• Poemas

    PÉTALOS

     
     
    En último acorde de un te quiero
    dormitó sobre una nube de topacio.
    Doblegada en el tiempo
    navegó esfumándose en el espacio.
    Qué difícil la vida
    cuando el sentimiento fluye en canto
    y el tiempo en el viento se lo arrebata.
    Perdura un manto de esperanza
    en alas de pétalos escarlata.
    Fotografía gentileza de Rub. E. Ch.
  • General

    Sueño y realidad

    SUEÑO Y REALIDAD
    Mientras dormía, una araña de cuerpo pequeño y largas patas, de color rosa brillante, correteaba por el piso mientras tejía su tela entre sillones, mesas, y cuanto mobiliario encontraba en su camino. Maru, mi diminuta mascota color canela, ojos saltones y orejas erguidas, la perseguía. No supe distinguir si la quería ahuyentar o la invitaba a jugar. Yo la corría para pisarla pero el invertebrado depredador  se divertía zigzagueando. Su agilidad le salvó su  vida.                                 
     El canto del zorzal me despertó. Mis  piernas tomaron prisa sin igual, no debía perder ni un minuto. La ducha tibia ayudó a despejar mi  modorra.  En la cocina las burbujas y el vapor del pico de la cafetera indicaban el punto justo del agua para el café.  El aire corría diferente, se aproximaba el gran momento. El medidor del tiempo señaló la media mañana. Los minutos se acomodaban desplazándose con pereza de viernes, contrapuestos a mi corazón que latía una vez más con entusiasmo. Y recordé aquella hoja, cuando lejos de ti, navegaba por el mar calmo en tempranero paseo por la playa, hoja que dejó su árbol y tomó el  camino naviero hacia el amor, entregándome las caricias que tú me enviabas.  ¿Llegará nuevamente ese  día para regalármelas, para hacerme sentir que vivo todavía? …mi mente también nadaba.
    El tiempo vuela a través del viento,  y el amor atraviesa  distancias. Allí estabas todos los días. Y ahora mientras quizá mi mascota juguetea con la pequeña araña enredándose en su tela,  me aferro a tu cuerpo entrelazando nuestros brazos,  vestidos simplemente con la tibieza de la piel. 

  • General

    CREPÚSCULO EN FLOR

    Algo distinto, eso quería, y el crepúsculo se subió a una goleta. No le bastaron los mares, eligió las nubes y recorrió el mundo.  Vagó por los aires cálidos y fríos, divisó solfataras, prados y ríos, hasta que lo derrumbó el cansancio. Una nube acogedora que en silencio lo observaba le ofreció cobija y cariño y desde allí el crepúsculo meditó varios días. Hastiado y disconforme con su ociosidad, volvió a su mundo. Encontró una nube transparente y la eligió como posada, desde allí podría ver todo lo que lo rodeaba. No muy lejos y en descenso vio un gran árbol cubierto de flores rosa violáceo. Sus despertares eran alegres al verlo tan elegante y perfumado, tanto así que con su aroma atrajo a los pájaros, quienes se resistían a dejarlo. Sus nidos tenían su propio jardín, las flores del lapacho, esas que sin saberlo, embarcaban un destino. El crepúsculo, intuyendo lo que avenía, soltó su voz: -¡No se vayan, yo las quiero! La nube transparente despertó y al unísono lo acompañó:-¡Cuidado!-. El alerta llegó a destiempo. La ráfaga no se apiadó y llena de envidia por tanta belleza se hizo cargo de destruir aquel paisaje esplendoroso. El crepúsculo se durmió, triste y adolorido, impotente, exhausto por sus gritos. Pero los pétalos altruistas descansaron unidos en el suelo, se secaron las lágrimas  provocadas por  la lluvia y alfombraron el camino de la ciudad sin truenos. Atesoraron su sueño y su destino, el de brindar a los lugareños su belleza montesina. Cuando el crepúsculo despertó, sonrió contento al ver adornado y enaltecido su sueño. 
    Imagen: Manu C. R.
  • Poemas

