• General

    TIEMPO CENIZO

    Suspiraba de nostalgia,
    pensando en lo que fue y en lo que es,
    cuando sus oídos debieron soportar
    el fragor cotidiano del mundo de la calle,
    como zumbidos de flecos de papel de estaño.
    Hoy, hace un tiempo más cenizo que el oro
    y la pesadilla toma su curso,
    como si el mundo se estuviera resquebrajando
    a través de fugaces amaneceres  con arterias de vidrio.
    Si pudiera alterar los tiempos del día…
    La idea se le cruzó como ráfaga acuosa
    y sus ojos se anegaron  de lágrimas
    mientras pintaba con pinceles de albor
    las voces de colores de las aves despintadas.
                                                                        Malania
    Imagen propia
  • General

    17 DE MAYO

                                                                                                                            Un día como cualquiera, en vaivén de tristeza y rutina, sin rumbo fijo comencé a recorrer las páginas de internet; cualquiera era válida, hasta llegar a una en la que, por algo que no sé por qué,  me detuve. Muchas fotos, algunas nítidas y reales, otras mentirosas y robadas de actores, otras sexis y sugerentes, algunas ridículas y sin sentido, otras de animales o de flores. Cada cual representaba la identidad de alguien que estaba detrás de la pantalla. Tras el recorrido de mi mirada, y tal vez por intuición, el índice pulsó sobre una imagen de perfil  poco común. Un cuerpo emplumado, en el que no podía distinguir  si era hembra o macho y si lo que  reflejaba, era el momento preciso en que una cámara captó un acto previo a la reproducción o de qué otra cosa se trataba. Mi curiosidad fue en aumento, recorrí cada renglón del perfil que no decía demasiado pero lo suficiente como para creer que era una persona no del todo libre y que deseaba encontrar una salida hacia un hilo de  dulzura y libertad. Virtualmente nos saludamos y de a poco fueron sucediéndose palabras en telegramas tan breves que a veces me causaba enojo el por qué no eran más extensos. Desencuentros fatales  entremezclados con  mínimas coincidencias se presentaron en el camino desde aquel diecisiete de mayo. Podría catalogarse como la inexistente  película en blanco y negro titulada “Acepciones y eludidos”.                       
    Una noche ventosa, como en relámpago irisado, me invadió la duda. Pensaba en él (me gustaba pensar en él), si era un trivial internauta, un solitario aranero, o quizá miembro de alguna secta religiosa o de algún foro judicial. Quién sabe qué misterio se ocultaba en ese hombre que, vestido elegantemente, esperaba mi llegada detrás de una mesa de bar. Su mirada fija y tranquila desvió mi intento  por saber algo más de él, mientras  tropezaba con su sonrisa que derretía mi corazón y mis dedos con los suyos en el intento de mostrar una identificación, que hasta el momento había sido un simple seudónimo. Salimos del bar luego de más de una hora de charla, caminamos cierta distancia y nos despedimos con un beso en la mejilla y apenas un roce de manos, lo que bastó para darme cuenta que en aquél hombre había algo que me atraía. Se sucedieron esporádicos encuentros de café y charla, casi siempre en el mismo sitio mientras la química iba sorteando dificultades para luego florecer al máximo. Y así fue.
    Va pasando el tiempo cada vez con más alegrías que tristezas, más coincidencias que desencuentros, y el amor  tomando curso. Días pasados, mientras viajaba por cuestiones de trabajo, su imagen se apoderaba de los interlineados del libro que es mi compañero de ruta. Vislumbraba las líneas de una nueva página y su imagen estaba allí con nuestras manos entrelazadas, abrazos tiernos y profundos de esos en que la fusión de cuerpo y alma va al unísono, y el deseo de tenerlo nuevamente junto a mí,  intensificándose día a día, por lo que en ese momento, la lectura quedó algo postergada. La iluminación del transporte público era escasa y preferí reposar observando cómo las últimas luces horizontales del día  brillaban cansadas, casi con desmayo, en el ambiente gris. Con acalorada alegría en mi rostro que era evidente y algún que otro  pasajero la detectara, bajé y caminé hasta mi casa más ufana que nunca.
    Imagen propia.
  • Minicuentos

    DE BRILLANTE A RUDO

    Y viceversa.

