• Poemas

    LUCES DE LUNA

    En soledad,
    envuelto en un aroma nostálgico,
    escuchó voces traídas
    por el viento de invierno,
    entre luces de colores,
    reflejos de luna llena
    y papeles grises.
    Murmura por el infinito pasillo,
    deseando curar
    las heridas del pasado,
    entre remolinos absurdos
    y un vértigo sin nombre.
    Hoy rebasan sus párpados
    con húmeda y salvaje inocencia
    en el desvanecer del tiempo
    recordándola en la distancia.

    Malania

    Imagen: R. E. S.

  • General,  Poemas

    AIRE DE SILENCIO

    Él la dejo en la inmensidad del silencio,
    tendida en el lecho de la oscuridad,
    sin sentido por el hoy y el mañana.
    Qué más da, si está ausente su presencia.
    Él prefirió caminar solo
    por las vías de la vida
    orillando las esquinas
    sin voces que lo acompañen,
    sin el sentir del roce de sus pieles
    de su brazo contra el suyo
    en la escalera del subte
    sin los besos tibios
    en el ascensor a cualquier piso,
    sin el café y el agua de las diez
    frente al verde y hermoso parque.
    El prefirió el caminar en soledad
    o quizás eligió
    en otros brazos estar.
                                                     Malania
    Imagen de la red.
  • Poemas

    CÁLIDO SUEÑO

     
     
    Si durmieras vida mía,
    en el barco de mis sueños
    y pusieras tu sonrisa
    en alas de benteveo,
    me amarraría a tus ansias
    esas que ambos queremos,
    a llenarnos de placeres
    de los que emanan en fuego,
    cuando el sol rompe la niebla
    y al frío empuja a lo lejos.
     
     
    Malania

     

    Imagen de la red. 

  • General

    BUENOS DÍAS

    Con pensamientos inexpresados
    y el tiempo incoloro
    imposible de captar,
    evocaba imágenes de fantasía
    enzarzado en una batalla
    que creía perdida.
    Soportó la fatiga
    y recuperando fuerzas
    desplegó sus alas y pensó:
    Debo emprender vuelo,
    hoy será un buen día.
    El hambre no le permitía
    quedarse quieto en su nido,
    debía buscar comida
    para ella y sus polluelos.
    Y dejando atrás los relámpagos,
    voló sin mirar los deshielos,
    se posó sobre una blanca dalia
    y un girasol amarillo.
    Comió semillas de mijo
    y tomó lo necesario
    para volver a su nido.
    Sus polluelos felices
    la recibieron en trino y a coro:
    Hoy es un buen día.

    Malania

    Imágenes de la red.
    Gentileza de R. G.

  • General

    AIRE LIBRE

    A una paloma enjaulada,
    déjale abierta la puerta,
    cuando sienta necesidad,
    se irá, volará.
    Si la tratas bien
    y en otro lugar no encuentra paz,
    con seguridad, volverá.

    Es difícil dejar ir al amor,
    soltarlo sin sentirte mal.
    Sufres cuando se va.
    Pero pasa el tiempo,
    las heridas cicatrizan.
    Y cuando quiere regresar
    puede encontrar cerrado
    un corazón enamorado
    de alguien más,
    de alguien
    que te merece de verdad.

    Malania

    Imagen: M. J. T.

  • Haikus

    REVELACIÓN

    La nieve y el sol
    imagen fantástica
    a cuatro vientos.

    Caminos del sur
    acunaban el tiempo
    hasta el invierno.

    Y llega el día
    en glorioso atributo
    revela el amor.

    Malania

    Imagen: C. J. V.

  • Haikus

    SU AROMA

    El frondoso árbol
    de hojas multicolores
    sonríe al mundo.

    Fruto escondido
    manjar de los pájaros
    entre el ramaje.

    Sombra encantada
    crepúsculo tardío
    lamento del sol.

    Gama de verdes
    conviven armónicos
    inigualables.

    Aves lejanas
    se hospedan fatigadas
    agradecidas.