    UN DÍA DIFERENTE

    Diferente hoy
     
    Entre sueños
    voy zallando hacia tu piel
    entre abiares y el andel.
    Un amanecer diferente
    en vuelo de sensaciones pétreas
    registro mi rostro.
    El mundo gira y
    a mi alrededor tu recuerdo.
    Busco tu rastro en mi almohada
    un aroma que perdura
    me devuelve la calma.
    Música lejana
    de fiesta trasnochada
    risas, voces, canto
    se filtran por mi ventana.
    El tic tac del reloj
    me revela el tiempo.
    Hoy, domingo diferente
    ausente el canto
    de gorriones alegres
    gorjeo de palomas y zorzales
    y un postergado  viaje.
    El mundo sigue su ritmo
    en el ruido de automotores
    el círculo no se detiene.
    La presión no perdona.

    Imagen de Free-Photos en Pixabay
  • General

    NUNCA ES TARDE

    Era un hombre de unos cincuenta años.
    Entraba al edificio por una ventana sin orificios
    y sin mirar a nadie ni siquiera al portero,
    subía las escaleras hasta el piso primero.  
    Allí vivía con un gato y un perro, cinco peces y un conejo.
    Muchas veces se escuchaba un zapateo,
    pero nunca se supo si era el hombre
    o el perro, que saltaba con el conejo.
    Decían que tenía una pierna más corta que la otra
    y por eso, usaba zapatos de tacos
    medianamente altos y con bordes de acero.
    Caminaba por las calles
    como un canto desconocido y lento,
    sus proyectos inconclusos nunca tenían acuerdo,
    con una mujer del pasado
    que llevó el mismo nombre del perro.  
    Fueron socios en algún tiempo.
    Nunca fueron amantes,
    aunque las malas lenguas decían
    que una sola vez tuvieron sexo,
    fue cuando engendraron a una niña
    que nació en el invierno.
    La mujer llamada Calíope, era tan pero tan fea
    con ojos de rana y cabellos de cerdo.
    Borrachos en la media noche
    no se sintió lo feo y agrio del cuerpo.
    A veces de sus ojos negros
    brotaban lágrimas como anzuelos.
    Él no perdía las esperanzas
    de escuchar algún “te quiero”.
    Pero si hasta para conquistas ¡era lerdo!.
    Una vez por semana veía a la niña con celo.
    Era muy bella y coqueta, de la madre no sacó ni el pelo.
    Se parecía a su abuelo, ojos grandes color cielo
    y los labios como de nadie, porque eran de terciopelo.
    La madre viajó muy lejos
    en búsqueda de otros sueños
    y dejó a la niña en penumbras
    un día en año nuevo.
    El padre se mudó de casa con el gato,
    el conejo, los cinco peces y el perro.
    Llevó con él a su hija para darle un buen sustento.
    Muy obediente la niña, la vida no la tomó como juego
    y estudiando se graduó, como logro de sus sueños.
    El padre ya jubilado acompañaba sus proyectos.
    Logró ser muy exitosa, aunque tuvo retos a duelo.
    Viajó con su canoso padre, sin sonrisas ni al espejo,
    pero lo que tenía de serio no lo tenía de viejo.
    Un día menos pensado despertó otros sentimientos,
    se dio cuenta que al sonreír era dulce y muy tierno,
    para esa dama que apareció como si fuera un cuento.
    Se enamoraron los dos y al año nació un niño,
    y más que padre era el abuelo,
    pero él orgulloso no hizo caso a los chimentos
    y logró su eterno sueño.
    El hombre llamado Eusebio,
    formó una familia con su esposa Rufina,
    su hija Yanna y su hijo Aniceto.

