• General

    INSTRUMENTAL II

    El tiempo apremia,
    pero ni así se logra quitar
    el pensamiento maravilloso
    de los momentos vividos,
    más, sabiendo que estás ahí.  
    El amor y el cariño
    se manifiestan en una mirada,
    en una caricia
    o en el acto de amor pasional
    entre sábanas revueltas. 
    Para ti,
    para que tengas
    una hermosa tarde
    y una mejor noche,
    va esta música maravillosa.

     
  • Relatos

    NUNCA SOLA

    Las gotas de lluvia resbalan por las calles, las hojas de los árboles y también por los cristales. A Má Eulalia le resbala la soledad, llegó pero no está.

    Él, ella, ellos y ellas, le dicen que está sola pero ella siente que no es así.
    Sus plantas, que son muchas, la rodean y hacen acogedor el ambiente. Les habla y cuando no florecen les reprende. A veces comenta y se ríe por estas ocurrencias que tiene. Aunque mucha gente opina que a las plantas hay que hablarles porque crecen más lindas.  
    Sus mascotas, tres guardianas la cuidan y también demandan tiempo para ser atendidas.
    Los pajaritos (que no están en jaulas) la despiertan temprano. Jamás pondría a ningún pájaro en jaula, porque dice que ellos nacieron para ser libres y volar. No les hace faltar semillas y migas de pan tostado y galletitas. Cambia cada día el agua bajo el canelo que está en la vereda, y no solo toman los pajaritos sino también los sedientos perros de la calle.

    Todos los días o casi todos, la visita una de las perras de la vecina, llamada Lupita, pero ella le dice Luna porque es enorme. Hasta que no le sirva un poco de comida no se retira. Duerme en su vereda y cuida la casa. Tiene locura por correr a las motos de desconocidos.
    Por si esto fuera poco, las lagartijas recorren muros y paredes a lo alto, y en su travesía comen cuanto insecto encuentran.
    Y por último, un sapito se instaló en el baño por unos días. A Má Eulalia le asustan los sapos, pero este era simpático, color celeste grisáceo. Comía cuanto mosquito veía. Pero un día no apareció más. Quizás salió por el ventiluz o por algún otro lado, pasando desapercibido por la dueña de casa y por la perra más chica que duerme adentro. Lo llamó, lo buscó, pero no dio señal de su existencia hasta el día de hoy.
    Tampoco olvida a su familia y la cantidad de amigas y amigos con los que se comunica a diario. Es como si los tuviera a mi lado, afirma.
    ¿Puede sentirse sola una persona que está tan bien acompañada? Opino que no.

    Malania

    Imagen propia

  • General

    NO ME IRÉ…

    La oscuridad todavía no se había retirado. Él abrió los ojos, dio vueltas y más vueltas en la cama y el sueño no volvió. Se miró al espejo, tomó la tijera y emprolijó  su barba. Bajo la ducha la recordó, suspiró profundo y sonrió al darse cuenta de que con su mano apenas llegaba a frotar su espalda con la esponja natural. Ella podría hacerlo mejor, pensó. ¿Acaso estaba allí desnudando su desnudez?  El agua borró las huellas de las espumas; se envolvió medio cuerpo en la toalla blanca y preparó un café. Mientras tanto su cabeza merodeaba sobre un revuelto de letras abandonadas hacía un tiempo. Vistió ropa cómoda, se peinó con los dedos, las letras lo esperaban. Poco a poco las fue pasando y devorando lentamente  página a página. Ella seguía allí, atenta, sin siquiera mover una pestaña pues no quería perturbar su acometido. Las letras se bajaban del vagón vacío, pero ella lo acompañaba al otro vagón y con su mirada acariciaba su nuca, sus sienes, sus lóbulos y todo su cuerpo. De a ratos él presentía su presencia y se detenía, la buscaba, así una y  otra vez. Sin embargo no podía parar de leer, requería plena concentración para poder llegar a la meta. Ya cerca del final, giró su mirada, aspiró  su perfume y la abrazó en su almohada.
    –No te vayas— susurró.
    –No me iré— le respondió.
    —La semana próxima  pasaremos un grato momento—dijeron a coro.
    El tren de letras estaba casi vacío y él, feliz por haberlas guardado en su mente. Pero, ¿las recordará?
    La abrazó junto al libro que había terminado de leer. Ella se había filtrado por la ventana colgada de un hilo de la melodía de su música preferida. Y así durmieron hasta que el sol anunció la media mañana.
    Malania
    Imagen: de la red.
  • Poesía

