bulevar del pueblo.
    La fibra proteica hilada con empeño lleva incluido un parapente.
    Atrapados en su vuelo los insectos truncan su destino y
    las tejedoras sienten la vibración de la red 
    cuando los paseantes caen en ella 
    los atacan rápidamente y los devoran exitosas.

    Malania

    Imagen: M. J. T.

     
     
     
     
     
  • General

    FLOR OLVIDADA

    Ilustración de la red: obra artística de Mari Luz Vindel Benito 

    Entre la llanura nevada
    y la luna menguante
    flotaba el silencio y acechaba.  
    En efecto crispante  
    una alianza se enzarzaba
    esperando que el sol
    desparrame su calidez brillante
    sobre la cima de las montañas heladas.
    Pero ya nada era igual
    y aunque ella no era Némesis
    quizás él eligió ser Epicúreo.
    La simbiosis se había acabado
    desde la supernova de una noche ajena
    la estrella dejó de brillar
    ante el déspota que la cobijaba.
     
    Malania
     
    Imagen propia:

     

  • Prosa Poética

    EN BUSCA DE TU PRIMAVERA

    Seguiré el vuelo de las aves, emigrando donde tu primavera florece.
    Iré tras los latidos que agitan mi pecho, a anidar en las ramas de tu corazón.
    Preguntaré a los trigales que visten  la llanura por las huellas de tus pasos que me lleven hasta ti.
    A un costado del camino, un ballet de hojas que hace tiempo su otoño quedó atrás, danzan arremolinadas a mi alrededor para contarme qué cerca estás y mis suspiros como brújula señalan el punto cardinal de tu sonrisa.
    Si el atardecer me encuentra donde el sol bebe de tus aguas, recostaré mis ansias sobre la montaña y llenaré de aire mi espera…recogeré jazmines del cielo, sembraré de caricias tus manos y antes de perderme en tus brazos, mi amor en versos endulzará de besos tus labios.

    Autor: Poeta argentino Patricio Massa

    Imagen: R. E. Ch.

    Imagen: de la red, gentileza P. M.

  • Prosa Poética

    NATURALEZA VIVA

    Quiero caminar entre las flores de un bello jardín, entre bosques de aromas que atrapen.

    Quiero sentir el viento en mi cara, descubrir los misterios del río, beber el agua fresca del manantial.

    Quiero andar por la naturaleza viva, la del árbol que anida a muchas aves, de llanos y montañas.

    Naturaleza viva por ahí e de viajar sin querer alejarme, comer de tus frutos, echando a dormir en tu verde prado sin querer despertar.

    Autor: Poeta uruguayo Miguel Márquez

    Imagen C. O. V.

  • Haikus

    HAIKUS XIV

    Lloran las piedras
    O es agua de montaña
    Fresco manantial.

    Sol de septiembre
    Relucen irisados
    Rayos oblicuos.

    Abre los ojos
    Ve el cielo despejado
    De azul intenso.

    La brisa suave
    Días primaverales
    Felices todos.

    Malania

    Imagen R. G.

  • Relatos

    DE TESTIGO, UN VENTEVEO

    Y él escribió:

    Un poco más tranquilo con mis cosas, porque terminé el trabajo del día, me decidí a cumplir algunas promesas pendientes. Una de ellas era escribirte. Y aquí estoy mientras tomo unos mates y observo al pajarito posado sobre la casita que un artesano construyó, con madera nativa del lugar donde habita. El benteveo canta y yo lo fotografío con temor a ser descubierto para que no vuele.
    Son tantas las cosas que tengo para contarte que no sé por dónde comenzar. Y creo que lo mejor sería que nos reunamos uno de estos días, tomemos un café y charlemos de todo, así no se hace sólo un monólogo que me parece de tontos. Jajaja. El lugar puedes elegirlo y bueno…, el día y la hora tendríamos que combinar porque si bien no tienes compromisos horarios, yo en algunos días sí, los tengo todavía. Es que, como bien sabes, el sueldo de jubilados no es de lo mejor y hay que ingeniarse para llegar a fin de mes sin pedir prestado y menos, tocar los ahorros.
    Lo que no quisiera dejar pasar es contarte que se me arruinó la computadora y el disco, donde tenía muchísimas fotografías de las que te había enviado algunas. Es por eso que tendré que recuperar mi cámara, la misma que se la presté a un amigo, para no perder de vista los hermosos lapachos florecidos, las bromelias que brotan en esta época del año y están en todo su esplendor, enraizadas en los troncos al borde del sendero que lleva a la montaña. Ah! Y los faroles de la plaza, tan antiguos pero muy bien conservados rodeados de colgantes con geranios rojos.
    Y aquí termina mi mensaje porque, aunque no lo quieras creer, están llegando dos amigos que prometieron traerme unos muebles, que había dejado en la otra casa donde estuve viviendo hasta hace unos días.
    Quedo a la espera de noticias tuyas. Un abrazo.

    Malania

    Imagen: R. E. S.

  • Poemas

    IMPERMANENCIA

    Cada vez que oigo
    el murmullo de un arroyo
    que baja dando tumbos
    entre piedras y ramas
    de la sierra y la montaña;
    las olas que rompen
    en alguna orilla en bajada;
    o el palpitar agitado
    de mi propio corazón,
    oigo el sonido
    de eso que se  llama:
    impermanencia.
    Y yo extrañándote,
    en el arroyo,
    la sierra,
    la montaña
    y recordándote
    permanentemente
    en esta constante
    impermanencia.

    Malania

    Imagen propia

  • Relatos

    EN LA CASA DE LA MONTAÑA

    Hay cosas molestas en momentos de la vida, que importan mucho o poco pero sí, son molestas, porque hacen ruido.
    Seguramente hay un porque. Es que cada cosa, cada situación tiene una razón, una causa, un porque.
    Por ejemplo qué simboliza el ruido de una cuchara contra una taza al revolver el café.
    O la rigidez de una servilleta almidonada sobre un plato vacío.
    O un árbol que creció inclinado y no en forma vertical como la mayoría.
    O un camino sinuoso en vez de ser recto.
    O una casa pequeña construida en medio del bosque o en la olla entre montañas. ¿Por qué allí y no en otro lugar poblado?
    Pero me voy a detener en el ruido de la cuchara. El jovencito se levantaba antes del amanecer, se preparaba el desayuno en la cocina y despertaba a la señora, dueña de casa, con el ruido de la cuchara al revolver el azúcar en la taza de café. Era tanto el ruido que parecía una campanilla de esas que se usan para llamar a la servidumbre o en las iglesias para anunciar la Consagración. ¿Lo habrá hecho a propósito o sin darse cuenta de lo que ocasionaba? La señora no quería reprender esa actitud, y siguió aguantando el mal momento. El joven salía a esperar el ómnibus rumbo a la Universidad y ella volvía a retomar el sueño, aunque a veces, prefería levantarse y comenzar con sus actividades domésticas diarias.
    El suplicio terminó, cuando después de muchos golpazos de puertas al cerrar, ella no aguantó más y se lo dijo. El joven enojado decidió mudarse.
    Nunca más se supo de él.

    Imagen: C. J. V.