    Hay cosas que suceden inesperadamente, nos toman por sorpresa y ocurren por casualidad. Pero están los que dicen que nada es casual pero sí, causal. Todo tiene un porqué.
    Él era brillante, tanto en su aspecto personal, en su trabajo, en el amor. Pero de un día para otro su rostro se volvió rudo y curtido. Comenzó a tener dificultades en la vida. Una ráfaga trágica lo envolvió desmoronándolo como un bloque de dureza escultural.
    Inmerso en un mapa modificado, con una negrura aterradora y profética, se convirtió en una roca en medio de la tempestad familiar. Nadie lo entendía, nadie lo apoyaba.
    Azotado por las olas del sufrimiento, respondía lleno de cólera.
    Hasta que decidió mudarse a otro país, convencido de que allí algo lo salvaría.
    Y fue así que encontró, luego de vagar por muchos días seguidos, sin conocer demasiado de donde estaba, a un indio, que se dedicaba a curar todo aquello que los médicos no hallaban solución. Obedeciendo al pedido de “El indio” –así lo llamaban en la región- concurrió al lugar citado, una hermosa montaña con vista al mar. Fueron nueve días entre martes y viernes. Luego de un breve tiempo de haber seguido las indicaciones del “médico (no médico) curandero”, volvió a ser aquel hombre brillante y activo como  lo era antes. No quiso volver a su país.
    Conoció en una de las sesiones de “El indio” a una mujer encantadora, que lo ayudó a conseguir un trabajo digno de acuerdo a su profesión, abogado, escritor y poeta.
    Al enterarse de lo sucedido, sus familiares le pidieron que volviera. Pero él prefirió hacer caso a su corazón, se quedaría allí donde le devolvieron la vida.

    Malania



  • Haikus

    SENDERO OTOÑAL

    Haykus

    Frías lloviznas
    Deslustrado atardecer
    Tiempo inestable.

    Cielo estrellado
    Efectos centelleantes
    Cambia el paisaje.

    Huellas mojadas
    Amanecer temprano
    Sendero otoñal.

    Imagen: R. E. Ch.

  • Relatos

    UN ANTES Y UN DESPUÉS

    Cuando se dio cuenta que lo que estaba tomando a diario eran cápsulas de efecto placebo, pensó en explorar otros destinos.
    Vivió largos días, separada por el éter incoloro de dos años interminables. No solo separada, sino diferente de lo que había sido hasta antes de que todo se parara, de que todo se cerrara. Pero ahora despertó y sintió que sus sueños pintaban otros colores.
    El gris se convirtió en azul plateado, el marrón en anaranjado, y así la paleta creció y se extendió ante sus ojos, adornada con los sueños del antes y el ahora. Los tiempos eran distintos y el planeta tierra surgía más lindo aún, con una flora particular, después del descanso y crecimiento en libertad.
    Parecía estar viviendo en otro mundo cuando observó el precioso paisaje, como si estuviese iluminado por muchas lámparas de diferentes colores.
    Vio en el espejo del agua los árboles reflejados y bañados en el perfume de los espinos dorados.  
    Sus días cambiaron y ya no necesitó más píldoras para vivir con alegría.
    La naturaleza transformó su visión del tiempo y del espacio. Bastaba contemplar su entorno y contagiarse con la energía que vibraba a su alrededor.

    Imagen: R. E. Ch.

  • General

    SER FELIZ

     
    DESIDERATA de  Max Ehrmann.