  • Poemas

    EL DERECHO A LA VIDA

    Hoy quiero hablarte a solas.
    Quiero más que decirte cosas, mostrarme por dentro.
    Sé que tu silencio no necesita de lindas palabras,
    y que a nuestra edad no valen algunos argumentos,
    que sobran ciertas frases y hace falta el ejemplo.
    Por eso me conformo, con que me sientas sincera.
    Claro que yo debiera estar más cerca tuyo,
    y tú más cerca de mí también,
    de vez en cuando al menos
    y sobre todo ahora, en este tiempo.
    Sé que mi sangre  buscaba  un derrotero
    y se me iban los ojos al país de los sueños,
    y que mis manos escribían recuerdos.
    Ahora que en mi alma pusiste algo nuevo,
    algo que me enternece, y que descubriste a tiempo
    .
    Y que sabrás tesoro, que aunque no lo demuestro,
    me preocupan tus pasos y te sigo de lejos
    y aunque mas no sea, con mis pensamientos
    te adoro y te bendigo con mis rezos.
    Si supieras las noches que te pienso y te pienso,
    Te mentiría si te digo que no temo,
    si al no hallar las palabras muchas veces me muerdo
    y me trago las ganas de contarte mis miedos.
    Porque los que amamos somos así.
    Y no quiero decirte que son celos
    Porque no lo son del todo, solo son desvelos.
    Un día me dijiste,  no soy de palo, soy de carne y hueso
    Lo sé, y sé que somos luz y sombra al mismo tiempo
    cuando estamos alegres o cuando nos visita la tristeza.
    Llevamos en nosotros algo así como un fuego.
    ¡Una chispa inigualada, madre de tanto incendio!

    Por ti llevo dentro un manantial sagrado.
    Y es que Dios mismo ha puesto
    en el cántaro tibio,  el agua de la vida,
    un grandioso misterio.

    también me dijiste hace un tiempo,
    no te quedes mirando los defectos,
    no busques al pasado en los rostros ajenos.
    Tienes que preocuparte de ser tú misma ahora
     salí de vos, te invito a que hagas un esfuerzo.
    Larga esos colibríes que hay en tus ojos nuevos.
    Y recorre horizontes,  y si lo prefieres,
    lánzate hasta otros cielos.
    Conoce otros paisajes, si es tuyo el universo,
    llénale de preguntas al mar, al sol y al viento,
    habla con los caminos, te dirán lo que vieron.
    No te apures, que hay tiempo y es cierto,
    es mi experiencia que le gané a la vida,
    mira alrededor nuestro,
    nada se hace de golpe, la dicha es un secreto,
    hacer todas las cosas a su debido tiempo,
    ya vas a ver Pimpollo que hermoso es todo eso,
    tendrás ganas de darte y sé que podrás hacerlo,

    porque de a poco irás sabiendo  que el amor da derechos
    el derecho a la vida,  y a salir de tus adentros.
    Pero el amor, recuérdalo, no es ciego,
    tiene luz en los ojos y te sirve de espejo,
    te toma de la manos y lo sentís adentro,
    entrecierras los ojos y estás tocando el cielo
    .
    Perdóname, me inspiro y me voy lejos,
    ya vez quise mostrarte cómo estás aquí adentro.
    y ahora que ya di y dije lo que siento,
    quisiera regalarte dos cosas:
    un ¡Gracias! por sacarme de mi encierro

    Y miles, miles de ¡Te quiero!

