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NOCHE Y DÍA

 
En reflexiones, vuelos y sueños,
invaden ondas horizontales al caer la noche.
Cunde la admiración cuando nace la libertad,
la misma que derriba barreras y genera un encuentro,
la que columbra un augusto y excitante navegar,
por el interior de cálidos ríos, entre el monte sereno
la admiración por  la cultura,  que se manifiesta en cada gesto,
respetuoso  y delicado del varonil visitante,
esa que nace en la mirada y corre hasta las yemas,
en halagos que seducen.
Los sentidos lo reclaman
al momento en que se aleja,
cuando la constancia hacia  su trabajo,
provoca  ausencias prolongadas,
incertidumbres que son espectros,
esos que alucinan y generan  tristeza o  locura,
cuando  en el escenario no tiene lugar el amor,
ingrediente que hace tan feliz al ser humano. 
Imagen: Javier A. T.

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