    Camina plácido entre el ruido y la prisa, y piensa en la paz que se puede encontrar en el silencio.
    En cuanto te sea posible y sin rendirte, mantén buenas relaciones con todas las personas.
    Enuncia tu verdad de una manera serena y clara, y escucha a los demás, incluso al torpe e ignorante, también ellos tienen su propia historia.
    Evita a las personas ruidosas y agresivas, ya que son un fastidio para el espíritu.
    Si te comparas con los demás, te volverás vano y amargado pues siempre habrá personas más grandes y más pequeñas que tú.
    Disfruta de tus éxitos, lo mismo que de tus planes.
    Mantén el interés en tu propia carrera, por humilde que sea, ella es un verdadero tesoro en el fortuito cambiar de los tiempos.
    Sé cauto en tus negocios, pues el mundo está lleno de engaños. Mas no dejes que ésto te vuelva ciego para la virtud que existe, hay muchas personas que se esfuerzan por alcanzar nobles ideales, la vida está llena de heroísmo.
    Sé sincero contigo mismo, en especial no finjas el afecto, y no seas cínico en el amor, pues en medio de todas las arideces y desengaños, es perenne como la hierba.
    Acata dócilmente el consejo de los años, abandonando con donaire las cosas de la juventud.
    Cultiva la firmeza del espíritu para que te proteja de las adversidades repentinas, muchos temores nacen de la fatiga y la soledad.
    Sobre una sana disciplina, sé benigno contigo mismo.
    Tú eres una criatura del universo, no menos que los árboles y las estrellas, tienes derecho a existir, y sea que te resulte claro o no, indudablemente el universo marcha como debiera. Por eso debes estar en paz con Dios, cualquiera que sea tu idea de Él, y sean cualesquiera tus trabajos y aspiraciones, conserva la paz con tu alma en la bulliciosa confusión de la vida.
    Aún con todas sus farsas, penalidades y sueños fallidos, el mundo es todavía hermoso. Sé cauto, esfuérzate por
    SER FELIZ.

    Imagen de la red. 

  • General

    IMPRESIÓN FURTIVA

    Intenté en mis sueños, escribir con tinta indefinida.
    Lo hice sobre renglones transparentes,
    pero en esa hoja en blanco nada se veía.
    Distintos aspectos se me presentaban en forma sucesiva,
    en circunstancias diferentes, una tras otra,
    a veces opuestas y a veces en armonía
    hacían resurgir aspectos variados de mi vida.
    Y ahí estaba el papel en blanco
    con renglones incoloros.
    De a poco fui dibujando
    el accidente de un terreno
    con diferentes perspectivas.
    No distinguía si era un castillo o una colina.
    Pintaba de a poco hacia la derecha
    pero la pintura, hacia la izquierda se corría.
    Con mi mano, dominar el bosque quería,
    pero era un valle lo único que salía.
    Yo viajaba por la costanera del tiempo
    como aquel solitario caballero
    que cambiaba de orientación
    para llegar hacia la cumbre del amor.
    Pero veía cómo se interponían
    las diferencias de altura formando morros,
    mientras ese camino en compañía del viento, recorría. 
    Y así seguí con esa hoja delante de mis ojos.  
    No sé en qué momento se convirtió
    en una hermosa obra de arte
    donde mis manos, un deseo traslucían,
    el deseo de seguir soñando cosas
    cargadas de significaciones diferentes,
    con tu recuerdo siempre presente.
    Cuando desperté encontré parte de un poema que versaba:
    “Mi pasión es leerte,

    Abrir tus páginas, olerte, sentirte, 

    Mi pasión es escribir con tinta indefinida,
    con trazos que no alcanzo a describir.

    Mi pasión eres tú”

     Firmado por Karem del grupo Escritores y Letras.

    Autora del poema: Malania Nashki.

    Imagen propia.