     
     
     
    
     Este poema fue inspirado y contiene algunos versos iguales o parecidos a la obra de Rodolfo Giménez, “PIMPOLLO”. Más conocido por su nombre artístico Argentino Luna, fue un cantante y compositor argentino, representante de la música folclórica argentina. Lo apodaban "El Negro" y "El Gaucho de Madariaga" (1941-2011) (datos: Wikipedia)  
  • Cuentos

    EL PARAGUAS

    Las seis y media de la mañana de un día cualquiera, mientras caminaba frente a una escuela muy grande, pensé en cuánto me enseñaron, cuánto pude aprender y cuánto no. Pero sí, lo necesario como para darme suficientes armas y poder desenvolverme en la vida: me enseñaron a leer y a escribir. Esa es la base fundamental para abrir caminos y trazarlos de la mejor manera. Con los recursos de la lectoescritura, quien no avanza en sus propósitos de mejorar su calidad de vida, es porque le falta algo muy importante: la voluntad -pensé.
    Seguí caminando y miré al cielo para comprobar el color de las nubes. Llevaba un pequeño paraguas por si le daba al tiempo mandarnos más agua. Había llovido toda la semana en horas de la tarde, lo que evitó el riego con agua de red, y eso significa ahorro tanto del elemento esencial como el del tiempo. Pero las nubes se mostraban grises, muy claras. Entre ellas estaba la luna perezosa que no se quería retirar, y pícara pensaba en ver al sol. También, una estrella adornando el horizonte. ¡Una estrella al amanecer!  Y se me ocurrió pensar bajo qué estrella había nacido. Eso, no lo investigué nunca. Tampoco en la escuela me enseñaron sus nombres.
    Volví a pensar, ¿bajo qué estrella nací? ¿Habrá sido SIRIO, la que me vio nacer? Es la estrella más brillante de la constelación Canis Major o Perro Mayor. ¿Por qué se llamará SIRIO si la estrella es femenina y le habían dado un nombre masculino? O bajo la estrella Canopus, de Carina (La quilla). O de Rigil Kentaurus de la constelación Centauro. O habrá sido Arturo de la constelación Bootes o El Boyero. Y otra vez la misma pregunta ¿Arturo? Es nombre masculino ¿por qué se llama así? Y siguen en la lista Vega, de Lyra, Capella de Auriga o El Cochero y tantas otras, miles de estrellas no conocidas por sus nombres. Para estudiar los de todas, seguramente me llevaría mucho tiempo, quizás una vida. Mis neuronas ya no dan para eso.  
    Continué caminando por la vereda de una calle, que semejaba una galería larga de una escuela pública, la que albergaba a casi mil niños en dos turnos, mañana y tarde. Bajo algunos árboles frutales podría haber juntado bolsas de frutas: mangos, guayabas, pindó y cocos. Pero el objetivo no era ese sino caminar, solamente caminar. Algunas frutas caían picoteadas por los pájaros. Eso me alegraba, al menos no morirían de hambre. Próximamente, en otoño, comerán paltas o aguacates y mburucuyá o maracuyá, mamones o papayas, (según la zona, un nombre u otro), naranjas y mandarinas. Y quizás muchas otras frutas que esta prodigiosa tierra produce.
    Mi caminata casi llegaba a su fin, cuando finas gotas de agua me obligaron a abrir hasta ese momento mi pasivo acompañante, el paraguas.

    Imagen de adamtepl en Pixabay 

  • General

    LA VIDA

    Ha parado de llover y los pájaros trinan desde el amanecer. Sienten la felicidad de un nuevo día que les permite volar bajo el sol, bajo las celestes nubes, o reconstruir sus nidos que han caído con la tormenta. El lapacho tendrá compañía y eso le alegra, tanto que  floreció  antes de tiempo, para que en verano sus hojas broten a granel y den sombra a los polluelos. Hoy muestra al mundo su esplendor. Su ciclo de vida continúa. ¿A cuántos habrá derribado la tormenta? ¿Cuántos fueron convertidos en astillas para el fuego destinados a calentar hogares?
  • Poemas

    OLAS DE SILENCIO

    Sentada en cualquier lugar

    navegan mis pensamientos

    te buscan, por camino incierto

    me cuentan, lo que le cuentas.

    Dormida sobre mi lecho

    mi corazón resuena, no duerme

    mi mente también navega

    como si fuera un duende.

    Si tus palabras me faltan

    dejando vacía mi alma

    vibra sonoro en mi sueño

    el deseo de tu beso en llama.