    Y el viento trae
    su aroma primaveral
    del horizonte.
                                         Malania
    Imagen: M. J. T.
  • General

    SOLO ERA DIFERENTE

    Las dimensiones del imponente río,
    amedrentaba los sentidos de los transeúntes.
    Todo iba rumbo al mar
    guiado por la corriente
    apresurada por llegar al final.
    Intrépido el navegante
    se dejó llevar
    ante la atónita mirada
    de curiosos bajo sus paraguas,
    algunos agujereados por el granizo
    y desde lejos observaban
    al arriesgado navegante.
    Tal vez irá a parar a una tundra
    o quizás terminará en un safari,
    comentaban los curiosos.
    Ocultaba la razón de su viaje
    y la llama azul de un día distinto.
    Su gracia y su perfección
    habían desaparecido,
    no era mejor ni peor,
    solo era diferente.
    No llegó ni a la tundra ni al safari,
    navegó y navegó
    y se hundió en su propio destino
    junto a un herrumbrado tejado.
                                                       Malania
    Imagen propia.
  • General

    ROSA CARMÍN

    Se balanceaba sin rumbo fijo,
    de norte a sur y de este a oeste,
    como si fuera un trompo confuso
    o una veleta desorientada.
    Quizás algunas copas demás
    tomadas en algún bar
    le apagaron los colores
    de la belleza y la alegría,
    recordando el pasado
    en que para alguien existía.
    Adormilada,
    trató de mantenerse en pie,
    caminó en silencio
    entre hierbas y ramas secas
    de un terreno baldío,
    recordando sus melancólicos ratos libres,
    y sollozando al ritmo
    del crujir de las hojas
    de un otoño frío.
    El viento ondulaba sus cabellos castaños
    y al ritmo de los impulsos
    de una lejana melodía
    sintió deseos de bailar
    frente a las olas del mar.
    De pronto alguien se puso a la par,
    le ofreció su brazo para juntos caminar,
    y le regaló una rosa que al paso logró cortar.
    Le susurró al oído:
    “no temas, no te haré daño”
    “te llevaré a tu hogar”.
    Al día siguiente se despertó
    y la rosa, más bella que jamás haya visto,
    la miraba desde una copa de agua.
    ¿Quién la había acompañado hasta su casa?
    Quizás nunca lo sabrá
    porque de nada se acordaba.

    Imagen: N. V. S.

  • Minicuentos

    DE BRILLANTE A RUDO

    Y viceversa.

    Hay cosas que suceden inesperadamente, nos toman por sorpresa y ocurren por casualidad. Pero están los que dicen que nada es casual pero sí, causal. Todo tiene un porqué.
    Él era brillante, tanto en su aspecto personal, en su trabajo, en el amor. Pero de un día para otro su rostro se volvió rudo y curtido. Comenzó a tener dificultades en la vida. Una ráfaga trágica lo envolvió desmoronándolo como un bloque de dureza escultural.
    Inmerso en un mapa modificado, con una negrura aterradora y profética, se convirtió en una roca en medio de la tempestad familiar. Nadie lo entendía, nadie lo apoyaba.
    Azotado por las olas del sufrimiento, respondía lleno de cólera.
    Hasta que decidió mudarse a otro país, convencido de que allí algo lo salvaría.
    Y fue así que encontró, luego de vagar por muchos días seguidos, sin conocer demasiado de donde estaba, a un indio, que se dedicaba a curar todo aquello que los médicos no hallaban solución. Obedeciendo al pedido de “El indio” –así lo llamaban en la región- concurrió al lugar citado, una hermosa montaña con vista al mar. Fueron nueve días entre martes y viernes. Luego de un breve tiempo de haber seguido las indicaciones del “médico (no médico) curandero”, volvió a ser aquel hombre brillante y activo como  lo era antes. No quiso volver a su país.
    Conoció en una de las sesiones de “El indio” a una mujer encantadora, que lo ayudó a conseguir un trabajo digno de acuerdo a su profesión, abogado, escritor y poeta.
    Al enterarse de lo sucedido, sus familiares le pidieron que volviera. Pero él prefirió hacer caso a su corazón, se quedaría allí donde le devolvieron la vida.

    Malania