  • General

    HOMBRE DE AYER Y DE HOY

    Muchos eran sus recuerdos, pero los menos numerosos habían hecho más flotantes las nociones del tiempo. Evocaba con alegría, hasta hace poco tiempo, todos los momentos preciosos vividos durante su infancia, adolescencia y juventud.
    Los días de lluvia en la escuela primaria, los juegos de mesa, las tareas agregadas, las pinturas en el pizarrón. El estudio en grupo en la escuela secundaria, los encuentros en fines de semana en casa de alguno de sus compañeros (su padre no permitía que vinieran a reunirse a su casa porque trabajaba todo el día y cuando llegaba a su hogar quería descansar). Durante su juventud las salidas con su amada, a festivales de música folklórica y regional, cines y restaurantes.
    Pero hoy día ya no recuerda nada preciso que pueda prolongar el pasado y cambiar de valor al ser que tiene ante sus ojos cuando se mira al espejo.
    Errores y aciertos que escinden una misma vida entre el hombre que fue y su presente.
    ¿Será el Alzhéimer que tocó a su puerta y él lo dejó pasar?

    Imagen: R. E. Ch.

  • Poemas

    ATARDECER EN SANTA HELENA

    Se esconde el sol,
    no hay nada nuevo,
    o sí, es que lo hay,
    cambian los colores del firmamento,
    se matiza el cielo,
    según el estado del sol
    si está triste o contento,
    con el mecer de las nubes
    o con caricias del viento.
    O quizás es mi retina,
    que hace la diferencia
    entre un atardecer y otro,
    o tal vez son pinceladas
    que dan los rayos del astro rey,
    mezclándose entre las nubes
    la atmósfera y el viento.
    Y yo tontamente
    corro, corro y me detengo,
    me paro casi en puntas de pie
    sobre la montaña de tierra roja,
    frente a este espectáculo natural
    y lo observo, lo contemplo.  
    Tomo varias fotografías
    para captar el momento,
    para compartir contigo
    antes que se escape el tiempo.
    Sí, contigo. Es para ti
    que me estás leyendo.
                                                 
  • General

    BUENA RUTINA

     
    A través del tiempo pude darme cuenta que las mejores postales que nos ofrece la naturaleza son efímeras. Además, no se da nunca una igual a otra. Son espectáculos, que quienes los apreciamos, nos sorprendemos de ellos y si no aprovechamos el momento justo, nos lo perdemos para siempre.
    Esto ya lo he dicho en otra ocasión. Pero la de hoy, en mi recorrido de las 7 de la mañana, fue particular porque estuvo presente un fenómeno natural poco visto en esta zona, la neblina. Más de una hora percibiendo aromas diferentes. Cubiertos de rocío el césped, las plantas, las flores y los frutos. El pasto recién cortado, otros altos me llegan hasta los tobillos. La lluvia arrastró tierra suelta que encontró al paso, por cauces de arroyitos inventados por el abundante caudal de agua caída. La tierra no pidió permiso y se depositó en senderos de cemento aptos para las caminatas en el bulevar de la avenida. Hay que esquivar el barro para no resbalar y es ahí donde mis pies aplastan el pasto humedeciendo mis zapatillas grises. La altura mediana de los árboles de ese tramo, ofrecen el perfume de las flores silvestres. Una vez que cambio el rumbo y enfilo mi regreso a casa, otro es el espectáculo. Las guayabas y su alfombra, quedaron atrás, así como las paltas, los mangos, y otras frutas de estación. Ahora tengo que esquivar las espinas de los rosales que sobresalen de las verjas. Muy orondas se mecen al compás del viento perfumando las veredas con sus ramilletes blancos, rosados y lilas. Los que más abundan son los blancos que tienen un aroma inigualable. No son iguales a las rosas que venden en las florerías que parecen de plástico. Estas son nacidas en tierra fértil y se bañan de rocío al alba y al ocaso, o en noches calmas, casi en todas las estaciones del año. Quizás por eso conservan el perfume original a rosas frescas.
    A todo esto, tengo que sumar el canto de los pájaros: mirlos, gorriones, loros, algún extraviado zorzal y el papagayo de mi vecina que me saluda al pasar. Si no lo saludo me silba y se pega una carcajada.  
    Vuelvo a casa renovada después del incomparable espectáculo natural. Una buena rutina.

                                                                                                                                 

    Rosa Roja de N. V. S.