    AMADA

    Hace exactamente veinte días
    la imaginaste en blanco y negro,
    aparejada con el aumento
    de las huellas del tiempo.
    La llama de la ternura
    permanece en sus adentros,
    con el deseo de ser amada
    para embellecer por las mañanas,
    con tus caricias, su cuerpo.

    Malania

    Imagen: de la red

  • General

    SOY Y NO SOY

    No soy como la Puya mapuche
    que florece a los cuarenta y muere.
    No soy un Baobab verde
    que sólo tiene hojas cuando llueve.
    Tampoco un meteorito
    fragmentado sobre la tierra.
    No quiero ser un relicario
    donde solo pueda guardar recuerdos.
    Quiero evolucionar contigo o sin ti
    en el tiempo y con esmero.
    Ser vertiente a pesar de la distancia
    que tampoco es extensa.
    Un manantial de amor
    donde puedas apoyar tu hombro.
    Que podamos disfrutar alegremente
    del hecho de estar vivos y conscientes.
    No quiero nostalgia ambulante
    ni tampoco indiferencia cortante.
    Tampoco quiero sonrisas vacilantes.
    Prefiero amanecer en soledad
    y vivir bajo el sol radiante
    a pesar de los días fríos
    que seguramente serán
    pasajeros caminantes.
    Sé que el sol está y que se brinda
    sin esperar actos pendencieros.
    Al fin y al cabo:
    Quisiera convertir en una antorcha
    los restos de nuestro naufragio
    si es que hubo naufragio…
    Para darte en las mañanas cálidas o frías
    muchos mimos entre besos y abrazos.
     Malania.
    Imagen propia
  • General

    COTIDIANEIDAD

    Para viajar en transporte público desde el barrio donde vivo al centro de la ciudad, hay que hacer combinación en una estación de transferencia. Entre los dos colectivos se tarda aproximadamente 40 minutos. Sumando la espera, en total serían 50 minutos, no más. A veces prefiero y elijo este medio por el horario conveniente a mis necesidades.
    Durante el viaje siempre hay alguien quejoso a más no poder, mientras otras personas ni se enteran de nada porque se tapan los oídos con música que suena a través de pequeños auriculares.
    – Ayer llovió tanto que no pude salir de casa. Hubiera preferido que saliera el sol antes de que cayera tanta agua. La lluvia entorpece mi trabajo porque no puedo salir a vender por la calle- dijo una mujer llamada Teresa.
    – Sí, pero ya hacía falta agua para las plantas- dijo la otra que estaba sentada al lado, Rina.
    – Está bien, pero si no vendo no gano dinero necesario para comprar la comida.
    – Y qué haríamos si no lloviese nunca- preguntó la otra.
    – Tendría que llover solo por las noches- respondió.
    – ¡Mirá vos! Como si pudiéramos planificar el tiempo y acomodar a nuestro gusto y antojo.
    – No, pero sí- dijo Teresa.
    – Mirá, creo que tenemos que ser agradecidos por lo que tenemos. Hay lugares que sufren la falta de agua y nunca escuché que se quejen.
    – Seguramente hablaste con cada uno de ellos por eso sabes tanto- respondió con tono irónico.
    – Contigo no se puede hablar porque si no te quejás de una cosa, te quejás de otra.
     No sé cómo te aguanta tu marido.
    – Si tuviese marido no estaría trabajando así, vendiendo en la calle.
    – ¿Y por qué no? Yo tengo marido y también salgo a trabajar.
    Una jovencita que iba sentada en el asiento detrás de las mujeres, se levantó  y enojada les dijo:
    – A ver si se callan un poco, yo tengo un examen y necesito aprovechar el tiempo para leer.
    Las mujeres la miraron y sin hacer caso, siguieron discutiendo sobre qué estaba bien y qué no.
    A todo esto se metió un hombre mayor, defendiendo a la muchacha.
    – ¡Señoras! ¿A quién les importa los temas que ustedes están discutiendo?  ¿Por qué mejor no se bajan y se sientan en una plaza para hablar de lo que quieran?
    Teresa, que estaba muy ofuscada con todos y hasta consigo mismo, dijo:
    – Mire señor, usted mejor no se meta. ¿O es que la señorita le interesa y por eso la defiende? Dijo refiriéndose a la estudiante.
    El colectivo se detuvo y muchos pasajeros descendieron, entre ellos Teresa y la estudiante.
    Rina y el hombre continuaron viaje sin emitir palabra.
    Esta vez fue leve la discusión. Pero he escuchado y visto cómo  hay gente irrespetuosa, a la que no le importa nada. Sobre todo a los que no respetan las filas para ascender al colectivo. Madres que mandan a sus hijos que empujen a la gente para subir antes que todos y les reserven asientos. En fin, los avivados de siempre y los mal educados o mal aprendidos, como mejor quieran interpretarlo, hay por todas partes.  
    ¿Dónde han quedado nuestros valores?