    Entre todas, una nube azul

    que deja escapar los rayos

    de un tímido sol madrugador

    me hace recordar tu encanto.

    Escucho… olas de silencio

    el canto que va contra el viento

    rocas que apilan suspiros

    y que erosionan al tiempo.

    Si el invierno y el verano

    eclosionaran un momento

    las estaciones del año

    serían nuestro sustento.

    Sustento de amor eterno

    de pasión y de ternura

    en la selva o en el mar

    con besos en curvaturas.

    Las que recorren tu cuerpo

    las que gobiernan tu albura

    las que me hacen estremecer

    sin dar paso a la cordura.

    Fotografía: Roxana Sotelo

  • General

    TORTUGA Y COLIBRÍ

    Muchas veces, sin proponértelo, llegas a una página no poco interesante y descubres cosas que quizás son conocidas por algunos y no por otros.

    Cada persona tiene su animal de poder, o espíritu guardián, como decía Don Juan Matus (Carlos Castañeda): “Siempre llevarás contigo un espíritu, tu otro yo”, el que ha adoptado distintos nombres en las distintas culturas, siendo el de Animal de Poder el que considero más adecuado, ya que incluye las capacidades del animal específico.
      Queda para seguir investigando si realmente son así como los vemos o sólo son energías representativas, que nuestra mente aún primitiva necesita representar simbólicamente.

    Una frase de San Francisco de Asís:

    “No herir a nuestros humildes hermanos (los animales) es nuestro primer deber hacia ellos, pero detenerse aquí no es suficiente. Nosotros tenemos una misión más elevada -serles de servicio a ellos siempre que lo requieran. Si un hombre excluye a cualquiera de las criaturas de Dios del resguardo de la compasión, ese hombre actuará igualmente con sus compañeros humanos.”

    EL COLIBRÍ

    Se dice que Colibrí nos trae mensajes especiales. Nos trae amor como ninguna otra medicina puede hacerlo, y su presencia trae alegría al observador.

    Busca la dulzura de la vida.

    Su larga lengua le permite pasar por alto la capa exterior, a menudo dura y amarga, y encontrar los tesoros escondidos debajo.

    El que tiene medicina de Colibrí:

    No pierde tiempo mirando atrás y deseando “lo que fue”, pues le interesa aprovechar “lo que es”. Nunca podría volverse adicto a algún estimulante artificial, pues encuentra alegría en su propio corazón.  Le da mucho placer esparcir alegría, amor y belleza a todos los que lo rodean, y tiene el don de llevar esa alegría interna hacia espacios nuevos y diferentes. Tiene el talento de encontrar lo bueno en la gente, y no se detiene ante un exterior áspero o abrupto, pues sabe que, si pudiera llegar más allá de esa dura capa externa, encontraría bondad y belleza dentro.

    LA TORTUGA

    Cuando siente peligro o se siente incómoda e insegura, se mete en su caparazón y se protege.

    La medicina de Tortuga incluye una conexión con el centro, la destreza de navegar, la paciencia, los límites propios, asociación con lo femenino,  el respeto hacia los límites de los demás, el desarrollo de nuevas ideas, la protección psíquica de uno mismo, la confianza en sí mismo, la tenacidad, la defensa sin violencia.

    Tanto Colibrí como Tortuga, se sienten libres, esa es la coincidencia. Pero ambos pueden tener una atracción inmensa y espléndida, siempre que el Colibrí pueda traspasar la dura caparazón de la tortuga.

    Dijo la Tortuga llamada Geisha: Un Colibrí, llamado Emperador, me buscó y logró sacarme de la nube gris en la que yo vivía adormecida por el frío de mi corazón. Gracias a él pude volver a poner los pies en la tierra sin tantos miedos, sobre todo el miedo al amor. Y pude volver a sentir el perfume de las flores.

    Por eso es que amo tanto a Colibrí.