    Malania

    Imagen: de la red

  • Poemas

    SIN ÁNIMO

    Conmovido por el paso del tiempo,
    imaginó sin fundamento
    cada arruga aun inexistente,
    una línea convertida
    en pliegues  de humo de cortina,
    esa que tapa los ojos para no ver la realidad,
    sin ánimo de vencer dificultades y ser feliz.
    La rigidez de su pensamiento
    volvió torvo su rostro y su humor desapacible.
    Sus abstracciones lo habían transportado  muy lejos
    y su autoestima no le servía siquiera para limar hilos de seda.
    No quería que otra tormenta estallara
    al simple rachear del viento.
    No se animaba a subirse al crucero del placer.
    Malania
  • General

    ÁRBOL DE ANTAÑO

    ¿Qué se ve?
    Paredes de antaño
    que fueron refugio,
    paredes en ruinas
    que permanecen en pie,
    porque su base
    ha sido construida muy bien.
    Y erguido como un vigilante
    el árbol, medio seco, medio verde,
    que aparenta ser muy viejo,
    pero por dentro corre la savia bruta
    que lo nutre y lo mantiene con vida.
    Fue y es testigo del  buen tiempo
    y también de vendavales,
    de pájaros en amoríos
    disfrutando de sus nidos;
    vio nacer muchos pichones
    de palomas y gorriones.
    Hoy lo abraza un güembé
    compartiendo la energía.
    Sus gajos esperan la poda
    para renovar en sus hojas la vida.

    Malania

    Imagen: L. N. M.

  • Haikus

    ANTES DEL ALBA

    Antes del alba
    extraviada en el tiempo
    mariposa azul.

    Trasnochada ella
    una rosa pálida
    duerme conmigo.

    Ya no me alegran
    canciones románticas
    saben a ausencias.

    Malania

    Imagen: R. E. Ch.

  • General

    HAY DÍAS Y DÍAS

    A veces los días están pasados por agua, ya sea por una fuerte lluvia o por una simple llovizna. O están bajo el poder de un tornado o de una brisa suave que apenas mueve las hojas de los árboles.
    Pero también la vida corre, como si fuera agua de arroyo o de río. Sus horas pueden pasar tan rápido, aparejadas con un sofocante estrés, o quizás pasen lentamente como la más perfecta calma.
    Muchas veces los vientos son tan fuertes que nos obligan a correr hasta el cansancio. Pero también hay días en que estamos envueltos en una fragante y suave brisa ideal para el descanso, tan necesario en estos días.
    Lo importante es saber priorizar y organizar nuestro tiempo, siempre que sea posible, de tal manera que no caigamos en un estado de nerviosismo, que, además de ser perjudicial para nuestra salud, es contagiosa, porque ponemos mal a los que componen nuestro entorno.

    Malania

    Imagen: L. N. M.